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UN BOTON PARA LA MUESTRA

El grupo SOCIALISMO REVOLUCIONARIO (en un proceso de debate y acción política común con la Corriente Social y Política MARABUNTA), decidió difundir un texto bajo el título : EL ABSTENCIONISMO Y EL VOTO EN BLANCO NO SON UNA ALTERNATIVA-

Si bien la dimensión del grupo,- medida en términos de su capacidad de intervención política y no por su número de adherentes-, según lo describen implícitamente en el texto  es “de modesta militancia” ( lo que no le impide posicionarse negando una situación objetiva, en arrebato de omnipotencia, de donde habría que inquirir por donde pasa “la modestia”) no habilitaría a emitir una opinión sobre el texto que difunden , lo cierto es que en esta ocasión ese grupo y ha de presumirse que aquel al que dicen  adherir: ”Marabunta” ( estos sí que por su nombre no aluden a la modestia) toman relevancia por ser significativos de una actitud política, que hace daño y entorpece el proceso de lucha consciente de la vanguardia trabajadora que lucha por propagandizar y agitar el programa socialista revolucionario en la clase trabajadora en sí, para que esta acumule la potencia subjetiva para lograr el necesario pasaje a su construcción como sujeto de la revolución socialista, en clase para sí, generando organismos de poder obrero.

Esos comportamientos como los que denuncia el documento sobre el que emitimos opinión, no son nuevos. Reconocen su génesis en la adaptación de la militancia al régimen legal y la normatividad vigente al amparo de las ilusiones democráticas formales, que se impuso al proceso de lucha contra la dictadura cívico-militar genocida, desde la clase trabajadora y las organizaciones en defensa de libertades democráticas que nuclearon militancia alrededor de las víctimas de esa forma de Estado y esas prácticas que adoptó la burguesía en el poder.

Esta inscripto en la opción cultural que subyace en estos grupos y en el documento en sí, la “opción” por la reproducción simbólica del orden jurídico-político que impone la burguesía a través de su Estado y por extensión , el siempre necesario salvataje de la forma de gobierno representativa y de democracia indirecta, “ donde el pueblo no delibera ni gobierna sino a través de sus representantes” aún a sabiendas que ese elenco de eventuales representantes presentados en falsa opción a la clase trabajadora, no las representa en sus intereses objetivos y concretos.

Por lo demás, la intervención confrontativa hacia quienes hayan de optar por desobedecer a la convocatoria electoral o impugnarla en sus fundamentos, desde los más variados argumentos , hoy solo concentrados en una acción-pasiva de negación , solo puede ser entendida como una manera de contribuir al mantenimiento forzado de lo dado, es decir, a la continuidad del régimen burgués, no permitiendo por vía de señalar al “otro” diferente, pero perteneciente de conjunto a la clase trabajadora , con un “NO SON UNA ALTERNATIVA”-

La pregunta entonces sería ¿Creen los “socialistas revolucionarios y quienes integran una “marabunta” que realmente su documento plante una alternativa por la cual sea justificado ideológica y tácticamente ir a votar? Lo primero que viene a la mente por razones de forma sería pedirle a Marabunta, que mute su denominación por Rebaño, para que resulte más acorde a sus planteos concretos.

En segundo orden, el documento tampoco dice porque sería una “alternativa” votar al FITU, como es su propuesta. De manera estilísticamente correcta, pero evidenciando cual es el derrotero de asimilación del grupo a los posicionamientos ideológicos del régimen en sus variantes de corte reformistas y no sabemos si su adherente lo comparte así, se dice

 “Más allá de nuestro respeto a quienes desde corrientes políticas diversas llaman al «voto bronca», nos parece una opción, en la actual coyuntura, equivocada, especialmente cuando existe una posibilidad de voto positivo a la izquierda”

El documento remite a una “posibilidad de voto positivo a la izquierda”- No explica cuál sería el aspecto positivo y si realmente los trabajadores que han hecho consciente su condición de clase, avanzan en esa construcción y la proyectan a sus compañeros de existencia por vía de invitarlos a votar a Solano o Bregman. Por vía de convocarlos a confiar en Bodart, Pollo Sobrero “civilizado con pelo corto y un adiós a las tinturas” que hablan sin mencionar el programa socialista, y cuando “usan” la palabra la resignifican de modo socialdemócrata como si Bernstein hubiera corporizado su espectro y amanecido junto a KARL KAUTSKY por nuestras tierras.

  La propaganda política da cuenta que el documento no concurre a construir conocimiento y certeza con sus dichos, toda vez que los tributarios del “voto positivo” hace ya tiempo que han abandonado a la clase trabajadora en sí, para construir un parlamentarismo reformista de segunda internacional, baqueteado y mal trazado por los amoríos de uno de sus grupos con el ala k del aparato político en el poder burgués y por el desplazamiento al piqueterismo oportunista de otro. Por eso, su campaña es solo fotos, imágenes y reivindicaciones de programa mínimo.

   Los socialista y revolucionarios, firmantes no nos dicen entonces porque eso que nuestra experiencia sensible advierte sin mayores aditamentos ideológicos, es una “alternativa positiva”. Solo se alude a que dentro de esa construcción cooperativa electoral que significa el FITU, existen militantes honestos de la clase trabajadora. Debemos recordarles a los compañeros, que ese argumento trillado en el tiempo, fue usado por el Morenismo para ponerse bajo la bandera del general Perón y el Movimiento Nacional Justicialista, con resultados por todos conocidos. Es decir, el documento exhibe un argumento de marcado corte oportunista, y se constituye en un obstáculo más para la necesaria construcción cultural que impone el pasaje de clase en sí a “para sí”, sin la cual no es ni siquiera pensable la transformación revolucionaria del orden social capitalista.

Sin embargo, lo mayormente preocupante son las maniobras discursivas que el texto implementa en su objetivo oportunista. Por eso no debe tomarse como un gesto de corrección política lo escrito sino como un alineamiento liso y llano con las propuestas del régimen burgués de este grupo y sus asimilables. Nótese que el grupo firmante no solo llama a votar al FITU, además -y esto es lo preocupante-, de manera omnipotente, desarrolla orgánicamente, un aspecto de toda cultura opresiva de la que se hace portavoz, en la medida que se constituye discursivamente como la única opción y niega alternativas y si estas se dan las trata de impugnar porque el otro implica adversidad a su “ser”. Por eso más allá de que se hable “de nuestro respeto a quienes desde corrientes políticas diversas llaman al «voto bronca”, esa expresión deviene en una impostura.

El respeto se pierde inmediatamente a esa frase puramente retórica que nos antecede, en tanto se afirma:

   la tendencia actual está preñada de desinterés político, que combina un rechazo general al régimen actual, con reclamos de «mano dura».

El propio crecimiento relativo de Milei y de sus consignas «contra la casta política» tiene por base ese negacionismo individualista a cualquier participación, que también se expresa en el NO VOTO.

  Nótese la maniobra lingüística en el giro que toma el discurso “respetuoso” del grupo firmante y eventualmente su adherente, al tratar de asimilar una tendencia objetiva al no voto, voto en blanco o voto nulo a un silogismo mal planteado. De esta forma la opción que se busca combatir implica “negacionismo individualista”, asimilación de la posición como próxima a Milei con construcción ideológica en el discurso de “mano dura” yacente en la población.

Entonces tenemos ante nuestros ojos un documento que es funcional al régimen por cuanto llama a votar, luego que se acepta acríticamente con ese acto, el proceso electoral, llama al alineamiento con el ala “izquierda del régimen parlamentario de democracia indirecta y representativa” y se ubica a quienes no lo hacen como el “otro” enemigo a vencer en las filas de Milei y el discurso de mano dura.

Rara manera de impugnar a los que no votan, asociándolos con una opción de voto por “derecha” y un posicionamiento concreto con relación a la política criminal del Estado. Desde un planteo lógico habrá que avisar a los firmantes que si NO VOTO, nunca puedo sostener a MILEI, que precisamente no hace otra cosa que pedir el voto.

Es claro que, en la división del trabajo ideológico por la reproducción del orden capitalista existente, el grupo firmante del documento y su adherente, han aceptados gustosos la parte relativa a la impugnación del que No Vota y con eso expresa de manera conductual que no quiere lo dado, condición necesaria en todo sujeto para plantearse tareas individuales y colectivas de transformación, de lo que no se quiere.

El grupo que da cuenta de sus reducidas fuerzas. “modestas fuerzas” militantes, sin embargo, se plantea una tarea ciclópea: Convencer al 40 por ciento promedio, según cifras que el mismo documenta indica, que “esta equivocado”, que “no se han dado cuenta que existe el FITU, que, si bien se pelean en una PASO, renegando de todas sus iniciales criticas fundacionales a ese sistema de selección de candidatos, son “la única opción válida”, porque dentro de ese aparato electoral sigue habiendo trabajadores.

El NO VOTO al FITU en particular, es una realidad objetiva que se deja ver de los números que usa el documento. El propósito del texto es parar esa tendencia concreta. Los modestos en fuerza, pero “socialistas y revolucionarios”, se han dado ese objetivo haciendo una declaración escrita.

La pregunta se impone. ¿Cuál es la mejor manera de charlar y conversar para el presente y futuro con los trabajadores que aún continúan en el cuerpo agonizante del FITU, cuyas señales de enfermedad terminal lucen a la vista, indicadas incluso por ellos mismos? Palmeo sus espaldas, les digo que soy un compañero más, aunque con diferencia, los invito a que vayamos juntos a la escuela a votar con sonrisa y rescatando la vigencia democrática, que debe hacer correcciones, o le muestro que “no sigo más en esa farsa”, que no voy a votar, o que anulo el voto, o voto en blanco porque denuncio la maniobra de dominación implícita en el proceso electoral al que nos convoca el poder burgués.

¿Cuál es el piso para empezar a conversar, militar, hacer acciones en común con los compañeros? La foto de Solano, la de Bregman, la de Manuela, ¿o la acción firme y condensada en una negativa cultural que deje el mensaje del “no va más”? Los firmantes han optado oportunistamente, reproduciendo comportamientos históricamente agotados, por dar una palmadita al trabajador y ofrecerle un abrazo para ir juntos a votar sabiendo que los electos mañana darán las ordenes para que sus balas les arranquen los ojos en una manifestación de protesta y solo podrán ver a los personajes del FITU haciendo una declaración de repudio, con igual significado que un ladrido de perro a la luna.

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