Nuevo Curso

De la lucidez frente a la existencia a la evasión fuera de la luz.

La pregunta fundamental para todo aquel que ha abrazado la militancia de una u otra forma , más temprano que tarde en ese andar individual que se torna colectivo en la exterioridad por ese marchar por los otros que en apariencia han tomado igual determinación,  es si la vida tiene una razón que la justifique en nuestro cuerpo y nuestro existir o de lo contrario da igual cualquiera fuera el determinante individual , algo así como lo que desde la poesía nos dice Pablo Milanes :

La vida no vale nada, si no es para perecer

Porque otros puedan tener lo que uno disfruta y ama

La vida no vale nada, si yo me quedo sentado

Después que he visto y soñado que en todas partes me llaman

 En otros términos , la pregunta fundamental que precede a toda lucha militante es , si respecto de todo aquello  de cuanto nos acontece y sentimos tiene sentido la existencia o es está solo un principio biológico al que solo podemos oponernos concretando su negatividad es decir, la muerte, sea porque esta nos resulte un resultado indiferente de nuestros procederes cotidianos o extraordinarios o porque decididamente vamos de manera positiva o negativa hacia ella  en cuyo caso cuanto hacemos es poner en acto el suicidio.

No es ajeno a este último extremo que las propias hijas de Marx, su yerno, todos marcados por una extrema lucidez, comprensión militante de las ideas y acciones que se proyectaban desde el primero, sucumbieran en ese resultado de modo voluntario y muchos otros desde aquel entonces a la fecha también ofrecieran su muerte por haber dado una respuesta contundente en plano ideológico y en acciones a ese interrogante relativo a si la vida humana tiene para el sujeto un fundamento racional que la torna vivible y no soportable, de manera que en sentido inverso resulte indiferente su contenido , prolongación o sus riesgos.

Dice Camús, que matarse es confesar. Es confesar que se ha sido sobrepasado por la existencia o que no se la comprende. Por eso la pregunta que dejamos abierta es esencial para quien abraza la militancia, y hace de lo que cree es luchar el contenido esencial de sus comportamientos y pensamientos. Dejamos fuera de esta reflexión al que acude solo al plano de las apariencias, compra en sentido literal una imagen y se posa sobre ella buscando adecuación, pero en términos esenciales su subjetividad transcurre en plano consciente por otros carriles, generalmente de corte utilitariastas u oportunistas. Mucho de este colectivo humano habita por ejemplo en quienes no titubean en festejar 50 años de una organización sin explicar al menos como una estructura que nace para vencer y lograr una superación revolucionaria sigue en idéntico estado inmodificable dentro del orden social al que inicialmente llamo a superar y por ello constituyó la organización.

 En general en este caso acudir a las razones externas oculta con suficiencia ese problema primario en quienes la dirigen , donde la respuesta adecuada a realidad respecto del problema del «para que se vive», se disimula con culpas a extraños de traiciones, o a nuevos factores históricos. Tal vez, por todo esto, esas organizaciones y sus conducciones nunca mueren, sino que se maquillan para seguir viviendo ocultando las arrugas que dan signos de su agonía.

Lo cierto y mal que nos pese es que esta gente, en las que se incluyen herederos autopercibidos, sigue haciendo los gestos que ordena la existencia, por muchas razones, que son largas de enumerar, pero  la primera de ellas  es la costumbre, todo lo cual. hace difícil que se acepte la agonía de la que hablamos y la rutina talle su mérito sobre lo deseable . Morir voluntariamente supone que se ha reconocido el desvío en las rutas, los cálculos utilitaristas, la adicción al oportunismo , es decir haber advertido , aunque sea instintivamente, el carácter irrisorio de esa costumbre de estar siempre ahí señalando que una ley, un conflicto sindical , un acto político, tienen sentido vital en la existencia emancipatoria de la clase trabajadora, sin indicar por qué , y hacia donde. hay un vínculo directo entre este proceder y  la aspiración a la nada, que es el contenido central del discurso posmoderno que anida en los que anidan atrincherados en posiciones burocráticas en las organizaciones o en escritorios de cátedras universitarias o centros de estudios vendedores de cursos, sitios virtuales y «a diario » espacios mercachifles de lo cotidiano.

Las nuevas y viejas generaciones que surgen a la lucha frente a  la crisis económica y política internacional, con sus especificidades nacionales sufren las mayores tensiones y presiones que se dan por las confrontaciones derivadas de la lucha de clases, siempre proclives a ser exhibidas como de triunfo constante del orden social capitalista, haciendo que todas ellas se confundan con una suerte de desmoralización .

Esa vanguardia necesita desde el plano individual y en respuesta al interrogante esencial relativo al sentido del exitir, necesita comprender que la lucha no comienza desde cero, que incluso su propia vida individual no tiene un cero en su genesis , sino que reconoce el legado de quienes dirigieron y protagonizaron los mayores acontecimientos revolucionarios de nuestra existencia humana al interior de una sociedad de clases . La práctica , la teoría  y las lecciones revolucionarias dan cuenta de cual ha sido la respuesta posible a esta cuestión de saber si la vida vale o no vale nada.

Dice Trotsky con su acostumbrada claridad, prologando su libro «Mi Vida»: » Los sucesos de mi vida personal están de tal manera insertos en la trama de los hechos históricos que es casi imposible arrancarlos de ella». Tal vez en esa apretada síntesis se de el indicador principal para empezar a responder a la principal pregunta que embarga a cualquier trabajador, frente a su farragoso existir .

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