La CTA de los Trabajadores y la CTA Autónoma convocaron a la Jornada Federal de Lucha que se realizó el jueves 5 de diciembre en todo el país . Esa dirigencia sindical llamo a movilizarse, por una “Argentina sin Hambre, con Paz, Justicia Social y Soberanía”, para ponerle un freno a las políticas neoliberales que impone el Gobierno y para defender la Soberanía Nacional que es la capacidad de nuestro pueblo para decidir sobre el destino económico, político y social. Concentro ese planteo en la consigna ¡La Patria No se vende, la Patria se Defiende!
El autodenominado sindicalismo combativo y la izquierda en paralelo ya venía participando en luchas no gestadas desde esa organización en las áreas de : salud, docentes, estatales, en el Subte, aeronáuticos y las organizaciones sociales, pero esa intervención como la asumida en la marcha se ligaba a la exigencia de asambleas y un plan de lucha en los sindicatos. Por eso ese jueves 5 su consigna fue: “Por paro activo nacional y plan de lucha para derrotar al plan de Milei y sus cómplices”.
Concentrarse en la demanda a los dirigentes de las organizaciones obreras de masas respecto de un paro y plan de lucha, no puede ser el camino para lograr ese objetivo pues los tiempos recorridos en la actual gestión de gobierno muestran que esa vía no es la asumida por esos dirigentes ni tampoco por el conjunto de la clase trabajadora en sí, muchos de los cuales engrosaron en su momento con su voto el caudal que puso en el gobierno al actual equipo de operadores de la burguesía.
. Dicho en otra forma, no es haciendo gritar la consigna,” paro, paro , paro general”, en una marcha, que efectivamente ese anhelo haya de tomar cuerpo en plano de realidad por una alteración del rumbo elegido por la dirigencia sindical que no opera de forma autista sino leyendo de manera diversa a los aparatos que se manifestaron la propia realidad y el sentir de sus afiliados .
En este plano hay que tener en cuenta que ,los sindicatos , con significativa acentuación , en nuestros tiempos, se ven obligados a enfrentarse a un adversario capitalista centralizado e íntimamente ligado con el poder del estado. De aquí surge la necesidad de los sindicatos a adaptarse al Estado capitalista y a competir por su cooperación en el orden burgués en forma de que se le asigne un lugar en el mismo, en tanto por su propia naturaleza permanecen en posiciones reformistas, es decir en situación de adaptación a la propiedad privada tal como las que surgen de la propia relación capital-trabajo en la que se desenvuelve y por la que han sido gestados.
Los burócratas obreros hacen lo imposible, tanto en palabras como en hechos, para demostrar al Estado «democrático» cuán indispensables y dignos de confianza son en tiempos de paz y especialmente en tiempos de crisis de reproducción del capital donde la fuerza de trabajo corre serios riesgo de no poder encontrar sitio donde se la quiera adquirir , máxime cuando el formato capitalista diseñado por los operadores políticos del poder burgués no hace eje en la productividad o el desarrollo del capital industrial sustitiyéndolo por operaciones financieras encadenadas a la toma de valor para aplicarlo al pago de deuda
El objetivo selectivo de los operadores políticos de la burguesía en el gobierno es mostrar que esa selectividad también la habilita y le empodera en relación a la elección con cual sector de la dirigencia sindical y con cual organización de esa naturaleza lleva adelante esa gestión y por ende admite para introducir su política dentro de la propia trabajadora en sí. Muchos de esos dirigentes de espalda a los trabajadores concentrados en esas organizaciones sindicales han comprendido el mensaje y solo se aprestan a ser incorporados sin ningún propósito de poner en cuestión estos designios de política económica que se encuentran en curso. El resto también lo advierte, pero comprende desde ese mismo programa de gobierno que su espacio social no tiene mérito alguno para ser sentado a la mesa sino que reúne todas las condiciones para ser descartado por ser sobre ellos, donde de manera específica se descarga y ha de descargarse la ofensiva del capital. El gobierno solo lleva simplemente a su última consecuencia las tendencias inherentes al imperialismo y los sectores dirigenciales de las organizaciones obreras solo atinan a ver si en esa tempestad encuentran un lugar donde guarecerse.
De esta manera por más que las CTAs se unifiquen su lugar en el mundo desde la visión dirigencial ha perdido toda base y gira en el aire por cuanto no reconoce acompañamiento ni siquiera en las filas del resto de la clase trabajadora en sí , agrupada en los sindicatos de otras áreas económicas de la vida social y productiva.
Pero, en tanto suceda que el capitalismo imperialista domine el Estado nacional, y en tanto pueda derribar, con ayuda de las fuerzas reaccionarias internas, la poca estabilidad de la democracia, y reemplazarla con una dictadura fascista descarada, en esa misma medida la legislación relativa a los sindicatos puede convertirse fácilmente en un arma en las manos de la dictadura imperialista.
No podemos elegir el terreno y las condiciones para nuestra actividad de acuerdo con nuestras simpatías o antipatías. En nuestro tiempo, por las alteraciones relacionales concretas que han sufrido los vínculos intersubjetivos en particular los comunicacionales, es infinitamente más difícil luchar para influir sobre las masas trabajadoras. Eso hace operar el proceso implícito en toda relación servil o de dominación que se implica en la alienación y lleva a fetichizar los objetos en forma tal que ellos se subjetivizan y los que trabajamos como manera de sobrevivir nos objetivamos.
En ese plano es que las organizaciones políticas se han alienado y fetichizan “los trapos” , las pancartas , los bombos y los sitios web al punto que el computo de cantidad se sobrepone al necesario análisis de calidad en la intervención y si ella cumple en sí misma sus objetivos o conduce reiteradamente a un más de lo mismo que conduce al camino de la inacción y la frustración.
El ejemplo más claro de cuento estamos afirmando es la indudable deserción de casi toda una generación que pugnaba por otro orden social en confusión con ilusiones democráticas desde mediados de los ochenta hasta la final explosión del comienzo de este siglo , que hoy no habita con esos anhelos más que en el recuerdo mientras la lucha por la vida se transforma un componente más de la competencia cotidiana con el otro o el desplazamiento liso y llano de la condición de sujeto por la de organismo mecánicamente dirigido por la agenda patronal disfrazada de postmodernidad.
Los que siguen asumiendo como pertinentes estos discursos plagados de ilusiones democráticas y posibilidades de acción en contexto de profundizar esas tareas desde la acción del propio Estado al que solo se visualiza como receptor de demandas olvidando el carácter y el rol de clase que esa institucionalidad jurídica asume en la realidad a partir de la constitución como Estado Nacional y la definición desde su reforma de un orden normativo facilitador de la concreción de conjunto de los intereses de la burguesía, deben tener presente que la opción por la diversidad, la tarea de diluir la incidencia de la lucha de clases a manos de otorgar centralidad a la cuestión de género y dar el carácter de sujeto del cambio a los jóvenes y las mujeres leídos en abstracto y no desde su condición de clase , fetichizando el pañuelo verde y su policlasismo como sustituto impensado y antagónico de la bandera roja toca a su fin por su fracaso que estaba necesariamente implícito en el error teórico contenido en esa ideología .
La tarea es un nuevo curso para la acción militante que no desconoce la historia de los elementos que han quedado aún en la memoria obrera y va por ellos para sostenerse precisamente en ellos .
La experiencia desarrollada a partir del fracaso electoral al que se sometió la izquierda del régimen burgués corporizada en la cooperativa electoral FITU y otras organizaciones colaterales y el desfile anárquico no sujeto a un plan estratégico solamente ligado a la coyuntura dada por la propia agenda de la gestión institucional del poder burgués dejan ver con acercamiento conceptual al fenómeno social y político en sí, de la esterilidad de tales práctica y lo negativo de seguir en esa dirección puramente reformista que no emparenta con la ofensiva desplegada por el enemigo de clase.
Hay que reconocer que la lucha por un nuevo orden social a manos de la clase cuyo objetivo es la emancipación social, no puede renunciar como se ha hecho tras las revueltas del comienzo de siglo de manera persistente hasta hoy al trabajo sistemático dentro de cada lugar de producción de objetos y prestación de servicios , porque el espacio de trabajo es nuestro ámbito natural de existencia, y quienes lo protagonizan son los sujetos sociales necesarios de ese cambio imperativo para la propia sobrevivencia humana.
Es en ese contexto donde también deben ser entendidas las luchas por las condiciones de existencia de la población que no está en condiciones de realizar tareas productivas y cuya fuerza de trabajo no tiene posibilidad de emplearse y ser vendida a oferente burgués alguno, que se enmarca eufemísticamente bajo la denominación de cuestión jubilatoria, con la que se confunde un régimen de reparto previsto por el propio capital para afrontar esa situación real y biológica de la población trabajadora con el fenómeno en sí , que solo ha de encontrar solución en el marco de otro orden social, no centrado precisamente en la relación capital-trabajo. Lo que está en crisis no es el sistema jubilatorio ni la provisión asistencial de medicamentos sino el sistema capitalista en sí, que había encontrado en esos espacios de regulación la forma de reproducir el capital y un mercado cautivo para productos de laboratorio cuyo consumo se naturaliza como si fuera el del agua.
La lectura de la calle que la política de aparatos , dogmáticamente abstracta que hizo la izquierda del régimen tropezó paradójicamente con Máximo Kirchner quien si bien hizo público su pensamiento sin dirigir su expresión a ellos en forma directa y haciendolo para un conflicto interno dentro de su fuerza política, al recordar que su padre y su gestión de gobierno fue solo posible porque antes existió lucha contra el menemismo , organización de los desplazados en la práctica piquetera y trabajo al interior de cada espacio de trabajo que permitió imponer aquel lejano que se vayan todos . Por eso sorprendió cuando indicó que esa circunstancia de trabajo previo debe existir consolidada: “para que cuando «llegue un argentino o una argentina en quien el pueblo vuelva a confiar y tenga la decisión de avanzar desde la Casa Rosada, gran parte del trabajo ya estará hecho por el propio pueblo, para que ese Presidente pueda ir mucho más rápido y a la par de las urgencias y necesidades de su pueblo.
La adaptación de la autodenominada “izquierda”, por vía de su cretinismo parlamentario, da muestra del apartamiento de esas organizaciones de las tareas específicas que le corresponden a quienes los propios trabajadores conscientes han determinado ubicarlos en esos sitios del poder formal de la institucionalidad burguesa .
Es ese apartamiento degradante, el que los encuentra ahora ante la iniciativa del gobierno de cambiar el régimen electoral, en posición fuera de juego, que le ha tendido la burguesía jugando al achique y anulando bandera en alto toda esa gestión , que también es de espalda a la clase trabajadora en sí , casi en analogía con lo que hemos comentado de la dirigencia sindical, una búsqueda de un lugar bajo el sol que de repente se encuentra con densos nubarrones y lluvias torrenciales que les calan los huesos.
Sostiene Bregman en tanto vocera del PTS en el FITU que : “el jefe del poder ejecutivo, presenta una reforma antidemocrática que busca privatizar el sistema electoral y en ese marco proscribir a la izquierda….Lo llamativo de la convocatoria (a sesiones extraordinarias del Congreso) no sólo es que no esté el Presupuesto, que es lo que por ley se debe discutir a fin de año, sino también que desaparezca ‘ficha limpia’ y aparezca ‘reforma electoral’. Esto ha hecho mucho ruido en los pasillos de la Cámara de Diputados, porque nadie puede explicar cómo un tema que fue central en los últimos días desaparece, no está más la discusión de ‘ficha limpia’ (de la que yo estoy en contra), y aparece un ‘reforma electoral’ vendida como ‘bueno, vamos a eliminar las PASO que no sirven para nada’. Es verdad que las PASO tienen un piso proscriptivo, siempre lo denunciamos, pero la proscripción no es un problema que le preocupa a este gobierno”.
Nótese en primer lugar el viraje en el posicionamiento esencial sobre las PASO relativo a su carácter proscriptivo para relativizarlo por vía de que existe otro motivo que impulsa al gobierno para pretender eliminarla que no es ese. Sin embargo, no cabe duda que la eliminación es una sola, con lo que el carácter proscriptivo quedaría en ese aspecto sin efecto. Ocurre sin embargo que la reforma deja a la izquierda del régimen sin “presupuesto” y sin posición dominante en la cultura electoral , ya que no obliga a tener que decidir por ellos o la nada en tanto solo ellos son los que tienen “los cupos prescriptivos” que exige el actual régimen y en definitiva esa supresión termina con toda la razón de ser utilitarista del FITU, que agrupa a partidos que no coinciden posiciones programáticas, sencillamente porque en los hechos esa cooperativa no tiene programa.
Más allá de ello Bregman se suma a la visión conspirativa de ver arreglos tras los muros entre otras fuerzas políticas como si estuviera en la cabeza de cualquier trabajador el abordaje preocupante de esos acuerdos y como si la democracia que ella defiende y el cretinismo parlamentario que ella cultiva no estuviera centrado necesariamente en ese tipo de acuerdos.
Toda esta impostura y ese perfume belicista que deja ver la ex diputada, no es otra cosa que una llorona en un velorio. Es la advertencia consciencia del fin de un recorrido y una nueva diáspora en puertas gestada no por la superación dialéctica de las contradicciones en sus filas militantes sino por una grieta establecida por una movida de ajedrez de la gestión gubernamental que busca quitar un estorbo que no le resulta funcional por vía de quitarle el alimento y no por vía de una discusión abierta. Bregman añorará de consolidarse la acción, poderle decir “gatito mimoso del poder” a un candidato, pero no podrá dejar de advertir lo inconducente de aquella intervención que no justifica salir a justificar su repetición.
El elemento central del actúal momento de desenvolvimiento de la crisis capitalista y la lucha de clases esta centrado por la relación de las masas obreras en sí , como clase en sí, y la tarea de la construcción de organización política autónoma y de gestión conjunta de una nueva dirección para la orientación revolucionaria programática del proceso en curso . Paradójicamente la vocera del aparato cooperativo que se vale formalmente del prestigio histórico de Trotsky olvida que es precisamente éste quien ha puesto con acierto el acento en la premisa de que es el problema de dirección política el que obliga a fundar una IV internacional.
Dicho en otros términos Bregman y de modo extensivo al FITU de conjunto lo que sistemática hace es evitar dar explicaciones, que excedan de culpar del fracaso en términos de progreso proletario en la lucha de clase a la burocracia sindical, que no se aviene a los planteos del FITU que con su gente les grita una y otra vez que hay que hacer PARO GENERAL, como si las organizaciones de trabajadores se movieran en un espacio asimilable a un grupo estudiantil, Las huelgas no son tales y como las piensan los dirigentes del FITU, sencillamente porque la experiencia de la clase trabajadora argentina se hizo en lucha según las posibilidades y realidades de esa clase que nunca sacó los pies del plato de sus prioridades de clase en sí aún en los años más duros de represión, porque sabe que aquello con lo que cuenta no es el presupuesto del gobierno para la actividad política , sino su salario y su empleo y que esa posesión no es nada para perder como erróneamente se piensa sino la propia razón de su existir, de modo tal que no se expone a paseos callejeros que solo conducen a gritarle a las paredes
Las masas que componen la clase trabajadora en sí en nuestra realidad no son pasibles de ser consideradas inmaduras. Su permanencia en las filas de las direcciones sindicales, no parece un signo de predisposición a políticas erróneas de estos o su sometimiento a coacción de esos organismos porque en todo caso lo que Bregman no explica es , en qué consistía la política errónea y quiénes fueron sus iniciadores si luego la realidad muestra que las políticas que propone el FITU no abren una vía sustancialmente diversa de lo dado .
Bregman y cía consideran a las másas de trabajadores como colectivos minusválidos que ignoran como hacer las cosas y sometidos por la dirigencia sindical no rebasan sus estrechos límites, En definitiva, por vía de la denuncia a las conducciones gremiales, en ultima instancia descarga la responsabilidad en los propios trabajadores, que no concurren a las calles a gritar con ellos. Se olvida Bregman que en el propio episodio del 2001 los luchadores no fueron a buscar a nadie para protagonizar la revuelta, y se organizaron previamente para poder realizarla.
En definitiva, es manifiesto el problema de dirección y la encerrona en la que se encuentra el FITU todo en un marco de miseria y pobreza donde la gestión de gobierno se apoya para avanzar con su nuevo programa burgués para la gestión y control del orden social capitalista en nuestro país. Para revertir esta tendencia hay que advertir que quienes no combaten por el cambio social no son las masas trabajadoras sino las propias direcciones de las organizaciones que dicen representar sus intereses políticos que, a la par que denuncian la inactividad de las direcciones sindicales, se ocupan de manifestarse contra una reforma electoral que les perjudica en sus bases materiales de existencia. Difícil que una dirigencia se defina como revolucionaria y exija comportamientos acordes a los demás, cuando a la par sus propios reclamos dan cuenta que su existencia esta dada por el propio aparato Estatal del poder burgués contra el que dice combatir. Nadie financia las actividades del presunto enemigo, salvo que este le resulte transitoriamente útil. Al parecer la gestión burguesa parece advertir que ya no tienen utilidad y los pone en la vereda como descolado mueble viejo.
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