» Sociedades frías», según la clasificación de Claude Lévi-Strauss, son aquellas que se caracterizan por una fuerte resistencia al cambio y una tendencia a repetir patrones y modelos del pasado. Estas sociedades, tienden a mantener una estructura social y cultural estable, a menudo a través de la tradición y el mito. La circunstancia alentadora y esperanzadora que implica una recuperación de identidad tras más de cuarenta y ocho años, permite acudir a esta figura antropológica, de manera si se quiere metafórica, para dar cuenta del fenómeno en su actual existencia y los basamentos culturales que lo presiden ,
Por Facebook desde el sitio “Kaloian “, nos informamos con relación al cese de la búsqueda de un nuevo nieto al que oportunamente se le sustituyó la identidad , que una de las tenaces buscadoras en el acto que dio a publicidad ese nuevo encuentro , “Adriana Metz no camina: levita. Sonríe, flota entre abrazos, empuñando un cartel que dice: “El 140 es mío”. Es su hermano. Es el nieto 140. Y sí, ese número ya le pertenece: por derecho, por amor, por lucha.
Hace 48 años que lo buscaba. Desde aquel día de 1977 en que, con poco más de un año, escuchó de boca de su abuelo una carta que su madre había escrito desde el cautiverio. Allí contaba que el 17 de abril de 1977, en el centro clandestino de detención conocido como La Escuelita de Bahía Blanca, había dado a luz a un niño. A su hijo. A quien los militares le arrebataron.
Desde entonces, Adriana nunca dejó de buscarlo. Ni siquiera en los momentos en que la esperanza parecía marchitarse. Le escribía cartas. Lo imaginaba. Lo soñaba.
Hoy el hijo de Graciela Alicia Romero y Raúl Eugenio Metz, secuestrados en diciembre de 1976 en Cutral-Có, está vivo. Y se reencontró con su hermana. Con su historia. Con su nombre….“Mi hermano me contó que había sido criado como hijo único y que no tenía familia. Entonces, cuando me dice eso, yo le respondo: ‘Ey, acá estoy yo’. Y él me contesta: ‘Sí, ya sé, boluda’. Eso, me parece, resume bastante bien cómo fue nuestro primer encuentro”, relató Adriana Metz sobre su primer diálogo con el nieto».
En la misma red social, Tomás Muller, difundió la foto que ilustra este texto en el encabezamiento y con ella y este breve texto, “140 nietos recuperados son 140 madres que no están”, con lo que no hizo otra cosa, pero una gran cosa, que advertir que es necesario no olvidarse de que aquello que los trabajadores han incorporado a su cultura, esto es, «que el árbol no tape el bosque» haciendo hincapié en que no se debe prestar demasiada atención a los detalles de una situación particular, impidiendo ver el panorama general o la situación en su conjunto.
Dentro de lo que debemos advertir y que el encuentro de una persona con su identidad y sus lazos familiares aún existentes tras tanto tiempo de ser objeto de un delito producido por el Estado en un marco de prácticas genocidas , no debe ocultar sino vehiculizar tras el momento feliz del reencuentro , es que ahí detrás queda una madre pariendo en cautiverio, combinando en un solo momento la vida y la muerte, la esperanza viva en un ser y el terror impuesto a un cuerpo del que su persona sabe en vías de extinguirse, gestando una carta que debe ser difundida y explicada de manera propagandística por quienes se encuentran el la vanguardia de la clase trabajadora, para dar cuenta de donde venimos, donde estamos y con quienes estamos.
Entre los que estamos, esta sociedad desde los sectores medios extendió su voz con un libro “la llamada” centrado en una sobreviviente que colaboró con los genocidas en sus aberrantes tareas en afanoso intento de mejorar su imagen y ser usada nuevamente por el poder burgués .
La misma sociedad, en particular desde sus sectores medios, tal vez por sus propios intereses en el silencio y la vigencia de la falsa representación de lo real que implica la reproducción constante de la versión contenida en el Nunca Más, sobre la presencia mística de dos demonios en un momento azaroso de la sociedad de clases que impuso el capitalismo, como si el azar pudiese tener tantas precisiones, y para eso ocultó las circunstancias aciagas de la desaparición de Graciela Alicia Romero desde abril de 1977 hasta hoy e hizo lo propio con la de compañero y padre del hoy nieto recuperado Raúl Eugenio Metz.
La carta de la que da cuenta la hermana del nieto que ha podido contar con el reintegro de su identidad formal e interrumpir el delito que sobre él se cometió, ilustra por sí, las circunstancias históricas de su lectura, y lo dice todo, también en esto florece con reiteración aquello de que “si la historia la escriben los que ganan eso quiere decir que hay otra historia”.
Hay archivos, hay señales que aún pueden arrojar luz sobre el necesario registro histórico de lo sucedido, porque la historia no es un papel tornándose amarillo o el relato de seres que luego dejarar su vida también en registros pasibles de todas las interpretaciones. La historia es en el hoy , en el mismo momento en que la barbarie capitalista como el Leviatán muestra su rostro feroz de lo que no ha de irse pacíficamente de nuestras vidas.
Las defensas nominales de la cuestión de género despojada de toda relación de conexidad con la emergencia que esta asume en una sociedad de clases como esta en la que está implicada nuestra sobrevivencia, son también parte del silencio impuesto y consentido, sobre la desaparición material de Graciela Alicia Romero que debe ser rescatado por la vanguardia militante, en particular por aquellas que sin dirección política de clase se unen para gritar por las calles , cada 3 de junio y no se sabe a quién: “Ni una menos”.
Estamos en una guerra prolongada de clase contra clase donde nuestra vanguardia naufraga en el intento guiada por direcciones que se confunden con las escaramuzas y alientan las tácticas propias de una guerras de posiciones dentro del orden burgués, todas ellas alejadas del objetivo estratégico revolucionario.
Para recuperar el camino, subir nuevamente a la ruta trazada por los padres biológicos del nuevo nieto que ha recuperado su identidad y todos sus compañeros , que vencidos siguen dando batalla , la vanguardia militante debe retomar esos ecos y hacerlos audibles a los oídos de todos los trabajadores .
Nuevo Curso