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LA ESTAFA ESTRUCTURAL

El capitalismo y la confrontación desde las formas jurídicas.

Evgeny Pashukanis,  fue uno de los máximos exponentes jurídicos del proceso histórico que abarcó los primeros años de la revolución de los soviet conducida desde el partido bolchevique, hasta la desaparición de los soviet, la muerte de Lenin y el aplastamiento físico de la oposición de izquierda al interior del propio partido revolucionario .

Pashukanis a quien se le obligó a autocriticarse de su posicionamiento teórico sobre la función de las formas jurídicas en el capitalismo y en la transición socialista con la premisa de acabar con sus categorías abstractas en el mismo plano de la búsqueda de la extinción del Estado y su institucionalidad,  no pudo evitar durante mucho tiempo ser denunciado como «enemigo del pueblo «.

El 20 de enero de 1937, fue detenido en el marco de la gran purga desatada desde el ejercicio del poder burocrático por Stalin. Pronto fue reemplazado por Vyshinski en el Instituto de Construcción Soviética y Derecho y otro viejo crítico suyo, Alfred Krishiánovich Stalguévich, se hizo cargo de sus cursos en el Instituto Jurídico de Moscú. ​

Pashukanis, pese a haber publicado las «autocríticas» de rigor, fue acusado de ser un «saboteador trotskista » y fue ejecutado en 1937.

Los aportes y principales contribuciones de la obra de Pashukanis,  giran especialmente en lo relativo al paralelismo entre sujeto y mercancía, y como ya lo indicamos al rol funcional que tienen las formas jurídicas para el desenvolvimiento de la relación capital-fuerza de trabajo en el orden social capitalista en tanto el derecho tal como se lo conoce y se lo genera en el capitalismo, es un producto histórico  del capitalismo mismo, concentrando en la forma jurídica ley un instrumento que le otorga el ser a la explotación bajo la simulación de un consenso generalizado sobre sus contenidos y repartos de posibilidades y prohibiciones para quienes coexisten bajo relaciones de producción capitalista en esa misma sociedad civil de donde nace la facultad por representación política de dictar esas leyes que se corporizan como una mercancía más.

Por fuera de este planteo incipiente en la búsqueda de cómo perfilar al derecho en una sociedad de clases a la que se orienta el revolucionario en su objetivo emancipador, para superarla a través de la desaparición de las relaciones de producción que le dan origen y desarrollo, queda hoy en evidencia que las relaciones económicas y a las relaciones jurídicas no son relaciones separadas, ni una reflejo mecánico de la otra , sino el  contenido y forma de la relación social capital.

De esto se sigue, que es tarea de la militancia política revolucionaria a través de la consagración programática en las organizaciones que se dé para esa lucha emancipatoria, construir una teoría del derecho sobre la base del materialismo histórico y en sentido inverso, plantear una oposición sistemática a la concepción que ve en las formas jurídicas y sus consecuencias , por fuera de la relación social capital, una herramienta apta para avanzar en el cambio social, incluso desde los actuales perfiles de concentración exclusiva en la ley que tienen las concepciones jurídicas implementadas desde el poder burgués.

 Traemos a cuenta a Pashukanis desde su libro Teoría general del derecho y marxismo, publicado en 1924, en plena Revolución y quizá en su “punto de inflexión”, luego de siete años de la toma del poder y meses después de la muerte de Lenin. Los detractores de la obra la juzgan hoy y desde aquel entonces con sentido negativo afirmando que cae en un reduccionismo economicista.

Sin embargo, el posicionamiento del autor dejo planteada la necesidad de sistematizar una crítica marxista al derecho y sobre todo a la jurisprudencia “burguesa” frente a una reconstrucción legal que emergía en los primeros tiempos de la revolución, que era vivida como problemática y, sobre todo, como tendencialmente incompatible con la sociedad

comunista que la Revolución se había propuesto como horizonte desde la propia publicación del  “ Estado y la revolución” de Lenin, escrito meses antes de la toma del poder en octubre de 1917. Es en ese sentido que Pashukanis planteó que al subsistir las relaciones capitalistas, el Estado seguiría siendo capitalista, pero al mismo tiempo no cualquier Estado capitalista sino uno dominado por una clase social diferente a la burguesía, la clase obrera y la razón por la cual  varios autores que comentan ese texto,  coinciden en señalar que la obra muestra un claro e íntimo parentesco con Historia y conciencia de clase, de Lukács; con Marxismo y filosofía, de Karl Korch; con Ensayos sobre la teoría marxista del valor, de Isaac Rubin (todas publicadas en 1923)

En este contexto, tampoco hay que olvidar que Marx se ocupó de dejar en claro y a modo de manifiesto a la clase trabajadora de su tiempo, que el Estado (burgués o capitalista) es “pura y simplemente, el consejo de administración que rige los intereses colectivos de la clase burguesa” y, por otro, que “el derecho es la voluntad de la clase dominante erigida en ley”.( Manifiesto Comunista)

Siguiendo estas dos premisas, se concluye necesariamente que el derecho no es en sí un fenómeno supraestructural, propio de la política, la ideología, la hegemonía o la lucha de clases, tal como lo presenta en discurso y en los hechos, el reformismo que actúa en nuestras tierras.

Dicho en otros términos: la joven vanguardia de trabajadores debe comprender y experimentar sus acciones partiendo de un posicionamiento referido al derecho por el cual,  las determinaciones del derecho están relacionadas con la generalización de la mercancía como relación social constitutiva de lo que entendemos por Capital y distanciarse de las tesis  reformistas que enfocan la explicación del derecho desde la ideología y de modo excluyente , en paralelo a las relaciones económicas propias del modo de producción .

 En sentido estricto Pashukanis dice lo siguiente :

“En un determinado estadio del desarrollo, pues, las relaciones humanas en el proceso de producción asumen una forma doble y enigmática. Por una parte, operan como relaciones entre cosas-mercancías; por otra, al contrario, como relaciones de voluntad de entes recíprocamente independientes e iguales: los sujetos jurídicos. Al lado de la propiedad mística del valor aparece algo no menos«. enigmático: el derecho. Al mismo tiempo, una única y unitaria relación asume dos fundamentales aspectos abstractos: un aspecto económico y un aspecto jurídico”.(Pashukanis, 1976: 99)

 Dicho todo esto, y llevando estos planteos que pueden resultar abstractos para algunos, lo cierto es que la especial condición de pensamiento concreto que le asiste deja ver la matriz reformista de la errónea construcción de posicionamientos públicos que se asumen en la actividad política, al retirar del análisis de los fenómenos estas premisas que el marxismo aporta desde sus categorías .

Advertir desde un registro en una red social y de acciones publicitarias del titular del ejecutivo nacional su colaboración en el desenvolvimiento de lo que luego se percibe como un típico mecanismo de fraude piramidal, y exigir explicaciones desde esa imputación a modo de piedra basal de un eventual juicio político a quien se desempeña en esa investidura, es utilizar el derecho y sus formas jurídicas como una herramienta puramente ideológica en la que yacen ausentes todas las consideraciones que se implican en una sociedad de clases como la que instrumenta el orden social capitalista.

En otros términos, apuntar a la aplicación de instrumentos jurídicos como lo es el juicio político, y a la noción de participación delictiva con forma de imputación-denuncia, es lisa y llanamente un llamamiento a la confianza en las instituciones del sistema y no evaluar hasta donde con ello se reproducen los soportes ideológicos de ese sistema, del mismo modo que en el Perú u otros estados de Latinoamérica se empleó incluso por los partidos políticos más concentrados del liberalismo.

Desmontar la telaraña de una estafa piramidal como si fuera una enfermedad de la sociedad capitalista y no su esencia misma, en particular cuando los planes económicos y las crisis de la reproducción de esa relación social , es desviar el eje de atención en el abordaje del fenómeno y colocarlo ideológicamente en una simple táctica de acumulación de protagonismo y figuración social en las preliminares de un año electoral, sin que ello implique consecuencias favorables para los intereses emancipatorios de la clase trabajadora en sus expresiones de vanguardia.

Lo cierto es que, lejos de dar cuenta que la esencia de los planes económicos y las “medidas” que se adoptan sobre los fenómenos ligados a la reproducción y acumulación de capital está dotada del albur que contiene lo que se llama en la jerga “estafa piramidal” que es el retiro en tiempo de los capitales puestos en juego luego de su incremento por el aporte de los demás , al momento en que se desinfla la operación y su continuidad se dificulta.

No otra cosa han sido las gestiones de Cavallo, Machinea y otros ministros en el pasado y los artefactos legales e institucionales montados para el mantenimiento de la demanda de forma artificial en el kirchnerismo, y hoy los embustes de timbero del Ministro Caputo y el presidente del Banco Central. En definitiva, una invitación a la confianza generalizada en el plan salvador de moda y luego su abrupto derrumbe dejando pocos ganadores, -los que se retiraron a tiempo- y muchos perdedores estructurales, la clase trabajadora.

No es el avance jurídico sobre el hecho en sí, con las formas de ese discurso, embelleciendo sus hipotéticas potestades resolutorias del conflicto, lo que impone la situación. No son las imputaciones delictivas, las derivaciones en las políticas de fichas limpias o corrupción estatal, las variables esenciales del fenómeno sino la lisa y llana observación que debe ser destacada, del agotamiento del modelo y de la crisis significativa de la relación social capital , con su orden social, por el que se impone una dominación de clase a base de explotación y opresión burguesa sobre los trabajadores.

 Una sola conclusión: El capitalismo es una estafa piramidal, su superación no se logra ni se logrará, en base a instancias jurídicas, sino en un proceso de lucha de clases marcado por la violencia de los explotados y oprimidos sobre quienes descargan sobre ella y en cotidiano cuanto sea necesario para mantenerlos en esa dominación y servidumbre de clase.

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