
A la realidad, por adversa y doloroso que sea, no se la niega, se la transforma.
Carlos Samojedny
En un escrito, volcado para su lectura en una red social , que lo torna público, se pueden obtener señales del rumbo que recorre la progresía diversificada que en años largos, descubrió que no es rentable la militancia disciplinada en un partido , y avanzó con el culto en última instancia, de una individualidad política que no congrega en un programa sino en proyectos localizados, que más temprano que tarde termina poniendo en lugar a los que se dicen inversos de la apología libertaria pero funcionan de igual modo, es decir, vaciando de sentido todo lo que tocan y habilitando el relativismo cultural para que los presuntos enemigos dominen sobre el resto de modo funcional al orden capitalista.
En ese texto que rescatamos de la red, sin dar el nombre del escriba para dejar en claro que no es una cuestión personal con el autor, sino con el paradigma que deja ver lo publicado, se dice concretamente lo siguiente:
Hay escrituras que son tan importantes, tan vitales, que paradójicamente cuando terminas una de esas obras, lo primero que me pasa es llamarme al silencio, a meditar, a reflexionar. Pero antes que nada «apapacharme», porque el duelo por haber terminado el libro es profundamente hondo. Ya me sentía parte de ese (y cada) vínculo, de ser parte de alguna manera de esas historias.
Leila y Silvia y cada uno/a de «La llamada» nos invitan a un lugar necesario, que nada tiene que ver con posiciones cómodas, dogmáticas, sino profunda e imperfectamente humanas.
Es por otro lado, de imprescindible lectura en estos momentos que el negacionismo quiere pulverizar el CC Haroldo Conti y reivindicar lo ocurrido en la ESMA
No encontraré la forma de agradecer esta lectura, simplemente porque no la hay. Tal vez solo pueda decir, que a mi regreso de la Costa Atlántica llevaré de vuelta este libro a la Biblioteca Pocho Lepratti y podrán vivirlo y sentirlo, como me ha pasado a mí.
Quiso la realidad, que al tiempo en que se publicaba este texto, se cumplía en esta semana un año más de la desaparición física de Carlos, junto con José “Maradona” Díaz, Iván Ruiz y Francisco “Pancho’’ Provenzano en medio del operativo represivo desplegado por el gobierno de Raúl Alfonsín para recuperar el Regimiento de Infantería Mecanizado (RIM) 3 General Belgrano, en La Tablada, siendo que todos ellos se rindieron y se entregaron a esas fuerzas con vida, y así fueron fotografiados en imágenes que han recorrido el mundo.
Traemos esa referencia puntual, para ver como opera la selectividad política y de clase en las mentes y acciones de la progresía argentina, enraizada en la pequeño burguesía y sectores medios de la sociedad, que prefiere recomendar un libro que tiene como personaje a
Psicología y dialéctica del represor y el reprimido» , fue la apuesta documental con formato de libro que nos dejó como enseñanza Samojedny Un libro que describe el significativo aporte que su existencia como revolucionario supo generar , además de su ejemplo como militante y su proyección a la hora de explicar y replicar su vivencia en la categoría conceptual del hombre nuevo , que como tendencia, ka encarna un revolucionario por la emancipación social a partir de la eliminación de las relaciones capitalistas de producción y la desaparición del poder burgués, en tanto clase y el Estado en tanto forma .
Allá por la década del ochenta del siglo pasado, Samojedny podría haber vuelto al país como lo hicieron tantos otros y empezar a dar conferencias contando anécdotas como hicieron muchos, como si un proceso revolucionario se pudiera detener en el tiempo para bajar comentarios entre conocidos en una charla de bar o peor aún, como si el individualismo y el personalismo se apoderaran de los luchadores para transformarles en carreristas desvergonzado por los favores económicos y la lujuria del prestigio del poder burgués, con forma de charlista profesional , en el estilo, “vení pibe que yo te la voy a contar”.
Samojedny perteneció y pertenece desde su desaparición forzada, a lo inverso. Al bando del “que no te la cuenten” , al grupo de los que te invitan a seguir por vos mismo. Por eso recomendar la lectura de su libro hoy es más que relevante , justo hoy que “muchos jóvenes de ayer”, viejos cultores del oportunismo y la figuración , sentados en una silla de playa y mirando al mar , mientras la clase obrera y los desocupados estructurales se desbandan en los escenarios de la pobreza y la miseria cultural, leen LA LLAMADA y lo hacen mirando el mar , y a caballo del “todo vale posmoderno”, recomendar su lectura, por lo interesante que resulta reflexionar sobre la vida de Silvia Labayru .
Curioso proceder de quienes dicen militar contra el negacionismo. Es cierto que se mueven en ese esquema, pero lo hacen con otro negacionismo que se expresa a igual manera que el primero , basado en confundir los hechos y los sujetos . Silvia Labayru, participó, casi en el concepto de la participación criminal , es decir , en la producción de un aporte conductual sin el cual los resultados producidos no se hubieran causado, siendo por ende un eslabón subjetivo en una cadena causa finalmente asesina, en la acción de la armada sobre el grupo original de formación de madres y estuvo en el momento en que el grupo de Alfredo Astiz produjo la desaparición de esas personas, sentada en la misma mesa de los aún desaparecidos. Puede que ese aporte de conducta tenga muchas miradas, pero da cuenta de una vida miserable que no merece ser ponderada y que en realidad ubica a esta Silvia Labayru en las antípodas, y fuera de la militancia que reivindica con su existir Carlos Samojedny.
Estas recomendaciones de lectores mutando a críticos literarios que se habilitan a darlas en nombre de una legitimación social ficticia, por vía de un la gestión en una biblioteca y una radio comunitaria , tal como a su manera lo hace cualquier periodista de la actualidad, en tanto opina y se pone a la vez por fuera de la opinión, no azarosas, sino funcionales al desbande progresista frente a la perdida de estímulos materiales y la carencia de referencias concretas de su proceder que hayan hecho carne en los explotados y oprimidos reales, y denuncian en ultima instancia su papel de pata izquierda del orden burgués dominante, con la que construyen su funcionalidad estratégica de permanecer en el sistema y nunca revolucionarlo
Samojedny , desde su libro y fundamentalmente por su existencia concreta , es la negación superadora del progresismo oportunista razón por la cual es ocultado a la consideración de la joven vanguardia , que no puede seguir creyendo en ángeles en bicicleta.
Samojedny es, en acto, la consigna cubana :» Seremos como la Che». La verborragia y la hipocresía de tanta década bajo el paraguas intelectual de progresismo, lo oculta. Su presencia en los que siguen aún reivindicándolo y haciendo lo necesario por un “nuevo curso” superador de lo dado en las últimas cuatro décadas , es la brújula en estas cuestiones de la apología del vacío a la que tanta gente recurre para no mostrar su ropa sucia, facilitando que lo llene el discurso del poder burgués para quien quiera oir.
Las necesidades históricas, que llevaron a Carlos Samojedny a proponerse con otros compañeros la elaboración del valioso material contenido en “ Rawson, Psicología y dialéctica del represor y el reprimido , permanecen vigentes y por eso nos valemos de su obra para contrastar esa resultante con la acción del progresismo tras un libro donde el eje es la relativización de toda responsabilidad por los actos , de manera en que “todo vale”, de la misma forma en que un presidente puede decir en campaña electoral que es “valido” vender niños u órganos humanos, y luego resultar electo con mayoría de votantes.
Frente a esto, no debe perderse de vista como elemento conductor de nuestros pensamientos y nuestras acciones, por mínimas que ellas resulten, que la moral dominante es la que madura en el seno de la clase a la que refuerzan las relaciones de producción de la época considerada. Si se quiere luchar para liberarnos de ella, hay que avanzar en el ataque contra las causas que la provocan, labor que la progresía en decadencia, nunca tuvo en vista por su propia definición ontológica.
“Rawson , psicología y dialéctica del represor y el reprimido” es una herramienta para salir del mundo de las apariencias y acercar luz en la continuidad de la militancia, sobre las rupturas y continuidades de determinadas prácticas ejercidas en las cárceles de la Argentina. Los testimonios que ocupan la mayor parte de ese libro, operan en clave de denuncia de los métodos empleados en la última dictadura militar argentina todos y cada uno ligados a una práctica genocida descargada sobre la joven vanguardia revolucionaria de entonces ; pero también, salvando todas y cada una de las diferencias de época, de coyuntura y de políticas, deben ser contrastados con los dispositivos y mecanismos del sistema penitenciario de la Argentina hoy.

Creemos que no hay mejor manera de mostrar este otro camino diverso de esta progresiva corrosiva de lo real , que darle la palabra al propio Carlos, citando una parte de su texto:
“los límites físicos de la seguridad —es decir, edificios carcelarios, privación de la libertad y de ciertos derechos civiles— no son suficientes. Se trata de cambiar la mente del hombre, del prisionero, destruyendo su pensamiento crítico e independiente, su espíritu de rebelión ante las injusticias sociales.
Por ello, ataca a la mente de los presos políticos considerándola
el terreno real de la lucha, “un frente más de la guerra sucia”.
Esta barbarie resulta “lógica” si se tiene en cuenta la irracional concepción del hombre, del mundo y de la vida que es propia de estos representantes de las minorías oligárquico-imperialistas. Para el logro de
este objetivo se somete al prisionero al confinamiento, al aislamiento, a
la represión y a las torturas sistemáticas, al hambre y al frío. Amparados
en la impunidad total los ejecutores obran a discreción, en tanto que las
víctimas se ven sumergidas en la total indefensión.
Para graficar la complejidad y multilateralidad de la represión del régimen pondremos un ejemplo. Un poderoso chorro de agua desparramándose durante unos días sobre una roca no logrará más que mojarla. Sin
embargo, esa misma masa de agua cayendo gota a gota sobre un mismo
punto, durante mucho tiempo, logra horadar la piedra. Por analogía, digamos que, sistemáticamente, ellos combinaron el destructor poder del agua
con la erosión persistente de la gota. Dijimos que se trata de un régimen
de represión multilateral, y siguiendo con la comparación, podríamos hablar de varias “gotas” dirigidas a horadar distintos objetivos específicos
provocando la destrucción integral.
Una “gota” golpeará sobre la realidad familiar, limitando visitas, censurando cartas, incomunicando vía “reglamento”, aislando, persiguiendo,20
encarcelando, obligando al exilio, o reprimiéndolos cuando vienen o mantienen contacto con el preso, secuestrando, asesinando… Un solo ejemplo
será suficiente. En una causa judicial doce compañeros nos encontramos
con el siguiente cuadro: veinte familiares directos estaban muertos y desaparecidos; más de diez abogados defensores habían corrido la misma
suerte; más de cuarenta familiares directos se encontraban en el exilio.
Estos son los hechos. La contundencia de la “gota” es evidente.
Otra “gota” irá minando la salud física del prisionero, mediante la mala
alimentación, los calabozos, las torturas/golpes, el hambre, el frío, la desatención médica, la tensión permanente, la interrupción del sueño, fruto
de una planificación deliberada por la que se impedía dormir más de dos
horas seguidas.
Otra “gota” irá percutiendo sobre el equilibrio cerebral por medio del
vacío sensorial. Su consecuencia: el hambre sensorial o fenómeno de desaferentización. Se suprimen los colores vivos permitiéndose sólo el gris,
el azul o los naturales de ciertas telas rústicas. Pasarán años en los que oír
música estará prohibido.
Otra “gota” profundizará el aislamiento y se suprimirá toda fuente de
información y comunicación con el mundo; no habrá diarios, revistas ni
radios.
Otra “gota” golpeará sobre los sentimientos: las expresiones emocionales como reír, silbar, cantar, estarán prohibidas así como las fotografías
familiares.
Otra “gota” machacará sobre la voluntad, buscando debilitarla. Para
ello se nos obligará a permanecer quince horas diarias acostados, prohibiéndose todo tipo de actividad física auto-determinada. Pero como contrapartida, seguirán vigentes las normas y la organización militar de la
vida de los prisioneros —formaciones, encierros, órdenes y contraórdenes— y la prohibición absoluta de hacer algo sin “pedir permiso” procurando someter a la persona a la voluntad de sus verdugos.
Otra “gota” buscará la parálisis del espíritu. Toda actividad intelectual
y creadora será reprimida con la prohibición de la escritura y la lectura;
estará “prohibido pensar”.
Otra “gota” afectará la actividad social procurando corroerla, reprimiendo toda actividad social, grupal, aunque éstas sean simplemente recreativas o festivas. No se podrá compartir un mate, un fósforo, un cigarrillo; no se podrá entrar en otra celda que no sea la propia, ni ceder ni prestar absolutamente nada, bajo pena de sanción. Todo absolutamente, deberá ser estrictamente individual de modo que el prisionero, replegado y circunscripto sobre sí mismo, quede sólo ante sus verdugos.
Todo esto va configurando una realidad demencial en un medio torturante donde, órdenes y normas contradictorias que generan confusión procurarán penetrar produciendo automatismos de la conciencia con la incrustación de pautas extrañas y la aparición de comportamientos reflejos incontrolables.
Otra “gota” golpeará duramente sobre las necesidades elementales; el espectro del hambre arañará las entrañas y un poco de tabaco y un puñado de yerba serán lujos codiciados apenas satisfechos.
Las innumerables gotas ejercen su acción múltiple convergente, destructiva y prolongadas en el tiempo: combinan sofisticadas torturas psicológicas con la más cruda violencia física.
Hemos experimentado en carne propia la afirmación de que las cárceles son un reflejo de la sociedad. …Ellos, no tuvieron reparos en definir a las cárceles como “un frente más de
lucha”, con todo lo que esto implica dentro de su concepción de “guerra sucia”. ….Nosotros “las fuerzas qué surgen de la defensa de una causa justa —que inspiran nuestras ideas de liberación— de nuestro amor y nuestra defensa de la vida y de la dignidad humana; que surgen de la solidaridad de nuestro pueblo…” Mostramos otro camino: “….sobrevivir con dignidad, para lo cual había que conocer a un enemigo que utilizaba métodos implacables para destruirnos y al que había que resistir con éxito. ….. el fruto de una resistencia en la que la objetividad debía prevenirnos de cometer errores. La menor equivocación no significaba aquí el error de una apreciación teórica —falta subsanable—, sino que traía aparejado un costo humano a veces irreparable. Nuestra consigna de “resistir con dignidad”, hecha práctica viva, nos obligó a transitar por una estrecha cornisa a cuyos flancos acechaban la locura, la traición o la muerte”.
¿Con cuál nos quedamos? Con el mundo de Carlos, ese mundo de hermanos y compañeros, construido con respeto y amor, con esfuerzo, trabajo y estudio, con paciencia, heroísmo e inteligencia, con fe verdadera, que es la que se basa en el amor…… ¿O con el mundo de la mercancía generalizada y fetichesco , de los carceleros torturadores, de los violadores y asesinos, de los patrones que explotan, los banqueros y especuladores que defraudan con tecnología artificial y los servicios públicos que no sirven ? (Fray Antonio Puigjané, prólogo a la segunda edición)
Nuevo Curso.