Nuevo Curso

Un giro político desde la cuestión del poder y la emancipación de los trabajadores

que la emancipación de la clase obrera debe ser obra de los obreros mismos; que la lucha por la emancipación de la clase obrera no es una lucha por privilegios y monopolios de clase, sino por el establecimiento  de derechos y deberes iguales y por la abolición de todo privilegio de clase;

que el sometimiento económico del trabajador a los monopolizadores de los medios de trabajo, es decir de las fuentes de vida, es la base de la servidumbre en todas sus formas, de toda miseria social, degradación intelectual y dependencia política;

que la emancipación económica de la clase obrera es, por lo tanto, el gran fin al que todo movimiento político debe ser subordinado como medio;

que todos los esfuerzos dirigidos a este gran fin han fracasado hasta ahora por falta de solidaridad entre los obreros de las diferentes ramas del trabajo en cada país y de una unión fraternal entre las clases obreras de los diversos países; 

que la emancipación del trabajo no es un problema nacional o local, sino un problema social que comprende a todos los países en los que existe la sociedad moderna y necesita para su solución el concurso teórico y práctico de los países más avanzados

ESTATUTOS GENERALES DE LA ASOCIACIÓN INTERNACIONAL DE LOS TRABAJADOREStexto definitivo fue publicado en Londres en 1871

El poder burgués opresor no necesita ser un poder absoluto para ser un poder dictatorial. Es esa una confusión que quedo encerrada en la construcción de ilusiones democráticas desde 1983 a la fecha . En ese sentido es que los revolucionarios socialistas acudieron a la construcción del concepto dictadura del proletariado oponiéndolo a lo real existente que es la dictadura de clase que impone la burguesía sobre explotados y oprimidos en el orden burgués cualquiera fuera la forma que adopte el Estado donde se constituyen como tal

El espacio idelógico que  se ocupó de la construcción ostensible de ilusiones democráticas, solo supuso un campo de disidencia dentro de la defensa de la democracia burguesa amparado en la necesidad real de mantener vigentes las libertades individuales frente a la violencia que monopoliza legalmente el Estado.

Esa táctica de la disidencia con lo dado pero no de oposición-superación fue construyendo al amparo filosófico del posmodernismo la noción de  diversidad , vale decir , lucha por algo diverso pero incluido en el orden social burgués distinto de su discurso oficial y dominante. Por eso la conflictividad se proyecto en plano cultural, ideológica, y de emergentes disidencias sobre la  política, económica. Advertido el poder burgués de ese límite de la conflictividad que no antogonizaba con sus basamentos, replicó con un formato de  tolerancia por esas acciones en las que inclusive en muchos casos se involucra, como se pudo ver en el hecho de que el proyecto de ley de interrupción de embarazo operara en la gestión Macri, votado por diputados y senadores del Pro y recibiera sanción dentro del gobierno de Alberto Fernández. Lo propio se sigue de las conductas con expresiones políticas “correctas” que bregan por la exterioridad del discurso y se encolumnan tras la visualización de situaciones de violencia o discriminación pidiendo sanción penal para los infractores de los códigos comunes de convivencia en la sociedad civil.

Visto desde otro punto, este modelo de tolerancia funcional a la disidencia  ha permitido como muestra de su existencia , que si alguien señala los crímenes de lesa humanidad en las múltiples guerras imperiales y lo hace en el país que permite la libertad de expresión, eso es una prueba de las bondades democráticas del país que masacra a millones de personas y tolera que alguien se atreva a mencionarlo.

Sin embargo, y siguiendo un desarrollo dialéctico, es posible advertir que esa objetividad trajo con el tiempo una nueva situación que es la que hoy emerge sin ambages y en gran medida se expresa por la actual gestión de gobierno y sus ritos propagandísticos . Esa situación esta dada por la constatación fehaciente y en el tiempo de desarrollo que a medida que aumenta la disidencia-diversidad-libertad , y la pretendida libertad de expresión , se produce por reacción y en la base social que la pregona una disminución de la tolerancia que se ocupa de la demanda al Estado para que intensifique su poder punitivo. Esto se ve en el discurso de criminología mediatica, el pedido de cárcel para todo conflicto y el apartamiento de soluciones conciliatorias , donde se evite la incumbencia directa y violenta del poder burgués a través de su Estado,

El ejemplo más significativo viene de lo trivial. Un canto de festejo por un éxito deportiva deriva en la lapidación de uno de los coristas, con argumentos precisamente fundados en la protección de lo diverso , en forma tal que quien canta, necesite de ser separado de la actividad por la que tiene éxito y es la razón de su canto. El pedido de sanciones es la única vía, y como se sabe la sanción la impone el poder que en gran parte es precisamente esa capacidad sancionatoria formalizada en algún discurso legal.

Más allá de la anécdota, a lo que estamos buscando tratar de sobrevivir en el contexto actual  es a un poder burgués dominante que se ve asediado por la crisis de su orden social capitalista en plano mundial y con incidencias específicas en el nacional debilitado objetivamente por trabas significativas en el proceso de reproducción del capital, necesitado de un nuevo giro de acumulación originaria con los escenarios de barbarie que ello conlleva , cuestionado por múltiples conflictos sociales que emergen desde esa causalidad.

Dicho en otros términos, el plano de la disidencia tolerada y en algunos caos acompañada, deja ver sus límites y se abre paso una existencia real con  un nivel bajo de tolerancia, que apela a su herramienta primaria y esencial: la violencia.

Estamos sobreviviendo en el marco de relaciones sociales donde se ha roto el equilibrio de clases que es la base de las ilusiones democráticas pregonadas por más de cuarenta años en nuestro país . Los sujetos de los discursos y acciones nacidos y desarrollados en ese contexto resultan hoy absolutamente estériles frente a la magnitud de la conflictividad que ha roto con ese equilibrio transitorio y deja ver nuevamente el rostro a cara lavada del poder burgués, que ha empleado a su bufón de turno, con “contrato a prueba” para que lo ponga en el plano de la imagen y las apariencias ideológicas por aquello de que el que avisa no traiciona. Tal es así que no le importa al operador de turno, hasta desmerecer a su propia compañera de fórmula frente a los grupos concentrados de poder económico europeos a los que visita con premura para “aclarar “ la situación y hacer “negocios”.

Estamos ante una  época de cambio social cuyo contenido y objetivos se define en la relación consciente de sus objetivos estratégicos por  las clases enfrentadas. Hay  en contexto, una tensión estructural letal que se produce precisamente por el agotamiento de ese equilibrio gestado intencionalmente desde el propio poder burgués que advirtiendo su emergencia se apresura política e ideológicamente en hacerlo explotar para nuevamente dominarlo una vez que uno de los vectores de su interés logre imponerse desde la legalidad del orden jurídico sobre el otro, previo generar las condiciones para que el conflicto se endurezca  y justifique la aplicación de, los estatutos represivos que lanza el Estado..

Toda paradoja es una contradicción aparente con una lógica interna. La tolerancia al otro (sobre todo al otro que piensa diferente y desafía al poder dominante) es propia de aquellos sistemas que no pueden ser amenazados por la libertad de expresión o por la disidencia, sino todo lo contrario: cuando la opinión popular ha sido cristalizada, por una tradición o por la propaganda masiva, la opinión de la mayoría es la mejor forma de legitimación.

Las ilusiones democráticas, los discursos y acciones de tolerancia del poder burgués llaman a su fin, en tanto la dictadura de clase es tolerante y divergente hasta que los fundamentos materiales de su poder se vean en crisis, y es eso lo que precisamente ocurre.

Democracias políticas y dictaduras económicas son hoy las que prevalecen al punto que intuitivamente una corriente política  habla de “golpe de Estado económico” en el afán de encontrar palabras para cuento sucede y acudir a ese término para explicar cuanta contingencia tenga lugar en este  2024. Regímenes liberales enmarcados por una sola ideología, el capitalismo, y justificadas por múltiples ficciones estratégicas convertidas en dogmas, como el Libre Mercado y las políticas de declaración de derechos subjetivos operan en la formación del sentido común, al mismo tiempo que los grupos concentrados del capital financiero, saquean y masacran millones de personas desde Asia hasta América  a través de los Estados

Sucede que al mismo tiempo en que se advierte que la libertad de mercado es solo una hipótesis que carece de toda realidad, sus maquinarias propagandísticas venden su propio discurso sobre «el libre mercado», la «expansión de la civilización», la «promoción de la libertad y la democracia», «la lucha por la justicia» y la receta única para «el progreso y la prosperidad de los pueblos».

guerras proxis, como es el caso de las tres últimas, dos de las cuales ya están en curso para aplastar cualquier cuestionamiento al dogma del poder: Ucrania y Gaza –Taiwán o el Mar del Sur de China sería el tercero, del cual hemos analizado hace casi dos décadas atrás, cuando el mundo estaba distraído con «la amenaza islámica». Cuando EEUU se encontraba en su infancia y luchando por su sobrevivencia, su gobierno no dudó en aprobar una ley que prohibía cualquier critica al gobierno bajo la excusa de propagar ideas e información falsa-siete años después de aprobar la famosa Primera Enmienda, que no surgió de la tradición religiosa sino de la ilustración antirreligiosa europea. Naturalmente, esa ley de 1798 se llamó Sedition Act. Más de un siglo después, otra ley también llamada Sedition Act, la de 1918, fue aprobada apenas hubo una resistencia popular contra la propaganda organizada por maestros como Edward Bernays en favor de intervenir en la Primera Guerra Mundial-y así asegurarse el cobro de las deudas europeas y (según otras teorías) como moneda de cambio en la negociación de la entrega de palestina al creciente movimiento sionista, traición que convirtió al país más abierto a la tradición judía, Alemania, en una máquina antisemita. Pero esto sería una problemática para otro libro.

Volvamos a EEUU. En 1894, luego de la huelga nacional aplastada por el ejército de EEUU, el sindicalista Eugene Debs pagó su activismo social con seis meses de cárcel, donde comenzó a estudiar teoría socialista y, en 1901, fundó el Partido Socialista de América alcanzando a recibir el seis por ciento d ellos votos en las elecciones presidenciales de 1912. Para las elecciones de 1920 recibió casi un millón de votos estando en la cárcel, condenado en 1918 por un crimen de opinión. Debs se opuso al ingreso de EEUU en la Primera Guerra mundial, por lo que fue condenado diez años bajo el Sedition Act (Ley anti sediciosa) y perdonado por el presidente Warren G. Harding tres años después debido a los problemas cardiovasculares que desarrolló en prisión. Eso en los hechos. Siguiendo nuestra fórmula, vemos que Debs es perdonado cuando el Partido Socialista había sido desmembrado y la Primera Guerra había sido resuelta con la derrota y humillación de Alemania y la consolidación del eje París-Londres-Washington.

Hasta pocos años antes, las duras críticas antimperialistas de escritores y activistas como Mark Twain fueron demonizadas, pero no hubo necesidad de manchar la reputación de sociedad libre poniendo en la cárcel a un reconocido intelectual, como en 1846 habían hecho con David Thoreau por su crítica a la agresión y despojo de México para expandir la esclavitud, bajo la perfecta excusa de no pagar impuestos. Ni Twain ni la mayoría de los críticos públicos lograron cambiar ninguna política ni revertir ninguna agresión imperialista en Occidente, ya que eran leídos por una minoría fuera del poder económico y financiero. En ese aspecto, la propaganda moderna no tenía competencia, por lo tanto, la censura directa a esos críticos hubiese entorpecido sus esfuerzos de vender agresiones en nombre de la libertad y la democracia. Por el contrario, los críticos servían para apoyar esa idea, por la cual los mayores y más brutales imperios de la Era Moderna fueron orgullosas democracias, no desprestigiadas dictaduras. El Mundo libre, el Mundo civilizado…

El discurso dominante , traducido en sentido común , a cuya configuración han concurrido propios y extraños durante más de cuatro décadas en nuestro país  asume por naturalización que cualquier reclamo de cambio radical es extremismo. Nada nuevo. Durante la esclavitud, los abolicionistas eran demonizados como extremistas, proponentes del fin de la civilización, del orden divino de Dios, de la libertad y la prosperidad de las sociedades. Lo que alarma y llama a la advertencia es que en el plano consciente gran parte de los que luchan cobijados en un discursos y acciones reformistas, pregonan, desenvuelven y consolidan esa falsa conciencia, lo que es grave porque no se trata de un problema de opinión , sino del destino de nuestra actual existencia en un orden social explotador y opresivo.

Hay que reparar en un dato de la realidad: hoy decir que una micro minoría se consolida como poder burgués real y utiliza su Estado en la dirección dictatorial con forma democrática y  con ello profundiza la barbarie  llevando  nuestra existencia y el planeta a la catástrofe, es ser terrorista y para eso se montó la escena represiva del 12 de junio pasado, donde la palabra y su significante emergió desde un comunicado oficial y direccionó la “investigación” penal abierta contra quienes fueron imputados de rebelarse contra el orden social.

Desde lo descripto ,resulta necesario exponer que, la propaganda militante en la vanguardia obrera y desde ella hacia la clase trabajadora en sí, no puede omitir una clarificación consciente de lo dado en el plano de las reales relaciones intersubjetivas que operan en la sociedad civil.

En esa construcción intelectual es prioritario advertir que: Cualquiera que sea la forma que adquiera el Estado constituido por la burguesía, aunque se trate de una democracia representativa perfeccionada, siempre estará al servicio de la clase dominante  y  con ello permite que los trabajadores sean explotados, defendiendo  la propiedad privada y los privilegios de los explotadores.

“El Estado es un fenómeno histórico que aparece con la emergencia de las clases sociales , es decir, de los explotadores y los explotados , de los oprimidos y los opresores….es un instrumento en manos de la clase dominante , de los propietarios del poder político y los medios de producción….su función es mantener en calma a los oprimidos, es una fuerza de sojuzgarían, es una fuerza opresora. Las fuerzas armadas, la policía , las cárceles, los jueces, las leyes  expresan esa fuerza opresora. El Estado o es neutral en la lucha de clases, es el instrumento que utiliza la burguesía para aplastar al proletariado….El Estado obrero , la dictadura del proletariado, también es un estado clasista, al servicio de la clase obrera, su instrumento para  para aplastar la resistencia  abrir el camino hacia el comunismo…..El Estado burgués más democrático, garantiza la efectivización de las garantías constitucionales en favor de una minoría y en perjuicio de la mayoría . El estado obrero materializa la democracia en favor de las masas mayoritarias y será dictatorial  para la minoría burguesa hasta su superación como tal….El Estado obrero se asentará en las organizaciones que los propios trabajadores y las masas oprimidas , el poder se ejercerá a través de ellas. El Estado obrero lleva la tendencia a disolverse en la sociedad y eso ocurrirá bajo el comunismo…”. (Guillermo Lora. Obras Escogidas Vol. II pag.390 editorial Juan Yañez)

Frente a todo esto. Puestos cara a cara con una dictadura de clases, las divergencias, las disidencias están compelidas a abandonar la escena y dejar paso a la tarea consciente de afrontar la confrontación con su superación por el objetivo emancipador de la clase trabajadora a través de su propia dictadura que se construye con la dirección de una organización política obrera, organismos de poder, y la más amplia democracia dentro de esas estructuras. La crisis no puede ser resuelta de ninguna otra forma sino mediante la revolución socialista.

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