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Nuevo Curso

LA REVOLUCION TIENE SUJETO. Entre la angustia y la vergüenza, luchan en el factor humano ,la barbarie capitalista y el programa socialista.

Ahora que la burguesía y el imperialismo se ocupan tendencialmente para llevar a cabo las mayores embestidas contra la clase obrera con un nivel de destrucción de sus condiciones de vida y de trabajo correspondiente a las dimensiones de la gigantesca crisis capitalista, el grado de conciencia y organización del proletariado se sitúa en niveles bajos

El ya avanzado desmantelamiento ideológico, político y organizativo de las principales organizaciones que proclaman en plano de apariencia una tradición ideológica enraizada en discurso marxista es significativo.

Estas organizaciones cuyos ejemplos más significativos han sido Izquierda Unida, SYRIZA, Podemos y Sumar, en nuestro país FITU y otros grupos derivados y satelitales, incluyendo también a las izquierdas independentistas institucionales, pretendían ofrecer “soluciones” sin confrontar con el Estado, ni con el capitalismo, ni con sus estructuras políticas, culturales y militares: las Naciones Unidas – citando sus tratados-, la OTAN, la OMS, la UNESCO, UNISEF, etc.

Todo esto da cuenta de una emergencia en ese plano. Es un punto crítico de inflexión del que hay que dar cuenta y que debe ser abordado y no negado, a pesar de que cuanto podamos expresar no sea sino un simple mensaje en una botella arrojada al mar de la clase trabajadora en sí.

 Dicho, en otros términos. Se trata de momentos en los que el espíritu que supo haber animado un movimiento de la clase trabajadora, ya no puede avanzar. Sus paradigmas de superficie expresado desde las usinas del Estalinismo, el reformismo y otros ismos, se exhiben agotados y vacíos de sentido para la mayoría de los nuevos trabajadores incorporados a la producción y a la clase en sí.

Estalinismo, reformismo socialdemócrata, populismos, son discursos que no le permiten a los jóvenes asalariados o puestos artificialmente en el cuentapropismo, enfrentar nuevos obstáculos, emergentes incluso de los cambios tecnológicos y métodos de producción industrial y comercialización a gran o pequeña escala de mercancías.

Sin embargo, en la medida en que las incidencias emergentes de la estructura capitalista sigan dando signos de vigencia de sus contradicciones fundamentales y en particular de la actualidad de la ley del valor-trabajo, el presupuesto de su necesaria superación dialéctica sigue siendo imperativo.

La burguesía de todo pelaje, sigue gritando a los vientos la vigencia, vitalidad del orden social capitalista que la colocó en situación hegemónica. Es a partir de esa misma declamación de la ultraactividad de ese modo de producción que, por carácter transitivo la crítica de ese orden social sigue vigente y nos desafía para la producción de herramientas que reconstruyan la necesaria tarea militante de producción y generación de consciencia del programa socialista por la clase trabajadora.

La economía es actualmente el problema de los problemas. Sus efectos devastadores inoculados por la depredación de la moneda, el impuesto inflacionario, la perdida de poder adquisitivo del salario real y las prestaciones insuficientes de los servicios públicos esenciales, desvelan a la clase trabajadora ocupada y en mayor grado a quienes no consiguen ubicarse en esa situación dentro de la producción formal de mercancías.

No obstante, y pese a que lo elemental es ir a buscar en los fríos datos estadísticos las razones de nuestros pesares, tal como lo hace quien ve quebrada su salud con los estudios médicos que se le prescriben , hay otra manera de acercarnos al fenómeno aglomerado de penurias que transitamos, aquella que no busca contarle al trabajador lo que ya conoce por sí mismo, sino brindar una perspectiva desde otros aspectos de la existencia que por la propia alienación y explotación que padecemos no alcanzamos a conocer con suficiencia.

En ese sentido, lejos de la letanía de reiterar una y otra vez, los trastornos sociales con recetas de programa economicista mínimo , buscando mejorar lo inmejorable, lo que queda planteado es explicar lo diverso de lo dado , es decir la posibilidad  del programa socialista, explicando la necesidad de construcción de una nueva sociedad,  el abandono del individualismo, en búsqueda constante de la construcción del poder político obrero , para poder entrelazar al nuevo hombre en desenvolvimiento, con lazos sociales fraternales e igualitarios .

La tarea no es tirarle un hueso al perro famélico y devorador de cuanto encuentra en el que se simboliza el capitalismo en crisis con propuestas de programa mínimo sin horizonte revolucionario , sino exhibir a la consideración de los explotados y oprimidos el imperativo categórico de la demolición prioritaria del orden burgués capitalista y su sustitución por una nueva sociedad , generada desde nuevas relaciones sociales productivas, excluyentes de la explotación contenida en la relación capital trabajo.

En vano acudir a una cámara de televisión, para enrostrarle al burgués que es un burgués, cuando omito plantear la abolición del sistema de relaciones productivas que hacen nacer a ese burgués despreciable. En vano decirle al burgués que está equivocado, como si este tuviera posibilidades de modificar el pretendido equívoco y posicionarse como sujeto político de un mejoramiento de la existencia. Ese rumbo, de confrontación aparente y juego abstracto de palabras vacías de realidad, es la matriz del vaciamiento ideológico al que viene sometida la joven clase trabajadora, que pide a gritos, frente a la barbarie capitalista, su superación.

El programa socialista, la construcción de poder obrero por organismos de democracia directa, son los ejes que deben centrar y dirigir la actividad militante. Lo contrario es más de lo mismo, justo cuando “lo mismo” va tomando el rostro de la miseria extendida y la barbarie.

El ser o no ser, para nosotros trabajadores-trabajadoras del tiempo salvaje que nos toca compartir es la voluntad o la servidumbre. No hay, sino que escoger. Salimos de la nada entramos nuevamente en el dominio de la voluntad y el deseo o nos sumergimos sin denuedo en el abismo de existir sin saber cómo y para qué. Construimos una nueva sociedad donde la vida vuelve a tener sentido con prepotencia de trabajo militante, a fuerza de voluntad, lucides y amor fraternal a la condición humana o sucumbimos al individualismo pragmático y la tenaz competencia del hombre lobo del hombre que es lo único que hoy puede darnos el orden capitalista.

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