A simple vista puedes ver
Como borrachos en la esquina de algún tango
A los jóvenes de ayer
Se besan todo el tiempo y lloran el pasado
Como vieja en matinée
Míralos, míralos, están tramando algo
Pícaros, pícaros, quizás pretenden el poder
Cuídalos, cuídalos, son como inofensivos
Dígalos, dígalos
Son nuestros nuevos Dorian Grey…..(Serú Girán)
Y también se dijo: ¿no serán todas las esperanzas de los hombres tan grotescas como éstas? Ya que, dada la índole del mundo, tenemos esperanzas en acontecimientos que, de producirse sólo nos proporcionarían frustración y amargura; motivo por el cual los pesimistas se reclutan entre los ex esperanzados, puesto que para tener una visión negra del mundo hay que haber creído antes en él y en sus posibilidades. Y todavía resulta más curioso y paradojal que los pesimistas, una vez que resultaron desilusionados, no son constantes y sistemáticamente desesperanzados, sino que, en cierto modo, parecen dispuestos a renovar su esperanza a cada instante aunque lo disimulen debajo de su negra envoltura de amargados universales, en virtud de una suerte de pudor metafísico; como si el pesimismo, para mantenerse fuerte y siempre vigoroso, necesitase de vez en cuando un nuevo impulso producido por una nueva y brutal desilusión (Ernesto Sábato. «Sobre héroes y Tumbas cap. 4
Hoy les duele todo, tal como un veterano jugador de futbol en sus últimos partidos de profesional. Tanto les duele que les afecta la memoria. Los que se alarman con los golpes a jubilados, y lloran que en Santa Fe , un ministro que era de seguridad y solo piensa en eso, como si la seguridad fuera una causa y no un resultado, hoy devenido en títere gobernador de las corporaciones del poder burgués local y de las trenzas nacionales de sus operadores, les tire abajo sus jubilaciones y su condición de existencia real y no simulada.
En ese espacio de dolor veterano, de soñar con ser goleadores de área, terminan dando pases laterales cuando consiguen tenerla, cosa que no ocurre con mucha frecuencia. Así es que disimulan con declaraciones, amagan con sacar chapa de patrón en el terreno de juego, sabiendo que no tienen vitalidad ni destino, ni para retar al alcanza pelotas en la línea. Eso por lo que ahora lloran estaba ínsito en el curso de los últimos diez años, pero no, cuando las piernas parecían fuertes, lo correcto era revisar el programa de transición, hacer alianzas o al menos auspiciarlas con otras clases sociales, ir a la cola de la CTA, abrasarse con los tan burócratas como los otros de Ansafe Rosario y terminar por hacer de fiscales en elecciones donde primero llamaban a votar al FITU y luego, para “evitar el mal mayor”, inclinarse por Massa.
Lo cierto es que hoy desde el vestuario , especulando en que a lo mejor tiran un año más en algún equipo del torneo argentino o sacarse unos mangos en algún club de campo de nuestra provincia , llama por radio a “recordar” que también Cristina le metió un veto a los jubilados y que el mentor teórico de la reforma del régimen jubilatorio en la provincia es un radical , tanto como el gobernador, y agrega lo mal que hacen los socialdemócratas de los fallecidos Binner y Lizfchin , y se asombran con que planean una marcha para cumplir cuando se trate el proyecto que ya tiene asegurados los votos. No se acuerda “el jugador” y su equipo Marabunta, que ahí a la vuelta de su pasado, las fuerzas productivas crecen y el capitalismo tiene para rato. Infla el pecho y dice “yo soy marxista “ para seguidamente darle consejo a los peronistas.
Es inútil, cuando de niño el maestro no te enseño a patear con la izquierda, de viejo no vas a poder patear un centro con esa pierna . Eso sí, a pesar de todo, nunca vas a perder la identificación con el mal entrenador , que hoy dice , también veterano , que hace política obrera presagiando una crisis a la vuelta de la esquina.
Es cierto, después de tantas chicanas, de registro de único titular de la brújula orientadora del camino a la superación del conflicto social , de horas de reuniones, se termina como Pedro Navaja, “la vida te da sorpresas; sorpresas te da la vida”. Ahora. Digo. No será hora de darse cuenta que el sujeto del cambio social es la clase trabajadora. Que la vanguardia de esa clase necesita organizarse en un partido de clase, con programa socialista y métodos de lucha acordes a los objetivos emancipatorios que le son propios. Que desde Norma Pla para adelante queda claro que los jubilados no pueden gestar nada porque en todo sentido carecen de la posibilidad de ejercer presión de clase sobre la burguesía a la que solo le importa mejor explotar a sus trabajadores activos y garantizar la reproducción, acumulación del capital que las coloca en condición de clase dominante.
La economía mundial y sus barreras nacionales contenedoras de las distintas burguesías territoriales y sus recursos bélicos, han puesto de manifiesto y demostrado que en el seno del capitalismo los elementos materiales del socialismo se hallan ya reunidos, pero entorpecidos por la envoltura de formas jurídicas y mecanismos comunicacionales formadores del sentido común en las masas trabajadoras – Las formas jurídicas y los mecanismos ideológicos de dominación de clase, acompañando a la relación capital-trabajo y la vigencia de la ley del valor se han convertido en un obstáculo intolerable para el desarrollo del ser humano. El tiempo concreto y no de futuro abstracto es el que pone al orden del día el derrumbe revolucionario del capitalismo, que no ha de caer por sí mismo, ni se reformara por sus instituciones de seguridad social, sino que a la inversa amenaza con destruir todo signo de una existencia digna de la condición humana.
Es hora de dejar a esta militancia que exhibe tantos fracasos en su cosecha. Trotsky sentenció en su testamento una premisa que hoy toma su total envergadura: “La vida es hermosa. Que las futuras generaciones la libren de todo mal, opresión y violencia y la disfruten plenamente.” Para eso era necesario un nuevo partido de la clase trabajadora mundial. Era necesaria una militancia seria, responsable, ajena de los reformistas y los oportunistas. Sin políticas de acuerdos o alianzas de clases y despojada de toda impronta burocrática. Hoy esas necesidades son de mayor magnitud. Que la joven vanguardia trabajadora desde su experiencia y su autoeducación, sea capaz de tomar esta posta y cumpla con estos desafíos.
Nuevo Curso