El Congreso consiguió la cantidad de votos para que el veto de Milei a la Ley de Financiamiento de la Universidad fuera confirmado, al igual que sucedió recientemente con el ajuste jubilatorio.
Esto sucedió merced a los votos propios más los diputados que responden a algunos gobernadores.
El mecanismo permitido por la Constitución responde a los mecanismos de un régimen bonapartista. Se inscribe en la lógica política de decretos de necesidad y urgencia a las que se suman las atribuciones especiales que le otorgó el Congreso por la ley bases .
Este fenómeno, que tiene visibilidad en la figura del titular del ejecutivo como mercancía que lo porta, es el acontecimiento que en diversos movimientos de la lucha de clases, toma cuerpo desde mediados del año pasado, momento en que comenzó a sorprender a toda la política profesionalizada como un rayo caído de un cielo sereno, condenado por unos con gritos de indignación moral en particular la “izquierda del régimen” y aceptado por otros como tabla salvadora contra la tendencia creciente de la revolución en la crisis del capital global
El trabajo intelectual de interpretar cuanto nos sucede haciéndolo con vocación transformadora desde la realidad de nuestra existencia en esta sociedad de clases, y las particularidades que el conflicto social presenta por determinantes nacidas desde las mismas relaciones de producción que protagonizamos como trabajadores , nos exige un método que nos permita dar cuenta de la concatenación histórica interna que reconoce esa estructura de capitalismo tardío y dependiente desde los fenómenos específicos emergentes en la actualidad, toda vez que es el resultado transicional de esa marcha oscilante pero permanente y nunca un supuesto aislado, caprichoso y arbitrario de la realidad, lo que permite dar cuenta certera de ella.
Mal que les pese a los que se adueñaron del discurso catedrático en las universidades de la nación, todos en formato de sujetos críticos y pensantes, como salidos de una máquina productora de intelectuales orgánicos a la reproducción del capital, empeñados en demostrar la caducidad de la categoría “clases sociales” y su trascendencia objetiva en el conflicto social, la existencia también persistente de la lucha de clases como ley social se les presentó ante sus ojos al punto , que ahora ellos mismos, se ven rebasados por la política que el poder burgués dicta para la reproducción del capital en crisis y como esa crisis pide otro formato universitario despojado de la ya ausente necesidad de profesionales ilustrados , y su sustitución por productores adaptados a trabajos mecanizados , brutos y baratos.
Resulta curioso ver mesas sillas o lo que fuere ocupados por estudiantes que pretenden dar sentido a la carrera de Filosofía o cualquier derivación de las ciencias sociales, siendo ellos mismos sus primeros negadores en homenaje a teorías que desconocen los relatos totalizadores y bregan por la diversidad.
Tampoco deja de ser curioso que docentes que a poco que alcanzan su objetivo primario de convertirse en voceros, valoricen su trabajo, con cursos, seminarios , sitios web, clases virtuales y otras yerbas de ese tenor, rigurosamente pagos y enmarcados en una suerte de empredurismo intelectualizado.
Otra versión de lo mismo, pero altamente eficiente a la hora de borrar con el codo lo que se escribe con la mano, son los ya veteranos “Centros de Estudios” cualquiera fuera el nombre que estos exhiban . En todos los casos la gratuidad brilla por su ausencia, y los materiales de estudio, casualmente concentrados en los que producen los propios miembros de esos centros, no se entregan a mano abierta sino con la necesaria intermediación del dinero. Tal ha sido la expansión de esto , que los propios partidos integrantes del FITU, gesticuladores bullangueros de la gratuidad, tienen sus propios centros desde donde generan mercancía libresca o videos todos rigurosamente pago, en competencia con el librero de la vuelta que languidece por las propias lógicas del mercado.
Es por eso , que el trabajo ideológico consiste en tirar cuatro o cinco premisas y ocultar a la vez , que por apremio de sus necesidades, docentes, estudiantes, empresas intelectuales kiosqueras, mesitas de venta de libros, congresos de iniciación al turismo por vía del abordaje específico de una problemática en distintas ciudades del país , recuerdan que la marcha de la historia opera por conflictos, siendo ella en su materialidad, la expresión más o menos clara de luchas entre clases sociales, y que la existencia, y por tanto también los choques de estas clases, están condicionados, a su vez, por el grado de desarrollo de la estructura económica capitalista que los contiene, que en el caso, se ha presentado con todo su rostro de poder burgués y puesto en claro, que más temprano que tarde todo ese mundo construido de espaldas a la realidad llama a su demolición para permitir nuevas versiones capitalistas manejadas por burgueses empresarios conscientes y no por artesanos de una intelectualidad vacía que solo sirve para gestar profesores de lo que no tiene relación con lo real.
Los que piensan que el siglo XXI acaba definitivamente con el marco teórico del marxismo, deberán volver a sus libros de juventud, cuando se decían revolucionarios y advertir que Carlos Marx les dejó dicho por escrito que
“Los hombres hacen su propia historia, pero no la hacen a su
libre arbitrio, bajo circunstancias elegidos por ellos mismos, sino
bajo aquellas circunstancias con que se encuentran directamente,
que existen y les han sido legadas por el pasado. La tradición de
todas las generaciones muertas oprime como una pesadilla el cerebro de los vivos. Y cuando éstos aparentan dedicarse precisamente a transformarse y a transformar las cosas, a crear algo nunca visto, en estas épocas de crisis revolucionaria es precisamente
cuando conjuran temerosos en su auxilio los espíritus del pasado,
toman prestados sus nombres, sus consignas de guerra, su ropaje,
para, con este disfraz de vejez venerable y este lenguaje prestado,
representar la nueva escena de la historia universal.
Si partimos desde esta premisa, es posible advertir del propio giro discursivo y fachada mercantil del jefe de gobierno con sus constantes apelaciones a la épica, las gestas y los “héroes”, que la resurrección de los muertos sirve, para glorificar sus haceres parodiando las antiguas situaciones , para exagerar en la fantasía la misión trazada y no para retroceder ante su realización socialmente dañosa , para encontrar de nuevo la hegemonía de la visión burguesa de la existencia . Es a eso a lo que se dedica la actual gestión de gobierno que ha logrado imponer el poder burgués por el camino más sencillo y contradictorio a los democratizantes de todo pelaje: La farsa electoral .
Luego el tiempo de gestión , también exhibe el carácter de farsa que asume el sistema representativo en la república burguesa y su aparato de poder parlamentario. De modo acelerado el poder de la clase dominante ha advertido que la explotación intensiva de los trabajadores, requiere de un aparato que simule la lucha política de manera periódica y con temas diversos , para en definitiva permitir lo real que es la gestión unificada del manejo de la cosa pública en pocos y en función absoluta de los intereses de esa clase dominante. La sola paradoja visible aún ante los ojos menos sensibles, permite ver a “representantes del pueblo” votar una ley y luego también votar la confirmación del veto presidencial.
Por eso no hay que ilusionarse que el Congreso pueda enfrentar y derrotar al Gobierno de las grandes corporaciones. Es esa otra ficción democrática contenida en el denominador común de la estrategia discursiva democratizante que se vino desplegando desde 1982 tras la derrota de Malvinas hasta la asunción del actual gobierno.
El parlamento es aparato del poder burgués institucionalizado en la forma jurídica del Estado. Ha sido responsable de complicidad con las medidas de esta gestión sea por su aprobación explicita o por la simple negación sin alternancia superadora ni estrategia de poder por parte de quienes ocupan bancas en ese recinto.
El régimen político actual, perfila al poder burgués estatal, acudiendo al bonapartismo sin decirlo y hablando de democracia, mostrando a los trabajadores que todo un pueblo que creía haberse dado un impulso acelerado de progreso social por medio de la defensa de la democracia , se encuentra de pronto retrotraído a una época que creía haber vencido , como la es la del plan económico de la dictadura genocida en sus diversas fases , y para que no pueda haber engaño sobre la recaída, hacen aparecer a la erudición de los anticuarios del liberalismo austríaco y los viejos esbirros intelectuales de la burguesía como clase en plano mundial como ideas jóvenes y vitales, contando para ello con la complicidad de un sector de la juventud, hastiado de los embustes de etiqueta que se le propusieron a las generaciones que nacieron a la vida política desde 1982 a la caída del “Alberto”, aparato cultural que incluye a las dirigencias de las organizaciones sindicales, incluidas las de los docentes y no docentes de las universidades nacionales y todo el personal política cooptado o clientelar del que supo hacer uso el kirchnerismo y el Macrismo. Sindicato que no son tales porque sus dirigencias “elegidas por votación “ existen para sí y vendiendo su presencia como imperiosa y necesaria a la patronal; rectores, y dirigentes estudiantiles que usan esos sitios para reproducir la ideología que les permite estar al borde de la cancha haciendo precalentamiento para cuando les toque ingresar a la vida política de los grandes negocios mientras gestionan sus kioscos ; militantes que se dicen de izquierda y se refugian en un trabajoso aparto partidario para garantizarse la existencia , sin tener que vender cotidianamente su fuerza de trabajo a un patrón e ilusionarse con el también épico, abstracto e ideológico modelo del “luchador”
Hay una identidad de clase entre las acciones de gestión política del elenco montado sobre el poder ejecutivo con los parlamentarios “representantes del pueblo que no delibera ni gobierna sino a través de ellos», aunque haya matices, y fricciones entre ellos. El poder burgués real se sostiene sobre la pretensión de imponer aunque de modo transitorio un Bonaparte sin exhibirlo de modo discursivo pero realizándolo de manera contundente en los hechos .
Frente a este escenario es que la propaganda política militante y socialista debe poner en evidencia enfrentando a todos los dispositivos ideológicos del poder burgués. Con palabras de Carlos Marx “ La revolución social no puede sacar su poesía del pasado, sino solamente del porvenir. No puede comenzar su propia tarea antes de despojarse de toda veneración supersticiosa por el pasado”. (18 Brumario de Luis Bonaparte
La joven militancia obrera necesita emprender otra dirección en el mismo camino revolucionario de emancipación que le impone su historia y su propia existencia. “Debe dejar que los muertos entierren a sus muertos, para cobrar conciencia de su propio contenido y que el contenido desborde en realidad la fraseología montada sobre las ilusiones democráticas.
La única garantía para derrotar el intento bonapartista de Milei, es la acción directa de masas trabajadoras, impulsada desde la militancia de su propia vanguardia y la dirección política de su partido autónomo de clase, desarrollando el programa socialista . Sólo con nuestros propios métodos de lucha podremos lograrlo, unitariamente, superando las barreras que imponen las acciones concentradas en una hipotética alianza de clases con otros sectores de la población.
La lucha obrera y socialista no tiene otro contenido posible que la batalla abierta y declarada a un capitalismo que padece una severa crisis en su proceso de reproducción y acumulación dando signos de agotamiento objetivo a través de relaciones sociales intersubjetivas y cotidianas, en contextos de pobreza e indigencia que lejos de dar cuenta de una tendencia a ser superados, confirman lo inverso y con ello la ampliación de los escenarios de barbarie propios de un régimen de explotación y opresión.
Nuevo Curso.