Nuevo Curso

SILENCIO IRREBERENTE PARA LOS QUE LUCHAN Y NO LLORAN. El Diario No Habla De ELLOS. “LA EMANCIPACIÓN SOCIAL SERÁ OBRA DE LOS TRABAJADORES MISMOS .

Cuando no sirve la canción
porque en la mesa falta el pan
no sé si darte el corazón,
mi voz, la flor o algún fusil.

El hombre es tiempo que se va,
temiendo dura un poco más
mas solo vive si se da
en una flor, o en un fusil.

No sé si el tiempo de vivir
vendrá en el tallo de un rosal,
vendrá en el caño de un fusil,
no sé si el grito la oración.
Pero si sé de un largo mal
que vuelve inútil la canción
que escupe al pan y al corazón
que no nos deja conocer.

Porque el peligro de pensar
es que podemos comprender
que sólo un nombre tiene el mal,
dejar hacer, dejar pasar,
si no es con vos no te metás…
Pero hoy me paro y digo: ¡no!

Porque es el tiempo de vivir
contra el imbécil y el señor,
porque es el tiempo de luchar
contra el prejuicio y el dolor.

Porque es el tiempo de empezar
pongo mi brazo y mi canción
y si mi brazo nada es,
igual que es nada la canción,
saldré a morir por el amor,
tus veinte años y un fusil.

Y si me matan por decir que hoy
en la mesa falta el pan,
será el cañón y no el rosal
el que repita la canción.

Si el tiempo nuevo ha de venir
lo quiero nuestro hoy aquí
porque estoy harta de esperar
amando un mundo sin amor.
Escúchenme: quiero ser flor,
pero si no, seré fusil.

por el fusil y la flor (Bernardo Palombo – Damián Sánchez)

Desde el viernes pasado, después de anuncios económicos la mayoría de los que tienen voces, pagas o rentadas acudieron a la figura del Lunes Negro o a negarlo, con lo que todo se deslizó a esa falsa dialéctica. Pero, nada decía la prensa de aquel día ni el de hoy, de esta sucia EXISTENCIA CAPITALISTA
De este lunes marrón que se construye con su permanencia como si el tiempo se concentrara en ese solo día y el calendario de los oprimidos y explotados se tornara innecesario por su invariabilidad en la miseria y la barbarie social.
Solamente en un comedor de Constitucion (CABA)se agolpan cuatro mil personas para poder retirar un plato de comida.
Esto sucede tres veces a la semana, cerca del mediodía con rigurosidad de feligresía religiosa a la espera que la biblia se haga realidad y se multipliquen los panes o los peces ascendieran a la superficie desde el río de La Plata.
En la ciudad, donde cercanamente se exhiben rascacielos, y sitios de comidas donde la cultura del placer hedonístico rebasa toda materialidad basada en una necesidad alimentaria. En esa ciudad, funcionan 240 lugares, entre comedores sociales, merenderos y ollas populares, para despachar unas 150 mil raciones semanales.
Los obligados concurrentes, son gente en situación de calle, pero también jubilados, trabajadores que no les alcanza para comprar dos comidas diarias. Jóvenes, mujeres, ancianos, niños vienen al lugar y en igual forma como parte de una sola y lamentable alternativa que no es tal si se la proyecta en el tiempo .
El hambre no hace distinción de sexo, rango y edad. Hemos naturalizado con tanta indolencia, que los abrazos son solo los miércoles, en otro sitio y frente a las cámaras, y el resto, cuando las luces se apagan,” al que le toca sufrirla le toca y de veras que le toca”.
Ninguno de ellos festejo a los gritos y carcajadas por el levantamiento del cepo o el valor del dolar, ni se les ocurrió ir a recibir al secretario del Tesoro de EE.UU. Su preocupación pasa por llenar su recipiente de plástico o por recibir su bandejita descartable con guiso, sopa con un bollito de pan o cualquier cosa que sirva para parar la bronca que les hace crujir las tripas.
Estamos viviendo una época en que la comida se transformó en la variable del ajuste económico porque los magros ingresos la ponen por arriba de todas las demás demandas para ser un ser humano en relaciones de vida digna.
Estaos viviendo una época en donde los sectores más vulnerables son los desechables que pagan los platos rotos, tal vez por eso solo alcance para bandejitas plásticas.
Como se dan las cosas, Las colas del hambre parecen que nunca se van a terminar, al menos si nos resignamos a la solidaridad de los que menos tienen y permitimos la obscenidad de los que como en la perinola de la vida, “toman todo”.
Hay muchísima gente que la está pasando muy mal y muchos pretenden, prefieren o fingen no ver.
Nuevo Curso
(Este texto se construyó sobre otro del que su autor Wam Eliam nos ha permitido utilizarlo. Le damos las gracias por su gesto, que no es otra cosa, que uno más de sus aguafuertes, señaladores, brújulas que de una y otra manera conducen al hombre y a la mujer nuevos en nueva sociedad)