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EL DERECHO PENAL NO SOLUCIONA CONFLICTOS – LOS REPRIME

Los temas que forman parte de la agenda del poder y se trasladan por los más diversos medios de información a la población nos están dando la pauta de que estamos sometidos a  operaciones políticas con base en la intervención de los aparatos de inteligencia del Estado y sus agencias colaterales. Este método emergió en el curso de la segunda década  de este siglo cuando desde el ejecutivo se amparó a sujetos como Ciro James y sus hoy arcaícas escuchas telefónicas. También supimos de los no menos desopilantes cuadernos de Centeno, y de teléfonos que borran su contenido , barcos bandoleros en el Mediterraneo y jueces que viajan » con todo pago» para disfrutar los paisajes del sur de nuestro país, y luego arman telefónicamente estratégicas coartadas para disimularlo, etc. Todo esto que impacta en el momento , luego, con el paso del tiempo raya en el absurdo , , no porque lo sean los hechos en sí , sino por las connotaciones políticas que en su momento se desarrollaron a partir de ellos y el despliegue operacional al que hacemos referencia, por el cual todos «somos materia de una posible acción de ese tenor según interese o no al poder burgues y a sus ejecutores desde el poder formal estatal y sus agencias represivas.

Uno de los factores más complejos que se pueden apreciar a lo largo del tiempo dentro del discurso relativo a la violencia de género es el rol que juega el llamado Feminismo Punitivo . Sus peculiares caracteristicas que no lo alejan de la noción de Castigo Estatal, y su funcionalidad relativa a la dominación de clase que la burguesía ejerce sobre la población permite que se generen efectos no contenidos en las loables intenciones de evitar la violencia, física o simbólica dentro de la esfera de relaciones intersubjetivas entre personas ,sea esta desplegada dentro o fuera del entorno familiar dentro del concepto de familia ampliada que tiene prevalencia en la actualidad .

El feminismo punitivo ha jugado un aspecto superador en cuanto a la visibilización del problema, y su conocimiento poblacional generalizado, pero ha dejado ver las falencias que son propias de toda lógica penal, en la medida en que la construcción de figuras delictivas con ese fenómeno y las amenazas de pena no han podido , como no podía ser de otro modo, evitar la continuidad de esas acciones aún en las esferas más diversas de la sociead. Algunas por lo que se ha visto en estos últimos días tienen mucha más difusión que otra, pero más temprano que tarde , el castigo sobre algunos no impide que otros proyecten iguales comportamientos .

Sin embargo, y más allá del debate que pueda generar esta constatación, que es tan simple como pensar que los robos terminarán porque son castigados y no con otro orden social donde las personas no requieran hacerse de bienes de otros como un modo de existir. Lo propio ocurre con la violencia de genero. Los profundos canales de generación social de esta acción en una sociedad de clases como lo es el capitalismo, lejos están de ser superados por vía del castigo penal.

Más allá de ello, el uso de toda esa estructura de instituciones y formas jurídicas nacidas al amparo del conflicto intersubjetivo en sí, ha permitido al poder burgués su empleo, utilización , con fines exhibibles y aparentes, y otros encubiertos, siendo estos los que en realidad están tallando con más fuerza a la hora de adjudicarle por todo un entramado informátivo , su notoriedad.

Esto último se puede apreciar con claridad, si se repara en las reacciones encontradas de distintos sectores políticos de la política burguesa y las de lo siempre presentes opinólogos de la izquierda del régimen, siempre dispuestos a ser funcionales a la reproducción del orden capitalista . Todos y cada uno de ellos se hacen de la denuncia contra un ex-presidente con intereses que exceden los perjuicios y afectaciones que pudo o no haber sufrido quien ocupa el rol de denunciante, habilitando la instancia penal para su investigación .

En ese rol no deja de ser preocupante que los restos en naufragio de “La Campora”, busquen mostrar que ellos son más feministas que cualquiera y que su jefa espiritual también ha sufrido ese tipo de violencia discursiva , simbólica y material al punto de haber llegado a la situación de víctima de un intento de homicidio por empleo de arma de fuego. La premura con la que se confeccionaros comunicados y se hicieron declaraciones públicas dice por sí misma que la intencionalidad esta en la búsqueda de que este nuevo teatro de operaciones no  les deje sin protagonismos.

Capítulo aparte para Dora Barrancos, que teniendo ante sus ojos el monstruo que ella misma gestó en una suerte de  Dr. Frankenstein del siglo XXI, sale ahora a decir, que estamos frente a un problema de la víctima y que pone las manos en el fuego por su ex jefe político. Debe tenerse presente que no hubo texto feminista, ni reunión de mujeres en los últimos tiempos donde no se citara como fundamento los textos de esta señora, y que no se le vió poner tanto énfasis como en este caso, en la alteración del principio de inocencia frente a las imputaciones que se le curse de toda persona, en particular porque es el Estado de la burguesía quien corporiza la persecución  punitiva , oculta en la consigna «yo te creo» con la que se generaliza toda intervención política de estos momentos por referencia a la excompañera, del expresidente

En otros andariveles de este natatorio existencial , que asemeja al mismo lodo todo manoseados de Discépolo, emergen los epígonos y los arquitectos del ejecutivo y la presidencia del senado tratando de llevar aguas para el molino de lo inverso y desmerecer los necesarios planteos de género en estos acontecimientos valíendose de las procederes de un operador del partido que estuviera en el gobierno hasta diciembre pasado y con el que se reunieron varias veces para la transición . Esta lógica lleva a insertar la conclusión social de que no es el orden social capitalista donde anida el patriarcado, sino en el movimiento peronista, por ser algunos de sus referentes imputados en este tipo de conductas previamente seleccionada como delictivas en gobiernos peronistas anteriores.

Estos extremos fueron ya advertidos hace tiempo por quienes situados fuera de lo avatares de «Pago Chico», dejaron en claro una construcción conceptual pertinente a la situación y su tendencias. En este sentido dice Élisabeth Badinter, que » Muchos hombres ven en ellos la razón de la caída de su imperio y se lo hacen pagar a las mujeres. Muchas de ellas sienten la tentación de dar una respuesta mediante la instauración  de un nuevo orden moral que supone el restablecimiento de las fronteras. Es la trampa en la que no hay que  caer, bajo pena de perder allí nuestra libertad,  de frenar la marcha hacia la igualdad  y de retornar al separatismo»-

Queda en claro entonces, que no son las formas jurídicas específicas del derecho penal quienes tran luz al conflicto emergente de la violencia de género , sino que ellas resultan funcionales a su utilización como herramienta política . Es por esto que el poder burgués no ha interferido sino auspiciado todas las iniciativas para que el  activismo  corone en la agenda feminista el discurso  del castigo.

Lo cierto es entonces, que el activismo vernáculo ha instalado un lenguaje social  reducido a un lenguaje penal simplificado en la antinomia culpable o inocente y a la colecta de pruebas que habiliten un discurso de verdad bajo sentencia del poder , haciendo que el debate público hoy en día sea simplemente monotemático, es decir, ubicando exclusivamente en la  agenda política de la acción colectiva feminista a la penalidad como centro del balance para eliminar la violencia y quizá también la discriminación

El movimiento de mujeres se ha deslizado y condensado de manera prevalente en  un activismo basado en el reconocimiento de derechos  a partir de la victimización, en la que se tiene por víctima al sujeto pasivo de una acción delictiva desplegada por otro.

Esta nueva forma de centralizar el debate ha silenciado agudas diferencias  sociales que siguen latentes en la relación hombre/mujeres, en tanto la concepción del género no es ya una expresión ideológica pra criticar y poner de manifiesto las manifestaciones opresivas del poder burgués sino una categoría o herramienta de un presunto combate social entre varones y mujeres

En este sentido, si nos ubicados en las formas jurídicas actuales en las que más temprano que tarde terminan radicando todos los discursos que hemos podido computar en estos días,se puede advertir que  la Ley de protección integral contra la violencia de género gira en torno de un presupuesto ideológico basico, que es considerar  que la desigualdad de género es la única causa de la violencia contra la mujer pareja.

Dicho de otra manera, la forma jurídica que conlleva al derecho positivo en la materia sustenta la hipótesis de que la situación de sumisión de la mujer y los valores y discursos que justifican tal opresión  son condición necesaria y suficiente para explicar la violencia contra la mujer pareja. Con este orden normativo se ha  pasado    a una explicación monocausal fenómeno de la violencia doméstica.

Este planteamiento del feminismo  choca en el caso que toma trascendencia con factores de riesgo como el alcoholismo o la marginación social que incrementan la probabilidad de que una mujer sea maltratada por su pareja. En torno a esta carencia es que el imputado ya comienza a articular su defensa advertido del monocausalismo de la norma .

Reconocer esto no significa diluir el fenómeno en un conjunto atomizado de “casos aislados”. Hay que tener siempre presente que la violencia contra la mujer pareja se inscribe en un marco social de subordinación de la mujer, de desigualdad de género. Pero, teniendo en cuenta esta realidad social subyacente, hay que tomar en consideración factores que hacen más probable que las mujeres sean maltratadas por sus parejas, para poder llevar a cabo compañas eficaces de lucha contra este fenómeno que no retiren sino que introduzcan a la relación capitalista y sus contradictorias consecuencias sociales en el examen del fenómeno en sí.

El derecho penal no se ocupa de las causas estructurales de los problemas ni pretende combatirlas. Lo que hace es indagar si hay una persona concreta a la que pueda considerarse culpable. Con ello, hasta cierto punto la violencia doméstica vuelve a convertirse en un problema de “casos aislados”, de supuestas individualizadas sin un trasfondo sociológico común.

El derecho penal es un instrumento inadecuado para hacer frente a problemas sociales complejos. La norma jurídica es una herramienta conceptual funcional al orden capitalista emergente en él desde la propia relación capital-fuerza de trabajo . En el caso del derecho penal al que en todos los casos se acude en este tipo de fenómeno que toma estado público por la caracteristica de los sujetos involucrados ,se trabaja con sus categorias analíticas y conceptuales para de esta forma naturalizar la criminalización de todos los conflictos sociales bajo el mito de la prevención general de la norma que impone el castigo y estaría de esta forma inhibiendo la producción a futuro de tales comportamientos bajo la amenaza de pena.

Hacer visibilizar la cultura represiva de la que el sistema penal es apenas una manifestación, es parte de la tarea de propaganda socialista que se impone en este momento específico de la lucha de clases. Los trabajadores no pueden posicionarse frente al conflicto social específico que toma manifestación mediante la violencia en los vínculo desde las herramientas melladas que el propio poder burgués auspicia reduciendo la conflictividad y su superación a la aplicación de la norma penal tras un proceso con intervención de la autoridad represiva estatal.

Hay que insistir en la necesidad de una respuesta obrera al fenómeno que no puede emerger sino en el desarrollo efectivo de acciones de poder de esa clase en su objetivo general de emancipación social por abolición del orden capitalista. No son respuestas de opinión , aisladas y coyunturales dadas con los pies en el plato del orden burgués las que marquen el necesario camino a recorrer. La puesta en acto del programa socialista desde los organismos de poder obrero es el objetivo abarcativo de toda esta tarea revolucionaria.

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