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Nuevo Curso

JUJUY . ¿Otra vez el derecho? ¿Otra vez el Estado? LA VIOLENCIA DE LA CLASE DOMINANTE .

NUEVO CURSO

El “asombro” por las televisadas y despiadadas prácticas represivas desenvueltas por el Estado provincial Jujuy y descargadas sobre luchadores que habían ganado el espacio público por sus demandas sectoriales, en búsqueda de permitir que adquiera validez la nueva constitución provincial reformada, ha permitido múltiples expresiones en favor o en repudio formal de lo hecho desde el poder burgués.

En ese contexto apuntamos a que se advierta de los sucesos en curso como una expresión de la crisis profunda de la institucionalidad burguesa en nuestra sociedad, que se ha venido tratando de ocultar por vía de la farsa electoral en curso, donde la pretendida renovación de autoridades y la supuesta redefinición de la representación política en el régimen de democracia indirecta vigente.

Se trata de describir una limitación del discurso que nace de la necesidad de ubicar el problema en el sistema, siendo que el sistema vive de la conservación de todas las bajezas y no es más que la bajeza del poder.
El derecho es un producto de la historia. Esto significa entender por evidencia fáctica que el derrotero contingente de las condiciones sociales y el estadio de la lucha de clases permiten explicar “el ser en sí” de la norma y ese es nuestro punto de apoyo.
No vamos a buscar un principio inmutable constitutivo de la condición humana, para entender el SER de una ley como la que nos convoca. Lo que pretendemos transmitir es la invitación a profundizar, en el momento histórico en que nos encontramos, las tendencias que se perfilan en la superestructura cultural y los determinantes objetivos que emergen de la base productiva, haciendo reflejo en las acciones de los grupos sociales que nacen y se reproducen dentro de ese marco material.
La búsqueda hay que hacerla desde el interior del discurso, sacando a la luz los propósitos que lo inspiran y la lógica legislativa a la que responde, que nos remite, en todos los casos, a la cuestión del rol del Estado, en la medida en que la eficacia de un Sistema Jurídico se concentra en el hecho político por el cual un gobierno consigue ser obedecido.
La eficacia es un hecho empíricamente comprobable, por el cual los ciudadanos ajustan su conducta a lo establecido en la norma, y admiten, en caso contrario, que los órganos del Estado apliquen las sanciones previstas para tal hipótesis. CUANDO LA LEY ES EFICIENTE SE CONSOLIDA LA HEGEMONÍA DE CLASE, lo que significa que la dirección del proceso social continúa en manos de la clase social que se vale del poder estatal. La ley concreta la hegemonía y la hegemonía implica dirigir. Y DIRIGIR, es EJERCER EL PODER, es HACER y conservar esa facultad.

El Derecho y el Estado deben ser analizados, en términos de dominación social. La forma jurídica en sí, contiene una «lógica», una estructura, que no es sino la forma «normativa» de las exigencias de la reproducción ampliada del capital

Una vez que el capital se ha apoderado de nuestra sociedad en tanto su ordenamiento social se constituye como orden global, ese modelo de existencia en la que estamos contenidos desde el lugar de trabajador, no puede reproducirse sin reproducir el capital. Y para que esto suceda, son necesarias tres cosas: que circulen mercancías, que los obreros vendan su fuerza de trabajo como mercancía y que el estado promueva e incluso «ponga» las condiciones para la circulación-reproducción ampliada del capital. Estos tres fenómenos forman el fondo, el fundamento necesario del derecho

    Dicho, en otros términos, el sistema jurídico vigente en nuestra sociedad, cualquiera fuera la forma específica que asuma, tiene en sí, una función de catalizador y, a la vez, de marco dentro del cual se despliegan la totalidad de las relaciones sociales. Esto significa que no tiene entidad solamente en tanto herramienta o mero aparato al servicio de la dominación de clase.

 Por el contrario, hay en la sociedad capitalista de nuestro siglo, con marcado carácter, la mutua interinfluencia e interpenetración de los planos jurídico, político y económico, con condicionamiento recíproco 

Esto es relevante, porque descarta la pretensión  de observar  y comprender al sistema jurídico únicamente como un instrumento accesorio a disposición para su utilización por la clase dominante cuando se trata de  neutralizar y contener los conflictos que se dan en el seno del orden social y que necesariamente lo desgarran en la medida que visto esto con exclusividad haría girar a la práctica militante en torno a la idea del Estado como esfera de reconciliación de los antagonismos sociales y aceptar que  la dimensión de los conflictos sociales existe  entre una sociedad civil caótica e informe y un Estado ordenador y racional. Es decir, el Estado como hipóstasis de lo social, como ente separado y autónomo con respecto a las relaciones sociales que está llamado a dominar.

Las normas constitucionales son una conquista de las revoluciones burguesas contra el orden feudal, y fluyen, en contenido y forma, directamente de un sistema basado en la producción de mercancías. las garantías constitucionales puedan ayudar a la clase obrera a vencer en su lucha contra la burguesía.

En términos generales, cuando académicos, abogados y políticos hablan sobre la constitución o los derechos constitucionales, tienden a referirse a ideas y conceptos liberales ampliamente definidos como equidad, igualdad y justicia defendidos por mecanismos legales conocidos como garantías todos ellos diseñados sobre la premisa del dominio en la sociedad de la libertad negativa, es decir aquella que ubica la capacidad de hacer o no hacer de una persona individual o colectivo siempre y cuando no lesione la libertad de otro. El constitucionalismo y el Estado de Derecho se nos presentan hoy: como un control sobre el poder ejecutivo del Estado y como un defensor de los derechos del individuo.

Asimismo, una Constitución implica un conjunto de reglas que han adquirido validez, por haber sido sancionadas siguiendo el procedimiento que fija la asamblea constituyente.

Esa estructura normativa hace que, a pesar de las apariencias, el poder estatal no se mantiene neutral sobre la sociedad Marx en El Manifiesto Comunista dice que:» El gobierno del Estado moderno no es más que una junta que administra los negocios comunes de toda la clase burguesa.»

 El Estado bajo el capitalismo es la herramienta más refinada y perfeccionada para la clase dominante. Está atado por mil hilos a los intereses capitalistas. La notoria puerta giratoria entre las empresas y el gobierno garantiza que los ministros y los funcionarios públicos se deslicen fácilmente entre las oficinas gubernamentales reguladoras y las empresas que supuestamente deben regular. Las grandes empresas utilizan las amenazas y los sobornos para obligar a los gobiernos a actuar en interés de la burguesía. Los tribunales, las prisiones, la policía y el ejército se utilizan para defender los derechos de propiedad privada de los ricos, mientras que se ignoran los derechos de los pobres a la vivienda y a la alimentación.

   Si tenemos presente lo señalado, podremos advertir que lo lo que deja ver el conflicto social desarrollado en Jujuy es la condición constitutiva y no accesoria de la norma jurídica para la conformación de la relación capital trabajo, y su aporte sustantivo en el desenvolvimiento de la reproducción social del capital.

 La propia burguesía a través de quienes gestionan sus intereses ha dejado claro que la continuidad de la dominación capitalista debe hacerse a partir de la refundación del Estado, con otros paradigmas que faciliten la extracción de plusvalía y la apropiación de la renta de la tierra.

  Si se tiene presente lo señalado se podrá advertir que la generación del conflicto social y su autónomo desenvolvimiento en los hechos, no puede ser vista exclusivamente como un cuestionamiento al régimen de Morales, en tanto éste solo gestiona los intereses de la burguesía local y sus asociaciones con el capital financiero y extractivista internacional.

 Estamos en presencia de una crisis que abarca a quienes mandan y también a los oprimidos que en primer orden cuestiona el régimen de representación política en tanto son los representantes políticos recientemente electos quienes mayoritariamente sancionaron un nuevo orden constitucional y ese texto legal resulta cuestionado en los hechos por la propia población.

    Sin embargo en el espacio político de los oprimidos la presencia prevalente de las estructuras burocráticas de las organizaciones sociales cooptadas por un sector del poder burgués ligado al peronismo , sus hoy asociados referenciados en el esquema parlamentarista del partido obrero y sus satélites , al que se le añade coyunturalmente el PTS con sus diputados  , dando cuenta que en ningún caso un voto en elecciones significa la apropiación consciente del votante de un programa socialista y de poder obrero, significan la posibilidad de rebasar con libertad emancipatoria a la clases dominante y sus aparatos de poder. Todo este activismo tributa con creces su error táctico de desmerecer la herramienta del frente único y oscilar hacia posiciones de orden reformista.

     En los días subsiguientes, los episodios de lucha de clases darán cuenta de este impasse entre los antagonistas y marcará si efectivamente la situación abre un nuevo curso del conflicto y la proyección hacia la apertura de una etapa revolucionaria.

Tales crisis presentan grandes problemas para la clase dominante porque el Estado y las normas constitucionales que lo rodean están deliberadamente mistificados. La democracia parlamentaria y el Estado de Derecho son tratados como ideas inmutables.

         Cuando se desarrollan episodios como los que ocurren en el norte argentino, sobre la estructura del propio Estado burgués, lo que sucede es que se genera el riesgo de superación de este contexto ideológico de dominación de clase – Es por eso que la burguesía de conjunto desde el acude de una u otra manera a sostener la gestión de gobierno de Morales, reforzando el discurso de mano dura e identificación del sujeto peligroso en quienes ocupan las calles con su reclamo.

Se nos ha dicho y repetido desde diversos lugares que el Estado funciona como un punto neurálgico en la materialización constante de las estrategias de la burguesía en orden a la reproducción de las relaciones sociales capitalistas, Sin embargo, nos resta darnos cuenta que precisamente por eso además de instrumento político por excelencia, en las manos de la clase dominante, es en sí mismo, la concreción por su forma, del nivel real de las relaciones entre las clases. incluyendo a la esfera productiva.


             La «complejidad de las actividades teóricas y prácticas de la clase dominante no solo justifican y mantienen su dominación, sino que le permiten ganar el consenso activo de aquellos que son gobernados». Por eso, es tarea primaria e ineludibles para los tribunos del pueblo y de los intereses objetivos de la clase trabajadora , enseñar (para no ser esclavos del hipotético atajo del resultado electoral a futuro), que el Estado juega un papel central tanto en la producción y reproducción de medidas represivas –visibles u ocultas y en la interpretación Ideológica de esos fenómenos de violencia descargada sobre las personas , como también en la formulación de discursos, estrategias y técnicas de poder, como lo pueden ser las practicas comunicacionales mediáticas, de modo de presentar un préstamo para pagar gastos con condición de reducción de políticas de inclusión social, como una “buena noticia para todos”.

La sola acción militante, por vía de las manifestaciones callejeras genera una falsa visión en tanto por su manipulación mediática organizada desde el Estado, solo permite a quienes se movilizan conformar un micro mundo autorreferencial, que oculta la falta de asistencia de aquellos que continúan su vida cotidiana como si más y emergen en la vía electoral con un voto diverso del esperado al que luego hay que pasar a explicar.

Esto no significa descartar la presencia del activo en las calles por su propio efecto multiplicador, pero si la demanda social y política tiene por referente a un sujeto político ya constituido y en manos de los operadores del enemigo de clase sin diferenciación alguna, lo hecho apunta a una transformación gradual a partir de luchas que son «interiorizadas» en el Estado, siendo ese factor, el que conduce necesariamente al reformismo.

La condensación material del actual nivel de la lucha de clases, no puede ser llevada desde el polo de los intereses de los trabajadores, a un embellecimiento del rol del Estado, sino única y exclusivamente hacia la concientización de su destrucción.

   Si el Estado es un sujeto sobre el que se puede influir y necesitar para la implementación de” políticas” en satisfacción de los requerimientos de los sectores explotados y oprimidos, su exhibición con esos perfiles, no deja otra conclusión que la tarea es presionar y no luchar por su abolición.
Estamos hablando de un Estado de clase atravesado por los intereses tácticos y estratégicos de la burguesía.

El camino con sus necesarias idas y venidas, necesita orientar la modificación de la
relación de fuerzas en la lucha de clases a favor de la clase trabajadora en tanto vanguardia de los demás sectores oprimidos , la creación de las condiciones para un hegemonía con base en esos intereses ligada a la preparación para la confrontación con las estrategias de clase inscriptas materialmente en el Estado y con la materialidad de las agencias represivas , depositarias de la violencia propia de ese misma estructura institucional.

El FIT-U parte de un razonamiento que omite tener presente lo señalado. Desde su lógica, la bronca y las luchas en curso deberían concluir en un supuesto voto a sus candidatos. La experiencia de las masas con sus diputados y legisladores provinciales ha mostrado que su intervención no ha significado un avance en la conciencia de los explotados o un nuevo punto “para fortalecer la lucha” sino todo lo contrario. El FIT-U es un obstáculo para la unidad en las luchas, un obstáculo para politizar a las masas y, por todo esto, un obstáculo para la independencia política de la clase obrera.

El peligro evidente es que estas luchas terminen siendo derrotadas por su aislamiento o queden diluidas en nuevas expectativas en futuros candidatos, lo que la burguesía ya comienza a planificar con montañas de dinero y propaganda. La única posibilidad que estas luchas e incipiente rechazo político se transformen en conciencia revolucionaria y se desarrolle como una referencia para el país, es si logra entroncar con la dirección política revolucionaria. La situación está mostrando un terreno favorable para las ideas revolucionarias y la organización del poder obrero y socialista.