Nuevo Curso

PASADO Y PRESENTE.

Se aproxima otro 19 de julio, que en nuestro país y para la militancia por el socialismo, tiene una significación gravitante, oculta por una lluvia pertinaz de ideología que primero lo exhibió con una profusa información Estatal y por sus entonces medios de comunicación, dando cuenta de una intervención militar “exitosa”.

Luego, tiempo después, que no solo transcurrió medido por calendarios y cronómetros, sino por un cambio de la relación de fuerzas relativo, que trajo una metamorfosis de cambio de forma pero contenido cultural equivalente en lo que a la dominación de clases se refiere emergió otra versión.

En ese contexto se impuso una nueva falsa construcción de lo verdadero, dando cuenta de detalles de la operación y demás circunstancias fácticas de aquel 19 de julio de 1976, haciendo uso de la sospecha en tanto categoría dominante del relato y aludiendo de modo implícito a una operación gestada desde una delación, enmarcada en una suerte de ejemplificación de como operaban “los dos demonios” a los que la república burguesa con formas democráticas que según sus propulsores daba para alimentarse, educarse y gozar de servicios de salud , con libertad y garantías individuales contra cualquier acción represiva injustificada del Estado sobre el individuo, dijo «nunca más», aunque la realidad indica que como lo supo indicar en un acto realizado por la entonces desaparición de Santiago Maldonado, Nora de Cortiñas :
«tenemos una larga lista de desaparecidos en gobiernos constitucionales y seguimos pidiendo la aparición con vida de todos ellos. Que cada uno se haga cargo de los suyos, las autoridades que participaron fueron todas cómplices».

El actual fracaso de todo ese entramado ideológico, trae en sí mismo una nueva táctica desde el poder burgués dominante que viene de la mano de un isomorfismo que mantiene las formas legales constitucionales, permanece en los significantes de la institucionalidad y los poderes formales del Estado, pero les da distinto contenido. Los sorprendidos en su buena fe y los otros , que parecen ser muchos más abogan hoy por un ordenamiento cultural donde se resignifican todos los conceptos del sentido común , dándoles otro contenido que parte de relativizarlos en sí mismos.
Así y solo por vía de ejemplo puede verse como se articulan dispositivos del Estado gestados para un determinado servicio específico, sin eliminarlos, pero usándolos con otros significantes.
Dada así la situación , y colocándonos por fuera de quienes pretenden como ludistas del siglo XXI que lo viejo permanezca y consideran que la lucha debe basarse en la reposición y continuidad de lo anterior existente, como si esa misma existencia de una diversa institucionalidad legalizada, gozara de la característica esencial de permanencia que se predica como cualidad de una sustancia , advertimos que la propia realidad permite tomar al 19 de julio de 1976 como una fecha significativa para la construcción de otra valoración diversa de la dada y junto con otros hitos como la caída en combate de Ernesto Guevara en Bolivia y la Masacre de Trelew, dar espacio para repensar lo hecho hasta hoy en sentido inverso y sus resultantes, que exhiben hoy a sus mentores en los espacios del cretinismo parlamentario, la militancia reformista y su objetivo final de ser el espacio de izquierda del orden social burgués .

Las últimas imágenes , muestran a estos grupos corridos desde la panamericana, buscando apoyar una tendencia a evitar que no se consolide una determinación patronal contraria a los trabajadores involucrados por ella, o acompañando a un centenar de jubilados en una plaza pública recibiendo como única respuesta a la demanda de mejoramiento del ingreso previsional , una andanada de bastonazos , gaseos y agresiones físicas de todo tenor, respuesta que en igual forma reciben los que perciben salarios en hospitales públicos amenazados por la insuficiencia del presupuesto para ser atendidos . A la par también se toma conocimiento de intentos para la presentación de listas de candidatos por esos grupos en un frente que en realidad es una cooperativa electoral , que según cálculos de sus propias o ajenas encuestas pueden tener algún éxito si además adiciona a otra organización que solo recibió en el tiempo que corre impugnanciones ideológicas que deberían ceder a cambio de no desaparecer por incumplimiento de los cánones electorales impuestos por el propio orden legal instituido por el poder burgués.

El 19 de julio de 1976, en Villa Martelli, se produjo un operativo militar contra el PRT -ERP que determinó la muerte en ese combate de Mario Roberto Santucho Benito Urteaga, y la desaparición forzada de Liliana Delfino y su hijo. El operativo, llevado a cabo por un grupo de tareas del Ejército, se desarrolló en un departamento de la calle Venezuela 3149 de esa ciudad.
Nadie, ha informado a sus familiares donde están los restos de Mario Roberto Santucho, Benito Urteaga, Alba Lanzillotto de Menna y Liliana Delfino. José Urteaga fue entregado a sus familiares. El hijo de Alba Lanzillotto y Domingo Menna, nacido en Campo de Mayo, es el nieto recuperado 121 quién vivió 40 años sin conocer su verdadera identidad.

Por la magnitud de la situación ,los recordatorios formales comienzan a asomar por las redes. Emergen las fotos, las evocaciones contingentes. Se acude a los documentos, las anécdotas, los textos periodísticos, etc. y todo huele a simple recuerdo. Es decir, la evocación que trae consigo y de manera paradójica, el efecto al parecer necesario, de reafirmar su condición de “pasado “y si así fuera resaltar su cosificación inerte y sin otra proyección sobre el presente de la lucha de clases que resulta incluso y también en sí misma cuestionada.

El hecho material del combate al que aludimos renueva la posibilidad de leer, que las fechas son marcas en el tiempo. Señales para no extraviar el rumbo. Indicadores de presencia y significación de lo histórico en lo actual. Interpelación del hoy por el ayer.
Pero también , el tiempo recorrido hace que el hecho histórico no pueda hoy centrarse y agotarse al puntualizarlo, en el simple recuerdo. Ya no es posible que el 19 de julio sea simple nostalgia, pérdida y dolor por los caídos. El desafió es no dejar subir al escenario de la vida, la rutina del recuerdo. El objetivo es no cosificar y dar por agotado un proceso de lucha, simplemente por que hemos comprendido que se trata de una lucha prolongada, y que las búsquedas de ayer lo siguen siendo hoy con aún mayor necesidad , marcada por los escenario de barbarie capitalista donde intentamos sobrevivir. Lo imperativo para la vanguardia de trabajadores es asimilar la comprensión del imperativo del cambio social, que no es otra cosa que la convicción relativa a la construcción del poder obrero y los organismos de democracia directa de los trabajadores y su dictadura de clase.

Es cierto que hoy la eternidad de la dominación liberal en el mundo encuentra serios reparos pero por el contenido de las resistencias sociales desplegadas lo real existente es que para muchos que emprenden la lucha , la Revolución Francesa para muchos parece no haber terminado y lo anhelado es vivir en una sociedad de declaración de derechos subjetivos, garantías individuales y representación política indirecta por vía de farsas electorales periódicas .
Se olvida incluso desde ese posicionamiento ideológico en miras a lograr una república democrática , que desde 1983 a la fecha ha traído consigo muertos, lesionados de gravedad, y otros daños sociales que no hace otra cosa que hablar de la dignidad humana de sus actores-víctimas, que pese a que en Francia la República nunca fue proclamada en virtud de un voto legal realizado dentro de las formas constitucionales sino por la voluntad de un pueblo sublevado contra la legalidad existente, esa situación buscada ya fue lograda por la propia burguesía y que la “democracia formal ”, se recuperó, abrió paso, dio lugar a una reforma constitucional en 1994 , con base en la economía social de mercado, de la que se nos trae a cuenta en cada intervención mediática de quienes se ocupan de la gestión de gobierno, apelando a la figura de la mano invisible que todo lo regula y compensa, el empredurismo y la meritocracia.

Ese giro democrático formal, busco y pretende con denuedo ideológico, desobligarnos a cada uno de nosotros de la necesidad de ubicarnos en un bando necesariamente enfrentado a todo esto , que es precisamente el bando que con denuedo, lucha y enfrentamiento armado construyeron los militantes del PRT , incluso entregando sus vidas como aquel 19 de julio de 1976 y que la burguesía se concentro en destruir no solo con desapariciones físicas sino con formatos culturales que terminaron haciéndose de los contenidos del discurso de sentido común imperante despojado de toda crítica al capitalismo y de la afirmación de la necesidad del socialismo.

Por vía de la llamada corrección política, nos suman a la alienación , la hibridez como signo distintivo del contenido de nuestras responsabilidades por la cosa pública, alejándonos de la posibilidad de consentir y emprender toda alternativa de lucha por otros medios, pues a esa opción se la hizo responsable del pasado inmediato caracterizándola como un demonio, e instalando el mito fundador de que la lucha armada es ajena a la militancia por el poder obrero y el socialismo.
Es que “estar en un bando”, como se lo estaba por la mayoría de los trabajadores y los jóvenes en los tiempos de intervención política del PRT implicaba polarización social y eso es lo que hoy no se puede admitir ni por la sola significación de su mención .
Dicho de otra manera no es bueno poner la vista en el modelo acumulativo interno, y sus notorias desventajas para quien vive de un salario o peor aún se encuentra desempleado y librado a su suerte y mucho menos, intentar revertir ese orden de cosas por vía de una instancia superadora y que en ese propósito material y directo el desarrollo de la lucha de clases pueda implicar en un momento de sus estadios , acciones de enfrentamiento armado no nacidas por generación espontánea sino por el trabajo constructivo de la dirección política que la vanguardia de trabajadores debe abocarse a construir , aún en las circunstancias más adversas como lo son las presentes
No se puede , no se quiere pensar en la intervención armada en la lucha de clases y la forma organizativa que ella requiere . La democracia vigente, ocultando su génesis violenta en la revolución francesa, nos induce hoy por todos los mecanismos de dominación de masas posibles a mostrarnos todos juntos y solidarios con la empresa, con el patrón, con la marca, con el gendarme, aunque permaneciendo cada uno en su lugar.

El gobierno y el sistema, por vía ideológica y con la contundencias de los hechos del poder burgués y su violencia, no cesan ni un minuto en el intento de persuadirnos e imponernos un modelo social que desconoce las clases sociales con sus intereses específicos y contradictorios. Así es posible escuchar por reiteración sobreabundante que. el esfuerzo es la condición monopólica de vida de quien trabaja y no tiene otro recurso que la venta de su fuerza de trabajo por un salario que decae sin pausa en su capacidad de aportar dinero para atender las necesidades primarias de sobrevivencia del trabajador .

Todo lo dicho nos orienta en el planteo necesario de un cambio en las formas organizativas que la militancia en la vanguardia de los trabajadores se ha dado hasta nuestro tiempo como también, en los esquemas de movilizaciones de las masas trabajadoras que esa vanguardia genera en los hechos que deben ser marcados por la aparición de la clase trabajadora y en cuanto tal, como actor social protagónico, recuperando la noción conceptual relativa a que el sujeto social que protagonizaría la transformación revolucionaria de la sociedad son las y los trabajadores.
El 19 de julio de 1976 enseña con forma de tragedia, como también lo indicó el fusilamiento del Che en La Higuera (Bolivia) y los fusilamientos en la Base Aeronaval Almirante Zar, ubicada cerca de Trelew, que hay que recomponer un bando combatiente, asolado con balas e ideologías , porque la presencia actual de ese bando es estar con la camiseta del explotado y oprimido, por un cambio social y la abolición de la dominación burguesa, es decir , ser partidario de la revolución que en primer lugar, significa ruptura y en el mismo tiempo superación dialéctica de lo dado con formas de barbarie capitalista . Quien no acepta esta ruptura con el orden establecido, con la sociedad capitalista, no puede ser, ni proclamarse partidario del cambio y necesariamente , más temprano que tarde permanecerá en su actual lugar de izquierda del orden social capitalista y su formato político de opresión.
El relato histórico, atravesado por dosis de mito, memoria y mimesis, nos dice que durante décadas, los más grandes escritores, los más grandes artistas se unieron al movimiento obrero para celebrar las revoluciones En cambio, desde hace treinta años la mayor responsabilidad de quien tiene acceso a la palabra pública es alertar contra toda irrupción social violenta. Todo intento de transformación radical es totalitario, Terrorista o del siglo pasado, y trae la imagen de los regímenes estalinistas, como símbolo del socialismo. La idea de otra sociedad, a sus ojos vista, se ha convertido en algo casi imposible de pensar y con ello lo necesario es la adaptación al mundo en que vivimos o en el mejor de los casos, el anhelo de retorno al contrato social en situación asimétrica de desigualdad social , como el mejor futuro posible.
La fobia a las revoluciones y su corolario, la legitimación del conservadurismo , habilita expresiones tales como aquellas que indican que la creación de soluciones a problemas existentes, la mutación de negocios y su evolución, el cambio de los procesos y los modelos para hacerlos más rentables, es el camino que debe emprender el ser humano traspolado a la condición de individuo consumidor de mercancía , esquema con el que solo buscan establecer falsa conciencia , alegando que , fuera de la democracia liberal sólo se encuentran variantes totalitarias del estilo de aquellas que terminaron con la caída del muro de Berlín.

Sin embargo, como lo acredita el 19 de julio de 1976 , los representantes y dirigentes de la sociedad política burguesa en todo momento en que sienten y advierten, que sus principios esenciales están muy gravemente amenazados, salen ellos mismos de su propia legalidad, y cometen las mayores aberraciones sobre el género humano. El sufragio universal, ahora invocado para descalificar a las demás formas de intervención colectiva de clase (como las huelgas, los cortes de rutas, los piquetes, la autodefensa) se ha vuelto el eje estratégico de toda acción política, es esa su punzante pedagogía de la sumisión.

En América Latina la orientación política es según la tesis de la revolución permanente, al mismo tiempo democrática y social. El fracaso K habla a las claras de la desaparición política de las categorías populares y que la lucha continúa con eje en los trabajadores y los sectores sociales oprimidos, por los modos de intervención política que ellos se determinen, en el marco de la premisa que dejó instalada en la historia el estatuto fundador de la primera internacional socialista, es decir:
• que la emancipación de la clase obrera debe ser obra de los obreros mismos; que la lucha por la emancipación de la clase obrera no es una lucha por privilegios y monopolios de clase, sino por el establecimiento de derechos y deberes iguales y por la abolición de todo privilegio de clase;
• que el sometimiento económico del trabajador a los monopolizadores de los medios de trabajo, es decir de las fuentes de vida, es la base de la servidumbre en todas sus formas, de toda miseria social, degradación intelectual y dependencia política;
• que la emancipación económica de la clase obrera es, por lo tanto, el gran fin al que todo movimiento político debe ser subordinado como medio;
• que todos los esfuerzos dirigidos a este gran fin han fracasado hasta ahora por falta de solidaridad entre los obreros de las diferentes ramas del trabajo en cada país y de una unión fraternal entre las clases obreras de los diversos países;
• que la emancipación del trabajo no es un problema nacional o local, sino un problema social que comprende a todos los países en los que existe la sociedad moderna y necesita para su solución el concurso teórico y práctico de los países más avanzados;

La revolución como objetivo militante en tanto desbaratamiento del poder burgués suponen para su concreción al mismo tiempo, una masa descontenta dispuesta a actuar, un Estado cuya legitimidad y autoridad se encuentren cuestionadas por una fracción de sus partidarios habituales, y la preexistencia de ideas radicales de cuestionamiento del orden social, con tradición en el relato que extremadamente minoritario al inicio permite sin embargo que puedan unirse todos aquellos cuyas viejas creencias o lealtades resultaron disueltas .
Lo que caracteriza la conciencia revolucionaria es la convicción de que las quejas sólo pueden ser satisfechas por la transformación de las instituciones existentes y por el establecimiento de otra organización social. Esto equivale a decir que esta conciencia no aparece de manera espontánea, sin una movilización política y una efervescencia intelectual previas y en eso se inscribe la necesidad del relato revolucionario de las implicancias del 19 de julio de 1976.
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