Novedades
{"ticker_effect":"slide-v","autoplay":"true","speed":3000,"font_style":"normal"}

Nuevo Curso

EL USO DE LA MENTIRA EN LA CONSTRUCCIÓN DE LA VERDAD BURGUESA. LA GESTIÓN POLITICA DEL INTERES BURGUES DEJA VER SU CRISIS.

NUEVO CURSO

Organícense, porque necesitaremos de toda nuestra fuerza».

Los distintos centros de formación de opinión, los periodistas que se dicen especialistas,  las redes sociales y quienes desembozadamente trabajan mercenariamente en ellas, resultan centros caóticos de información que pese a su diversidad coinciden en el factor común de insinuar y constatar una disputa abierta al interior de la clase dominante aparentemente dominada  por la selección del personal político que ha de gestionar sus intereses en un nuevo segmento de nuestras vidas, pero que más profundamente desnuda el agotamiento de un orden social en una suerte de todos contra todos con tal de reproducir el capital y licuar en dinero el plusvalor apropiado .

Todos ellos, es decir, todos los que se ocupan de ese específico hacer montado en clave de circo electoral, tienen sin embargo un factor común movilizarte para la clase dominante en sí. Todos lo hacen con ánimo de contribuir al intento de comprensión de las directrices que trazan en nuestro tiempo hacia explotados y oprimidos buscando la indiferencia de la vanguardia de la clase obrera, como primer momento básico de ese proceso de formación de consciencia.

En ese contexto, si hay que dar una palabra que denote este proceso y sus objetivos, habrá que recostarse sobre la idea de “indiferencia”, como estadio de la lucha en lo que el enemigo de clase busca la apatía de la clase trabajadora neutralizándola como oponente en la lucha por el poder. En ese sentido, la propaganda hacia la vanguardia obrera no puede más que recordar y reproducir un lema nacido en la lucha en otros tiempos históricos: “organícense, porque necesitaremos de toda nuestra fuerza”

En este punto debe recordarse que Antonio Gramsci en un particular momento de la historia de lucha de clases en Italia supo señalar en términos generales que “La indiferencia es el peso muerto de la historia. La indiferencia opera potentemente en la historia. Opera pasivamente, pero opera. Es la fatalidad; aquello con que no se puede contar. Tuerce programas, y arruina los planes mejor concebidos. Es la materia bruta desbaratadora de la inteligencia. Lo que sucede, el mal que se abate sobre todos, acontece porque la masa de los hombres abdica de su voluntad, permite la promulgación de leyes, que sólo la revuelta podrá derogar; consiente el acceso al poder de hombres, que sólo un amotinamiento conseguirá luego derrocar. La masa ignora por despreocupación; y entonces parece cosa de la fatalidad que todo y a todos atropella: al que consiente, lo mismo que al que disiente, al que sabía, lo mismo que al que no sabía, al activo, lo mismo que al indiferente. Algunos lloriquean piadosamente, otros blasfeman obscenamente, pero nadie o muy pocos se preguntan: ¿si hubiera tratado de hacer valer mi voluntad, habría pasado lo que ha pasado? “Antonio Gramsci 11 de febrero de 1917

Desde igual perspectiva, Bertol Brech en Cinco dificultades para decir la verdad (1932) supo decir que

 “Se necesita valor para decir la verdad sobre sí mismo. Sobre nosotros mismos; los vencidos. Muchos que son perseguidos, pierden la facultad de reconocer los propios defectos. La persecución parece la más grave injusticia; los perseguidores, ya que persiguen, son los malvados; ellos, los perseguidos, son perseguidos por su bondad. Pero esta bondad fue golpeada, vencida, esposada; luego era bondad débil, defectuosa, insostenible, que no importaba, porque no es lícito admitir como propia de la bondad, la debilidad, como se admite que la lluvia moja. Decir que los buenos fueron vencidos no por buenos, sino por débiles, requiere valor.

La verdad no puede escribirse sino en lucha contra la mentira, en tanto esta última representa no otra cosa que su negación, ni tampoco puede expresarse de modo genérico, etéreo, ambiguo. A tal especie, esto es, genérica, elevada, ambigua, pertenece exactamente, la mentira. Hablar de alguien que dijo la verdad, implica que antes algunos, muchos o uno solo dijeron algo distinto, una mentira o cuestiones genéricas; él en cambio dijo la verdad, esto es, algo práctico, concreto, irrefutable, precisamente lo que se necesitaba.

Poco valor se necesita en cambio para lamentarse, en general de la maldad del mundo, del triunfo de la brutalidad y para sacudir la amenaza que flota sobre el espíritu, cuando se vive en una parte del mundo en que eso aún se permite. Muchos se comportan entonces como si estuvieran bajo el tiro de los cañones, cuando apenas están bajo la vista de los largavistas.

Van gritando sus vagas reivindicaciones en el mundo amigo de la gente inocua; demandan, genéricamente la justicia, pero nunca hicieron nada por tenerla y piden genéricamente la libertad, la de obtener parte de aquel botín antes largamente repartido con ellos. Encuentran verdadero sólo aquello que les suena bien. Si la verdad tiene que ver con cifras, con hechos, si es cuestión árida, cuyo hallazgo exige pena y estudio, entonces no les corresponde, nada tiene que los embriague. Sólo exteriormente se comportan como los que dicen la verdad. El mal que sufren es no conocer la verdad.”

Más allá de esto, el espectáculo montado en torno a las PASO representa un denodado esfuerzo de colocar el circo electoral en la agenda de los trabajadores, buscando deslizarlos al rol de ciudadanos que les adjudica la república burguesa y con eso neutralizar la disputa de clases frente a elementos objetivos de la realidad productiva que ponen a los que viven de su esfuerzo frente a un embate del capital.

Con  la exacerbada difusión de  disputas Inter burguesas  en la que cada político del elenco admitido por la burguesía se afana por adquirir centralidad a lo que cueste, se alienta un cuadro de situación que pretende mostrar personajes en una obra montada para escena que ocultan en la trastienda y por fuera de este escenario artificialmente montado, que no se perciba  la significativa apropiación de valor que está desarrollándose  por la pérdida de la incidencia del salario, por sus bajos montos en la formación del costo de las mercancías  y la incidencia de la depreciación de la moneda, con secuela inflacionaria.

Las medidas de gobierno actual, avanzan en la gestión  de los intereses burgueses en general pero con carácter puramente coyuntural a la espera de que la cuestión del poder formal se dirima por vía electoral razón por la cual se producen las disputas y el fenómeno que tenemos en observación Los capitalistas y sus defensores tratan por todos los medios de ocultar el alcance real de la concentración de la riqueza a los ojos de la clase trabajadora y el carácter esencialmente internacional del mismo, en tanto de hacerlo se advertiría la incapacidad que tiene el poder burgués local para superar la crisis general del orden capitalista en su estadio superior imperialista.

A través de las diversas etapas del capitalismo, en las distintas fases de los ciclos coyunturales, a través de todos los regímenes políticos, a través de los períodos de paz tanto como de los períodos de conflictos armados que hoy avanzan sobre los trabajadores del mundo , el proceso de concentración de todas las grandes fortunas en un número de manos cada vez menor ha seguido adelante y continuará  arrastrando ahora , tras de sí a las clases medias,- como lo advierte apocalípticamente la Dra. Carrió-  ocultando intencionalmente que son los monopolistas quienes obtienen  provechos sin precedentes .

En definitiva, parte de la tarea militante de agitación y propaganda de ideas, que es propia del momento actual del desarrollo de la lucha de clases, es la denuncia de las miserias culturales que expone el orden capitalista y su sujeto de poder, la burguesía. Lo que sucede en el terreno de las apariencias en estos días es una muestra de los modos que utiliza el burgués para dar razón de sus andanzas y la vez una expresión de como estos actos de superestructura, pierden cada vez más, su valor a los ojos del burgués mismo. De ahí la dificultad creciente que experimenta para representar al hombre, y para llegar a él. De ahí los esfuerzos tan torpes, sin embargo, para volver a hallar una situación de dominación opresiva, por consenso de los oprimidos. Las tareas de agitación y propaganda exigen intervenir también en este sentido antropológico de la lucha emancipatoria de la clase trabajadora. La palabra revolución, con sus significantes, debe ponerse en labios de la vanguardia de la clase trabajadora. Hablar de revolución debe significar también, señalar el agobio frente a este orden de cosas deshumanizante de la barbarie capitalista en curso.  La idea de revolución, como herramienta necesaria de formación y construcción del poder obrero, debe ser asociada a lo expuesto y expresar repulsa pura y simple opuesta por el espíritu a un mundo que indigna a los trabajadores