NUEVO CURSO
En el pensamiento que busca fundamento en el marxismo es relevante distinguir de manera conceptual entre conductas delictivas y política punitiva
Esta diferenciación distingue y separa al desarrollo desde la aplicación del método marxista, de los enfoques simplistas y positivistas acerca del orden social y descarta su carácter supuestamente consensual.
En ese sentido, resulta pertinente señalar que al diferenciar lo que se entiende por conductas delictivas de lo que implica la noción de política penal, lo que se consigue es que no se confundan uno con otro y se advierta más claramente el objetivo de la política penal que es proteger el orden social capitalista imperante y facilitar orgánicamente su reproducción.
Cuando hablamos de política penal nos estamos refiriendo al conjunto de herramientas gestadas desde el Estado que conforman una tecnología política de gobierno que no depende necesariamente de las instituciones y las formas jurídicas que conforman el Derecho Penal, eso hace que se habiliten gestiones en sí mismas delictivas que ganan licitud por el solo hecho de emanar de esa estructura de poder lo que habla también de la arbitrariedad de ellas –
En La Ideología Alemana, Marx aclara que la concepción de delito está relacionada con la idea según la cual el derecho se basa en un consenso general de voluntades objetivado en la forma jurídica siendo este presupuesto el que carece de realidad.
Por lo dicho, no puede verse en el delito, a la acción humana que supone simplemente la infracción del derecho y de la ley El delito, debe ser visto en sentido inverso, es decir, como la lucha del individuo aislado contra las condiciones predominantes impresas del orden social dominante , por lo que tampoco brota del libre arbitrio, sino de las condiciones materiales de producción de ese orden y sus contradicciones .
Así las cosas y extendiendo el razonamiento, si el “contrato social” o el “orden social” es producto de la voluntad libre y razonada de los seres humanos, solo una irracionalidad o una patología puede atacarlo. De esto deriva la concepción del delincuente como un enemigo social, categoría en la que son también colocados, sugestivamente, aquellos que militan políticamente contra el orden social
La Política penal es un instrumento del poder con capacidad tanto de castigar como de crear delitos Las violaciones de la ley son, en general, consecuencia de causas económicas que escapan al control del legislador pero, como lo demuestra la aplicación de la ley sobre delincuentes juveniles, en cierto grado depende de la sociedad oficial que determinadas violaciones de sus normas sean calificadas de delitos o simplemente transgresiones. Esta diferencia de nomenclatura lejos de ser indiferente, decide el destino de miles de hombres y determina el clima moral de la sociedad. La ley puede no solo castigar delitos sino también inventarlos