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EL “EJEMPLO DE LAS MEDIAS”.

Ayer 11 de setiembre 2024, mientras el parlamento exhibía su verdadero rostro político opresor y las agencias de seguridad de conjunto hacían sus ensayos represivos con personas que se ubicaban en espacio público , en paralelo  se informaba ,  como si un fenómeno no tuviese que ver con el otro , que l a canasta básica subió un 4,4% en agosto y una familia necesitó más de $930.000 para no caer en la pobreza.

Estas cifras que remiten a la objetividad de la situación social de la clase trabajadora y los sectores populares que han sido excluidos de la producción formal y del vínculo laboral cotidiano, no pueden ser observadas y analizadas desde un juicio de valor descalificatorio sin que a ese resultado debe llegarse apreciando la relación económica específica entre trabajadores y capitalistas,

La  condición estructural de la relación productiva entre el trabajador “libre” (libre de coacción y sumisión personal) y la posición del propietario de los medios de producción bajo la forma productiva y social específicamente capitalista es una relación de producción resultado de toda una larga etapa histórica de luchas, robos, confiscaciones, estafas, deudas, etc. (acumulación originaria) para subordinar los trabajadores al capital. quedando el proceso de producción/reproducción social bajo el comando directo del capitalista.

Este factor es el que establece la responsabilidad por el efecto social caracterizado como pobreza e indigencia en el extremo subjetivo de esa relación que termina apropiándose del valor generado por la intervención humana del trabajador en la producción de mercancías.

Que el trabajador sea libre significa que es propietario de su fuerza de trabajo,. Bajo el capitalismo ya no existen aquellas formas de subordinación personal propias de la esclavitud o el servilismo, relaciones de producción en las que el trabajador carece de entidad autónoma como sujeto de contrato, por tanto como ente de juridicidad.

La acuciante situación que denotan las cifras difundidas expone también este segundo elemento, la reinstalación simbólica y concreta, de vínculos humanos que hacen que las condiciones de existencia se retrotraiga a situaciones donde el sujeto pierde tal condición al someterse a espacios donde sufre la coacción limitante de su libertad. Repárese al efecto, en el sometimiento que padece quien se incorpora por necesidad de sobrevivencia a emprendimientos donde quien se beneficia de su labor permanece oculto , disfrazando la relación capital-trabajo como microemprendimiento.

 A título de ejemplo ,nunca existieron en las grandes ciudades argentinas la cantidad de vendedores de medias como los que se aprecian en la actualidad, situación que a poco que se observe con detenimiento da referencia de un proveedor general de esa mercancía que no aparece en pantalla pero termina siendo el verdadero beneficiario de la actividad comercial, en la medida en que captura compradores compulsivos por el estado de necesidad en que se encuentran de esa mercadería que se expande sobre el mapa social como “salida”, quien finalmente son los que realizan la mercancía en dinero a beneficio del único proveedor.

Esa situación informal, sin control alguno, concretizada en una suerte de mendicidad encubierta, reproduce el circuito del capital sin capitalistas a la vista.

La forma jurídica, contrato de trabajo, es la que muta y da signos de agonía en  razón de la crisis de reproducción que padece el capitalismo global y más específicamente en nuestras tierras por la condición predominantemente tardía, atrasada y dependiente de nuestra estructura productiva.

El capital exige la contraposición de trabajadores que se presenten como dueños de lo que venden que no son medias sino su fuerza de trabajo, que es hacer que las medias lleguen a transformarse en dinero y a la vez oculten las condiciones de sometimiento laboral cuasi-esclavista en las que efectivamente se producen, ya que al no tener cadena de comercialización directa, no están sometidas a control alguno, ni tampoco dejan explicar cual es el capital dinerario invertido en su generación y su procedencia.

El  “ejemplo de las medias” puede trasladarse con mayor o menor diferencia accidental específica, a infinita cantidad de mercancía, como por ejemplo las golosinas con fecha de vencimiento fenecida que emplea a las infancias en la transacción callejera.

Los trabajadores, entonces, se ven obligados a ofrecer sus capacidades productivas también denominadas fuerza de trabajo (buscar empleo; ofrecer su trabajo) a las empresas para poder sostenerse como individuos. Como familia y como clase, y es allí donde más severamente  funciona la coacción económica. Esto  remite a un dato insoslayable por su objetividad: los trabajadores necesitan acceder a los valores de uso mercantiles sin los cuales no podrían subsistir ni ellos ni su familia. La falta real de concreción material de esa situación es la que define la pobreza. La pobreza es , por fuera de todo discurso, un  fenómeno social signado por la carencia y el impedimento material de una persona y su contexto familiar para el acceso a bienes que le proveen satisfacción de sus necesidades elementales de salud, educación  y vivienda por fuera de cualquier otro eufemismo ideológico.

El espacio de la moral al que acude la izquierda del régimen republicano,  concentrado en la negación del valor justicia , sin explicación suficiente respecto a que la pobreza anida tendencialmente dentro de  la relación capital -fuerza de trabajo ,  rebaja al posible  movimiento social que reacciona a estas condiciones de existencia,  y lo posiciona dentro de  una variante más de una simple manipulación de las masas humanas trabajadoras  con vistas a alcanzar tales o cuales objetivos del poder usando las cifras para dar cuenta del fracaso de una gestión de gobierno en particular   y en ningún caso se apunta a los factores objetivos que los determinan, ínsitos en la propia relación fundante del capitalismo.

La deriva de ese juicio solo concentrado en el reproche a una gestión de gobierno, coloca a la política  de partidos y al parlamentarismo  en escena, ocultando a la clase dominante en sí, que es la que en definitiva saca beneficio para sus intereses desde el propio fenómeno en sí.

El sentido humano se aparta de la esencia misma del movimiento para establecerse en otra esfera que trasciende a este movimiento: el campo de la ética solo como juicio abstracto e indiferenciado .

El incremento incesante, permanente de los índices inflacionarios , por fuera de transitorias mesetas, las cifras de la pobreza y la reducción del salario real del trabajador formal en proyección histórica constatable, dan cuenta de una situación de asimetría social ,  que por fuera de toda defensa ideológica de las bondades del capital que rutinariamente se hace desde las usinas del poder burgués y sus intelectuales orgánicos lo que exhibe no es otra cosa que la incapacidad de ese modo de producción para seguir siendo la causa y efecto del orden social que cada vez es más requirente de la intervención de fuerzas represivas estatales para su continuidad forzada.

En este sentido, y avanzando un poco más por sobre las apariencia, parece ya constatable e indubitable, porque  la acumulación de la miseria es una condición necesaria que se corresponde con la acumulación de riqueza, que la población sobrante, además de su rol como ejército de reserva, cumple un papel  significativo en la  reproducción  forzosa y cada vez menos consensuada del capital 

              Siendo el fenómeno de esta entidad, lo cierto es que vivimos como producto de este resultado transitorio de la lucha de clases un proceso social isomorfo que hace que permanezcamos en la forma pero en modo complementario y contemporáneo, estemos vacíos sustantivamente  en nuestra existencia real al punto de perder entidad como organización social históricamente constituida.

               Ese cambio específico ha dejado vacuo el otrora explotado sentimiento de patria y en paralelo ha consolidado como negación dialéctica el sálvese quien pueda, que incluso se traduce hoy, en el comportamiento social indiferente e individualista que se puede advertir de la reacción social inmediata a la observación de que una persona mayor sea golpeada en la calle por fuerzas de seguridad que dicen defender al conjunto social y sus “derechos” a contar con seguridad afectada por una presunta “alteración del orden”.

     La indignación, la bronca no alcanza si no se cuenta con herramientas políticas para dar cuenta suficiente de todo este complejo fenómeno y las masas trabajadoras no intervienen de modo activo y autónomo en el espacio político para terminar con la relación social productiva que día a día refleja en pobreza y miseria su incapacidad para dar respuestas a las demandas elementales de sobrevivencia de un cada vez más alto porcentaje de población sumergida en la pobreza y carencia estructural.

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