“Las bayonetas sirven para muchas cosas, menos para sentarse en ellas.”

NUEVO CURSO

La frase con la que titulamos este texto, se la dijo Charles-Maurice de Talleyrand-Périgord, más conocido como Talleyrand a Napoleón cuando este comentaba sus dificultades para controlar España.  El sentido está claro y viene a cuento para nuestra realidad con referencia a las escenificaciones de la Ministra Bullrich y su protocolo televisado , esa misma televisación que dejó ver como esas fuerza represivas en el mes de agosto generaron el fallecimiento de Facundo Molares con una rodilla de un empleado policial sobre su cuello : no es la exhibición amenazante del poder represivo de las agencias de seguridad lo que garantiza la gestión política  . La fuerza sirve para conquistar cuerpos, no corazones.

La crisis del capital y las agudas contradicciones entre la propiedad y la fuerza de trabajo determina que la burguesía haya tomado la iniciativa política que despliega de manera consciente y en un solo bloque desde el comienzo del proceso electoral fraudulento. Dentro del personal político que ha seleccionado Milei es la cabeza visible de la gestión de sus negocios y sus intereses.

 Ocurre y ocurrió, que un sector directamente ligado a los agronegocios y el capital financiero   advirtió que la consumación del primer tramo de ese objetivo , ya con Milei en el poder formal, requiere que de manera presurosa que este le imponga a las masas de trabajadores una dura ofensiva aprovechando las circunstancias derivadas de que esta fue llevada por los dirigentes de sus organizaciones de masas a la vía electoral dejándola indefensa ante esta posibilidad que ahora toma cuerpo.

Sin embargo, ese dato objetivo no debe ser exacerbado con carácter derrotista para la inveterada búsqueda de atajos que propone el oportunismo de corte reformista, en primer lugar porque es ese sector de los que se dicen dirigente el que favoreció esta particular instancia de la lucha de clases y hoy demora las tareas organizativas necesarias para intervenir de manera específica y concreta en el conflicto social abierto.

Visto el fenómeno desde la perspectiva del poder burgués en estos días es constatable que, el personal político electo cree que se puede imponer con amenazas y con decretos, a lo que agrega de modo sistemático y calculado las provocaciones publicitarias esperando una reacción espasmódica para la que se siente en condiciones de neutralizar.

Ciertamente un sector de la burguesía se orienta en ese sentido para imponer un fuerte ajuste y retroceso a las masas, arrancándoles sus condiciones materiales de existencia que existen en razón de luchas históricas de la clase trabajadora. Busca, aplastar aún más el poder adquisitivo de quienes no son propietarios y solo cuentan con su capacidad de trabajo para ofrecerla en el mercado laboral , avanzado en la precarización laboral, para luego de doblegarnos imponernos el estatuto de la nueva y profunda servidumbre que se deja ver en el programa esbozado en la llamada ley ómnibus y el DNU.

Este perfil que el poder burgués constituye en la lucha de clases no es originario ,sino que es un redoble de apuesta sobre el esquema incompleto que se trazó en la dictadura y perduró en sus rasgos esenciales en las gestiones de Alfonsín, Menem, el pacto de Olivos y sus resultantes en las operaciones del Kirchnerismo, Macri el tándem protagonizado por los Fernández y en último término por Sergio Massa.

Lo particular del caso es que el poder burgués obra bajo formas democráticas que fueron resaltadas como instancias superadoras por todo el progresismo durante las últimas cuatro décadas y más. Son las oportunas ilusiones democráticas desbarrancadas por la realidad las que dejan ver su rostro perverso. Contabilizando del dato histórico que, bajo formas democráticas lograron los mayores avances contra los trabajadores y obstaculizado con gran peso el proceso revolucionario emancipatorio que estos están llamados a protagonizar. Sin embargo, estas formas de proceder con manos limpias de republicanos democráticos ya no alcanzan y es por eso que se ven obligados a forzar interpretaciones de las formas jurídicas o a propiciar su derogación en tanto dialécticamente esas mismas estructuras legales se constituyen en un obstáculo a superar en su objetivo estratégico.

La gestión política que encabeza Milei y todo el personal político de la burguesía creyó que habiendo ganado las elecciones con 56% de los votos estaban habilitados para imponer sus políticas por decreto y que contaría o compraría los votos que necesita en el Congreso para que ratifiquen sus medidas. Y que si no lo conseguía podría encontrar la forma de pasarlo por encima. En esa perspectiva es funcionalmente orgánico todo el equipo de intelectuales orgánicos disfrazados de jueces que se abroquela en torno a sus privilegios dispuesto a entregar la suerte del pueblo trabajador a cambio de su permanencia como grupo medioeval enquistado en el capitalismo vernáculo. El escenario de pertrechos y armas ideológicas se completa con los inestimables aportes de los grupos empresarios que gestionan el poder de los medios de comunicación.  A todo esto y de manera fundamental se agregan por la base los ingentes recursos de los grandes capitalistas nacionales y extranjeros presionando sobre sus empleados revestidos como diputados y senadores.

No obstante, todo cuanto exhibe ese espacio, también transita por el afán de dar una apariencia de fortaleza que busca ocultar la debilidad que le provoca las significativas trabas que tiene el capital mismo para reproducirse en las condiciones críticas de la estructura productiva atrasada y dependiente que se generan en Argentina dentro del concierto mundial del capitalismo en período de guerras, crisis y convulsiones. Dicho de otra forma, el régimen de conjunto está atravesando una profunda crisis y ninguna de las fracciones que componen la burguesía prevalece definitivamente en la pugna interna

Son las cámaras empresarias más poderosas. Las que tienen Urgencia y Necesidades, y lo propuesto no trasciende de viejos anhelos de clase que tienen décadas de desarrollo pero que hasta hoy no han podido tomar cuerpo por colisionar con otras estructuras jurídicas , que han sobrevivido a todas las legislaturas , por lo que tienen premura de tomar provecho de la situación y  pretenden derogarlas todas juntas en un solo acto.

Uno de los objetivos más importantes de  esa ingeniería jurídica forzada e ideológicamente contradictoria con la propia ley superior que da fundamento a toda la institucionalidad del Estado es el entramado de leyes laborales que el peronismo en su momento histórico ofreció a la clase trabajadora para apoyarse sobre ella en su otrora gestión política, constituyéndola en “su columna vertebral “.

Hoy la burguesía toma debida cuenta que hasta los propios historiadores progres hacen referencia a otros relatos del peronismo y dan por fenecido en plano discursivo aquel relato, por lo que avanzan para finalizar la faena y dar la estocada en el plano de la realidad, dejando a la clase trabajadora aún fiel a ese relato con las manos vacías y huérfana del otrora “primer trabajador”.

El avance por las formas jurídicas pretende dejar a la clase trabajadora sin legalidad en la determinación de convocar a la huelga  en amplios sectores de la sociedad civil y la producción , es decir, busca amputar la capacidad de lucha de docentes, transportistas, aduaneros y personal de la Salud, imponiendo  un cumplimiento mínimo del 75%, limitando las medidas de acción sindical. Eso implica un error de construcción en el que no debemos caer los trabajadores porque implica poner el carro delante de los caballos. Las leyes son abstracciones, declaraciones que requieren de realidad concreta para ganar el ser. Esto significa que la ilegalidad de algo que se considera contrario a las normas, exige la concreción de ese algo y la declaración por el poder judicial de que esa situación se ajusta a una norma por vía de su incumplimiento. Es decir, implica acudir a la sanción como elemento necesario e ineludible para que la norma tenga vida. Es por el incumplimiento que la norma existe y no por su acatamiento, porque de ocurrir esto último, la norma carecería de sentido frente al hacer concreto de aquellos a los que va dirigida.  Dicho de otra manera, tiene que existir el robo para que se consagre en los hechos el derecho de propiedad, como valor superior que exige reparación social por el Estado.

De tal forma, y usando el sentido histórico del conocimiento, el propio derecho a huelga, no existe en el orden natural, para ser tal debió ser declarado como tal por una norma, esto implica que fue necesaria una lucha, muchas huelgas, muchas muertes por represión en las filas obreras para que se le declarase. De la misma forma nos corresponde actuar hoy. No se defiende y se gana en los hechos el derecho a que se respete la voluntad colectiva de cesar en tareas, no parando y confiando en los legisladores, ese resultado solo se logra, según lo exhiben los datos de la experiencia histórica , con la lucha misma, y el retiro de la fuerza de trabajo de los lugares de producción y los servicios conexos.  

El trabajador sabe claramente que no existen servicios esenciales y superfluos, porque si así lo fueran los burgueses no pagarían salarios. Todo trabajo es esencial por el valor que crea o por la colaboración que presta para que ese valor tome cuerpo. Las calificaciones sobre lo que el trabajo es en sí, sus divisiones en esenciales y no esenciales son artilugios ideológicos de los intelectuales orgánicos volcados como herramientas represivas sobre los trabajadores en el escenario de la lucha de clases y por ende deben ser rechazados e impugnados de forma que no penetre en la conciencia de cada trabajador en sí.

Por lo demás la importancia trascendental que confiesa la burguesía para ciertas áreas de trabajo o de servicios no hace otra cosa que significar y dejar bien a las claras que lo trascendente en el orden social es el trabajo humano y quienes lo protagonizan están llamados por esa misma esencialidad a gobernar la sociedad eliminando el parasitismo burgués que solo implica en las condiciones históricas en que existimos, hambre, miseria y barbarie.

Los trabajadores debemos comprender y la propaganda militante debe centrarse en ese aspecto y no en el leguleyo y constitucionalista , sencillamente porque los abogados son efectores del orden burgués , que no hay lugar para el maniqueísmo de la ley y su fetichización , como si una ley pudiera ser el dique de contención de la lucha de clases como una ley física lo es en el ámbito del desenvolvimiento de los hechos de la naturaleza  Si así se lo pretende, se esta negando en un solo plano la historia del movimiento obrero y el 1 de mayo se transformaría en una suerte de navidad de  los pobres y no en una fecha de lucha y  testimonio de toda esa  gesta obrera.

Los cambios sociales siempre operaron en conflicto de clases sociales y ese conflicto tomó muchas formas, pero en ningún caso se baso en la existencia o no de normas permisivas de esa lucha que existe por sí misma y con anterioridad a toda forma jurídica que llegue a darle sentido normativo tras su realización.

La esclavitud no cedió en el orden social, y hombres y mujeres ganaron su libertad ambulatoria y decisoria, porque una norma del soberano le facultara a l os esclavos a luchar. Nuestro país, no ganó su independencia esperando que las monarquías españolas se lo autorizaran. La lucha en definitiva , es necesaria para que se le reconozca esa condición el contenido del reclamo que lleva consigo. Años de democracia formal, han minado la conciencia de estos aspectos elementales de la realidad, en forma tal que hasta el propio 17 de octubre hoy sería visto como de materialización imposible porque había normas, ejércitos y aparato represivo con amparo de la política burguesa que lo observaran e impugnaran.

Cuesta creer que los trabajadores de la fabrica Vasena en otro enero de nuestra historia, esperaran a tener un reconocimiento del derecho de huelga para luchar por sus demandas. Somos el fruto de esos y otros muchos hechos históricos. Somos la resultante de mucha sangre obrera derramada como para reducirnos a leyes o amedrentarnos por el despliegue del aparato policial y amenazas de despidos que merodea por las calles con la acción de los buchones de turno.

Asambleas y Congresos son lo que buscan evitar. Precisamente lo hacen porque les duelen a la burguesía y a los burócratas sindicales que gerencian esos organismos de resistencia y lucha obrera que son los sindicatos para la preservación de sus intereses.

Asambleas, congresos, piquetes, huelgas, son las herramientas históricas de la clase trabajadora desde su propia génesis. Son esas herramientas las que deben utilizarse en desmedro de quienes le quieren dar su certificado de defunción. Ese intento no es más real, que intentar tapar el sol con las manos.

Gran parte del peronismo llamó a confiar en que los legisladores no dejarían pasar en el Congreso las reformas antiobreras, ese es el camino equivocado.

Necesitamos dar continuidad a la acción inmediata de las masas en las calles que  en todo el país rompió todos los protocolos y la pretensión de esperar a la acción de los legisladores  rechazando   al Megadecreto de ajuste, la ley ómnibus o como quiera se la quiera llamar  y  las medidas represivas de protocolo y penales de la ministra Bulrich.

No dejamos de tener presente todos los aspectos del fenómeno en sí y la desesperación de la clase dominante puesta en acto discursivo por el empleo de las categorías Necesidad y Urgencia. Esa desesperación y alarde de fuerza física y legal ha de jugar un rol significativo. Solo la unidad de toda la clase trabajadora y la participación de quienes de una u otra forma han sido desplazados de la posibilidad de traducir su fuerza de trabajo en salario, puede inclinar la balanza en el conflicto en curso, hacia los explotados, y oprimidos.

 El fenómeno exige continuidad en el  protagonismo de acciones claras de repudio a la gestión de gobierno y la institucionalidad del poder burgués buscando su carácter nacional haciendo que , se reproduzca en todas las provincias, en todas las ciudades, en cada barrio.

pretenden terminar con el derecho de huelga, las asambleas, las movilizaciones, los actos. Que no haya resistencia a la entrega, al saqueo, a la corrupción generalizada, a la esclavización de todos los trabajadores. Son justamente la huelga, las asambleas, los piquetes, la participación popular callejera las herramientas con las que ese objetivo de clase se verá frustrado, abriendo otro estadio del conflicto social. Sólo los  explotados y oprimidos con su lucha unitaria, con sus métodos, con independencia de la burguesía, con sus métodos históricos,  pueden derrotar, como lo han hecho en el pasado, la política del poder burgués y su Estado