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Nuevo Curso

EL ROSTRO REAL Y LAS CONSECUENCIAS OBJETIVAS DE LA PREMISA “A la izquierda la pared”

NUEVO CURSO

El 15 de agosto de 2014, estando aún en el ejercicio del poder ejecutivo de la República burguesa, Cristina Fernández, produjo un discurso público a través del cual lanzó críticas a diferentes sectores de la economía local y global.
Siendo verificado con el tiempo y por su formato, un discurso más de los que haya pronunciado, sin embargo, la ocasión sirvió para fijar un concepto militante, que finalmente hizo carne en sus seguidores y puso en la deriva a las organizaciones que reclamaban actuación auto referenciándose como “izquierda” por fuera del peronismo K en ese contexto histórico.


Es así que la entonces presidenta, retomó una vieja frase que solía repetir su fallecido esposo, Néstor Kirchner. «A los que quieren correrme por izquierda, les digo que a mi izquierda está la pared». …. Es la primera vez que me hago cargo de lo que digo, y también, fundamentalmente dirigirme, ya que el canto, compañeros, de los trabajadores, de los sindicatos, también aquellos que, con pretendidas .posiciones ultras, nos quieren correr por izquierda y luego provocan situaciones que se tornan inmanejables y terminan perjudicando a todos los trabajadores”. “No me van a escuchar decir discursos con olor a naftalina, discursos de la izquierda, la derecha, ¿qué izquierda ni derecha? Además, para los que me quieran correr por izquierda, les notifico que, a mi izquierda, ¿saben qué hay? La pared nada más, viste. A mí que no me vengan a correr por ahí», continuó la mandataria.


Ha corrido mucha agua, y el desarrollo dialéctico de las ideas más temprano que tarde dan cuenta de su concreción material y real, o de lo inverso, esto es, de su desmentida en el plano específico de los hechos. A la izquierda la pared, termina siendo la confesión de impotencia frente al capital y sus sujetos, la burguesía, expresiones que se ligan orgánicamente a una situación puntual, la explotación y la opresión, todo lo cual se verifica por la simple acción de dejar hablar a quien todos los que se dicen progresistas ubican como su líder o, mejor dicho, su “jefa”
De esta manera, la premisa “ a la izquierda la pared”, que puede ser leída en sentido abierto o algebraico como una fórmula para dar posicionamiento espacial o histórico a planteos ideológicos , retomando a las ubicaciones de los partidos que generaron la revolución burguesa en Francia, en 1789, se ha desenvuelto dialécticamente en el tiempo para sintetizarse en la simple defensa del orden social capitalista, al que acude para presentarlo a históricamente como el único posible, precisamente cuando el mismo da signos más que evidente de su agotamiento como tal y acude a la barbarie para prolongar su reproducción.
Ahora bien, tanto fue a la fuente el cántaro lleno de la idea de “a la izquierda la pared”, exhibido y vociferado por nuevos y jóvenes dedos en V , tanto pibe para la liberación, junto a canosos , teñidas y maduras testigos de otro tiempo, con memoria frágil, que fueron las propias organizaciones políticas que se presentaban y presentan como “izquierda”, ( hay que recordar que la conferencia fue dispuesta para que el Gobierno en labios de su presidenta, anunciara que promovería en la Justicia -que tenía entre los miembros de la Corte Suprema a algunos ministros que en la actualidad tilda de mafiosos- la aplicación de la ley antiterrorista contra la imprenta Donnelley por «alteración del orden económico y financiero» dejando a más de 400 trabajadores en la calle) las que asimilaron con más justeza la premisa presidencial y ataron su carro al tren de esas políticas del poder burgués a la espera de cumplimiento impreciso , de que finalmente el potencial militante de ese populismo drenara por fracaso a sus arcas .


De esta forma el tiempo evidencia que aquella izquierda ninguneada por el discurso presidencial termino absorbida por el esquema “a la izquierda la pared”, y en gran parte cooptada por la funcionalidad orgánica al poder burgués que muchos nucleamientos de desocupados, subocupados y las diversas variantes de la llamada población sobrante tienen con el poder real y su dependencia estructural con las políticas de asistencia social que genera el Estado.
A este alineamiento real , que bloquea la posibilidad de desarrollo de un discurso clasista autónomo de los explotados y oprimidos , encorsetándolo en un estéril reformismo parlamentario , se le suma el efecto menos esperado por quienes niegan el movimiento y creen en que los fenómenos sociales son estáticos y mecánicamente desenvueltos: “la presencia electoral del discurso de “las derechas” , reivindicativo del capital, la dominación burguesa, la reproducción de la explotación, la vigencia de la ley del valor y la sociedad culturalmente expresiva y reproductiva de la opresión.”


Frente a esa presencia de expansión del discurso capitalista, con el que concuerdan todas las organizaciones ubicadas “a la derecha” , LA PARED ENTERA y los pretendidos izquierdistas, progresistas, populistas o como quiera fueran llamados , se postran y agitan el fetiche del temor, alimentan el discurso del miedo y piden a los trabajadores que se queden con ellos “para hacer el aguante”, todo casi como el Dr. Frankenstein al ver a su criatura.
Lo que queda por hacer, tomando como punto de partid objetivo, el interés específico de la clase trabajadora contra toda explotación y opresión , en ningún caso debe ser “el aguante” en la medida en que esto significa permanecer en lo mismo que gestó aquello que hoy hay que “aguantar». Frente al resultado de “a la izquierda la pared” luce arrinconada quien hizo uso de esa figura retórica, y quienes le dieron seguimiento de una u otra manera. En este punto específico es donde se produce el contradictorio, esto es, es este el momento donde se impone de manera imprescindible la negación de lo dado y su superación por un nuevo curso militante y programático que implica necesariamente dar vigencia al programa socialista a través de la militancia revolucionaria para la construcción del Poder Obrero y la abolición de la república burguesa.
La instancia de desarrollo del proceso electoral al que acude el poder burgués debe ser asumida desde esta perspectiva, utilizando ese espacio para la denuncia del carácter de clase que tiene el Estado, negar su neutralidad, llamando a construir desde la vanguardia obrera y los instrumentos políticos organizativos que esta se diera, el programa socialista.