Nuevo Curso

REVOLUCIONARIOS

…. Y por eso le ha legado a las generaciones futuras no solo su experiencia, sus conocimientos como soldado destacado, sino que a la vez las obras de su inteligencia. Escribía con la virtuosidad de un clásico de la lengua. Sus narraciones de la guerra son insuperables. La profundidad de su pensamiento es impresionante. Nunca escribió sobre nada absolutamente que no lo hiciese con extraordinaria seriedad, con extraordinaria profundidad; y algunos de sus escritos no dudamos de que pasarán a la posteridad como documentos clásicos del pensamiento revolucionario…… Si queremos expresar cómo aspiramos que sean nuestros combatientes revolucionarios, nuestros militantes, nuestros hombres, debemos decir sin vacilación de ninguna índole: ¡Que sean como el Che! Si queremos expresar cómo queremos que sean los hombres de las futuras generaciones, debemos decir: ¡Que sean como el Che! Si queremos decir cómo deseamos que se eduquen nuestros niños, debemos decir sin vacilación: ¡Queremos que se eduquen en el espíritu del Che! Si queremos un modelo de hombre, un modelo de hombre que no pertenece a este tiempo, un modelo de hombre que pertenece al futuro, ¡de corazón digo que ese modelo sin una sola mancha en su conducta, sin una sola mancha en su actitud, sin una sola mancha en su actuación, ese modelo es el Che! Si queremos expresar cómo deseamos que sean nuestros hijos, debemos decir con todo el corazón de vehementes revolucionarios: ¡Queremos que sean como el Che! (Fidel Castro )

La disposición a trabajar, de forma consecuente y disciplinada, por producir la revolución desde el poder obrero, su dictadura de clase con programa socialista es un imperativo del momento, que nace de la advertencia de lo silenciado por las dirigencias, es decir, que la revolución no esta en un futuro sino que es hoy , aquí y ahora. No es algo que ha de llegar por sí mismo, sino que es una consecuencia necesaria de la lucha desarrollada de modo consciente por los trabajadores desde su vanguardia , su política de clase y la forma partido que la direcciona hacia esa situación estratégica.

Dado esto, es claro que ese objetivo estratégico de cambio social superador del orden capitalista, no puede lograrse sin una teoría científica revolucionaria, pero la elaboración de esa teoría , no es una ocupación académica sino, y ante todo , una enseñanza del actuar revolucionario

En relación con esa acción consciente de la vanguardia trabajadora la experiencia histórica de indica que su labor necesita y tiene que dar una respuesta concreta y práctica a la pregunta por las fuerzas, metas, medios y vías de desarrollo que son tácticamente propicisas para el resultado transformador y emancipador que se busca. Todo eso se condensa en el programa partidario. Sin teoría revolucionaria puesta en acto a través del programa que organiza y guía a la forma partido la lucha de clases no podrá nunca superar sus estadios mínimos de acción por objetivos de programa mínimo economicista en cabeza de las organizaciones sindicales de masas.

La advertencia de esta cuestión es precisamente la que declara la constatación de su ausencia desde la derrota militar sufrida por la vanguardia en la segunda parte de la década del setenta, consolidada con la instalación de la república democrática gestada desde los partidos del poder burgués y la aceptación de ese régimen y sus ilusiones democráticas, por parte de aquellas organizaciones residuales que sobrevivieron al genocidio argentino.
Precisamente ese lugar de la sobrevivencia impactó claramente sobre quienes actuaron en la década del ochenta, a partir de que abandonaron sus programos políticos y cedieron a la adaptación de los mismos para su legalización por el orden institucional de la burguesía y sus formas jurídicas.

Este signo de adaptación neutralizó “la ventaja” de poder actuar abiertamente y en forma masiva , sin colisionar con otras vertientes teóricas del marxismo , en situación de dispersión y con conflictos a su interior a la hora de avanzar en el necesario balance.
La situación se complejiza aún más con los efectos del ataque al batallón La Tablada , las asonadas militares buscando impunidad, la ley de obediencia debida y la caída del Muro de Berlin y todos los regímenes de corte estalinistas del Este Europeo.

Todo este panorama, dejó huérfana a las nuevas generaciones de trabajadores de una comprensión cultural y de masas del imperativo socialista que en sentido inverso primó como factor común subiyacente desde el Cordobazo , acentuado en el Villazo y las respuestas dadas al régimen peronista en el gobierno .

La reacción con forma democrática al alza en la lucha contra la dictadura genocida debe ser puesta en revisión en la medida en que es esa operación del poder burgués la que llevó a que culturalmente se involucrara a las organizaciones revolucionarias en una suerte de demonización y se descartara su lucha y sus métodos como propicios para un mejor posicionamiento de la clase trabajadora en su puja con la burguesía .

Esta instalación cultural de las demandas de una revolución democrático burguesa , llevó a la lucha de clases a su estadio mínimo de demandas por la satisfacción digna de las necesidades culturales elementales dentro del orden social capitalista.
En esta concentración absoluta en el programa mínimo hay que encontrar las razones del presente ,por su acentuada creencia instalada a modo de naturalización de la posibilidad de mejoras graduales precisamente en momentos en que las recetas neoliberales instaladas en latinoamerica a partir del golpe al gobierno de Salvador Allende en Chile y extendidas con forma globalizada comienzan a dar signos importantes de agotamiento y caducidad, hacia formas más agudas de explotación y opresión bajo marco teórico general de las categorías conceptuales de la llamada escuela austríaca y gobiernos que dan a la forma republicana sus mínimas expresiones.

Lo cierto es que hoy las acciones políticas solo ubicadas metodológicamente entre las demandas por libertades democráticas y de programa económica ubica a las organizaciones y la militancia entre el parlamentarismo y las demandas sindicales , dejando vacía toda construcción consciente por el poder obrero.

Frente a la falta de abordaje de este fenómeno complejo lo urgente es salir de ese esquema y lograr que la vanguardia trabajadora asuma la tarea prioritaria de resolver satisfactoriamente la cuestión del poder estatal,
Se hace necesario, investigar sobre los contrapuestos intereses de clase y los medios y métodos aplicados por los
poderosos con vistas a seguir conservando su poder, concentrando las experiencias historicas en una reformulación del programa a desarrollar en la lucha y la organización partidaria pertinente.

En ese sentido hay que advertir desde la historia que el desenvolvimiento y transcurso de la sublevación de marzo en el París de 1871, de la Revolución de Octubre de 1917, de la guerra popular china y de la caída del régimen de Batista en Cuba nos deja un aporte, que se concentra en la idea relativa a que la lucha de clase entre burguesía y proletariado por ver quién configura las relaciones sociales de producción se agudiza hasta el grado de conflicto armado, de guerra civil,

Esto mismo visto en plano subjetivo, impone que la vanguardia de la clase trabajadora mute a la mayor parte de sus componentes hacia la condición personal de revolucionarios que es el estadio superior en la comprensión consciente de la tarea, en la medida en que si bien es cierto que “Sin teoría revolucionaria, tampoco puede haber movimiento revolucionario” también lo es, que no hay revolucionario sin revolución.
Esto es así , porque tal como lo indicó Ernesto Guevara, sólo existe un sentimiento mayor que el amor hacia la libertad, que es el odio a quien te la quita.
Por esto es que en su construcción filosófica del sentido específico de lo humano , prima la idea según la cual, el eslabón más alto que puede alcanzar la especie humana es ser revolucionario.”

Dicho de otra forma, si partimos del hecho objetivado en la historia, que exhibe como realidad que nunca una clase social explotadora y opresora en el poder , ha renunciado voluntariamente a sus privilegios, a su propiedad de los medios productivos hay que advertir que no hay indicio alguno de que esto pudiera haber cambiado en la actualidad, razón por la cual la militancia de vanguardia necesita evolucionar a sus integrantes hacia la condición superior de revolucionarios y combatientes, superadores de la mera acción propagandística y agitativa callejera de consignas .

Las formas bélicas que pueda asumir la lucha de clases como su estadio superior , es algo que resulta del hecho de que las clases poseedoras han logrado asegurarse muy bien su influencia, decisiva, sobre las palancas del poder estatal; consiguiendo un monopolio del Estado sobre los instrumentos del poder que deciden en última instancia: policía y ejército. Y esta constatación sirve tanto para la forma abierta como para la parlamentaria de dictadura de la burguesía. Todo el potencial de poderío social se ha convertido, en gran parte, en instrumento de dominación en manos de las clases poseedoras; en un arma para la defensa de sus privilegios, ante las aspiraciones, de los trabajadores, en tanto productores explotados. Luego, la militancia de vanguardia no puede actuar sin prepararse a la vez para esa contienda ineludible.
La primacía de la política en la revolución socialista no debe significar que se hace una consideración aislada del lado político de la lucha de clases, abandonando otros aspectos fundamentales de ella como lo es el enfrentamiento militar en su estadio superior , omitirlo, como se hace en la actualidad es reflexionar solamente sobre una parte de la realidad social, falseando, por lo tanto, al todo social. La organización revolucionaria del proletariado sólo puede llevar a una revolución victoriosa si es simultáneamente una organización militar. No se trata de apelar a batallas culturales, sin comprender que en simultaneo se avanza hacia una confrontación armada en términos reales sostenidos por lo simbólico que implica abrazar la construcción necesaria del poder obrero y socialista.
Las condiciones generales de existencia que deja ver el despliegue de prácticas imperialistas organizado a escala internacional, hace que la contradicción nacida de la relación de explotación , capital y fuerza de trabajo, implique en su superación, la necesaria organización militar de de los revolucionarios, aún en este largo período de lento desenvolvimiento en la agitación y propaganda , cuyo movimiento determina el curso de pre -revolucionario de la lucha de clases donde nos encontramos .

La vanguardia trabajadora necesita debatir y advertir desde esas discusiones que se hace imperativo salir del esquema que la ubica en las calles como sujeto pasivo de todo tipo de prácticas represivas que lanzan las agencias del Estado. No se frena la opresión militarizada con declaraciones de derechos e invocaciones a la afirmación del orden constitucional, hay que incorporar a la teoría y praxis revolucionaria, como un problema central, las consecuencias militares de la lucha de clases, estudiar cuidadosamente las particularidades en las relaciones de cada una de las clases con la lucha revolucionaria de la propia vanguardia y en la correlación de fuerzas entre clases antagónicas; no tomar esquemas sin más, sino descubrir y aplicar prácticamente, las conclusiones que se deriven de un análisis autónomo relativo a las formas de lucha militar encaminadas a derrocar al capital que sean posibles y eficaces, en correspondencia con la actual relación de fuerzas.
Nuevo Curso