Se lee y se busca imponer esta caracterización “Javier Milei y su casta de cómplices macristas y de sectores del radicalismo y del peronismo se compraron un problema. Aprobaron el veto al financiamiento universitario pero despertaron a un movimiento universitario que crece como una marea imparable. ( La izquierda diario 15 de octubre de 2024)
Frente a este tipo de propaganda y acción militante es preciso recordar como lo hace Lenin al comienzo de “Un paso adelante dos pasos atrás “ que :” En toda lucha larga, tenaz y apasionada, comienzan a diseñarse generalmente, al cabo de cierto tiempo, los puntos de divergencia centrales, básicos, de cuya solución depende el desenlace definitivo de la campaña y, en comparación con los cuales, pasan cada vez más a segundo plano todos y toda clase de pequeños y mezquinos episodios de la lucha.”
La historia que protagonizamos en tanto trabajadores no es un proceso sin sujeto precisamente porque somos los que vendemos nuestra fuerza de trabajo para ser quienes la construimos de manera consciente o inconsciente . No, se trata de admitir en consecuencia que los sucesos operan sin agente responsable, siguiendo una determinación estructuralista, sino lo inverso, esto es, se requiere que los que hacemos la existencia desde la existencia misma, transformemos esa realidad desde la política.
Nos educaron para la obediencia.
Nos enseñaron a bajar la cabeza y no mirar a los ojos.
Nos disciplinaron para decir siempre que sí.
Nos indujeron a rechazar todo camino que no sea el electoral-parlamentario.
Nos intentaron convencer, de manera “científica” y “pragmática”, que no es viable el
socialismo y, menos que nada, en un continente del Tercer Mundo.
Nos demostraron una y mil veces que América latina es subdesarrollada y vive en crisis
permanente por la falta de capitalismo, por la falta de inversiones, por la falta de capitales.
Nos machacaron con que “El Estado somos todos”.
Nos volvieron a insistir con que “Todos somos iguales ante la ley”.
Nos castigaron y nos golpearon en nombre de “La división de poderes”.
Nos reclamaron comprensión.
Nos pidieron que apoyemos a la burguesía nacional “en nombre de la Patria”.
Nos censuraron.
Nos reprimieron.
Nos ilegalizaron.
Nos endeudaron. Nos explotaron. Nos expropiaron. Nos dejaron sin trabajo.
Nos persiguieron.
Nos secuestraron. Nos humillaron. Nos violaron. Nos torturaron.
Nos desaparecieron.
Más tarde…
Nos mostraron el camino de la reconciliación.
Nos volvieron a solicitar comprensión.
Nos inculcaron el culto a la PAZ.
Nos pidieron todos los días la otra mejilla.
Nos volvieron a obligar, ahora en nombre de “La Democracia”, a bajar la cabeza y obedecer.
Nos dieron mil ejemplos y uno más de que la Revolución hoy es imposible.
Pero el ejemplo del Che sigue vivo. Insoportablemente vivo
Por eso insistimos con el Che en que no hay que apoyar nunca más a la burguesía nacional,
que sólo tiene de “nacional” la escarapela y sólo se acuerda de la patria en tiempos del
mundial de fútbol.
Por eso insistimos con el Che en que las Fuerzas Armadas y el Ejército argentino son un
ejército opresor, un ejército de ocupación, un ejército al servicio de nuestros enemigos, los enemigos de nuestro pueblo. Un ejército que aunque habla nuestro mismo idioma y tiene una retórica “nacionalista” está al servicio del imperialismo.
Por eso, junto al Che, rechazamos todas las reconciliaciones, todos los perdones, todas las
paces con nuestros verdugos. Nada de diálogo ni de mejillas ingenuas, ofrecidas mansamente
a nuestros enemigos de ayer, de hoy y de siempre.
Por eso, de la mano del Che, seguiremos insistiendo en que el único camino de las
transformaciones sociales no pasa necesariamente por el Parlamento y el consejo deliberante.
Por eso, caminando al lado del Che, continuamos creyendo en el socialismo como la única
alternativa mundial, política y ética al mismo tiempo, frente a la barbarie capitalista
globalizada.
(Ernesto Che Guevara: El sujeto y el poder Néstor Kohan)
En este orden de ideas, es obligada y recurrente en los textos la cita del primer párrafo escrito por Carlos Marx en su 18 Brumario de Luis Bonaparte, Es allí donde dice que Hegel dice en alguna parte que todos los grandes hechos y personajes de la historia universal aparecen, como si dijéramos, dos veces. Pero se olvidó de agregar: una vez como tragedia y la otra como farsa. Caussidière por Dantón, Luis Blanc por Robespierre, la Montaña de 1848 a 1851 por la Montaña de 1793 a 1795, el sobrino por el tío. ¡Y a la misma caricatura en las circunstancias que acompañan a la segunda edición del Dieciocho Brumario!
Haciendo uso de esa referencia, podría decirse hoy que estamos existiendo frente al despliegue que busca reciclar esas segundas apariciones históricas, ocultando el carácter farsesco de esta reedición, tratando de hacer ver que es posible la aparición de un movimiento de estudiantes emparentado a la consigna : “Universidad de los trabajadores y al que no le gusta se jode”, que fuera coreada en otros momentos de la historia de la clase trabajadora. Lo contrario de todo esto, es sí, la apelación a una herramienta que tuvo una tendencial construcción política en la década del 70 , en tanto esta no es una reedición adulterada de aquello, sino su necesaria continuidad por otros medios en la actual coyuntura de la lucha de clases.
El Partido Revolucionario de los trabajadores cuya emergencia resulta de acuciante necesidad implica a diferencia de los monolíticos aparatos del morenismo, y sus simples negadores incapaces de toda superación de lo negado , implica un partido de clase como consecuencia de su programa que sostiene que también en la agonizante estructura institucionalizada como Argentina , de capitalismo tardío , donde la burguesía ya ha impuesto su revolución a la criolla , se ha visto desplazada al campo del pro-imperialismo por su imposibilidad de desarrollo autónomo y los recurrentes usos del endeudamiento externo para sostenerse . Los trabajadores son el sujeto colectivo donde cada uno de sus integrantes están objetivamente llamados al combate superador de ese Estado institucionalizado del poder burgués y el régimen de la propiedad privada burguesa.
Si el proletariado es la clase revolucionaria por excelencia y si su destino histórico es el de consumar la revolución bajo su mando político, es evidente que tiene quecomenzar emancipándose, política y organizativamente, de la influencia de las otras clases sociales, tiene que organizarse como partido político con su propia estrategia, que de ninguna manera puede confundirse con los objetivos de la burguesía, o de la pequeña-burguesía por más radicalizada que esta se presente bajo el amparo de un paraguas populista que ha sido vencido en los hechos.
La clase trabajadora , a través de su partido político, acaudilla a las otras clases explotadas, queremos significar que arranca a las masas del control de los partidos políticos de esas otras clases y las gana para sus posiciones. El partido revolucionario tiene como eje fundamental la efectivización de la independencia política del proletariado.
La actualidad de retroceso y agonía a la que han conducido a gran parte de la militancia los aparatos partidarios que integran el FITU y sus satelitales, impone a esa misma militancia una reflexión profunda en torno a cuanto les sucede en su existencia cotidiana y el imperativo de un nuevo curso que trascienda tendencialmente hacia una trabajosa y necesaria ruptura superadora de las prácticas y los objetivos . Ayer llamaban a los jubilados porque su situación era insoportable. Hoy se sientan en pupitres frente a facultades, amagan con tomas auspiciadas por los propios rectores, con lo que no sería una toma sino un cierre institucional encubierto y si sos jubilado y no vas a la universidad, tu problema no es mi problema.
Así opera el luchismo. Lucha por la lucha misma sin interesar mayormente ¿ A dónde va Argentina? ¿Cual es el programa de la revolución en nuestro país? ¿Tiene relación el presupuesto de la universidad con la transformación superadora del orden social capitalista? ¿De qué universidad hablamos cuando se convoca a defenderla? Subyace tras este reformismo y oportunismo recalcitrante , la evasión de toda respuesta relativa al problema del Estado y el poder.
Es necesario que se ponga en el análisis la cuestión antes de que la frustración haga su trabajo demoledor tal como lo ha hecho significativamente con las generaciones emergentes del período político abierto a partir de los fines del año 1982
En esa tarea hay que recordar el escenario que en su momento histórico vivió el morenismo con la implosión del MAS y la eterna crisis de esa corriente oportunista que atomizó las propias fracciones que en aparente crítica surgieron de aquella situación . Se suma a eso el derrotero, también previsible del Lambertismo-Altamirismo y sus esbirros oportunistas cobijados bajo la sigla PO hoy compartida por estos últimos aparatistas y el viejo líder abandonado como a veces lo hacen algunas manadas con sus ancianos miembros para su digno deceso.
Como herramienta intelectual en esta tarea resulta necesario distinguir entre el marxismo como método de conocimiento y análisis de fenómenos sociales, y el socialismo como objetivo político.
Por fuera de ese discurso monocausalista y mecánico que remite todos los males a la caída del muro de Berlín, hay que reconocer lo oculto en todo ese tipo de discurso: La militancia que conformaba la vanguardia obrera, enfrentaba dificultades desde mucho antes de la caída del muro y la disolución de la URSS.
Esto significa no otra cosa que, una necesaria desmentida de todo aquello que ocurre a la caída del estalinismo y sus estados como la matriz de la actual situación ideológica.
Tal vez en la propia disputa en el interior del PRT a los fines de la década del 60 en el siglo pasado, que derivó en la formación del PRT La verdad y PRT el combatiente, y luego en la metamorfosis del primero en PST ulteriormente adaptado al republicanismo de Argentina 1983 como MAS, emergen razones no ponderadas de lo que hoy nos sucede dentro de la crisis de dirección que padece la militancia .
Esa disputa. Esa ruptura puesta en las carpetas empolvadas de la historia de la clase trabajadora tiene hoy alta significación por ser la única ocasión en la que de modo abierto estuvo en juego el problema específico que subyace en todo el activismo, que es el problema del poder y cual es el camino necesario a la hora de definir cuales son en esencia, nuestras tareas políticas.
Tal vez es ese tema de definición de la praxis marxista concreta frente al problema revolucionario esencial que es la construcción del poder obrero y socialista , sumado y combinado, al posicionamiento que se tiene frente a la cuestión del imperialismo son las coordenadas que impone la comprensión revolucionaria de la crisis.
Desde la salida de la segunda guerra mundial y las décadas sucesivas hasta el presente , el leninismo y su proyección hasta la tentativa defensiva del marxismo que implicó la fundación de la IV internacional en vida de León Trotsky, se presentaron cuestiones que no estaban resueltas ,sino que se avecinaron en la secuencia derivada de la caída del Stalinismo, la URSS y sus satelitales.
La historia da cuenta en este período histórico de un distanciamiento de las tradiciones políticas del marxismo leninismo en particular en cuanto a las formas de organización política con versiones gramscianas, eurocomunismo y maoísmos, sin hablar de las implicancias del guevarismo en Latinoamérica.
En segundo término, también tuvo emergencia y desarrollo un «postmarxismo» filosófico surgido a fines de los 60, en el cual un nuevo feminismo emergente une sus fuerzas a una diversidad de post estructuralismos para estigmatizar la simple posibilidad de un relato totalizador de la sociedad con base en las relaciones de producción. La reacción frente a esto fue concentración del marxismo en el plano académico , universitario, intelectual no proyectado en acciones políticas concretas , factor este que hace que hoy haya más emergentes docentes y cuentistas que se reivindican marxistas que aquellos que hayan optado por la construcción del intelectual orgánico de la clase trabajadora que es su partido socialista revolucionario.
Todo este perfil, puso lo hecho más en el plano del debate, las revistas, los sitios web, las tesinas y otros productos en favorecimiento final del desarrollo de una derecha intelectual que surgió gradualmente en el curso de los 80 que como hoy lo hace el gobierno afirma la bancarrota del socialismo y con ella la primacía definitiva del mercado, con fundamento en la prevalencia de la libertad como valor preponderante opuesto y no complementado por la igualdad.
Este oponente autogenerado por la propia crítica de la crítica sin sujeto social de expresión de esas abstracciones , también contó con la prevalencia internacional de las recetas de su cuño en Estados capitalistas avanzados que por su incidencia en la globalización significaron una suerte de viento de cola para esos dispositivos ideológicos.
Esta situación explica también la emergencia de los populismos y la socialdemocracia para cubrir un vacío que no podían llenar con suficiencia, salvo para permitirle al capital encubrir ideológicamente con su dominio de los aparatos formadores de opinión los factores objetivos de su crisis de reproducción .
Lo cierto es que hoy , marcha tras marcha, clase pública y solidaridades simbólicas con jubilados, discursos proclives a cubrir lugares publicitarios en contexto de cretinismo parlamentario, charlas públicas, congresos , infinitos programas de radios comunitarias, no hay perfil de dirección política de los trabajadores en lucha, en particular porque son los trabajadores formalizados en sí quienes no se involucran en ninguno de los formatos señalados y el fantasma de la desocupación es el único real factor que les quita el sueño ante la potencial y significativa posibilidad de pasar a ser parte de la población económicamente sobrante.
Por ese factor esencial es que los atomizados luchadores no proletarios, van y van a la plaza para terminar confundidos como en la última oportunidad con las columnas de Sergio Massa, el Pj del ex secretario de Comercio Guillermo Moreno, y otras excrecencias de ese nivel.
La clase trabajadora requiere de una conducción política adecuada a sus intereses y determinada por ellos. Eso no se consigue en un solo día, ni gritando consignas carentes de sustento real mandando a joderse a no se sabe quién , porque se dice que la universidad es de los trabajadores, La mayor muestra de lo imposible en un régimen burgués, es decir, que los trabajadores sen dueños de las formas de estudio superior en una sociedad de clases dominada por la burguesía es pensar que les asiste a los trabajadores esa posibilidad, y la prueba esta en la ausencia de su participación esencial en ese tipo de reclamos callejeros.
Esta en la esencia de la situación planteada por la lucha de clases la definición estratégica de la lucha. El contenido emancipatorio de ella a través de una política obrera y una organización revolucionaria llamada a constituirse en dirección de esa tendencia latente en el conflicto social, es la tarea necesaria, para lo cual el retorno a la concepción del partido programa, la definición de los trabajadores como sujeto revolucionarios y la aplicación de sus métodos de lucha sobre la realidad y desde la realidad, devienen imprescindibles.
La tarea estratégica que impone el actual estadio de la lucha de clases implican agitación, propaganda y organización coordinadas por la búsqueda por la vanguardia de los trabajadores, de la superación real de la contradicción entre la madurez de las condiciones revolucionarias objetivas y la inmadurez de la clase trabajadora en sí , a la que los reformistas y centristas buscan mantener en la confusión marcada por desmoralización de la generación madura y la inexperiencia de los jóvenes. Es necesario ayudar a las masas a que en sus luchas cotidianas hallen el puente que una sus reivindicaciones actuales con el programa de la revolución socialista. Este puente debe componerse de un conjunto de reivindicaciones transitorias, basadas en las condiciones y en la conciencia actual de amplios sectores de la clase obrera para hacerlas desembocar en una única conclusión final: la toma del poder por el proletariado.
La socialdemocracia clásica, en la época del capitalismo ascendente, dividía su programa en dos partes independientes: el programa mínimo, limitado a una serie de reformas en el marco de la sociedad burguesa, y el programa máximo, que prometía para un futuro indeterminado la sustitución del capitalismo por el socialismo. Entre uno y otro no había conexión. La socialdemocracia no necesita este puente, pues para ella la palabra socialismo está reservada para los discursos de los días de fiesta.
Es la época del capitalismo decadente, un estadio en donde toda reivindicación importante del proletariado y hasta las exigencias de la pequeña burguesía desbordan los límites de la propiedad capitalista y del Estado burgués.en el que sus propias contradicciones manifiestas en el proceso mismo de su reproducción del capital se excluyen la adopción de reformas sociales sistemáticas que chocan frontalmente con impuestos, inflación, depresión , carestía, paro, reglamentación policíaca de las luchas y las huelgas, etc .
«No se trata de reformar la propiedad privada, sino de abolirla; no se trata de paliar los antagonismos de clase, sino de abolir las clases; no se trata de mejorar la sociedad existente, sino de establecer una nueva. «Karl Marx, Mensaje a la Liga de los Comunistas, 1850
La tarea básica, por fuera de sus formas contingentes dictadas por la lucha de clases ,no es reformar el capitalismo, sino derribarlo. La tarea política es la toma del poder por la clase trabajadora, para expropiar a la burguesía. Los haceres cotidianos necesitan orientarse en todos los casos y por mínimas que fuesen estimadas, en atacar abierta y decididamente las bases mismas del régimen burgués por vía de la movilización sistemática de las masas en favor de la revolución socialista.
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