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OLVIDOS GRAVITANTES.

En Argentina, un significativo  crecimiento de la miseria y empobrecimiento de la población donde destaca la clase trabajadora, los jubilados y la llamada población económica sobrante contrasta en el mundo de las imágenes construido por los aparatos comunicacionales del poder burgués con una suerte de confirmación del paradigma “lo peor ya pasó” y el conexo “lo que viene es mejor para todos” , que toma esa apariencia en  base a la artificiosa  estabilidad del dólar e índices  de inflación que se comparan con datos  del 2023 ocultando que por aquel entonces no se vivía en el paraíso y precisamente por eso era necesario la llegada de los actuales operadores políticos al servicio de  un nuevo Luis Bonaparte en siglo XXI que pretende colocarse por encima de ese contraste de situaciones y de las clases en ellas involucradas

Nada de esto tiene que ver con el aumento de lo que se paga por servicios médicos, sean de obras sociales o de las prepagas, de los alquileres, de los servicios con prestadores estatales o privados, y de los consumos de primer necesidad alimentaria .

Lo que se oculta cuando se construye ideológicamente una situación y se pretende consolidarla en objetividad a través de la formación de sentido comú es  que esa supuesta “salida de la oscuridad”está basada en una toma extraordinaria de ganancias de los bancos y los grandes empresarios, a través  del blanqueo de capitales y del costo social pagado por quienes han resultado víctimas de  una oleada de despidos  y la caída significativa del salario real . Tampoco se hace consciente y se altera en esa construcción de un relato que exhibe al Bonaparte criollo como artífice de un resurgir , el carácter estructural del fenómeno y su directa referencia a la crisis global del capital para su reproducción del orden con consenso de mayorías.

     En este contexto, los intelectuales orgánicos del poder burgués tratan de explicar el contraste real entre la objetividad de las relaciones intersubjetivas construidas en la sociedad civil bajo vínculos que en todos los casos se ligan a la producción y circulación generalizadas de mercancías y apropiación privada del valor generado por la fuerza de trabajo humana y la ficción publica que ofrece la acción política, acudiendo a la crisis terminal de la forma “partido político” por descrédito y corrupción y a la emergencia de nuevos actores sociales que no se sienten incluidos ni representados por esa estructura que el gobierno de modo paradójico -en tanto está incluido – como “la casta”.

Este último movimiento no tiene otro propósito final que desplazar a los trabajadores de lo que se conoce como “la cosa pública” de modo que ella que al exclusivo manejo antojadizo del poder burgués sin espacios críticos . Sin embargo  ese propósito tiene un importante obstáculo en el tiempo, por fuera de éxitos circunstanciales , que está dado por un fenómeno que no tiene variación histórica marcado por el hecho constatable en el tiempo de que las masas de trabajadores que componen la clase trabajadora en sí , no aceptan la idea de que los asuntos públicos  no son a la vez propios de los intereses de esa clase . “Los obreros son políticos  activos por naturaleza y quienes le propongan del modo que fuere abandonar la política se encontrará más temprano que arde abandonado por ellos” (Carta de Carlos Marx a F. Bolte- Londres 23 de noviembre de 1871)

Sin embargo , debe quedar lo suficientemente claro a toda la militancia de la vanguardia de trabajadores cualquiera fuese su actual lugar de participación , una cuestión que el propio activismo muchas veces olvida y que el propio Marx, en el mismo texto citado, expone:”….todo movimiento en el que la clase obrera actúa como clase contra las clases dominantes y trat de forzarlas presionando desde fuera, es un movimiento político. Por ejemplo la tentativa de obligar mediante huelgas a capitalistas  aislados a reducir la jornada de trabajo  en determinada fábrica o rama de la producción , es un movimiento puramente económico , pero por otra parte si se trata de un movimiento general de toda la clase con vistas a obligar a que se legalice  la jornada, en un movimiento político….así pues , de los movimiento económicos separados de los trabajadores , nace un movimiento político , es decir un movimiento de la clase , cuyo objetivo  principal s que se de satisfacción a sus intereses en forma general, es decir, en forma que sea compulsiva para toda la sociedad”

Todo lo dicho, puntualiza en sentido último, la centralidad de la relación capital-fuerza de trabajo dentro del modo de producción que es propio del orden social capitalista. Ella misma es la que impone, no como reflejo sino como efecto necesario e su particular constitución que el capital sea el mal  grave con el que hay  que acabar , a partir de que dicha tarea ocupa el espacio consciente de las determinaciones cotidianas de los trabajadores quienes trabajan para subsistir pero a la vez sienten el imperativo categórico de trabajar para superar esa primaria relación capital-trabajo desde donde nace su existencia misma.

Es por tanto el antagonismo de clase que el desarrollo social crea  entre los capitalistas y los obreros asalaria dos  lo que nutre de esencialidad al existir y desde él es donde surge la necesidad imperiosa del cambio social.

El desarrollo del oportunismo  reformista, con su desenvolvimiento de aparato sectario al interior de sus organizaciones, amparado por la forma de una suerte de cooperativa electoral y la constitución de la clase trabajadora como “clase para sí”, desde su vanguardia militante, operan entre sí en sentido inverso, ya que la supervivencia de los aparatos solo puede justificarse cuando las circunstancias históricas  hacen que aún no se posibilite una acción política independiente de los trabajadores. Cuando ello no ocurre, como lo determinan las circunstancias actuales de la lucha de clases  y ese mentado pase de clase en sí a clase para sí deviene  imperativo, los aparatos concentrados en el FITU y grupos satelitales  juegan un rol reaccionario  y se transforman en obstáculo que debe ser denunciado frente al creciente uso por esas estructuras del fraude de etiqueta que presenta en lo simbólico general , lo falso como verdadero. Llevan en sus nombres la palabra socialismo y trabajadores, pero solo como signo lingüístico . Lo portan como una cáscara vacía, pero nunca como su objetivo, en forma tal que ambos se diluyen en concreto por la prevalencia de un capitalismo reformado y la negación a considerar al trabajador como sujeto social del cambio revolucionario .

Allí donde la clase obrera no  ha desarrollado  su organización lo bastante para emprender una  ofensiva resuelta  contra el poder colectivo, es decir, contra el poder político de las clase dominante, se debe por lo menos prepararla  para ello mediante una agitación constante  contra ese poder y adoptando una actitud hotil hacia la política de la clase dominante. En caso contrario la clase obrera será un juguete en sus manos” ( Carlos Marx. Op cit. “Carta a F. Bolte)

  La acción de agitación y propaganda  necesita dar un orden prioritario a la tarea de señalar a la relación capital-fuerza de trabajo  como el espacio concreto de lo real donde emerge de modo antagónico la propia clae trabajadora , que implica por su contenido en los hechos la concentración con forma jurídica de propiedad privada de los medios de producción  en manos de pocos  y su institucionalización en el poder estatal por el que se legaliza constitucionalmente el monopolio del ejercicio de la violencia de esa institucionalidad sobre los explotados.

Es en ese sentido que debe advertirse de todas las formas posibles a los trabajadores que el poder del Estado no es más que una organización gestada con forma jurídica de Constitución  o ley superior, por la burguesía  en tanto clase dominante, para proteger y facilitar la reproducción del capital , con los privilegios y desigualdades que de ella se siguen.

Por esto es significativo conocer, comprender y entender que las ideas concentradas en el programa político del socialismo en tanto nueva sociedad  construida desde  órganos específicos del poder obrero, se adquiere por los trabajadores  como tales una vez que logra penetrar en la conciencia colectiva de esa clase . Si esto no ocurre, el solo hecho de existir como clase en sí por su posicionamiento específico en la relación capital- fuerza de trabajo, no habilita a considerarla como sujeto artífice de ese nuevo orden y portador subjetivo de ese programa de cambio.

El trabajo militante que se desarrolla actualmente  tiene el común denominador de no superar el plano del mero economicismo y por ello la presencia de los sindicatos como organismos primarios de mass son ubicados en la escena de la lucha por las organizacines reformistas  en el lugar de la imputación culposa  a la hora de dar cuenta de sus fracasos , por vía de endosarle el juicio moral de traidores  a sus dirigencias  por el modo burocrático de conducir sus acciones, ocultando que todas ellas hicieron lo propio dentro de las organizaciones de desempleados y población desalojada estructuralmente de la producción.

Con esto último se oculta el problema esencial de la falta de construcción del partido-programa que agrupe a los trabajadores desde el punto ideológico  de establecer como prioritaria la necesidad de superación de la relación capital-fuerza de trabajo-propiedad privada de los medios de producción y generalización de la producción de mercancías , por un nuevo orden socialista emergente de la presencia de las organizaciones de poder que los propios trabajadores se den para establecer su dictadura de clase sobre  opresores y explotadores.

Afrontar esta tarea concreta en la agitación y propaganda por el socialismo impone una visión clasista de los fenómenos sociales y del propio conflicto social que encuentre sentido crítico superador en el propio programa político socialista . Si se omite esta actividad y no se la aborda organizativa como tal , se cae en el vacío que hoy hace languidecer a esos aparatos oportunistas cobijados por el régimen electoral y constitucional montado por el propio poder burgués , dejando a la militancia inerte ante un sin numero de frustraciones y callejones sin salida.

En este contexto es donde también , es necesario rechazar de plano la pretensión de que el partido de la  revolución socialista por los trabajadores  se convierta  en  breve lapso de tiempo en uno de masas conforme están dadas las circunstancias históricas de la lucha de clases en nuestro país.

No puede ni debe ignorarse la etapa de elaboración el programa socialista para nuestra sociedad  en tanto se trata de un proceso de capital importancia , porque no puede concebirse un partido revolucionario sin programa , es decir, sin hacer extensivo el reconocimiento de la lucha de clases al reconocimiento de la dictadura del proletariado

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