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EL ESPECTRO DEL HOMBRE UNIDIMENSIONAL Y EL DOGMA DEL CRECIMIENTO PRODUCTIVO COMO FACTOR REDUCTOR DE POBREZA Y MISERIA CULTURAL

Noticia publicada en el diario  El País: A la una de la madrugada del pasado jueves 16 de febrero, un vecino del distrito madrileño de Ciudad Lineal levantó el teléfono para llamar a la policía. No paraba de escuchar el llanto desconsolado de una niña en el piso de al lado, puerta con puerta. La niña llevaba más de una hora sin parar de llorar y no era la primera vez que ocurría, llevaba ya varias noches seguidas escuchando sus lamentos sin que nadie la atendiera. A su llegada al domicilio, en la zona de la parada de metro de Ascao, los agentes de la Policía Nacional encontraron sola a la menor, de cuatro años. Según cuenta una portavoz policial a este diario, la madre había abandonado a su hija en mitad de la noche para irse a trabajar. La mujer fue detenida mientras que la niña fue acogida en un centro de menores.

La mujer reconoció a los agentes que no era la primera vez que dejaba sola a su hija durante su jornada laboral, que va de las 22.00 a las 4.00. ( Blog. Alkimia, bajo título Productividad, monstruosidades, guerras y personas)

Herbert Marcuse hizo público en 1964 “el hombre unidimensional”, un ensayo que por entonces le dio un espacio de reconocimiento extendido en la intelectualidad y socialmente en los jóvenes que poblaban los países centrales y avanzados del orden social capitalista.

Mediante “el hombre unidimensional”, siendo Marcuse  un exponente  de la primera camada de la Escuela de Fráncfort , se puso en consideración  una amplia crítica tanto del  formato del capitalismo desenvuelto por aquel entonces en los países de estadio avanzado de ese modo de producción,  como de la sociedad construida por el Stalinismo en la Unión Soviética, poniendo en evidencia la coincidencia dominantes en ambas versiones  en cuanto refiere al surgimiento paralelo de nuevas formas de represión social que daban cuenta de un conjunto. de relaciones sociales constatables en la sociedad civil , signadas por la vigilancia y el castigo del Estado, así como el declive de la burguesía en occidente para promover el progreso de las sociedades donde ejerce el poder y el agotamiento de la tesis del socialismo en un solo Estado.:

Marcuse nunca adhirió  en forma explicita a la tesis expuesta por Trostky en 1938 en el texto  que luego resultó la base de la fundación de la IV Internacional,  que llevó por título “La agonía del Capitalismo” según la cual “La premisa económica de la revolución proletaria ha llegado hace mucho tiempo al punto más alto que le sea dado alcanzar balo el capitalismo. Las fuerzas productivas de la humanidad han cesado de crecer. Las nuevas invenciones y los nuevos progresos técnicos no conducen a un acrecentamiento de la riqueza material. Las crisis de coyuntura, en las condiciones de la crisis social de todo el sistema capitalista, aportan a las masas privaciones y sufrimientos siempre mayores. El crecimiento de la desocupación ahonda a su vez la crisis financiera del Estado y mina los sistemas monetarios vacilantes. Los gobiernos, tanto democráticos como fascistas, van de una quiebra a la otra.

Sin embargo, y coincidió en un aspecto de la cuestión subjetiva del fenómeno,  centrado en que las relaciones capitalistas habilitaban un sujeto , un individuo captado desde su representación falsa de la realidad, en una sola dimensión, colocada en el factor económico en su primaria y burguesa representación como fenómeno histórico integrado por la vinculación entre necesidades a satisfacer ilimitadas y producción de bienes limitados.

De ahí en adelante, sentada esa premisa , el sentido de lo humano viene marcado por la manera en que se resuelve esa objetividad . Es ahí donde se cuela una conclusión ideológica que como tal, implica una falsa verdad, según la cual : es materia excluyente de la política económica de los Estados construidos por el poder burgués sostener un crecimiento infinito de las necesidades , a través de un medio finito como lo es la apropiación de recursos naturales y la producción de mercancías .

Se trata de un dogma difundido por aquellos que viven de sus capitales y no de un salario  por el cual “la única forma de terminar con la pobreza es el crecimiento económico con lo que se concluye que  “no puede haber redistribución sin crecimiento”. A ese dogma se le suman oportunistas, revisionistas y reformistas alegando que en la medida en que, en el modo de producción capitalista es aún posible desarrollar fuerzas productivas, la revolución social no asoma como objetivo inmediato de la acción política , en una suerte de reencarnación aggiornada de la revolución por etapas.

Vergonzosamente se dice por ejemplo que el error compartido por la casi totalidad de las «internacionales» autoproclamadas trotskystas es abordar en forma estática la cuestión de las fuerzas productivas, tomando la introducción del Programa de Transición de la fundación de la Cuarta Internacional como una verdad absoluta que vale para decenas de años después.

Este posicionamiento implica acudir a fraseología para dogmatizar que   es posible sostener un crecimiento infinito en un medio finito dentro de relaciones de producción capitalistas, no resultando verificables condiciones históricas para la transformación revolucionaria de ese orden.

Sin embargo, esta composición de lugar propia del reformismo concentrada en,  caracterizar al sujeto social en el perfil del  hombre unidimensional lleva a pensar con error y trasmitir con ideología en el sentido estricto del término, que el crecimiento de la economía  es la única forma de eliminar la pobreza cuando lo que se verifica es  su efecto contrario , vale decir se crea más pobreza estructural.

Marx   nos ha dejado su construcción teórica a cerca de   la   Pauperización   progresiva de los trabajadores,  según la cual   cuanto más se pueda desarrollar la sociedad capitalista así mismo se incrementara la desigualdad de las clases.

Lo cierto es que  la búsqueda de beneficios y productividad de las empresas las lleva naturalmente   necesitar   cada   vez   menos   trabajadores,   creando   un   «ejército   industrial   de reserva que se coliga con lo que se conoce como población económica sobrante , esto es, colectivos humanos puestos por fuera de la economía formal en situación real de pobres y desempleados: La acumulación de riqueza por vía del desarrollo de fuerzas productiva  en un polo  de la cuestión en tanto el extremo contrario es  la tendencia cada vez más creciente y al mismo tiempo de la  acumulación de miseria en el otro en todos los planos de la existencia.

Los últimos 300 años de la historia humana, demuestran  que el orden capitalista no termina con la pobreza y en sentido inverso genera en sí mismo las condiciones tendenciales para su superación dialéctica por otro nuevo orden social basado en otro modelo de relaciones de producción . En gran medida el Manifiesto Comunista se ocupa de este fenómeno destacando el incremento de la productividad generado por la burguesía y el modelo de sociedad donde ejerce su dominio opresivo y explotador y a la vez el surgimiento desde sus entrañas del sujeto social de la emancipación del hombre de esas condiciones de existencia.

Ni  la miseria, ni las deudas, ni la propiedad privada ni la codicia, son  motor del progreso, pese a que ellas impliquen un incremento de la producción al mismo tiempo , con apropiación del valor creado por parte de la burguesía que se concentra cada vez más en pocos y gigantes grupos económicos .

El reduccionismo economicista al que nos someten los críticos reformistas lleva al conocimiento de un fenómeno social solo por vía del PIB de la economía capitalista donde se suma tanto la producción de bienes necesarios, innecesarios, constructivos, destructivos y contaminantes en un mismo número, y a partir de la cifra, el número se sacan conclusiones críticas que habilitan la existencia sin plazo y con posibilidad de desenvolvimiento superador de crisis al capitalismo.

 Nos proponemos alertar a los críticos de la tesis según la cual están dadas las condiciones objetivas para la materialización de un hecho social y político que implique la superación del orden capitalista por otra nueva sociedad,  que sus afirmaciones no distinguen entre  la cantidad y la calidad del crecimiento productivo que alegan como negación.

 Se olvidan además , a partir de esa indiferenciación tampoco se ocupan de aclarar cual es el contenido específico de es pretendido  mayor crecimiento continuo de la productividad esto se debe a que,  se pretende ocultar lo visible, es decir , que a partir de cierto punto, el crecimiento comienza a producir más efectos negativos que positivos, como lo son la comercialización de la existencia, la deshumanización y alienación del individuo, la destrucción de la naturaleza, entre otros problemas centrales.

Asimismo, el formato  actual del sistema capitalista no es capaz de resolver ninguno de los problemas existenciales que ha creado, como la acumulación de la riqueza concentrada en pocas manos , la destrucción de la biosfera, el agravamiento de los conflictos de forma directa traspasando la guerra comercial interimperialista a enfrentamientos bélicos concretos abastecidos como mercados por la industria de la guerra e, indirectamente, a través de exiliados y marginados de todo tipo, económicos y ecológicos, que llevan a los países de capitalismo avanzado el ingente problema social de la inmigración .

Los críticos reformistas apuestan a la lucha puramente economicista centrada en consignas de programa mínimo y no transicionales hacia la construcción y desarrollo del poder obrero con programa socialista.

En sentido inverso centran su militancia y en ello va incluido el posicionamiento crítico frente a la necesidad de la revolución social, proponiendo “salvar al capitalismo de sí mismo” a través de la intervención agresiva de los gobiernos en la economía y en la redistribución de la riqueza. Crecimiento económico no es desarrollo de las necesarias condiciones humanas de libertad, solidaridad y fraternidad. La miseria como un marco inmenso destaca la diminuta pintura de una burguesía aterrorizada y encaminada a la guerra. La respuesta tendrá que ser emancipatoria y revolucionaria de la mano de la clase trabajadora, la construcción de su poder de clase y las premisas del programa socialista.

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