La moderna clase obrera paga caro el conocimiento de su vocación histórica. (…) Los que han caído en el campo del honor se encuentran, como Marx escribía de los héroes de la Comuna, “grabados en el corazón de la clase obrera para siempre”. Ahora caen millones de proletarios de todas las naciones en el campo de la vergüenza, del fratricidio, de la autodestrucción, con el canto del esclavo en los labios. Hemos debido sufrir hasta eso. (…).Pero no estamos perdidos, y triunfaremos si no hemos perdido la capacidad de aprender. Rosa Luxemburgo
El gobierno que tiene la gestión de los intereses de la burguesía de conjunto, en el contexto del aparato comunicacional e institucional en el que se desenvuelve generó una operación mediática más que se suma a todas aquellas que con diversos perfiles ha producido a partir de la asunción formal del mando.
Hay un propósito manifiesto en ese sentido de banalizar el balcón de la Casa Rosada buscando restarle el sentido histórico y simbólico que detenta por ser el espacio de situaciones reales y no diseñadas por formadores de imagen. En ese objetivo en la víspera, quien conduce los intereses de la clase dominante ocupó ese espacio para sonreír y mover la manito hacia el vacío a sabiendas que un grupo de estudiantes universitarios realizaban actividades públicas en la propia plaza de mayo. A esa teatralización de sainete conventillero se sumó gran parte del gabinete.
Siempre la acción resulta insignificante en su contexto material, pero son los sitios montados en las redes sociales y los restantes medios de comunicación quienes se ocupan ideológicamente de transformar una jugarreta en una foto e imagen con efectos políticos.
Más allá de todo esto , lo cierto es que en la plaza de mayo, se realizaron clases abiertas propuestas dentro de una plan de acción gestado desde la Asociación Gremial Docente en conjunto con estudiantes de la Universidad de Buenos Aires siendo esta iniciativa ,parte de una serie de acciones destinadas a destacar la importancia de la educación superior gratuita y su accesibilidad, en el contexto del conflicto que enfrenta a los distintos actores de ese nivel educativo con la gestión gubernamental por el presupuesto para esas instituciones, en el que el ejecutivo ha vetado una ley de mejora de ese presupuesto y conseguido que luego ese veto fuera confirmado por la cámara de diputados.
El lema de la medida :“Universidad de los trabajadores y al que no le gusta, se jode”, es el que se contrapone a la opereta gubernamental pasible de toda repulsa. Sin embargo , es el propio lema el que denuncia y facilita la operación del ejecutivo, en tanto el lema en si mismo implica una ideologización y una farsa encubierta en el concepto que habilita cualquier reacción de la clase dominante, advertida de la falta de raíces materiales de la consigna y la contradicción implícita en la propia premisa.
La pregunta inmediata es ¿Quién se jode?, y subsecuentemente ¿ a quién no le gusta que la universidad sea de los trabajadores? ¿Una universalidad implícita aún en la misma denominación de la institución puede ser propiedad de un sector social dentro del orden capitalista que supone por definición y desenvolvimiento el conflicto social de clases antagónicas nacidas desde la propia estructura objetiva de la relación capital-trabajo?
No obstante, si lo que se vocifera es que la universidad es de los trabajadores, por qué entonces los trabajadores no han sabido dotarla de presupuesto y la demanda se corre al Estado, que sin duda no es de los trabajadores. De que manera la universidad es de los trabajadores, a través de la gestión de decanos impuestos por la política burgueses y formados intelectuales orgánicos de esa clase.
Mas allá de ello, quienes vociferan la consigna y asisten a esas clases públicas que implican reconocer la debilidad política de la lucha en tanto la clase , de la universidad, transcurre de espaldas a la vida cotidiana de los trabajadores, que si alcanzan a pasar por el lugar, solo pueden aprender por sus sentidos lo visible, es decir, un grupo de jóvenes y un profesor y banderas de organizaciones estudiantiles, raquíticas a la hora de expresar cómo y por qué ahora, se acuerdan de la clase trabajadora cuando en las aulas desde la gestión de Nestor Kirchener a la fecha lo que se hace es poner en duda la existencia de las clases y más aún objetar la necesidad de un partido de clase que organice políticamente a los trabajadores, navegando para donde el viento sople desde la prédica de la horizontalidad con Negri, Hart y acomodaticios vernáculos, pasando por los cultures del estructuralismo lenguístico y aterrizando en las infinitas variantes del posmodernismo.
Dificil, no explicito y no debatido, como es que la facultad de ciencias económicas es de los trabajadores, cuando de sus aulas prosperan intelectuales orgánicos de la clase dominante dispuestos al mejor postor a ser voceros de las teorías económicas burguesas que se puedan generar y repetir como credo , que El Capital es un libro obsoleto, siendo que la base de ese texto es la premisa de que la emancipación de los trabajadores es la obra de los trabajadores mismos.
Mas difícil aún es comprender como se afirma que la universidad es de los trabajadores cuando los comicios realizados a su interior, dan cuenta de la prevalencia de corrientes políticas e ideológicas cultoras de la alianza de clases , esto es, implícitos activistas de los frentes populares o al menos cualquier versión policlasista de la cuestión.
Todo este carnaval, que ni siquiera tiene relato en la ley de mejora del presupuesto vetada por el ejecutivo, y que sin embargo los que dicen luchar defienden , es una hojarasca que no deja advertir que existe en el fenómeno un problema medular. No hay definición de cambio social posible, si previamente no se identifica al sujeto social constructor de ese cambio.
Esa es la tarea de la que se ocupa la comprensión e intervención en los fenómenos sociales que impone toda aproximación al conocimiento del ese fenómeno en sí. Si hoy estudiantes ocupan en minoría espacios públicos buscando visibilizar su situación es claramente porque la situación no es visible, y si no lo es, probablemente se deba a que los trabajadores en abstracto que nutren los cánticos, no viven la situación en la existencia concreta.
Hay que advertir en esto que hay un problema de transición temporal que no se verifica cuando raudamente se acude al luchismo, que es la condición de persona que trabaja en la situación objetiva de un grupo significativo de estudiantes, pero eso no implica , que esas personas se reconozcan subjetivamente en la condición de clase trabajadora para sí, ya que lo que la propia propaganda estudiantil deja ver que necesitan de esa institucionalidad para su ascenso social, es decir, para una perspectiva existencial en el orden capitalista y nunca contra ese modo de producción sustentado en la explotación y la opresión . En otras palabras, alguien podrá trabajar para vivir , pero su pretensión es que se le habiliten posibilidad de estudios para que su fuerza de trabajo sea a futuro mejor remunerada aceptando desde el inicio la propia relación capital-trabajo y su reproducción , aún cuando esta objetivamente le esté dando cuenta ya, por la propia falta de presupuesto, que esa representación de la existencia se nutre de una crisis significativa.
Lo cierto es entonces, que lo necesario es que la política educativa para estudios de nivel superior no puede surgir de cualquier Estado, para que efectivamente se centre en la situación de emancipación social del trabajador, sino única y exclusivamente desde el poder obrero y la construcción socialista de una nueva sociedad. Si ese objetivo estratégico se plasma, no será necesario que alguien se joda, pues el estudio será una actividad humana liberadora como la que produzca todo hombre liberado de habitar en una sociedad de clases dominada por relaciones sociales de producción capitalistas que implican explotación humana y opresión.
En definitiva, un balcón al que se busca degradar en su significación histórica, una plaza alejada de todo grito emancipatorio , operaciones mediáticas y caminos infructuosos bajo paraguas ideológicos estériles, dejan ver en ese fenómeno, una vez más , el problema del sujeto, en este caso entendido como sujeto revolucionario, el poder, y la praxis revolucionaria. Dicho de otra forma, el surgimiento del sujeto, su tránsito desde la metafísica del ser genérico a la historia hecha por el sujeto concreto , su formulación revolucionaria, y su permanente conflicto con el Estado en tanto institucionalidad del poder burgués.
“Sólo cuando el hombre deje de ser un artículo de consumo para sus congéneres más fuertes, podrá terminar la prehistoria canibalística y comenzar la sociedad auténticamente humana” Fromm, E. (1997). El Amor a la Vida. Barcelona: Altaya. (p. 196).
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