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TALLERES Y EL FUTBOL NEGOCIO. UN PARALELO CON LA REALIDAD.

Es difícil ver  por una pantalla de televisión, como se disputa a la profunda y extensa distancia, un partido de campeonatos, de esos que otorgan puntos, pulverizan o alimentan ilusiones de campeonar. Desde 1970 la vida de un tipo laburante, con cinco hijos y alimentos, vestimenta , vivienda y educación obligado a cambiar para garantizar todos esos rubros donde el amor va por detrás pero la materialidad impone su acostumbrado y rotundo éxito antes las ilusiones, me llevó tras de él.

La cuestión es que desde entonces, soy de Talleres. En él quedo mi amor por esa tierra mediterránea y la nostalgia siempre presente por mi primer infancia. Ayer me puse frente a un televisor y me tocó la derrota. Entonces pensé que la tristeza ronda por estos tiempos en el alma soñadora de los que nos gusta el futbol bien jugado, y el complementario derrotero de nuestra existencia hiperinflacionaria, explotada y oprimida. Son ellos, los de patear largo, golpear, pegar , demorar, los que ríen detrás de la trampa. Son ellos, los banqueros, los capitalistas , los que ponen cara de preocupados y nos dejan a la deriva y sin poder satisfacer lo mínimo, porque lo que importa es su interés y no el de todos. Un mundo donde la gente de “bien” solo entiende el bien como su beneficio y un mundo deportivo donde esta bien lo que perjudica al deporte. 

En las películas, en las series, en los dibujos de la infancia, siempre ganaron y ganan los “buenos” . Ocurre que ahora que soy un viejo, la “buena gente” son aquellos que toman café con los opresores y los aplaude aún cuando le anuncian que el mes que viene se van a llevar el 30 por ciento de lo que ellos tienen para vivir y también el nuestro. Ocurre ahora, que el relator del partido trasmite para todo el país diciendo que el partido transcurre distinto de lo que se vé y que bien que para los partidos Madelón y el esfuerzo relevante de  Gimnasia, que merece ganar porque pateo una vez al arco , en un pase a un jugador fuera de juego que accidentalmente dio en un defensor y se convirtió en gol en contra.

En ese momento pensé; Que cosa esta del futbol y de Talleres que los relatores inventan lo real, porque de manera postmoderna y sumisos servilmente a quienes pagan sus salarios y le dicen lo que tienen que hacer, más las publicidades y las trampas de las apuestas .

Estaba  y estoy triste. Porque nos mienten a la vista. El presidente es un vendedor de autos usados, con perdón de los vendedores y el fútbol se pierde en los laberintos mercantiles y la plata fácil.

Sin embargo, pensando en la Córdoba de mi infancia, en la distancia que se lleva todo menos el amor, entre a buscar refuerzo anímico en los recuerdo y con ayuda de internet, encontré en todo esto al Ferrocarril y sus trabajadores, una suerte de gran madre del futbol bien jugado. También encontré la foto que ilustra este texto y mi pasión por esa delantera maravillosa, con campeones del mundo reales y virtuosos, tanto  que fueron capaces de borrar de lo real al genocida Menéndez , que no pudo ser más que el amor de los trabajadores a su club, por más que se valiera del terrorismo como método.

Por eso, esperando el próximo partido. Esperando que el martes 30 de enero no se vote ninguna ley contra la clase trabajadora, me pareció traer a cuento la importancia de la clase trabajadora y la rebeldía en este Talleres empresarial, que sin embargo no abandona el estilo mínimo de la verdadera buena gente, la trabajadora, que siempre busca darle el pase al compañero, entregando la pelota con cariño y recomendando su futuro buen trato.

El Club Atlético Talleres tiene una historia muy larga desde su fundación, en 1913, hasta la actualidad. Sus épocas doradas fueron en la década del 70, con su participación destacada en los Nacionales y sus primeros Metropolitanos. Su entrada a los torneos internacionales fue en 1999, cuando ganó la Copa Conmebol, y posteriormente clasificó a la Copa Mercosur en 2001 y a la Libertadores en 2002, siendo el primer club cordobés en jugar un campeonato internacional, y el único hasta ahora de los indirectamente afiliados en ganar una.

En 1912, los antiguos espectadores de “la cancha de los ingleses” ya tienen alrededor de 18 años. Algunos ya empleados del Ferrocarril Central Córdoba debaten en charlas para la conformación de un club. Las primeras reuniones informales se dieron en la tornería del Ferrocarril, a cargo de obreros de la empresa. Finalmente decidieron convocar a una reunión general. En el hogar de Ángel Salvatelli, se juntaron los gestores de la entidad con la idea de constituir un cuadro poderoso. La fundación del Club Atlético Talleres Central Córdoba tuvo lugar el 4 de octubre de 1913. Por conflictos con la Liga Cordobesa, el club cambió su fecha de fundación a la del 12 del mismo mes para poder reintegrarse a la Liga luego de ser desafiliado en 1917.

Con la denominación de Central Córdoba, el club obtuvo los torneos de 1915 y 1916. En 1917 tuvo que cambiar de nombre a raíz de una descalificación sancionada por la Liga Cordobesa de Fútbol. La sanción fue a causa de incidentes en un partido con los “celestes”. Horacio Salvatelli lesionó de gravedad al arquero Cardozo, en una jugada que finalizó con un gol anulado a los Albiazules. Tras la decisión del árbitro se desataron incidentes que culminaron con la detención policial de Salvatelli por agresión al arquero pirata. Los dirigentes Albiazules elevaron un comunicado a la Liga considerando que la lesión de Cardozo fue producto del juego y que la detención de Salvatelli era injusta. Días después debía jugarse un partido entre combinados de la Liga Cordobesa y la Asociación Argentina de Buenos Aires. Talleres se negó a prestar sus jugadores, hasta que la Liga no gestionase la libertad del jugador. Las autoridades máximas del fútbol disponen expulsar a Talleres y desafiliar definitivamente a Horacio Salvatelli. Talleres pesa mucho en el fútbol local. Había ganado los dos torneos anteriores y el número de simpatizantes cada vez era mayor. A pesar de la decisión oficial, el club se reintegra en 1918 pero cumpliendo con un requisito formal: cambiar el nombre. Hasta entonces había actuado con la denominación de Central Córdoba.

A partir de 1918 se llamará Club Atlético Talleres (como había sido bautizado primariamente) y se consagra campeón de aquella temporada. No solo cambia el nombre sino la fecha de fundación a la de 12 de octubre de 1913 para poder registrarse oficialmente como persona jurídica.

Los trabajadores seguimos fieles a nuestra condición. Somos buena gente y no nos gustan los patrones. El 31  vuelve a jugar Talleres , club de los trabajadores por definición y también juegan los trabajadores buscando impedir se apruebe una ley que nos perjudica. No esperemos nada de la pantalla. Vayamos a jugar nuestro partido.

DANIEL PAPALARDO