Los procesos que se desarrollan en las masas de la pequeña burguesía tienen una importancia excepcional para apreciar la situación política. La crisis política del país es, ante todo, la crisis de la confianza de las masas pequeño burguesas en sus partidos y en sus jefes tradicionales. El descontento, la nerviosidad, la inestabilidad, el arrebato fácil de la pequeña burguesía son signos extremadamente importantes de una situación pre-revolucionaria. Así como el enfermo que hierve de fiebre se acuesta sobre el lado derecho o sobre el izquierdo, la pequeña burguesía febril puede volverse a la derecha o a la izquierda. según el lado a! que se vuelvan en el período próximo los millones de campesinos, artesanos, pequeños comerciantes, pequeños funcionarios franceses, la situación pre-revolucionaria puede cambiarse tanto en situación revolucionaria como contrarrevolucionaria. (León Trotsky . ¿A dónde va Francia)
Los trabajadores argentinos se encuentran en una encrucijada a la que fueron conducidos por una dirección que no existe como tal , al punto que su representación literaria se ubica no en las grandes epopeyas de la historia del movimiento obrero, sino en la novela ensayo sobre la ceguera de Saramago, o en la propia idea vulgarizada de ciegos que guían a otros ciegos.
El reformismo progresista contenido en una cooperativa electoral cuyos miembros publicitan mensajes discordantes en lo esencial y en lo estratégico lleva más de una década haciendo que hace y solo especulando con un crecimiento improbable de adherentes para poblar de legisladores el parlamento donde a pesar de todas las contingencias que ha tenido la lucha de clase solo pudieron lograr participación en el montaje estructural de un cretinismo parlamentario.
En este señalamiento indicamos también la colaboración necesaria de una segunda línea de organizaciones que han terminado siendo satelitales al FITU a pesar que nacieron todas ellas buscando una diferenciación. Lo cierto es que en cada invitación a la fiesta electoral que monta la burguesía todos estos otros movimientos cultores del basismo, la horizontalidad o la organización socialdemócrata terminan por tributar su esfuerzo en el apoyo a la mentada cooperativa aún cuando esta de muestras de sus errores casi a diario. Las marabuntas, las calderas, o como quieran llamarse no tienen ni razón ni revolución y terminan indiferenciadas en el imperativo de visibilizarse ante la opinión general por fuera de la pequeña esfera donde se mueven con colorido, y charlas para explicar lo que pasa por doquier, siempre en debate y nunca en acciones transformadoras. Cultores de la política del NO, llevan el idéntico recorrido trazado por el FITU , es decir , llevan a la vanguardia obrera a la encrucijada donde se encuentra .
La encrucijada donde nos encontramos implica una opción que está marcada por la objetividad de la crisis de reproducción que exhibe el capital a nivel mundial: un camino lleva a la revolución socialista, el otro a la catástrofe fascista, que no está presente como se la exhibe en este comienzo de año al mismo estilo en que se la exhibió como fundamento para el apoyo electoral a Sergio Massa, pero que se presenta como posibilidad no por dichos del presidente argentino en un foro sino por las tendencias que habitan al interior de esa misma crisis de reproducción del capital globalizado, lanzado hacia las guerras imperialistas comerciales y las acciones bélicas lisas y llanas en gran parte del planeta . La elección del camino depende de los trabajadores. Su vanguardia debe retornar al planteo imprescindible que Lenin traduce citando a Marx en «El Estado y La Revolución.»:
Necesitamos imperiosamente de un nuevo curso militante para que la vanguardia trabajadora que lucha se organice en partido de clase y ponga en acción su política de clase, y sus métodos y organizaciones de lucha.
En 1907 publicó Mehring en Neue Zeit14 (XXV, 2 pág. 184) extractos de una carta de Marx a Weydemeyer, fechada el 5 de marzo de 1852. Esta carta contiene, entre otros, el siguiente notable pasaje:
“Por lo que a mí se refiere, no me cabe el mérito de haber descubierto la existencia de las clases en la sociedad moderna ni la lucha entre ellas. Mucho antes que yo, algunos historiadores burgueses habían expuesto ya el desarrollo histórico de esta lucha de
clases, y algunos economistas burgueses, la anatomía económica
de éstas. Lo que yo he aportado de nuevo ha sido demostrar:
1) que la existencia de las clases sólo va unida a determinadas fases históricas de desarrollo de la producción; (historische Entwicklungsphasen der Produktion); 2) que la lucha de clases conduce, necesariamente, a la dictadura del proletariado; 3) que esta misma dictadura no es de por sí más que el tránsito hacia la abolición de todas las clases y hacia una sociedad sin clases…”…….
En estas palabras, Marx consiguió expresar de un modo asombrosamente claro dos cosas: primero, la diferencia fundamental y cardinal entre su doctrina y las doctrinas de los pensadores avanzados y más profundos de la burguesía, y segundo, la, esencia de su teoría del Estado.
Lo fundamental en la doctrina de Marx es la lucha de clases. Así se dice y se escribe muy frecuentemente. Pero no es exacto.
De esta inexactitud se deriva con gran frecuencia la tergiversación oportunista del marxismo, su falseamiento en un sentido aceptable para la burguesía. Porque la teoría de la lucha de clases no fue creada por Marx, sino por la burguesía, antes de Marx, y es, en términos generales, aceptable para la burguesía. Quien reconoce solamente la lucha de clases no es aún marxista, puede mantenerse todavía dentro del marco del pensamiento burgués y de la política burguesa. Circunscribir el marxismo a la teoría de la lucha de clases es limitar el marxismo, tergiversarlo, reducirlo a algo que la burguesía puede aceptar. Marxista sólo es el que hace extensivo el reconocimiento de la lucha de clases al reconocimiento de la dictadura del proletariado. En ello estriba la más profunda
diferencia entre un marxista y un pequeño (o un gran) burgués adocenado.
En esta piedra de toque es en la que hay que contrastar la comprensión y el reconocimiento real del marxismo Y nada tiene de extraño que cuando la historia de Europa ha colocado prácticamente a la clase obrera ante tal cuestión, no sólo todos los oportunistas y reformistas, sino también todos los “kautskianos”(gentes que vacilan entre el reformismo y el marxismo) hayan resultado ser miserables filisteos y demócratas pequeñoburgueses, que niegan la dictadura del proletariado
“Los demócratas pequeñoburgueses, estos pseudosocialistas que han sustituido la lucha de clases por sueños sobre la conciliación de las clases, también se han imaginado la transformación
socialista de un modo soñador, no como el derrocamiento de la dominación de la clase explotadora, sino como la sumisión pacífica de la minoría a la mayoría, que habrá adquirido conciencia de su misión.
Esta utopía pequeñoburguesa, que va inseparablemente unida al reconocimiento de un Estado situado por encima de las clases, ha conducido en la práctica a traicionar los intereses de las clases trabajadoras, como lo ha demostrado, por ejemplo, la historia de las revoluciones francesas de 1848 y 1871 y como lo
ha demostrado la experiencia de la participación “socialista” en ministerios burgueses en Inglaterra, Francia, Italia y otros países a fines del siglo XIX y comienzos del XX. Marx luchó durante toda su vida contra este socialismo pequeñoburgués, hoy resucitado en Rusia por los partidos eserista y menchevique. Marx desarrolló consecuentemente la teoría de la lucha de clases, llegando hasta la teoría del poder político, del Estado El derrocamiento de la dominación de la burguesía sólo puede llevarlo a cabo el proletariado, como clase especial cuyas condiciones económicas de existencia le preparan para ese derrocamiento y le dan posibilidades y fuerzas para efectuarlo…
«La teoría de la lucha de clases, aplicada por Marx a la cuestión del Estado y de la revolución socialista, conduce necesariamente al reconocimiento de la dominación política del proletariado, de su dictadura, es decir, de un poder no compartido con nadie y apoyado directamente en la fuerza armada de las masas. El derrocamiento de la burguesía sólo puede realizarse mediante la transformación del proletariado en clase dominante, capaz de aplastar
la resistencia inevitable y desesperada de la burguesía y de organizar para el nuevo régimen económico a todas las masas trabajadoras y explotadas…….
«El proletariado necesita el poder estatal, organización centralizada de la fuerza, organización de la violencia, tanto para aplastar la resistencia de los explotadores como para dirigir a la enorme masa de la población, a los campesinos, a la pequeña burguesía, a los semiproletarios, en la obra de “poner en marcha” la economía socialista.
«Educando al partido obrero, el marxismo educa a la vanguardia del proletariado, vanguardia capaz de tomar el poder y de conducir a todo el pueblo al socialismo, de dirigir y organizar el nuevo régimen, de ser el maestro, el dirigente y el jefe de todos los trabajadores y explotados en la obra de organizar su propia vida social sin la burguesía y contra la burguesía . Por el contrario, el oportunismo imperante hoy educa en el partido obrero a los representantes de los obreros mejor pagados, que se apartan de las masas y se “arreglan” pasablemente bajo el capitalismo, vendiendo por un plato de lentejas su derecho de primogenitura, es decir, renunciando al papel de jefes revolucionarios del pueblo contra la burguesía
En palabras de Trotsky no como cita bíblica sino como incrustación teórica de otra experiencia histórica que da mayor explicación a cerca de lo que proponemos hoy encontramos una referencia puntual y precisa,cuando refiriéndose en la década del treinta a Francia expuso lo siguiente:
” La situación es tan revolucionaria como puede serlo con la política no-revolucionaria de los partidos obreros. Lo más exacto es decir que la situación es prerrevolucionaria. Para que esta situación madure, hace falta una movilización inmediata, fuerte e incansable de las masas en nombre del socialismo. Esta es la única condición para que la situación prerrevolucionaria se vuelva revolucionaria. En caso contrario, si se continua marcando el paso en el mismo lugar, la situación prerrevolucionaria se volverá contrarrevolucionaria y llevará a la victoria del fascismo……El revolucionario proletario debe comprender, ante todo, que el marxismo, única teoría científica de la revolución proletaria, nada tiene en común con la espera fatalista de la “Ultima” crisis. El marxismo es, por su propia esencia, una guía para La acción revolucionaria. El marxismo no ignora la voluntad y el coraje, sino que los ayuda a encontrar el camino justo…….No hay ninguna crisis que pueda ser, por sí’ misma, “mortal” para el capitalismo. Las oscilaciones de la coyuntura crean solamente una situación en la cual será más fácil o más difícil al proletariado derrocar al capitalismo. El paso de la sociedad burguesa a la sociedad socialista presupone la actividad de personas vivas, que hacen su propia historia. No la hacen por azar ni según su gusto, sino bajo la influencia de causas objetivas determinadas. Entretanto, sus propias acciones —su iniciativa, su audacia, su devoción o, por el contrario, su estupidez y su cobardía— entran como eslabones necesarios en la cadena del desarrollo histórico……..Pero toda nuestra época y sobre todo la crisis actual, dictan imperiosamente al proletariado:Toma el poder! . Si, el partido obrero, a pesar de las condiciones favorables, se revela incapaz de llevar al proletariado a la conquista del poder, la vida de la sociedad continuará, necesariamente, sobre bases capitalistas; hasta una nueva crisis o una nueva guerra; quizás, hasta el derrumbe completo»
Nuevo Curso