Las enseñanzas de las luchas revolucionarias del siglo XX y las reacciones burguesas a las mismas imponiéndole su generalizada frustración que se simbolizó de manera icónica con la caída del muro, pero que bien pudieron tomar cuerpo con las escenas de los tanques rusos en Hungría, la rebelión polaca, y demás , derivaron también en un espacio académico que también en forma generalizada expresó verse imposibilitado para brindar respuestas precisas al fenómeno que objetivamente plantea como necesario e imperioso la superación de un orden social que en agonía amenaza con la desaparición misma de la vida planetaria
Esa impotencia y esterilidad intelectual orgánica para la clase trabajadora, solo pudo ubicarse en el plano de la crítica pero jamás avanzó a la crítica de la crítica, sino que prefirió abandonar las pretensiones de un discurso totalizador y abarcativo de la tarea emancipatoria de los trabajadores, para abocarse a la intervención puntual en lo diverso dentro de lo ya dado como sistema dominante.
La propuesta fue encontrar las contradicciones relativas esquivando la contradicción esencial emergente de la relación capital-trabajo , naturalizando la reproducción orgánica del capital y su marco jurídico de institucionalidad, donde la adscripción necesaria a las potencialidades de la democracia, nunca demostradas por esta, a pesar del tiempo transcurrido, terminó adoptando forma jurídica por vía de la estrategia de declaración de derechos subjetivos al individuo entendido como particularidad, que nunca pudo progresar a concreción material alguna, permaneciendo como texto de toda la literatura jurídica de la época, en rimbombantes pactos, declaraciones y constituciones “sociales”.
Los que advirtieron estas circunstancias relevando los datos económicos que ubican una significativa crisis de reproducción del capital, ensayaron filosóficamente el fin de la historia , proyectaros el posestructuralismo y finalmente el posmodernismo.
Es ese contexto cultural disfrazado de populismo o progresismo contenía sin embargo, en su propio desarrollo dialéctico de la prevalencias de tendencias a su interior que superaron el rol de contención de masas de las primeras proposiciones y avanzaron a la negación lisa y llana de lo colectivo, poniendo en el centro de la escena consciente de los hechos cotidianos, y en los imaginarios de lo individual, la prevalencia necesaria del utilitarismo, la atomización y su correlato en el modelo de libertad individual negativa, conforme al cual el único limite de mi existencia lo pone la pretensión idéntica de otro individuo que no tiene otra lógica que la competencia, como reflejo de la competencia mercantil, el empredurismo y el paradigma del sálvese quien pueda.
Es ese modelo cultural que niega la cultura como proceso y actividad humana en sociedad y por ende necesariamente colectivo y en sentido inverso, la concibe existente como situación individual presente exclusivamente, desde el momento en que el sujeto se considera a sí mismo como tal.
En los tiempos del actual gobierno, ese paradigma fue invocado en campaña electoral señalando un enemigo simbólico nunca individualizado, como causante de las penurias de los trabajadores argentinos, y el cúmulo cada vez más creciente de quienes han perdido estructuralmente su capacidad para poner en venta su fuerza de trabajo y encontrar comprador.
Las distingas corrientes rezagadas del populismo y el postestructuralismo, creyeron encontrar defensa en la crítica a la llamada “cultura del odio” que habría nacido de buenas a primeras desde la asunción del mando de la actual administración estatal. Ese fetiche farsesco de acudir a una noción abstracta como lo es lo que se define como “odio”, omite tener presente que coexistimos con duros esfuerzos dentro de una sociedad de clases en permanente conflicto y ese conflicto incorpora en sí mismo situaciones de contraste y confrontación que puede oponer a las clases en pugna en situaciones subjetivas asemejables al odio, con lo que el actual gobierno no inventó por sí el odio, sino que le dio a sus intervenciones una forma particular del mismo.
Ahora bien, este escenario en relación con la defensa ofensiva que la burguesía hace de sus intereses advertida de la crisis de reproducción que tienen los basamentos de la generación de capital y su acumulación, ubica a los sectores medios y en particular a la franja juvenil de esos sectores en abierto contraste con lo que significaba la juventud en otros momentos históricos de la lucha de clase en nuestro país.
Lo cierto es que en ese espacio social toma cuerpo una acción concreta de comportamiento habitual que guarda necesario parangón con los puntos estratégicos que se impone la burguesía para sobrevivir como clase social dominante. Ese comportamiento no tiene una esencia significativa en sí, pero si coordenadas prevalentes que permiten identificarlo. Una esencial es “yo hago lo que quiero y me importa nada el otro”. Segundo si el otro me cuestiona entra en la lógica relacional del amigo-enemigo que impone la necesidad de vencerlo de la manera que fuere. En tercer orden , la cultura de la imagen y la provocación que de plasmarse da al personaje activo prestigio en el sector. El hilo que cose todos estos elementos es el medio prevalente de los sitios virtuales que les otorga impunidad o mayor posibilidad de trascendencia peligrosa que el fenómeno concreto.
Todo esto estaba larvado dentro del kirchnerismo ante quién la política burguesa tradicional hizo un retroceso, marcando la muerte del radicalismo como partido de los sectores medios , quien en su agonía optó por mimetizarse en los cargos intermedios del poder institucional y ocultarse tras la figura de Mauricio Macri quien no tardó en fagocitarlos al costo de tener que romper con ese modelo político y endeudamiento mediante mostrar su incapacidad de gestión que hizo que sectores masivos de la población se inclinaran por un retorno de la patria peronista con faldas, bajo compromiso de “volver mejores” y encubierta con la presencia de un payaso nacido de la Universidad Pública y docente de la misma que se ocupó de mostrar su parasitismo terminando por moldear una política de hacer la plancha para llegar a alguna parte según el destino que en los últimos tramos le trazó el ex militante de la derecha liberal del sistema que pese a rescatar al compañero de ruta no pudo evitar su tropiezo con la tendencia dominante que es la que hoy gestiona los intereses del poder burgués.
En ese contexto toma visibilidad, un video realizado por una joven que coloca flores de manera ritual en las puertas del edificio que ocupaba la AFIP hoy desguazada con significativa cantidad de trabajadores despedidos, apoyando la determinación política del ejecutivo. En el mismo plano puede citarse , con mayor envergadura, el asado en Olivas con los diputados que permitieron vetar la ley de reasignación de partidas para jubilados o las felicitaciones dadas a quienes ratificaron el veto a una modificación del presupuesto requerida por las autoridades de las universidades nacionales.
La respuesta inmediata es de corte ideológico y por ende funcional a los intereses que consiguen satisfacción en la economía real, trazando un discurso de naturaleza moral para ese comportamiento, cuando la propia naturaleza del Estado argentino niega culturalmente toda moral y es partidario acérrimo de una moral específica: la no moral.
Decir que la joven periodista puesta en florista mordaz y cultivadora efectiva del me “hago encima de ti y me gusta” o el joven que “casualmente” baja de una combi con pose de reportero en medio de la plaza del congreso justo en el momento de la confirmación del veto , son sujetos despreciables no cambia la ecuación , porque el tema no es un fenómeno individual sino colectivo y es a ese extremo donde todo el frente burgués se asocia para encubrirlo en la medida que su presencia en lo real desvía la atención hacia situaciones secundarias.
El fenómeno no es exclusivo de la gestión de gobierno, también opera en el plano de los que dicen luchar. Si se repara en que la magnitud del fenómeno expuesto exige un abordaje desde diversos frentes de lucha todos centrados en impugnar la naturalización del orden capitalista y señalar sus absurdos, lo propio ocurre con igual premura en torno de las acciones publicas en la que deriva en concreto esa lucha. Ocurre así por ejemplo que no existe en ese espacio político ninguna reserva de lo que se hace, como se hace y para qué se hace.
Esto sucede porque las organizaciones que integran el FITU, asimiladas como la izquierda del régimen apuntalan el exitismo en tantos sus derivaciones negativas aún le otorgan protagonismo en un escenario imaginario al quien todos quieren subir persuadidos que si no tienen letra ni presencia en la escena mediática se sentencia su inexistencia-
Lo cierto es que en Santa Fe en ocasión de tratarse un proyecto jubilatorio del gobierno luego convertido en ley, conociéndose de antemano que los números parlamentarios se enfilaban con soltura a su aprobación, el aparato sindical montó una reacción propia de su lógica y movilizó a la capital desde distintos puntos del interior de la provincia y de la propia capital afirmando la necesidad de la presencia para “evitar” que la ley se sancione. Luego de la misma manera que en el congreso nacional lo que se sigue es el repudio estéril , pero útil para que las agencias represivas y las fiscalías pertinentes imputaran delitos a dirigentes sindicales por los que los detuvo, allanando previamente sus domicilios para que luego de audiencia imputativa recuperaran su libertad ambulatoria y provisional , condicionada a la continuidad del proceso penal abierto.
Lo sorpresivo es que también en esta semana uno de los detenidos recibió una premiación desde una escuela de la provincia, lo que implica una nueva rosca del mismo giro ante la potencialidad de acusaciones por apología del delito, recordando que por el mismo orden legal al que adscriben los diputados y partidos del FITU, el orden jurídico penal, contempla esa figura delictiva y trata al gremialista premiado como un sujeto sometido a proceso e imputado por una conducta delictiva.
Lo evidente es que la reacción “de izquierda” tampoco contempla los actos del enemigo de clase, borra con un codo todo el pasado de lucha represiva y los registros de desapariciones por prácticas genocidas del mismo poder burgués, con lo cual al no hacer un balance necesario del caso y tomar las prevenciones pertinentes a futuro se suma a la opereta de los emisarios del poder formal.
La realidad miserable de nuestra existencia en nuestra sociedad, nos persuade por sí misma de la necesidad de luchar , pero esa lucha no puede nacer de los mismo presupuestos filosóficos individualistas del enemigo de clase sino de su impugnación en plano de poner en evidencia la agonía de ese orden social capaz de autorizar cualquier cosa y acudir a la represión con todo un sistema normativo de respaldo sin que la clase trabajadora no advierta de los riesgos que esto implica en un régimen bonapartista.
uturo de los pueblos. Este trabajo examina el potencial de grupos revolucionarios casi olvidados -deliberadamente-, organizados de manera colectiva e involucrados en procesos de trasformación social y productiva, con un reclamo legítimo de sus territorios para la gestión social, productiva y ecológica de los mismos. Sus actividades actuales los involucran en procesos para consolidar una estructura diferente de sociedad al margen del sistema global. Su constitución fundamental como sujetos revolucionarios subyace en la unidad comunitaria, como un legado histórico precolombino que comprende otras cosmovisiones. Comunidades rurales de América Latina, campesinas e indígenas, están reformando sus organizaciones y estructuras de gobierno para tomar el control de los territorios que han reclamado por generaciones. Resultado de ello es una importante capacidad autogestiva para controlar la producción y el uso de los excedentes. La gestión colectiva de excedentes implica la movilización de recursos y energías subutilizadas para mejorar el nivel de vida, asegurando la conservación y restauración del medio ambiente; esto representa un elemento clave para la comprensión de la transformación social a partir del sujeto revolucionario desde la comunidad. Cabe destacar que las comunidades no emprenden movimientos aislados; están coordinando sus esfuerzos para compartir información y conformar alianzas (regionales, nacionales e internacionales) reforzando su alcance político. Se trata de diversas expresiones de cambio social que emergen como un creciente movimiento que comparte la consigna de construir sociedades, realidades y mundos distintos.
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