Nuevo Curso

La noche, el caos, y el profundo Tártaro en la casa del marqués.

Que iba a saber el marqués mientras se dirigía a Córdoba  , que en los frentes de la casa que lo cobijó en su cobarde huida, se podía gestar con el paso de los siglos una historia entre dos. En algún sentido esos dos compartían con el marqués un factor común. Algo los emparentaba. Tal vez haya sido esa idea trasnochada de que siempre hay otra vida posible después de haber conocido la puerta del infierno viviendo en esta tierra.

También la historia y el tiempo se cruzaron para conectarse a través de la idea de un tesoro guardado. El español temeroso de las convulsiones sociales solo quedó atrapado en la jaula de oro que implica detentar oros, joyas y oropeles. Esos dos tipos, ellos dos en uno solo, simplemente atesorar el sueño de sentirse vivos a través de cuidar y preservar ese sentimiento bendecido por Eros, que nació al cruzarse miradas en esa esquina, testimoniando frente a la casa del marqués prófugo que todo puede perderse menos el sueño y la ilusión.

Pero ya desde los primeros momentos en que los hombres empezaron a usar el intelecto para pensarse a sí mismos y lo que les rodeaba, para explicarse la existencia del otro semejante, dieron origen a los relatos. Hacer relatos, narraciones fantásticas buscando respuestas a eso que tampoco tiene ningún otro animal que es la capacidad de hacerse preguntas  les desnudaba su diferencia esencial con el entorno y ahí , desde ahí, emergieron  los mitos y más tarde que pronto , como llegado de ese universo de discursos  en clave de mentira necesaria, emergió también en esa esquina de la casa del marqués , el amplio  Tártaro, con el Caos  de alas tenebrosas para dar cuenta de Eros y dar emergencia a esta  larga y profunda noche , con lejanía y la sola impotencia de lo humano frente a lo real. Zeus, el ordenador de todas las cosas, sin preguntarse por la esperanza y la ilusión del sublime amor otoñal, dispuso las distancias, las enfermedades y esa angustia de haber intentado ser y ya no serlo. Un ensayo  en la siempre presente lucha de la vida por quitarle existencia a su necesaria compañera, la muerte y los dilemas de la ilusión, encarcelados en las paredes de lo contingente en ángulo inverso a lo necesario.

Daniel Papalardo