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Nuevo Curso

UN ORDEN SOCIAL INJUSTO Y SUS CONSECUENCIAS DE BARBARIE NO PUEDE ADMITIR DEFENSA ALGUNA.

NUEVO CURSO

La vida no vale nada si no es para perecer
Porque otros puedan tener lo que uno disfruta y ama
La vida no vale nada si yo me quedo sentado
Después que he visto y soñado que en todas partes me llaman

La vida no vale nada cuando otros se están matando
Y yo sigo aquí cantando, cual si no pasara nada
La vida no vale nada si escucho un grito mortal
Y no es capaz de tocar mi corazón que se apaga

La vida no vale nada si ignoro que el asesino
Cogió por otro camino y prepara otra celada
La vida no vale nada si se sorprende otro hermano
Cuando supe de antemano lo que se le preparaba
La vida no vale nada si cuatro caen por minuto
Y, al final, por el abuso se decide la jornada

La vida no vale nada si tengo que posponer
Otro minuto de ser y morirme en una cama
La vida no vale nada si en fin lo que me rodea
No puedo cambiar cual fuera lo que tengo y que me ampara
Y por eso para mí

La vida no vale nada si ignoro que el asesino
Cogió por otro camino y prepara otra celada
La vida no vale nada si se sorprende otro hermano
Cuando supe de antemano lo que se le preparaba
La vida no vale nada si cuatro caen por minuto
Y, al final, por el abuso se decide la jornada

La vida no vale nada si tengo que posponer
Otro minuto de ser y morirme en una cama
La vida no vale nada si en fin lo que me rodea
No puedo cambiar cual fuera lo que tengo y que me ampara
Y por eso para mí
La vida no vale nada

Pablo Milanés

Un policía de civil mató el domingo por la noche a un motochorro dice un texto periodístico. Aclara inmediatamente que lo hizo porque aquel que intentó robarle la moto en la que viajaba junto a su novia en el partido de Moreno. Finalmente concluye: Debido a que le disparó por la espalda, el efectivo fue detenido. Un segundo delincuente se dio a la fuga.

A primera lectura de la información se observa un sesgo clasista, estigmatizador y formador de opinión en el lector. No se informa de la muerte de una persona y sus circunstancias, sino del deceso de UN MOTOCHORRO, como si con el empleo de esa categoría se pudiera eludir lo elemental. Evitar decir que se ha perdido una vida humana. Se remata la acción política del texto pretendidamente periodístico pretendiendo dar a la acción legitimación social.

  En ese sentido se dice que “El sargento dijo que abrió fuego porque le apuntaron con un arma y tuvo miedo por su novia y por su vida; el fiscal mantuvo la imputación de homicidio agravado, pero decidió que siga el proceso en libertad.”

 Ni lerda ni perezosa, la misma operadora política que dejó borrosa presencia en el sur de nuestro país, en ocasión del asesinato de Rafel Nahuel y la desaparición seguida de muerte de Santiago Maldonado afirmó que “La Policía debe tener el respaldo necesario para poder cumplir su rol: cuidar a la ciudadanía”, (P Bullrich exministra de Seguridad del macrismo en su cuenta de Twitter)

 El ejecutor de los disparos a los que hacemos referencia, declaró este martes ante el fiscal de la causa afirmando haberlo hecho en defensa propia y recuperó la libertad, por vía de un trámite excarcela torio, aunque seguirá siendo investigado por «homicidio agravado», informaron fuentes judiciales.

En todos los casos se trata de eludir, escamotear, poner en la trastienda el dato elemental de que por lo sucedido murió un joven y que eso sucedió a cambio de evitar que se apoderara de una motocicleta.

La eximente Legítima Defensa (.  art. 34 inc. 6 del CP), es una causal de justificación de la acción desarrollada por una persona. Es decir, es una razón por la cual se justifica lo que se hace u omite aun cuando haya causado un daño. Esta determinante de la ley penal tiene un doble fundamento. En el primer caso el derecho hace eje en aspecto individual, centrado en contemplar la necesidad primaria que tiene toda persona de defenderse de una agresión ILEGITIMA de otro. Es decir, se apela al reconocimiento del instinto natural de sobrevivencia de todo ser humano.

Sin embargo, si se repara que a agresión que pudiera sufrir una persona, la ley le agrega un adjetivo, ILEGITIMA, se advierte que no toda defensa esta justificada, solo aquella que se opone frente a otra acción no permitida por la ley. En definitiva, el agredido debe probar que quién le agredió, lo hacia a la vez, no legitimado por la ley. Ambos factores exigen determinación y es precisamente otro órgano del poder burgués, quien define si existieron o no ambos extremos. 

Este último extremo hace, por ejemplo, que se justifique que una persona sea agredida por miembros de las agencias represivas del Estado, quienes en desempeño de sus “tareas” podrían agredirle sin mayor reparo o si lo hubiere el reparo solo se les puede mentar una vez consumada la agresión si es que se accede a instancias donde poder dar denuncia de ello.

Fuera de esto, la norma jurídica penal que justifica y exime de contenido penal a la acción desenvuelta en ejercicio de defensa legítima frente a una agresión ilegítima, tiene un segundo fundamento aparente, que la doctrina jurídica ubica con un rasgo “social”, basado en la idea de que quien actúa en legítima defensa lo hace también de protección, resguardo y defensa del propio ordenamiento social y jurídico vigente que se vería alterado por la opción de otro individuo de actuar un comportamiento prohibitivo.

En el tema que motiva esta nota de opinión la cuestión relativa a qué bien se vio amenazado por la acción del joven que luego falleciera por disparos de arma de fuego desarrollados por un policía de civil, alguno de ellos con penetración en la espalda y cuando se retiraba del lugar, no es otro que la propiedad privada o la posesión de una cosa, de la que había comenzado a ser desplazado el miembro de una fuerza de civil , actuando en un espacio de tiempo y lugar que no remitía a sus funciones habituales, ni vestía uniforme policial.

Deteniéndonos en este punto, corresponde la pregunta ¿son equivalentes la posesión de una motocicleta y la vida de una persona?, y es allí donde queremos detenernos ya que esta nota no pretende ser una explicación de dogmática penal.

Sucede que la penetración ideológica en el plano cultural de las ideas relativas al uso de la dialéctica delito-castigo penal, y la repetición machacona de la situación de “inseguridad” , lleva a los miembros de una sociedad capitalista en crisis como lo es esta en la que existimos, a considerar que esos objetos donde se alienan y a los cuales rinden culto fetichismo , por los que dan gran parte de sus esfuerzos cotidianos , se equiparan en el plano simbólico de sus representaciones a la vida misma.

Otro tanto ocurre con la insistencia del “hasta cuándo”, desde todas las herramientas culturales, aludiendo a la saturación de vínculos sociales transitorios en donde unos avanzan sobre las esferas jurídicas individuales de otros. Ese “hasta cuando” corre de la escena al poder burgués en sí mismo, al Estado y deliberadamente habilita a que los individuos en la sociedad civil, no busquen la mediación directa de la institucionalidad, decidiendo acudir a su particular visión de lo que merece o no ser defendido, en este caso arma en mano.

La cuestión se hace más evidente en referencia a la actuación no uniformada y fuera de servicio funcional del sujeto activo de los disparos y su disponibilidad autorizada de un arma de fuego. Nótese que hay una extensión en el uso del objeto que porta, ya que ese elemento se le entrega y puede ser empleado en tanto sujeto en tareas y no en un momento de su vida convivencial en la sociedad. Dicho de otro modo, el sujeto tiene un arma en tanto es policía, luego su portación y empleo opera en circunstancia de desempeño de sus tareas y no cuando transporta en una motocicleta fuera de horario de trabajo a su mujer.

La referencia sirve también para toda una serie de grupos políticos que militan en favor de la autodefensa y festejan cuando vecinos de un lugar atacan una vivienda alegando que se afecta el inmueble a la venta de estupefacientes. Deberían advertir que, con esas evitativas, y su propaganda solo alientan a ubicar a los trabajadores en otro avisaje de la ley que es la condición de imputado de un delito, en tanto en general no existen las defensas legítimas colectivas de los bienes, y además la agresión contenida en la autodefensa puede ser leída como ilegítima.

Lo cierto es que, la reiteración expresiva de situaciones donde los miembros de las agencias de seguridad se proyectan como sujetos de un pretendido deseo colectivo de los sectores medios, que avalan esos haceres , como una suerte de intervención necesaria,  a los que se suman las bendiciones de la política burguesa en campaña electoral , se intensifican, agregándose como variante del gatillo fácil que endémicamente se expande en los centros urbanos, complementándose con los enfrentamiento de grupos en las barriadas , consentidos, tolerados y auspiciados como efectos necesarios de las empresas delictivas montadas por las PYMES policiales en la reproducción de esa particular circulación de mercancías, conforma un escenario absolutamente perjudicial para los intereses objetivos de la clase trabajadora, que se ve amenazada por cualquiera de esas circunstancias, todas enmarcadas en un genocidio por goteo

Se alarman aquellos que solo miden la existencia en clave electoralista y en la matemática elementan del voto más o voto menos, por los discursos de un competidor electoral y alertan en referencia a las prácticas anticipatorias del fascismo. Tanto se le ha dado la esencia al discurso y su desarrollo que se ha olvidado ir a lo real y concreto, que no es otra cosa que la sangre de jóvenes desplazados de toda posible vida digna, regando las barriadas de obreros y desocupados. Es ese escenario, no anticipatorio, sino actual el que impone advertir que cuando se habla de crisis del capitalismo y signos de agonía de su orden social se esta aludiendo a esto y no a las estadísticas de desarrollo de fuerzas productivas.

Solo una respuesta aparece en ese mismo escenario, no porque venga desde fuera, sino porque esta tendencialmente en él mismo: cambiar las relaciones sociales de producción, alterar la prevalencia de los objetos sobre los hombres, superar la alienación que nos impone la producción social de mercancías. Es decir, dos objetivos ineludibles, Poder obrero y Socialismo.