Novedades
{"ticker_effect":"slide-v","autoplay":"true","speed":3000,"font_style":"normal"}

Nuevo Curso

LOS QUE MIRAN DESDE LA VEREDA

Hay registros fotográficos que en ciertas ocasiones dicen mucho más que una editorial. De esto han tomado cuenta nuestros enemigos de clase y es esa la razón por la que la burguesía por sus instrumentos tecnológicos por los que introduce ideología, ha recurrido con intensidad conceptual, a las fotos modificadas.

Sin embargo, hay algunas que dan cuenta de haber pasado ya a la historia por su intensidad realista y solo permiten su uso ideologizado, sin advertirse u ocultando los entramados sociales que se daban en concreto en las circunstancias en que la foto se produjo.

Madres en solitario, con pañuelos en el pelo dando vueltas por una plaza de mayo sin carteles, ni globos ni aparatos de amplificación de sonido, han sido retratadas, pero no entendidas en su totalidad, sino de un modo siempre parcial según quien quiera llevar aguas para su molino o kiosco politiquero.

Lo cierto es lo que está ante nuestros ojos y sin embargo no se ve. Ese dato editorializado por la foto es LA SOLEDAD y la indiferencia generalizada del resto, gráficamente en las veredas.

El primero que disfrazó ese dato fue el Alfonsinismo, de la mano del peronismo de trocha angosta, léase Luder, Bittel, Cafiero, que derivaron aquellos hechos de registro histórico a una totalización democrática que perturbó la escena poniendo “gente” donde no la había.

Eso se disfrazó como comprensión del fenómeno por una nueva generación y llegaron sí las banderas, con marchas, marchas y más marchas con las “madres por delante” y otras fotos para mostrar adhesión a lo que ya no era y por eso no complicaba. El grado superior de esa maniobra fue la categorización como feriado del 24 de marzo cuando además se decía que estábamos en una “década ganada”, algo así como el mismo juego de reemplazar el 1 de mayo como el “día del trabajo” o llevar flores a una mujer el día 8 de marzo.

Hoy estamos frente a una tendencia de autobombo y disfraz de lo real existente, que puede asemejarse al ocultamiento de cierto raquitismo político en la propia imagen de una plaza. El mismo raquitismo que busca ocultar que hay personas en la vereda que miran y no se suman. Que hay periodistas y los medios que los proyectan que cumplen el mismo papel de aquellos que decían que en Argentina “éramos derechos y humanos” en el mismo momento en que se intensificaban las prácticas genocidas desde el poder burgués dictatorial del Estado.

Ese dato no es computado, ni exhibido por los fogoneros de las reformas, por los mismos que creen aún hoy que los conflictos  sociales se resuelven favorablemente para los explotados con leyes o anulaciones de leyes dentro del propio poder burgués republicano y que dejan la idea de la superación de ese orden capitalista por otra sociedad sin explotados ni oprimidos para los días de fiesta o para la charla al interior del aparatito  partidario que les da sentido y medios para satisfacer sus necesidades de estar siempre en la ola de la política burguesa, como el hijo díscolo adolescente de una familia tradicional y decadente.

Si las madres daban vueltas en una plaza en soledad, es porque hubo un tiempo social, de “dame dos” con viajes a Miami, que las puso en ese lugar. “Casualmente” los mentores ideológicos de ese tiempo, están en el poder y anuncian por donde fueren que no requieren de mediaciones democratizantes en una suerte de isomorfismo.

Hay mucha gente en la vereda mirando, si por la calle transita lo viejo, aquello con lo que convivieron más de cuarenta años y los volvió a colocar en la vereda, no se ven razones atendibles desde lo ideológico para que caminen y bajen de la vereda sumándose a la plaza. No es cuestión exclusiva de la agitación, es básicamente relevante que lo viejo no vuelva en la emergencia disfrazado de jovencita/jovencito, sencillamente porque hoy es caduco y no sirve para transformar este ataque en línea que sobre la clase trabajadora argentina.

Si en la plaza “tocan Daher y Moyano”, si los de las banderas rojas no son rojos madrileños de la década del 30 sino reformistas de la rosa, es probable que haya mucho trabajador esperando en la vereda, Un indicio, un síntoma esta en la masividad de las tribunas futboleras el pasado fin de semana, aún a costo del pago de la entrada. Esa masividad es la que se requiere para “parar la mano “a la ofensiva concentrada del capital. Para que así suceda, habrá que comprender que debe exhibirse, propagandizarse y penetrar en la clase trabajadora en sí, un programa de salida, de corte revolucionario, dado por la convicción masiva de que esta existencia presente no va más, y que hay riesgo de sobrevivencia humana en este orden social capitalista en crisis.

NUEVO CURSO