Nuevo Curso

La Aristocracia del Barrio

Entre el bar y la bolera
rondan las aceras
controlando el barrio desde una esquina.
En el índice una alhaja.
El pelo a navaja.
Salpicando betún y brillantina.
Óigales silbar…
Parecen estar
esperándole vecino
para jugar
un mano a mano a los chinos.

Son la aristocracia del barrio.
Lo mejor de cada casa
tomando el sol en la plaza.

Tienen a la madre anciana,
virgen a la hermana
y en las Ramblas, una que es del asunto.
Un padre que murió un día
y la filosofía
del tapete, el compañero y el punto.

Mírenlo burlar… (Míralo jugar…)
Sin pestañear…
Nació chulo y sin remedio.
Pide con seis
y se planta en dos y medio.

Son la aristocracia del barrio.
Tahúres, supersticiosos,
charlatanes y orgullosos.

Traficando en transistores,
en encendedores,
en cosméticos y en bisutería
hasta que el cante de un socio
les cierre el negocio
como poco por seis meses y un día.

Igual que se van
reaparecerán
hechos un figurín, pero
con el color y el perfume del talego.

Son la aristocracia del barrio.
Tránsfugas independientes
mejorando a los presentes.

Si les sigue usted los pasos
verá más de un caso
en la puerta de un Juzgado de Guardia,
que por la hembra y el retaco
deja hasta el tabaco
y hurga en las demandas de La Vanguardia.

Envejecerán
horneando pan.
Cada cual muere a su modo.
Qué se va a hacer
si ha de haber gente pa’ todo.

Y la aristocracia del barrio
sentimentales y buenos
en el bar, le echan de menos.

En estos días donde héroes anónimos, perfilados para una historieta de los setenta, toman sus cosas, arman un cartelito, cuanto más una bandera, una pancarta y salen a la que pretenden una batalla, cual Quijote contra los molinos, porque en verdad no hay batalla propia sino expresión de deseos. “Ni una menos”, cumplimos diez años, lo que quiere decir que hubo muchas menos, en general anónimas y en los lugares donde habita la miseria y se juega a diario el campeonato del delito social que el capitalismo regala para todos aquellos a los que por sus propias contradicciones mando al mundo de lo que los que van a la Universidad Pública o de las otras, llaman población sobrante.
Otro cartel por “los jubilados”, como si todos los jubilados fueran iguales e idénticos y no haya en su condiciones quienes perciben jubilaciones que implican privilegios sociales. Jubilados , que votaron por décadas a nuestros opresores legisladores y gobernantes, porque interpretaron consintiendo que con la democracia se come, se educa, y se cura y que el pueblo no delibera ni gobierna sino por sus representantes , esos que están dentro del edificio al que no les dejan entrar y en reemplazo de la demanda se les da un bono de violencia Estatal de regalo.
Pero por caso, no debería importarles, si siempre van a poder contar con los parlamentarios del FITU dispuestos a hacer lo inverso de lo que representan. Ellós ahí “con la gente”, en la calle, pero son parlamentarios, es decir, llegaron a ese sitio desde la condición de haber sido electos, es decir sosteniendo el orden social que paga jubilaciones que lanzan a la miseria a sus “beneficiarios” y generan la pobreza extrema desde donde en cualquier noche o tarde-noche, mañana o tarde, reciben un ataque que las lesiona , las mata o las somete por esa vía a servidumbre , pero no importa, cuando hay tiempo y lugar NI UNA MENOS se acuerda de aparecer y cumple años , como si eso fuera un mérito y no el signo de su impotencia de grupo poli clasista donde el pobre y el villano bailan y se dan la mano sin importarle la facha y terminada la jornada, el sol les dice que llegó el final vuelve el pobre a su pobreza, vuelve el rico a su riqueza.
Pero que pasa, nadie parece advertir que estamos en una sociedad de clases. Eso pese al esfuerzo de Carlos Marx que a pedido de agrupamientos obreros de su tiempo, les manifestó que había un fantasma que recorría Europa , y según parece la sigue recorriendo , llamado comunismo y que había que tener en cuenta que en el capitalismo había Burgueses y Proletarios .

Como evidentemente, más allá de lo que escriben los que ponen cara de pensante y les pagan las editoriales para inundar de textos , las clases existen , en el equipo contrario , se utilizan a seres humanos que desde esferas formales del Estado y traídos al mundo por el voto mayoritario de “la gente”, hablan por los otros, y los otros le dan un lugar en el parlamento para que hable por ellos y defiendan sus intereses poniéndolos en acto con rostro de ley, que por serlo se habilita por sí misma a sancionar a quienes no cumplan, razón por la cual si te paras en los frentes del edificio con el cartelito y la pancarta o las banderas , te reprimen “con derecho”, el mismo “derecho” con el que se pretende dar forma al reclamo. En definitiva , un enredo que las ideologías dominantes tejen y destejen.
Pero ocurre que en esas circunstancias tan complejas, aparecen detrás de algún micrófono dos mujeres jóvenes, y hacen declaraciones como” representantes del pueblo” es decir, dos seres humanos que revisten como parlamentarias y le “ahorran” al pueblo eso de “deliberar” y dicen sueltas de cuerpo cosas que no caen bien a cualquier bien nacido aún cuando no profese de manera consciente alguna ideología, pero que sabe que en los dos equipos, que Carlos Marx describió en la sociedad capitalista, más temprano que tarde su suerte está con los proletarios.

Entonces ahí, en ese preciso ahí, como cuando poníamos el compás para hacer el círculo, algunas personas se autoreferencian e invocando representaciones inexistentes, avanzan sobre la condición de estas parlamentarias con desarrollos de su intelecto que en lugar de hacer posicionar a proletarios en el campo del enemigo obligándolo a replegarse por lo menos, agigantan a las señoras que se sienten agredidas . No lo hacen con fuerza física, lo hacen con discursos y sorpresivamente esos discursos no terminan siendo más de lo mismo , algo así como combatir el alcoholismo repartiendo ginebra a quienes padecen esa adicción.

Es así que se escucha mucha cosa ideológicamente desfavorable a un cambio social a nombre del cambio social. Se dice en las redes y otros medios cosas como las siguientes:
• Estudiá, no seas Lila Limones.
• Es una banda es este gobierno, sin tetas no hay paraíso.
• Tanta pantalla a Lila Lemoine?????? Dale, un gato puesta de diputada, es el precio caro que paga el país entero.
Así parece entonces que , con “ni una menos en las calles”, otras mujeres se ocupan en las redes de la condición de mujeres de las diputadas y reparan en sus mamas como condición de idoneidad para acceso a los cargos públicos o de si tuvieron o tienen otras actividades ejemplificadas con la fauna, o si son ignorantes, extremos este último al que se suman lúcidos varones salidos de altas casas de estudio .
Lo cierto es que, no se repara en que estas mujeres ocupan el lugar que ocupan en la cosa pública porque han sido votadas, y que los que aluden a sus “tetas o intintos felinos” han aceptado esa forma de gobierno republicana y ese sistema de gobierno que da la posibilidad de que nadie deba demostrar capacidades o condiciones sino la cantidad de votos necesaria. Votos que por lo demás los lúcidos y vivaces combatientes no obtuvieron como para evitar que las hoy denunciadas y vituperadas pudieran estar allí, pese a que como lo dicen cuando alguien les pone un micrófono, “siempre están con los que luchan”, y si pueden publican una foto llorando por efecto de los gases lanzados por empleados de las fuerzas represivas.
Pero , avanzando aún un poco más. Al parecer para esta gente tan abrazadora de humillados y ofendidos , la condición necesaria para la resolución del problema es estudiar. De esta manera, ya no tendríamos dos clases sociales en lucha según Marx, es decir, ya no habría burgueses y proletariios, sino los que estudian y los que no, y la cuestión sería cerrarles el camino al parlamento a estos últimos con los cual en ese sacro recinto con el tiempo solo estarán allí los que han estudiado. De ahí, al voto calificado con el que los genocidas dictadores pensaban salir del poder formal algún día aunque pensaban que las urnas estaban bien guardadas y había objetivos y no plazos , un paso.
Sin embargo de ser así, como lo publicitan ubicando a las diputadas en el bando enemigo de los ignorantes, y en ningún caso en su bando real de operadores del poder burgués , lo que se define como propósito estratégico es volver a Grecia , y las pretensiones aristotélicas sobre las formas de gobierno y abonar apologéticamente de la Aristocracia. Claro, de nuevo un error de los “estudiosos”, en aquel entonces , cuando se hablaba de ideas de este tipo como la que implica el “Estudiá, no seas Lila Limones”, HABA ESCLAVOS y eran ellos los que hacían posible lo real, lo material, lo producido y la satisfacción de las necesidades de los pensantes y estudiosos.

Cuando miramos estas viejas olas , y siendo parte del mar, recordamos la escena de la película REED, donde arribado el periodista a una asamblea en momentos previos a la revolución de octubre que dio todo el poder a los soviet, el periodista norteamericano opinaba conversando con un obrero , mientras otro hacía uso de la palabra, que sería bueno hacer tal o cual cosa, y su interlocutor en lo poco que podían entenderse por sus rudimentarios idiomas , le dice , no me lo diga a mí , suba y hable y cuando Reed le replica diciendo que no tiene carnet o habilitación para hacerlo, el obrero le dice, “aquí eso no hace falta” y es así que sube al escenario y hace uso de la palabra consiguiendo la aprobación de sus planteos.

Que difícil es pensar que quienes dicen estar del lado de los que luchan, sean hoy los que exigen pasaporte intelectual, exigiendo el estudio como condición necesaria para el acierto de ideas y concepto. Dificil además porque a poco que se mire si algo tiene la historia de la lucha de clases es estudiosos masacrando los intereses de la clase trabajadora con leyes, y violencia legal. Solo basta recordar que en el genocidio sufrido por la joven clase trabajadora, sus autores intelectuales y operadores del poder eran mayoritariamente personas con estudios superiores.

En problemas similares, pero señalando el camino correcto Ernesto Guevara, habla como ministro de industria a los trabajadores cubanos y sienta la premisa necesaria, de la que los combatientes de internet parecen haberse olvidado. Habla de tres elementos: Trabajo, Estudio y El fusil. Parece que algo se les quedó en el camino a los presurosos apologistas del estudio, más allá de no precisar que estudiar, cómo estudiar y para qué estudiar, cosa que sin duda no olvidó el Che al referirse al sentido de la autoeducación y de la necesidad del aprendizaje para la práctica transformadora.
Repárese incluso en el contradictorio de la impugnación a la diputada. Se dice que es ignorante y no estudia y por eso no es un ejemplo a seguir y se la llama a denostar. Sin embargo, si así fuera, lo que se lograría es que la diputada pudiera agregar elementos a cuanto defiende y no cambiar lo que defiende, porque si esta allí es precisamente por el interés que defiende y no por su capital intelectual.
Lo cierto es que la relación de opuestos planteada entre los que estudian y los que no, es una falsa opción . Una descripción ideológica del fenómeno que termina por tributar a lo que combate. Si los que dicen ser de “los estudiosos” han tenido la ocasión de oir a Carlos Fuentes podrán recordar que este ha dejado dicho lo siguiente citando a Camus;
“Precisamente porque la vida, en sí misma, carece de un propósito inherente, universal u objetivo, salvo, tal vez, la reproducción y la supervivencia de la especie desde una perspectiva meramente biológica, no existe una razón última que nos diga por qué estamos aquí o para qué vivimos. Esta ausencia de sentido absoluto puede resultar desconcertante, incluso angustiante. Sin embargo, es justamente en ese vacío donde cada individuo tiene la oportunidad o la necesidad de construir su propio propósito. Encontrar o crear un sentido personal se vuelve esencial para mantener cierta estabilidad emocional, evitar el nihilismo paralizante y sostener la integridad psíquica frente al absurdo de la existencia.
Pero algunos seres humanos, sin embargo, alcanzan un estado de conciencia más profundo: el de comprender que la vida está delimitada por una situación límite insoslayable, la cual es la muerte. Esta lucidez, aunque brutal, es también profundamente maravillosa. Porque en el momento en que uno reconoce que la muerte es inevitable y absoluta, que al final todo lo importante y lo trivial, la grandeza y la miseria se desvanece, surge una responsabilidad radical: la de asumir la existencia en su carácter efímero. Es decir, hacerse cargo de vivir con plena conciencia de que nada dura y que, precisamente por eso, cada gesto, cada vínculo, cada sentido que damos a nuestra vida tiene un valor inmenso, aunque también trágico. Es una carga, sí, pero también una forma de libertad, la posibilidad de elegir y también de asumir, desde nuestros propios límites personales, cómo habitar el tiempo que se nos ha dado de pura casualidad, sin ilusiones de eternidad, pero con una lucidez que nos obliga a vivir con intensidad, autenticidad y sentido, por frágil que este sea…”
En definitiva, reaccionando como lo hacen los pretendidos combatientes anti-diputadas, por sus dichos y no por su condición funcional en la lucha de clases como elemento político del poder burgués, y utilizando en esa aparente oposición los modos y las formas que aquellos utilizan para consagrar el “estudio “ como eje para no ser como esas diputadas, lo que se hace es sumar para el emprendimiento de aquellas naturalizando los modos de aquellos a los que se dice enfrentar, es decir, un tipo de respuesta reaccionario que la burguesía lidera en Argentina para librar una de sus batallas internas. Con esto, el «mundo de los que estudian » intenta justificar un espacio particular de existencia que no cuestiona las formas de producción o a los patrones, sino que enfrenta un contenido discursivo a otro y esa es la cancha del enemigo y no el campo de lucha de los que sí se enfrentan en la confrontación de clases.
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