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POBLACIÓN ECONOMICAMENTE  SOBRANTE Y DERECHO PENAL.

Días atrás, el conjunto de las organizaciones sociales y piqueteras repudiar, en común, los más de 30 procedimientos y allanamientos sobre locales, comedores populares y viviendas particulares de dirigentes de las organizaciones .

Las organizaciones que fueron alcanzadas por la medida judicial fueron el Polo Obrero, Barrios de Pie y el Frente de Organizaciones en Lucha (FOL). Si bien se trata de agrupaciones que integran la Unidad Piquetera el conjunto de las organizaciones sociales, incluidas las que forman parte de la UTEP, coincidieron en repudiar los allanamientos por su contenido y su forma.

 Además, denunciaron brutalidad policial, daños en las viviendas y operativos en presencia de niños y menores de edad, siendo que ninguno de los afectados mostró resistencia a la acción policial.

Sorprende la reacción en plano de fundamentación de su resistencia a estas acciones del poder que nace de parte de los dirigentes de esos grupos, en tanto ella queda enmarcada en la propia legalidad del orden burgués. Esto lleva a procesar este momento del conflicto por su propia orientación orientándolo necesariamente al plano judicial donde un órgano funcional de ese poder dominante examinará si las diligencias y actos de violencia operaron o no en el marco presuntamente tutelar de la legalidad vigente. Si se impugna un allanamiento por no cumplir las normas lo que se hace en terreno concreto es requerir que un órgano diverso de quien diligenció la medida , se pronuncie al respecto , avalando la ideología de que ese órgano , es un tercero, imparcial  llamado a dar la lectura recta del derecho . Con esa modalidad de intervención no se saca los pies del plato y se consigue únicamente , reproducir más de lo mismo.

En estos momentos de lucha y la producción de estos sucesos de violencia estatal legitimada por la legalidad del orden constitucional instaurado por el poder burgués, es necesario comprender el fenómeno a partir de  ubicar al obrero desposeído obligado a conseguir en el mercado un comprador para la única mercancía con la que cuenta, su fuerza de trabajo, destaca a la falta de ocupación en un lugar de centralidad. En el capitalismo, si hay algo peor que ser explotado es, precisamente, no serlo. Para todos aquellos que no poseen tierras, herramientas ni medios propios de subsistencia, la vida sin salario resulta una verdadera calamidad

La representación del “desocupado” como trabajador que se encuentra transitoria e involuntariamente sin ocupación, es transitoria en la medida en que un colectivo social se sitúe estructuralmente en el desempleo y subsista por fuera de la relación capital-trabajo.

«Ese grupo esencialmente, se expresa en el comercio y el área de servicios o emprendimientos mínimos sin significación en el incremento del valor-trabajo. En ese sentido es que desde la burguesía y los sectores medios se lo visualice como grupo parasitario en términos de generación de valor que pueda ser apropiado por la burguesía en alguna forma.

 Por fuera de esa caracterización que no tiene otro objetivo que abrir puertas para la discriminación social y la construcción de estereotipos que permiten su ulterior criminalización , lo cierto es  que en gran medida materializan con su existencia concreta, los  restos de etapas de desarrollo social anteriores en la Argentina que han devenido  obsoletas, y que normalmente no pueden desempeñar un papel progresista en la historia, porque reproducción del capital en forma objetiva liquida la posibilidad de su retorno por ser económicamente inviable y ningún sector de la burguesía es capaz de ponerlas en pie.

Esta constatación del fenómeno de la desocupación estructural por caída de formas de producción que devienen inviables en la actual reproducción del capital industrial asociado al bancario y constitutivo del capital financiero hace en paralelo y como uno de sus efectos, que las expresiones políticas de esos sectores caídos en obsolescencia  también firme su propio certificado de defunción  pese a sus esfuerzos por metamorfosearse .

Es este el derrotero del relato kirchnerista proyectado hacia la gestión de Alberto Fernandez y luego acompañando al ministro Massa. Fue precisamente el que intentó y logró de modo transitorio un proceso de cooptación de las organizaciones que emergieron en las luchas masivas de la población económicamente sobrante, haciendo que ellas se fosilizaran en la dialéctica de la prebenda, los planes y las negociaciones dentro de ese contexto sin toda posible superación hacia la impugnación de las causas de su existencia buscando dejar de serlo.

Ese maquillaje que sirvió de dique de contención del desamparo social y material, generó una específica burocracia que hoy no sabe como afrontar la ofensiva capitalista de la mano de una gestión de gobierno que es tal, porque cosecho en el propio terreno al que la burocracia piquetera adhirió , es decir , la farsa electoral la adhesión de los sectores medios y parte de ese colectivo de población sobrante, el repudio a quienes se instalaron como gestores mediadores de sus planteos para terminar siendo funcionales al poder burgués.

Hoy la burocracia piquetera escucha la música de su derrota y amaga por las calles con luchar sin que la espontaneidad de sus bases tenga expresiones organizada de participación democrática a la par que afronta procesos penales por imputación de presuntos delitos en una suerte de continuidad nacional de la tendencia iniciada con Milagro Sala, en Jujuy.

La complejidad del fenómeno implica además considerar la variable que determinan las políticas de gobierno del poder burgues, que desplaza en presente y futuro un contingente significativo de personas y familias desde la generación del desempleo a pasar a formar parte de este sector que ha de permanecer ajeno a la producción formal de mercancías y que por ende , habrá de carecer de poder real de acción sobre la producción misma y el uso de la huelga como herramienta directa de confrontación social.

El gobierno domina con protocolos y fuerzas de seguridad los acampes y las marchas. En igual sentido criminaliza los cortes de ruta y legitima su intervención violenta frente a lo que previamente a tipificado como delito. Parado en ese trípode pretende terminar con la visibilización del dramático problema del sobrevivir de todas esas personas, ocultando en todo momento que son sus políticas de administración de la crisis de reproducción del capital, las que habilitan esta agudización de la expulsión de fuerza laboral del trabajo formal.  

  Existe además un riesgo potencial que tiene referencia directa con la forma de hacer actividad política que tiene esta gestión estatal del poder burgués que es hacer que todo este sector se pliegue por absoluta necesidad existencial al individualismo utilitarista de cuño burgués y adhiera a su pretensión de libertad para poder hacer por fuera de toda estructura organizativa , Signo de esa tendencia es la que fogonean los servicios de inteligencia de Bullrich con complicidad del aparato judicial , al promover las denuncias anónimas imputando a las organizaciones sociales de conductas que son abordadas como delictivas y por ende con potencialidad para poner en la cárcel y privar de libertad a los miembros de esa burocracia piquetera que controla el modo de operar de esas organizaciones.

Impulsado desde el poder y ddebido a que actua sólo por interés propio, privado de la posibilidad y capacidad de acceder a empleo en un proceso de estancamiento y tendencia a la depresión de la economía , todo ese colectivo social desplazado a los espacios de la población económicamente sobrante ,es fácilmente sobornable  por fuerzas reaccionarias y puede ser utilizado para combatir al  sujeto activo de la emancipación social que es la clase trabajadora . Este riesgo tendencial, es el que impone el trabajo organizado sobre el sector desde la base programática de clase autónoma, que señale la clase trabajadora organizada.

«Sin una clara conciencia de clase, y de manera mecánica por la sola condición de desenvolverse en la pobreza y escenarios de miseria, el conjunto de la población económicamente sobrante  no puede por sí misma desempeñar un papel positivo en el cambio social y su permanencia en tal condición conspira contra la lucha de la vanguardia obrera..

La lucha primaria es hoy contra el desempleo y el cierre de empresas por políticas patronales .Personas formalmente libres pero materialmente desposeídas carecen por esa misma situación de la posibilidad por sí mismo de revertir ese cuadro social donde se desenvuelven . La asistencia prevendaria desde el Estado toca a su fin y amenaza seriamente con dejar librado a su suerte a todo este colectivo humano complejizando aún más el escenario de la lucha obrera y consolidando objetivamente los espacios demográficos y territoriales de la barbarie.

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