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Nuevo Curso

Entender el idioma del enemigo no es hablar la misma lengua de los que nos someten

NUEVO CURSO

Por fuera de la emergencia primaria que nos impone atender a la satisfacción digna de nuestras necesidades elementales para poder sobrevivir, frente a los sucesos contingentes en curso , todos los cuales   dan cuenta de un fenómeno social de alto grado de complejidad marcado por una ofensiva generalizada del capital sobre la fuerza de trabajo , determinado por intensas tendencias contrastantes que se verifican al interior del conflicto social de clases , es necesario destacar que un aspecto de esa complejidad, está dado el alto grado de enseñanza que tiene la cuestión ,si se la analiza desde el plano de los factores subjetivos en juego, y la incidencia de los mismos en los resultados transitorios que exhibe el proceso
Viendo las cosas desde esta perspectiva y asumiendo la necesaria relación del programa como concepto sobre la esa realidad contingente , es necesario puntualizar que como lo indicara con acierto León Trotsky en otra situación coyuntural que :
“»La situación política mundial del momento, se caracteriza, ante todo, por la crisis histórica de la dirección del proletariado.»…
…»La burguesía misma no ve una salida»…
…»Las charlatanerías de toda especie según las cuales las condiciones históricas no estarían todavía “ maduras ” para el socialismo no son sino el producto de la ignorancia o de un engaño consciente.
Las condiciones objetivas de la revolución proletaria no sólo están maduras sino que han empezado a descomponerse. Sin revolución social en un próximo período histórico, la civilización humana está bajo amenaza de ser arrasada por una catástrofe.
Todo depende del proletariado, es decir, de su vanguardia revolucionaria
La crisis histórica de la humanidad se reduce a la dirección revolucionaria.» (La Agonía del capitalismo y las tareas de la IV Internacional)

 Dentro de este marco conceptual y si se lee con atención todos los enfoques de las estructuras jurídicas represivas estatales, sean decretos o leyes o reglamentos, con los que se amenaza a la clase trabajadora , se advertirá que todos ellos, se dirigen hacia aquel que es posicionado ideológicamente, como un sujeto u organización que pretende alterar el orden social o destruir la estabilidad política de un país.

Sin duda esa identificación del enemigo social ubicado jurídicamente como “delincuente” tiene un signo culturalmente estigmatizante que en largo alcance busca apoyo social por consenso sobre los alcances particulares de la acción estatal represiva.

En este sentido, lo primero que se advierte como fenómeno reactivo a esa táctica del poder burgués es que aquellos que se autoreferencian como “izquierda” en el escenario político de nuestra sociedad , centran su actividad en la labor parlamentaria de sus diputados, aclarando que en ningún caso “pretenden alterar el orden social o destruir la estabilidad política del país

Esta definición estratégica a determinado en lo táctico, el sistemático pase a posiciones de conservación de lo dado o definido por la superestructura del orden burgués en la medida en que la acción consiste en que los parlamentarios en comisiones discutan con el personal político de la burguesía que hegemoniza ese espacio, e ilustra ese dominio “apagando micrófonos”.

Esto no significa por el FITU una simple desviación del modelo teórico inicial que le dio surgimiento en la década pasada, sino a la inversa, la consolidación de esa idea de cómo y por donde corresponde desarrollar la militancia política, que no es otro que la vía parlamentaria.

Es destacable que la situación objetiva caracterizada por una ofensiva de la burguesía de conjunto hacia la clase trabajadores , sectores sociales medios y la llamada población sobrante ligada a la economía informal y estructuralmente expulsada del trabajo de la economía formal,  tomó al FITU  tras un fracaso electoral ligado a una pretendía visión de la lucha de clases como guerra de posiciones en clave reformista con sustento específico en la estrategia discursiva de la demanda por la declaración de derechos subjetivos para sectores oprimidos de la sociedad, que es precisamente cuanto hoy se lleva por delante la clase dominante .


Sin embargo, no se advierte que el núcleo concentrado del capital financiero , a través de acciones desenvueltas en los mercados bancarios , bursátiles y de producción-consumo de mercancías, puso al gobierno en significativo debilitamiento de sus capacidades de orden y mando en el control social en forma tal que este generó las medidas políticas y jurídicas tendientes a satisfacer esos intereses específicos .

Esto deja en claro que la lucha contra el régimen viene  generada desde  un vacío que las organizaciones políticas auto referenciados como voceros de los trabajadores, no desarrollaron en el tiempo reciente hacia los objetivos específicos de los explotados, limitándose a ubicarse como furgón de cola de los grupos piqueteros que congregan mayoritariamente a la población sobrante.


En este contexto, cuando andando la crisis, la burguesía coloca -farsa electoral mediante- en la gestión a un operador de ese mismo poder económico concentrado que detenta prevalentemente  el capital financiero , la situación invita a intentar comprender el fenómeno en sí desde esta perspectiva de carencia relevante de una estrategia de poder desde los trabajadores y abogar por una necesaria y urgente advertencia de la necesidad de cambio en el modo de intervención de la militancia socialista.


Es preciso insistir en el  señalamiento del error táctico en cuanto  a la continuidad en el  conflicto social, de una suerte de guerra de posiciones a conquistar al interior orgánico de la estructura capitalista con incidencia puramente reformista sobre ese modelo social basado en la explotación y la opresión que confiesa por sí mismo a través de la premisa “no hay más plata” que se pronuncia contra todo atisbo de presunto Estado de bienestar .

Se impone subvertir el orden burgués. Se torna necesario abandonar la premisa estratégica según la cual el desenvolvimiento social puede asumir un progreso lineal sobre la base de posicionamientos conquistados en la sociedad civil o en la misma estructura del poder legislativo de la república .


Las acciones de maniobras con estrategia reformista, que hoy se concentran en la simple negación de las acciones de poder del aparato burgués , en formato de mera resistencia, parten de la idea según la cual el presente solo puede ser entendido y visto desde el futuro irremediablemente socialista que en términos reales no lo implica y le impone una “espera” permanente por lo que vendrá, convalidando en los hechos las acciones del enemigo de clase, por la impotencia visible de sus planteos en clave parlamentaria.

Toda nueva gestión de herramientas de lucha de la clase trabajadora y el sentido final de sus acciones específicas, no puede olvidar que no se lucha por la libertad futura, buscando humanizar el poder burgués. Se milita, se acciona contra ese poder, porque en esa misma lucha esta la propia libertad

La república burguesa, su democracia formal restringida está al servicio del capital financiero, es su engranaje superestructural para estrangular toda resistencia sostenida en la crítica de esa dominación de clase.

Ese Estado de la burguesía es la expresión lisa y llana de una dictadura de clase a la que no cabe otra opción que oponer con idénticas implicancias confrontativa la dictadura de la clase obrera.
La dictadura burguesa, expresión política del capitalismo financiero no puede ya exhibirse luciendo un ropaje de respeto a una pretendida voluntad popular. El cohecho, los fraudes comerciales, bursátiles, y bancario por su peso específico brutal en las condiciones materiales de existencia de los trabajadores y los alcances de su crisis de reproducción, han terminado por aplastar toda posibilidad simbólica de representación política, declarando la defunción de toda posible política de asignación de derechos subjetivos a través del Estado.

Una nueva sociedad, el dominio político del poder obrero y su dictadura de clase es la contra tendencia que debe emerger con toda su fuerza para marcar el contenido específico del fenómeno social en curso e imponer su superación.