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EL PARLAMENTO VENDE HUMO. LO HACE DE LA MANO DE LOS EXPERTOS RADICALES.

El presidente del bloque de diputados de la Unión Cívica Radical, Rodrigo De Loredo, cuestionó al presidente Javier Milei por acusar a la oposición sin hacer denuncias en la Justicia, al tiempo que advirtió que existe un «pacto de impunidad» entre el gobierno y el kirchnerismo.

Es realmente difícil ocuparse de estas afirmaciones, cuando la clase trabajadora, los sectores sociales medios, y aquellos que se ubican en la llamada población sobrante viven momentos angustiantes y afrontan además la amenaza de que esa situación desarrolle sus tendencias internas y se desplace al deterioro social permanente y la naturalización de prácticas de mera sobrevivencia.

Sin embargo, ocurre que la república burguesa, con su democracia “representativa” en la que, por mandato “constitucional no se delibera ni gobierna sino a través de representantes, proporciona la generación de sujetos como el mencionado diputado y partidos centenarios como la Unión Cívica Radical, que obliga a detenerse en estos dichos parlamentarios.

En primer lugar, hay que parar para ver bien, desde donde se le dispara a los explotados y oprimidos.  Decimos que se les dispara, porque no cabe otro término que el asedio bélico-lingüístico para ubicar a estas operaciones políticas de trocha angosta, que protagonizan los legisladores.

El partido radical, supo expresar la opinión, el pensamiento y los intereses de los sectores medios y ser modernamente una suerte de socialdemocracia a la europea, visiblemente concentrado por poner por sobre todas las exigencias del hombre, el imperativo mayor de la defensa de la mentada democracia.

 Su perfil de origen y desarrollo fue entonces, derechos y garantía que en forma abstracta aparecen en la Constitución Nacional, de la que se declararon visibles seguidores como una suerte de biblia laica, al punto que una de sus máximas figuras, Raúl Alfonsín, hizo eje en su campaña electoral del 1982-1983 en el preámbulo de ese texto normativo entonces a casi un siglo de distancia con su dictado y con ello obtuvo cifras mayoritarias en la votación.

A partir de ahí, de ese discurso de campaña, comienza su lenta pero persistente caída por el simple y sencillo expediente de su cotejo con la realidad concreta que visiblemente lo desmentía, siendo el primer hito la huida del poder por un proceso de hiperinflación desatado desde su gestión y el fracaso del plan Austral y en el plano de los mentados derechos.

Sin perjuicio de ello, también hay que recordar como funcionaba este partido en otros momentos históricos icónicos, en todos los cuales dieron cuenta de un “digo, pero no hago” para finalmente ceder a los sectores del capital dominante de manera uniforme. Por ejemplo, estos adalides de la democracia concurrieron a elecciones aceptaron que el entonces partido mayoritario se viera impedido de postular a su líder Juan Perón por entonces proscripto y exiliado y con eso facilitar la elección con voto minoritario de Arturo Illia.  En la misma línea Balbín señalando como terroristas subversivos a los trabajadores en lucha y llamando a su aniquilación como “guerrilla industrial”, esquema que es antesala del golpe militar genocida.

      Más hacia adelante la lista de gestores de los intereses burgueses nacidos en las filas del Partido Radical, exhiben personajes que hablan con sus acciones por sí solos; Julio Cobos, Margarita Stolbizer, Lilita Carrió y siguen las firmas, hasta llegar a nuestros días, en los que con premura se sacan la careta, De Loredo y el represor ex gobernador de Jujuy, Morales.

La expresión máxima de esto que buscamos destacar tal vez sea la gestión De La Rúa, el que no era aburrido, pero para no serlo, no tuvo mejor idea que reprimir a los trabajadores y desempleados en lucha y dictar el Estado de Sitio.

Lo cierto y lo que traemos a cuento para destacar, es que uno de los modos del manual radical, para hacer políticos es la denuncia de Pactos o la celebración de pactos. En esa misma campaña del 83 hablaron de pacto Peronista-militar, luego hablaron de sindicalismo golpista, luego Angeloz acudió a otros pactos, hasta que el propio Alfonsín fue el que hizo el pacto, en Olivos y con Menem, donde se fijó la gobernabilidad que sigue hasta nuestros días.

Es por eso sorpresivo que esta gente, hable de pactos, en el mismo momento en que se encarama en una suerte de acuerdo para darle gobernabilidad al gestor político de la explotación y opresión burguesa, Javier Milei, y lo haga por vía de quién ni siquiera pudo ganar el favor de sus votantes en su provincia.

Así las cosas, quienes vinieron para terminar con la política, hacen la peor política, la de simulación de escenario y el uso de la denuncia como acción política.

En este contexto hay que decir, que lo narrado pone en evidencia la crisis política del régimen político y con ello de la clase que lo materializa para la funcionalidad de sus intereses y proyecta hacia la clase trabajadora el requerimiento de una superación en los contenidos de las acciones militantes que amerita la situación.

Lo cierto es que este carnaval o festival de la política parlamentaria que exhibe su decadencia la reduce sensiblemente a que resulte, solamente gestora de falsos paradigmas para que ello ocupe la agenda cotidiana de los medios distorsionando la realidad, debe ser repudiado, no por la simple negativa o la denuncia sino por la superación de esta realidad por la gestión directa de los problemas sociales por los trabajadores y sus organizaciones.

El 24 de enero se abre la posibilidad de otra política, la política autónoma de los trabajadores, con sus medios específicos e históricos de lucha y la democracia directa. Es necesario que no se constituya en lo inverso, esto es , la paralización o el inmovilismo que está detrás de todas las “negociaciones” de la institucionalidad burguesa .

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