En el corazón de nuestro movimiento vive la diferencia! Lo dicen nuestros colores, nuestros símbolos y cada consigna pintada a mano en nuestras banderas. Ese es nuestro compromiso con el antifascismo: multiplicarnos a través de lo distinto, defender la vida contra el dominio de único, de lo igual, de lo mismo. Por eso, este Sábado 1 de Febrero son bienvenidos todos los cuerpos, todas las historias: sitios de la memoria; hospitales en lucha; trabajadorxs sexuales y de la ciencia; centros de estudiantes; piketerxs y movimientos sociales; frentes de jubiladxs; organizaciones migrantes y afrodescendientes y todas aquellas personas cuyas diferencias aún son secretas. Todas nuestras vidas importan, todos nuestros cuerpos importan. Nos une la belleza de rebelarnos contra el violento ajuste de esta clase dominante: ¡tenemos que poner un límite!. Es momento de decir ¡BASTA
La premisa “ En el corazón de nuestro movimiento vive la diferencia …… multiplicarnos a través de lo distinto, defender la vida contra el dominio de único, de lo igual, de lo mismo”, con la que inicia este documento de convocatoria en torno a las luchas y demandas del colectivo trans, marca en sí misma el perfil de la acción política de este movimiento , que se expresa por una suerte de autoritarismo puesto a la vista con imposiciones que condicionan los fundamentos mismos de una convocatoria en el sentido propio de la palabra. Esto es, si convoco, luego no puedo poner condiciones convocantes a la manera infantil, del “vienes conmigo, pero como yo digo”.
El nivel de división y énfasis en lo diverso como especificidad, divide pese a que se proclama la unidad ,en torno a esta cuestión y no para de crecer desde el interior del colectivo según se expresa en sus actos públicos como pudo verse en la intransigencia demostrada en la asamblea realizada en un parque el domingo pasado y especialmente en el texto que transcribimos, pues resulta que se pronuncia contra políticas de odio y en realidad el discurso también refleja odio , y ese odio no es odio de clase que ampararía el juicio moral sobre la acción por el objetivo emancipatorio que tiene la clase social que controvierte objetivamente el orden burgués y la relación capital-fuerza de trabajo que la genera.
Por el contenido específico que deja apreciar el actual estadio de lucha de clases, no está en discusión alguno, que para toda militancia organizada en torno al programa socialista de instalación del poder obrero como dictadura de clase en superación del orden jurídico burgués y su institucionalidad, resulta una obligación manifestarse a favor de la vigencia de las libertades democráticas entre las que se cuentan las que reclaman específicamente las personas trans , muchas de las cuales ya reconocen forma legal en la actual república burguesa. Eso no impide sin embargo, plantear a la vez un análisis en torno a las cuestiones más polémicas contenidas en esas demandas que son las que se dejan ver subyacentes en el texto que comentamos. Demandas , que por un lado están siendo simplificadas por un sector de la izquierda de la república burguesa en su afán de recoger votos a futuro , y por otro están siendo utilizadas por los partidos que dotan al poder de esa burguesía de personal político de gobierno como herramienta partidista tanto por posicionarse como autoridad en el poder formal o como pretendida oposición.
En todos los casos, queda la inicial apreciación de la utilización de un discurso lanzado en un foro internacional como el lanzamiento encubierto de una campaña electoral anticipada, buscando unos reforzar su impronta autoritaria para nutrir las pretendidas dotes napoleónicas del jefe del ejecutivo y su proyecto o a la inversa para minar esa tendencia en forma tal que no alcance concreción y permita la realización material de un nuevo pacto social fundante de un nuevo período de gobernabilidad con bases claras de dominación cultural burguesa, facilitadora de la reproducción sin alteraciones significativas del capital, situación que en el hoy se vive en modo crítico.
Resulta un hecho innegable la situación de precariedad y discriminación que sufre el colectivo trans, en el desenvolvimiento del orden social, que esta marcada por el significativo nivel del desempleo. En ese sentido, ese colectivo es un sector específico dentro del problema general de la compra y venta de fuerza de trabajo en el mercado.
Como bien lo señala un documento de una organización política que hemos difundido por su acierto en estos días , con los medios de propaganda con los que contamos:
La desocupación es el peor flagelo que vive la clase obrera. Es la mayor amenaza de destrucción física. Cientos de miles de puestos de trabajo ya se perdieron por la paralización de las obras públicas en todo el país decidida por el Gobierno, por los despidos de trabajadores del Estado y de empresas estatales, por el cierre de comercios. La fuerte caída de la producción y el consumo provocada desde el Gobierno, sumado a la apertura indiscriminada de importaciones, agrava la crisis. Las patronales a su vez aprovechan el temor a la desocupación para avanzar aún más sobre las condiciones de trabajo y los salarios. Mencionamos algunos de los casos de las últimas semanas.
La fábrica de calzado, la multinacional Dass, que produce para Adidas despidió a sus 360 trabajadores en Coronel Suárez. En 2018, la empresa despidió a más de 800 trabajadores en la misma planta, y luego se reactivó. A comienzos de 2024 había alrededor de 900 trabajadores. Una de las fábricas más grandes de la zona y que generaba un gran movimiento económico a su alrededor.
La fábrica de cerámicos Loimar, con más de 50 años, en la ciudad bonaerense de Tandil, paralizó la producción y hay temor por despidos masivos. La empresa justifica la decisión por “caída de ventas e incremento de costos operativos y tarifas de electricidad difíciles de sostener”. El 30 de octubre se apagaron los hornos para fabricación de ladrillos, y el 19 de noviembre cesó por completo la producción de pisos cerámicos. Decisiones que impactan también en la provisión de materiales y el transporte. Los trabajadores sospechan que puede ser una maniobra para reducir la cantidad de trabajadores o imponer otras condiciones laborales cuando se reabra. También impacta en la economía de la Ciudad.
Acindar suspendió a 700 trabajadores de su planta en Villa Constitución, Buenos Aires, por tiempo indeterminado. La decisión se tomó “debido a la caída de la producción”, la cual se debe a la menor demanda interna y a la entrada de productos extranjeros. La empresa también suspendió a 400 contratistas.
En Zárate se movilizan los trabajadores denunciando el despido de cientos de trabajadores de Atucha.
Dánica cierra su planta de Llavallol en la zona sur del Gran Buenos AIres y sólo pagará la mitad de las indemnizaciones argumentando la “gravísima situación económica” y “alto costo laboral” rechazando su encuadre en el convenio de Aceiteros. La histórica fabricante de margarina, creada en 1939, despide 150 trabajadores.
40.000 trabajadores del Estado están amenazados de despido por el vencimiento de sus contratos el próximo 31 de marzo.
En este panorama general y recordando a Marx en cuanto a que :” «En la producción social de su existencia, los hombres establecen determinadas relaciones, necesarias e independientes de su voluntad, relaciones de producción que corresponden a un determinado estadio evolutivo de sus fuerzas productivas materiales. La totalidad de esas relaciones de producción constituye la estructura económica de la sociedad, la base real sobre la cual se alza un edificio jurídico y político, y a la cual corresponden determinadas formas de conciencia social. El modo de producción de la vida material determina el proceso social, político e intelectual de la vida en general. No es la conciencia de los hombres lo que determina su ser, sino, por el contrario, es su existencia social lo que determina su conciencia», no hay que dejar de advertir con la lectura de los datos expuestos que .
las altas cifras de acoso, paro y bajos niveles de ingresos han generado desde hace décadas una lucha del colectivo para demandar mejoras y que estas lucha han tomado forma de manifestación con la sanción de leyes que apuntan a dar el ser a declaraciones y repartos de potencias que velen por la autodeterminación de género .que sin embargo, a la luz de los acontecimientos nacidos de la propia lucha de clases en su expresión distorsionada de voto en una farsa electoral se ven constantemente amenazadas en su definición ideológica como no puede ser de otra manera cuando se aprecia con exactitud cual es la función de la forma jurídica dentro del orden social capitalista.
Ese orden jurídico permite el cambio de sexo. Una de las demandas del colectivo que se reúne en defensa de esa posibilidad es que existan servicios específicos para su materialización. Esa situación lograda hace que resulte al menos llamativo, el viraje reaccionario del elenco de operadores políticos en la gestión de gobierno, que habla de “lobbies de gays, homosexuales, lesbianas y transexuales” y ha llegado a manifestar que “los trans están haciendo campaña por la pedofilia desde hace tiempo, por vía de los contenidos educativos que se proporcionan al público”.
En paralelo nos encontramos como lo apuntamos más arriba, con que en muchos de los movimientos de la izquierda de la república democrática burguesa , a menudo bajo la influencia de ideas contrarias al marxismo, como el posmodernismo o las políticas de identidad, el foco se coloca en cambios simbólicos que no suponen ninguna amenaza al sistema capitalista y por ello no se inscriben en una finalidad estratégica de corte socialista orientada a la construcción de una nueva sociedad.
Lo que sorprende sin embargo es la actitud de organizaciones autodenominadas marxistas ante estas cuestiones. Pareciera que estar a favor de la lucha del colectivo trans implicase directamente apoyar la teoría queer, que se concentra en señalar e lo que presenta como rupturas en la conexión entre el sexo biológico, la identidad de género y el deseo sexual –por ejemplo, transgénero, homo/bisexualidad, fetichismos, etc.– en pocas palabras, identidades o inclinaciones sexuales que son vistas como “divergentes de la regla”.
Dicho de otra manera, estamos frente a, un campo de la teoría crítica nacido para presuntamente cuestionar las visiones esencialistas, «naturalistas» y estáticas sobre sexo, género y orientación sexual, y para proponer una mirada sobre la sexualidad de las personas como construcciones sociales discursivas, fluidas, plurales y continuamente negociada siguiendo los desarrollos del constructivismo social abordando esa temática como fenómenos sociales y culturales, a través de un análisis de las categorías, el binarismo de género y el lenguaje en el que se dice que están representados.
La opresión y la discriminación son partes integrantes del sistema dominante bajo el que vivimos, que incluye la persecución sistemática y la estigmatización de sexualidades e identidades que no se ajustan a la “norma”. Quienes buscamos que la vanguardia de los trabajadores se organice en torno a la forma partido-programa socialista, luchamos de forma resuelta contra cualquier forma de sexismo, discriminación y opresión. Sin embargo, eso no significa solo declaraciones o gritos callejeros unificados por el “contra alguien “ y no en la manera de cómo superar las bárbaras condiciones presentes y cómo garantizar la libre expresión de todos los seres humanos, tarea que lleva de suyo el imperativo de examinar las teorías y métodos para alcanzar estos objetivos.
Vistas así las cosas, y el documento de convocatoria con el que abrimos este texto lo deja traducir, es que pareciera que posicionarse a favor de la lucha de este colectivo implica necesaria y obligatoriamente estar a favor de los vientres de alquiler y demás degradaciones sexistas propias de una sociedad de clases. Esta actitud supone un escarnio que sólo sirve para dividir y confundir. En ese sentido y desde una estrategia con contenido de clase y finalidad de emancipación social, criticamos los postulados y métodos de transformación propuestos por la teoría queer y llamamos a una lucha por cambios materiales reales, por la movilización conjunta para erradicar las barreras sociales y económicas a las que se enfrenta cualquier capa oprimida de la clase obrera.
Estos planteamientos adquieren popularidad, buscan la dirección de la protesta y el reformismo parlamentarista se rinde a sus planteos para que los votos no le sean esquivos a futuro, como si su presencia silenciosa y claudicante así lo dejara presumir , sin tener presente lo inverso como ha ocurrido ya en varias ocasiones y en particular , la incidencia de las organizaciones guarnecidas tras los restos del discurso k donde los grupos pequeñoburgueses dentro del colectivo tienen alta incidencia .
El hecho de que la teoría queer, políticas de identidad, feminismos con tendencias burguesas, etc, sean más o menos dominantes entre aquellos que quieren participar en un cambio en el mundo y más aún enfrentar a un fantasma de fascismo estimado como característica de la personalidad de un individuo, se debe a diversos factores. En particular ,la capacidad de la clase dominante para fagocitar y transformar para sus intereses proclamas militantes y luchas diversas. Sin embargo se suma a ese fenómeno que la crisis de dirección en el seno de la clase trabajadora y en particular en su vanguardia no ha sabido presentar una formulación alternativa a tantos grupos hartos del sistema capitalista y que, además, quieren involucrarse y luchar.
Considerar que la lucha contra la opresión del colectivo trans implica directamente apoyar la teoría queer es simplista. Sin embargo, lo inverso, es decir, considerar que, por ende, la lucha de este colectivo debe ser dejada de lado tampoco cubre las necesidades de la acción revolucionaria .
Con el uso de la dialéctica, la dirección de la vanguardia y su organización revolucionaria en su rol de intelectual orgánico educador , nos vemos obligados a establecer una conexión necesaria entre el individuo y lo universal. Lo universal solo existe a través de su expresión concreta, no hay definiciones eternas en el mundo de las ideas, no hay definiciones que abarquen todos los casos. Esto nos deja ver que nos encontramos con, una producción teórica abstracta , no emergente de lo real existente que apunta como expresión puramente negadora de lo biológico a la visión idealista que desecha todo el mundo material, incluidos los sexos, declarándolos inválidos. Renuncian así a lo universal y elevan lo individual y accidental al nivel de principio.
Lo cierto es que la diferenciación sexual existe objetivamente, al igual que en la mayor parte del reino animal y gran parte del reino vegetal. Pero eso no agota la cuestión. Darle vueltas a una definición de mujer absoluta e inmutable sólo nos desvía de la realidad y de cómo cambiarla en beneficio de todos. Cada persona tiene derecho a sentir, vivir y expresar su sexualidad o su género como libremente considere y desee.
Por esto último, debemos ser capaces tanto de criticar la teoría queer como el materialismo mecanicista y esencialista, sin dejar de lado la lucha de los oprimidos haciéndola propia de toda la clase trabajadora en lucha militante como vanguardia con pretensión de necesaria dirección del cambio social. Como en tantos otros ámbitos, nos posicionamos a favor de todo acto de materialización de poder que mejore la calidad de vida de cualquier grupo damnificado por el orden social capitalista , pero a la vez manifestamos que las reformas dentro del capitalismo, sea cual sea el colectivo sobre el que se aplican, no acabarán con la raíz de la opresión del mismo.
Mientras exista el capitalismo, será imposible socializar el trabajo doméstico y por lo tanto se mantendrá la opresión hacia la mujer, que seguirá padeciendo el “doble turno” de trabajo fuera y dentro del hogar. Mientras el colectivo LGTBQ siga estigmatizado como obstáculo para formar familias que provean de mano de obra a los capitalistas, seguirá igualmente oprimido.. En la vida cotidiana de la clase trabajadora existen actitudes discriminatorias y reaccionarias, y es precisamente a través de la lucha conjunta cuando más rápida y eficazmente llegan a romperse estas actitudes y se da un salto en la conciencia, pues a través de la propia lucha se adquiere la percepción de los intereses comunes en vez de aquello que la divide.
Desde el reformismo todas estas cuestiones, especialmente en el momento de crisis económica que vivimos, no serán abordadas y deben ser luchadas desde la calle por el conjunto de la clase obrera. Por esto, nos pronunciamos a favor de la lucha del colectivo trans, pero no de subordinarnos ni marchar tras sus teorías específicas pues ellas no se compadecen con los objetivos emancipatorios específicos de toda la clase trabajadora . Estamos “con” y “ detrás” Eso implica pronunciarnos, a favor de las reformas que no sólo sirvan para mejorar discretamente sus condiciones de vida sino cuya lucha, además, nos acerque más como clase. Y a la vez nos posicionamos en contra de teorías ajenas a la clase, como las políticas de identidad o teoría queer.
El vínculo entre la opresión del colectivo LGTBQ y la lucha contra el capitalismo no es nuevo. Las luchas por los derechos del colectivo trans y de la libertad sexual para toda la sociedad deben volver a sus raíces radicales y contar con una base militante más fuerte, objetivo que solo se construye a la par que la vanguardia de la clase trabajadora se perfila como organización política propia con política autónoma conducida por el formato necesario de partido -.programa
En los artículos y discursos del tenor del documento de convocatoria que hemos transcripto al inicio, rara vez se encuentra ninguna mención a la clase, mucho menos a la clase obrera y cuando así se lo hace .no se expresa de una manera marxista, sino como una forma de discriminación (“clasismo”), uno de las muchas y de ningún modo la más importante. La clase obrera ya no es la productora de toda la riqueza, explotada en un proceso productivo, sino sólo una categoría más de personas “discriminadas”: otro caso triste de ex- que han abandonado completamente el punto de vista del comunismo y la revolución socialista.
En lugar de encontrar la raíz de la opresión en la sociedad de clases y, bajo el capitalismo, en la dominación económica de los banqueros y los capitalistas, los convocantes tratan de encontrarla en el comportamiento social de las personas y en el lenguaje que usan. La opresión hoy no es el resultado de la esclavitud asalariada capitalista, sino el resultado del uso de lenguaje discriminatorio o de estructuras discriminatorias en las organizaciones.
Desde este punto de vista, lo que se requiere no es una revolución dirigida a la reconstrucción radical de la sociedad desde los cimientos, sino la reforma y un cambio en la mentalidad y la conducta de las personas. El objetivo no es cambiar la sociedad, sino esforzarse por alcanzar la autorrealización individual en abstracto – olvidando el hecho de que mientras exista el capitalismo, existirán la opresión y la explotación.
El partido revolucionario, bajo la forma organizativa de partido-programa, es una herramienta de la vanguardia de trabajadores militantes para facilitar a la clase trabajadora su tarea objetiva emancipatoria , porque de ella es esa obra de transformar la sociedad. El partido, no es una copia en miniatura de la nueva sociedad, sino el catalizador para crearla. No es posible , ni siquiera en el plano de la imaginación los colectivos perseguidos por el yugo opresivo pueden construir una organización pura, purgada de conductas discriminatorias, capaz de crear una sociedad libre de discriminación. No entienden que cualquier organización estará bajo la presión de la sociedad en la que se construya.
En el mismo sentido, esta no es una lucha, como ninguna, que deba ser librada a nivel individual sino que debe ser llevada a cabo por las organizaciones de la clase obrera. Cualquier avance de una capa de la clase obrera es un avance para la clase entera y para todos los oprimidos y oprimidas. Luchar por la emancipación de las explotadas y oprimidas es luchar por el socialismo.
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