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VIOLENCIA DE CLASE – SACRIFICIO RITUAL Y FASCISMO DE UTILERÍA CON FORMATO FETICHESCO. UNA RESPUESTA POSIBLE: FRENTE UNICO DE TRABAJADORES.

Solo es posible engañar a la violencia en la medida en que no se la prive de cualquier salida o se le ofrezca algo que llevarse a la boca”, esto lo dice  René Girard en ocasión de su trabajo intelectual relativo al estudio de lo que se conoce como “rito sacrificial”.  ( La Violencia y lo sagrado, pag. 15).

Sin embargo, los esquemas conceptuales a los que acude el autor, sintetizados en esa breve cita, son útiles para explicar los hechos relevantes del fenómeno político en los comienzos de este año y en particular las asambleas del parque Lezama, Davos y la ulterior movilización del sábado 1 de febrero.

Si usamos esta herramienta que no puede ser sospechada de marxismo de trocha angosta o cosa por el estilo, a partir del posicionamiento intelectual del autor extraño a esa filosofía de la praxis , podemos advertir como el poder burgués que no tiene fronteras nacionales, a través de un foro internacional dejó correr una iniciativa del actual titular del ejecutivo nacional para sostener su ofensiva violenta sobre la clase trabajadora de conjunto y el colectivo humano que contiene a quienes han sido desplazados de modo estructural de la economía formal y se posicionan naturalizando el fenómeno como población económica sobrante, extremos que son comprobables por los porcentajes de pobreza e indigencia que se detectan en los centros urbanos de nuestro país y las tasas crecientes de desempleo por cierre de empresas o una ofensiva de despidos que las patronales emplean para la determinación a la baja del precio que paga por el empleo de fuerza de trabajo.

Se montó así, un rito sacrificial que puso una víctima de recambio, -el actual presidente y su personal político- a manos de los sectores que ulteriormente se movilizaron en su repudio acudiendo a la cuestión tangencial y no conglobante de las determinaciones de diversidad, siendo que ellas ya gozan de status legal, lo que implica por sí mismo que el propio poder burgues ya lo ha instalado en la realidad y le ha otorgado el ser mediante la forma jurídica abriéndole espacio en su institucionalidad.

La extraña posibilidad que tuvo el presidente de lanzar en modo de oratoria su discurso ideológicamente diverso de lo legal en la materia, no es un fenómeno azaroso sino la exhibición de cuantas son las posibilidades del poder burgués en el plano ideológico para ocultar su real violencia de clase sobre explotados y oprimidos , que mientras todo esto transcurre con especial atención de todos los sectores y de la comunidad atravesada por los formatos comunicacionales , avanza sin pausa sobre las condiciones materiales de vida , propiciando la pauperización de las masas como factor superador de las trabas objetivas que tiene la reproducción del capital en su desarrollo cotidiano.

Todas las características y modalidades  que hacen aterradora a la violencia de clase que derrama sin solución de continuidad la burguesía en el rol de amo y dominador sobre explotados y oprimidos , marcada por su brutalidad , coinciden en la posibilidad recreada de optar por arrojarnos en el momento que resulte propicio y así se juzgue necesario la ridícula presa que calme y desvíe toda posible reacción también violenta de los empobrecidos a cuenta de sus medidas económicas . Las víctimas de recambio de esa posible reacción defensiva que la burguesía pone sobre la mesa no tienen otro objetivo que satisfacer de ese modo el ánimo y la demanda popular que no alcanza a perfilar una política autónoma de clase y se sumerge en un amontonamiento sin programa estratégico , propio de todas las experiencias de frente popular que han tomado cuerpo en la historia .

Nuestro actual presidente y su elenco gobernante, apelaron a la noción de casta para lograr posicionarse en ese rol dentro del Estado . En todos los casos y con cotidianeidad dan cuenta de su autopercepción como un auténtico fuera de casta, un distinto que escapa a la sociedad civil y sus relaciones intersubjetivas por “arriba”,  construyendo a diario una situación  de pretendida exterioridad , un aislamiento de hecho que con frecuencia se revela más importante en sí mismo que la percepción que los demás puedan tener de su gestión.

De esta forma, el “sacrificio ritual” con formas de movilización callejera abierta de personas sin un denominador común entre ellas al punto de no poder esbozar un enunciado de demandas concretas , al que fue sometido el jefe del ejecutivo, no dejó por tal la posibilidad de la venganza del sujeto sacrificado, en tanto la burguesía  le puso con ello, el moño a su maniobra y lo entregó envuelto en papel de regalo y con cinta de adorno.

Por lo sucedido queda claro, que la ceremonia sacrificial y ritual estimulada por el poder burgués en razón de sus intereses y el mantenimiento de su situación dominante en el todo social, tuvo como función primordial apaciguar las situaciones de violencia de clase que se viven en lo cotidiano al interior de nuestras relaciones existenciales tramadas en el andar de la sociedad civil, impidiendo transitoriamente la escalada de estos conflictos. El actual presidente, puesto en rol de víctima sacrificial ha dejado en claro que es el y su gestión el único al que se puede herir sin peligro puesto que en definitiva, de continuar las tendencias vigentes no habrá nadie para defender sus planteos y sus específicos propósitos. Con estos instrumentos de dominación de clase , puestos en acción, lo único que se pone en evidencia es que, en nuestra sociedad, las contradicciones y confrontaciones de clase se desenvuelven con tendencia creciente al interior de la sociedad, pero no se desencadenan por carencias políticas propias de los trabajadores y ausencia de dirección política clasista, hasta el punto  de comprometer la existencia en sí de la burguesía dominante, tomada de conjunto. 

El desarrollo de hechos políticos que se materializaron en la lucha de clases en el curso de enero y lo que se lleva de febrero, si bien ha sido en líneas generales confuso  , ha permitido sin embargo , poner blanco sobre negro una serie de factores que tienen que ver con nuestras propias tareas políticas al interior de la vanguardia de trabajadores, que no ha podido articular en lo acontecido , ni siquiera un esbozo de política autónoma de clase, desnudando en particular las carencias emergentes de la ausencia de una dirección orgánica de sus intereses objetivos.

Nuevo Curso, se concentra en una caracterización que a la vez es  diagnóstico, que no le es propia sino que toma como legado de quien se ocupó de defender el marxismo a partir de la década del veinte en el siglo pasado hasta su muerte en 1939 a manos de un personaje formado y construido por el Stalinismo para esa misión criminal, cuyo resultado era un factor de desvelo para esa ideología y régimen social .

Nuevo Curso afirma, sostiene, reitera siguiendo a Trotsky que : «Los requisitos previos objetivos para la revolución proletaria han madurado al punto de tener significativas dificultades para la reproducción del capital . Desde esa constatación que se expresa en las altas cantidades de personas que viven bajo línea de pobreza, importantes contingentes humanos en la desocupación estructural, guerras comerciales y enfrentamientos bélicos por mercados entre grupos capitalistas contenidos por las formas jurídicas de los Estados y su poder de violencia legitimada, y la destrucción ambiental , que sin una revolución socialista, en el  período histórico inmediato, toda la civilización humana está amenazada por una catástrofe. Todo depende ahora del proletariado, en particular de  su vanguardia revolucionaria. Estamos en una situación de crisis que se concentra en la configuración del ser social capaz de asumir de manera consciente esa tarea que le es impuesta desde la objetividad de su posición dentro de la relación capital-trabajo que le impone de manera ineludible la venta cotidiana de su fuerza de trabajo ,  y dentro de la dialéctica específica de esa crisis  relativa al sujeto revolucionario la particular manifestación de ella en la ausencia de una  dirección revolucionaria, a partir del agotamiento del ciclo de la Tercera Internacional.

Los trabajadores vivimos acuciados por la crisis económica capitalista que en su objetividad se ve en dificultades de reproducirse y se dirige hacia un nuevo proceso de reacumulación primaria que tal como Marx lo describió, vuelve a pasos agigantados “ al mundo chorreando sangre y lodo por todos los poros, desde los pies hasta la cabeza” , confirmando la tendencia a la pauperización generalizada de nuestra clase social tal como también lo indicó en su momento. El desempleo generalizado, el hambre de millones de seres humanos, la violencia social,  el saqueo y destrucción sistemático de la naturaleza en pos de la apropiación privada de recursos naturales por vía del saqueo  .

Ese escenario, que no es otra cosa que la evidencia de la necesaria transitoriedad de un régimen social , por las contradicciones objetivas que laten a su interior es lo que lo torna  incapaz de respetar las libertades democráticas que la burguesía  entregó al pueblo trabajador  con su revolución y la institucionalidad estatal que desarrollo por vía del derecho haciendo hoy que esa situación se proyecte también hacia los llamados derechos, económicos y sociales que fueron declarados tras la pos-guerra mundial a mediados del siglo pasado para consolidar la dominación burguesa que se veía amenazada por la propia confrontación bélica y las revoluciones operadas en el mundo sin su dirección . Hoy, producto de la crisis en su reproducción que manifiesta el capital,  derecho al trabajo, a un salario digno, a salud y educación, incluso el derecho de elegir y ser elegidos, son constantemente manipulados o lisa y llanamente negados. Como último arrebato político, algunos estados plasmaron en algunos estados y organismos estaduales internacionales una tercer declaración de derechos no directamente implicados en la producción misma, y desde allí partieron los programas identitarios y la instalación institucional de las diversidades, como entidades emergentes por sobre el conflicto de clases al que se lo exhibió , como uno más de esos fenómenos y no como uno de sus elementos necesariamente constitutivos.

Es por todo esto que se ha abierto una brecha política que la militancia que compone la nueva generación de la vanguardia obrera no puede dejar de percibir . Ese distanciamiento entre unos y otros de los que actúan o pretenden hacerlo en la vida política esta marcado en el posicionamiento que se asume frente a la necesaria  defensa de las reivindicaciones económicas y democráticas que impone la situación de ofensiva de clase que construye la burguesía , en la medida en que esa respuesta inmediata y necesaria no es tal , ni tiene perspectiva de ser eficiente si no va  asociada a la imperiosa necesidad de concretar la revolución socialista, porque es ese escenario violento de poder  la única manera de preservarlos. En el otro espacio, quedan progresistas de la pretendida ala izquierda k , sus colaterales horizontalistas, reformistas institucionalizados en el hoy FITU, cuyo certificado de defunción se apresta a firmar toda la clase política, y con ellos todos los grupos que sin integrarse se han asimilado a sus existencia y con ello a su táctica electoral parlamentaria de diversa forma, pero en última instancia coincidente.

En definitiva, la superación de la crisis del capital que nos desplaza a escenarios de barbarie sólo se alcanzará sacando del poder a los capitalistas, es decir, solo conformando una vanguardia revolucionaria entendida por tal porque solo se propone ese objetivo de aniquilación del orden burgués por vía de la toma del poder político y el desarrollo de una política obrera de clases con perfiles dictatoriales para preservarse pero profundamente democrática  por la presencia de organismos de poder de democracia directa antagónica a toda representación política mediadora de intereses.

En definitiva, existimos navegando de manera oscilante y sin rumbo claro en sentido estratégico en un mar signado por una crisis de conjunto de la totalidad capitalista  que va mucho más allá de lo coyuntural. Si reconocemos las tendencias inherentes del capital hacia la pauperización creciente de los trabajadores y el deslizamiento hacia escenarios sociales de barbarie en la población, esto  implica  que en esta “crisis de no puede estar ausente el enfrentamiento entre revolución y contrarrevolución.

Con todo esto , nos estamos refiriendo a la unidad dialéctica entre el ingreso del capitalismo a su fase de declinación histórica y de crisis recurrentes cada vez más profundas, por un lado, y el perfeccionamiento, por el otro, de las aptitudes de la burguesía para articular una clara y premeditada estrategia contrarrevolucionaria, a través de ofensivas anti-obreras, acuerdos y tácticas políticas e incluso maniobras para persuadir a sectores de las masas, con el objetivo de perpetuarse como clase dominante.

Sin embargo, y tal como lo apunta Trotsky en “una escuela de estrategia revolucionaria”:” La burguesía es una clase viva que ha retoñado sobre determinadas bases económico-productivas. Esta clase no es un producto pasivo del desarrollo económico, sino una fuerza histórica, activa y enérgica” Por esa razón es que , el período  de mera sobrevivencia social donde existimos como trabajadores, es el del desarrollo más alto de la estrategia contrarrevolucionaria burguesa.

 Es necesario comprenderlo claramente este último factor. Jamás la estrategia contrarrevolucionaria, es decir el arte de la lucha combinada de tácticas  contra los trabajadores , tuvo  en sus manos la tecnología actual y las aportaciones ideológicas de sus intelectuales orgánicos cuya funcionalidad es material y dependiente a la burguesía dominante. No se conocen como hoy tantas teorías del Estado y de “Adios al marxismo” como las existentes, todas con el propósito final de ocultar el objetivo estratégico emancipador de los trabajadores evitando el pasaje de su vanguardia de la condición en la masa como clase en sí, al proceso consciente de clase para sí.

No obstante, lo indicado hasta aquí, no debe dejar de verse que todo ese arsenal da cuenta en el mismo momento de la advertencia por la burguesía del fenómeno material y concreto relativo a que las condiciones para la lucha por el socialismo estaban reunidas y no existe revolución democrática posible sino a través de esa premisa estratégica. El régimen capitalista está dando cuentas observables de un período de declinación histórica. Y las relaciones sociales de producción existentes dejan de ser un factor de impulso para el desarrollo de las fuerzas productivas y pasan a ser una traba significativa.

También es significativo comprender que la constatación de esta  tendencia negativa a su pacifica reproducción del capital es un factor relevante a la hora de comprender que la tarea revoucionaria por la construcción de un nuevo poder y una nueva sociedad que genera los factores materiales de una nueva construcción del hombre  no tiene ribetes de corte moralistas centrados en el valor justicia proyectable desde el propio orden burgués que apunten a una mejor redistribución de la riqueza sino a la modificación superadora de las relaciones de producción capitalista y el orden jurídico que les otorga entidad.

La profundidad de la crisis capitalista, obliga a la vanguardia y en particular a los jóvenes trabajadores que salen a la lucha, a conducir   sus acciones alejándose del mero mecanicismo de reiteración de consignas propias del programa mínimo que la encarcela en la táctica de la pequeño burguesía cobijada por el peronismo y en particular por el discurso k que en ningún caso es manifiestamente abierto  contra el capital y su Estado.  Por eso , en todo momento de esta coyuntura debe prevalecer la táctica del frente único de trabajadores para hacer posible que la propaganda del programa socialista ingrese de modo liberador en esa masa compleja de trabajadores formalizados y no formalizados que ha dejado a la deriva ideológica el propio peronismo en su versión k. El frente único y la penetración del programa socialista revolucionario son  un arma fundamental del comunismo para conquistar un ascendiente mayoritario entre la clase obrera.

Pero la propaganda no es materializable en un discurso abstracto y generalizado. Es por la mecánica de consignas o premisas materia de agitación que se puede superar el  lugar del programa mínimo de los reformistas y centristas, y avanzar por ellas en acciones que destruyan el poder de la burguesía, organicen partidariamente a la vanguardia de la clase  y de esa experiencia se logre la emergencia de una dirección política por la dictadura del proletariado”

Es necesario tomar conciencia de los obstáculos que enfrenta el comunismo para hacerse de la dirección política de la clase trabajadora     y desde allí instituir su propia dictadura contra la burguesía.

La tarea política desarrollada por los partidos concentrados en la cooperativa electoral en vía de extinción FITU y sus satelitales es lo inverso de lo señalado pues lleva necesariamente a la conclusión lógica de que la superación del capitalismo puede procesarse por la vía de reformas sucesivas en los marcos de la democracia capitalista, y no por la vía de la acción revolucionaria del proletariado contra el capital y su Estado.

 Esa práctica militante nace del aprovechamiento oportunista del morenismo de la derrota militar sufrida por el Partido Revolucionario de los Trabajadores y la desaparición física de su dirección dentro de la masa de trabajadores víctimas de las prácticas genocidas desarrolladas en nuestro territorio. Para lo cual y tal como lo hizo al comienzo de la década del setenta cuando conformó el PST con un sector del partido socialista liderado por Coral se asoció a la retórica de la defensa de la democracia y cultivando ilusiones democráticas por cuanto sitio le fuera posible. En este caso, lo hizo generando el MAS y colocándose como furgón de cola del alfonsinismo, para luego enredarse con cuanta versión peronista emergiera en el universo político.

El Morenismo siempre confundió deliberadamente, para justificar su adaptación a la burguesía: identificó libertades democráticas con el régimen burgués democrático -que como decía Lenin no deja de ser una dictadura de los capitalistas- y se embanderó en la defensa del Estado burgués.

Hoy pese a su dispersión en muchos embriones de organizaciones, todas recogen ese legado y se desenvuelven bajo el paraguas del cretinismo parlamentario, de allí el énfasis puesto en esta semana en la defensa de su oposición a la llamada ficha limpia y la eliminación de las PASO, con lo que rinden tributo de sumisión a las versiones peronistas más ligadas a la corrupción burguesa y a los mecanismos sustitutivos del sujeto político real por la confirmación de la representación política como único instrumento político posible dentro de la república burguesa , tal como lo determina la constitución nacional a la que estas tendencias le rinden mayor culto y respeto.

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