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La amenaza discursiva y la provocación concreta. La plaza, los salones y los ministerios perdidos.

En el Día Internacional de la Mujer Trabajadora, Karina Milei optó por escenificar su propia versión de la quita de cuadros: aunque en vez de a Jorge Rafael Videla, ella ordenó bajar los cuadros de algunas de las grandes mujeres de la historia argentina. Y, de paso, aprovechó también para cambiar el nombre del salón de Casa Rosada en el que se encontraban.

El año 2024 en lo que lleva transcurrido acelera los tiempos de cronómetro poniendo en prevalencia sobre estos a los tiempos políticos. La velocidad que el grupo burgués que se hizo cargo de la “representación política” de la sociedad democrática constitucionalmente impuesta por la forma jurídica y su imperio , en la que el orden social se construye sin deliberaciones directas sino “a través de sus representantes”

Este grupo de seleccionados del personal político burgués avanza en su ofensiva y esta más empeñado en enseñar al resto de los sectores internos de esa clase de dar marcar el paso con ellos, que en atender a las demandas que se le puedan cursar desde la calle o donde fuera por el resto de los sectores medio o los trabajadores no organizados como tales.

Por eso, dispone  todo su empeño en atender a una reunión de gobernadores que  en poner atención a las demandas del feminismo, a sabiendas que estas no ponen en riesgo como proyecto político de clase. Para el feminismo solo dispensa un discurso formal , de bajo contenido satisfactorio y además le provoca con destrucción de sus símbolos e institucionalidades impuestas en el anterior gobierno. Con esto además les demuestra lo transitorio y hueco que es poner empeño en esos caminos de adoración a la forma jurídica y a las políticas de asignación de derechos que se van como vinieron en la medida en que el capital ya no las necesita pues le ha declarado la guerra abierta, sin mediaciones ni negociaciones a los trabajadores.

Una plaza que le grita a través de aquellos que se posicionan en ella, “el patriarcado se va a acabar” debería decir además como, cuando y donde y no quedar en la amenaza retorica, que pone un espacio indefinido en el tiempo a la promesa y devuelve a quien vocifera , sea en el tono que fuera, a la frustración, que implica ir todo el tiempo con entusiasmo “militante” y volver con las manos vacías hasta el próximo año.

El avance del poder burgués y su grupo jacobino del siglo XXI, no deja espacio para respuestas que hoy han caído en la historia en tanto se revelan como herramientas que no permiten la solución. Cuantas veces un sector policlasista reunido en torno a una modalidad opresiva que los convoca a superarla, podrá ocupar plazas para luego votar individual y colectivamente por sus verdugos. Cuantas veces ese sector alega su pertenencia específica por el problema en sí y no su apoyo a una militancia superadora del orden social, diciendo que descree de las ideologías totalizadoras.

La clase obrera ha vivido muchas experiencias políticas que entroncan en la historia de nuestra lucha de clases, y aclaran cristalinamente cuestiones vitales para los intereses de las masas trabajadoras argentinas. En esas experiencias están incluidas las luchas de las mujeres trabajadoras, golpeando como un solo puño y en el mismo sentido político de los de su clase social . Reflexionar sobre estas experiencias, observar el comportamiento de las clases enfrentadas, comprender en profundidad las particularidades de nuestra revolución y extraer las conclusiones para guiar la acción correctamente, es una apremiante responsabilidad de los trabajadores conscientes de su condición de clase y de nuestras más amplias masas trabajadoras.

La construcción paciente y permanente de una vanguardia obrera desde la experiencia en la lucha de clases, con generación de política obrera, autónoma de toda otra penetración de otros sectores sociales, que implique la elevación del factor subjetivo del proceso social en que nos encontramos , se constituye en la tarea esencial y vital para la transformación social. Los procedimientos inocuos donde los y las trabajadores se confunden en la realidad con otros grupos políticos ajenos a la clase , sin posibilidad de conducción de ese movimiento , resultan una nueva versión del camino probadamente erróneo que nos ha depositado en esta actualidad de” grito en la plaza y salones perdidos”.

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