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LUCHA DE CLASES .PROGRAMA Y PARTIDO REVOLUCIONARIO

La teoría no es pura especulación abstracta es una herramienta que nos ubica en el lugar de la pregunta frente a situaciones prácticas que demandan al sujeto concreto un qué hacer frente al fenómeno en sí. Desde esa perspectiva , la asimilación consciente de las categorías nacidas del empleo del método dialéctico por Marx trasciende o no se posiciona en lo abstracto sino que pone en los hechos una filosofía de la práctica y como tal por su desarrollo en el tiempo válidamente puede ser identificada por razones de método expositivo como marxismo, sin que ello tenga las connotaciones negativas que le imputan sus hoy detractores
Por eso es un simple reduccionismo que algunos sectores políticos, yacentes dentro del mundo de los seres vivos, traen como espectros del pasado stalinista , es decir, como forma de persistencia discursiva en la pretendida vitalidad del retorno de elementos del pasado social, cultural o incluso personal, que se manifiestan como sombras o fantasmas en el presente como si por ventura o travesura del destino, algún bloque de muro de Berlin hubiera quedado en pie, y al modo de una brújula política nos estuviera diciendo a los trabajadores por donde seguir.

Para esto obran con persistencia en una afirmación dogmática según la cual el tránsito de la crítica de la economía política de Marx al marxismo que estaríamos vivenciando , implica el paso de la práctica científica a la mera ideología – Con eso se denuncia que lo que hoy se impone culturalmente como «marxismo», es la inversión al esquema contenido en el prólogo de la contribución a la crítica de la economía política donde se indica que las ideas, las formas políticas, en una palabra, la superestructura jurídico-política se explican a partir de la base económica.

De esta manera , si por este artificio aquello a lo que arbitrariamente se llama marxismo vendría a proponer lo inverso a Marx constituyéndose con evidencia en nuestros tiempos , para cualquier actividad que pretenda ser revolucionaria en tanto implica el desenvolvimiento de pura ideología, en su acepción primaria de falsa construcción intelectual de lo real existente.

Pero si con esto no fuera bastante, se agrega también un embate contra la ley social de lucha de clases y se cuestiona la afirmación contenida en el inicio del Manifiesto Comunista que deja expuesta la premisa: «Toda la historia de la sociedad humana, hasta la actualidad , es una historia de luchas de clases».
Detrás de esta peregrina idea se esconde la creencia de que la clase obrera es “esencialmente” revolucionaria y por ello la burguesía mundial se la pasa todo el tiempo pensando y ejecutando dispositivos político-ideológicos con objeto de evitar que aquéllos hagan la revolución.

En definitiva, aquellos que se ofrecen como proveedores de herramientas para el conocimiento desde la ciencia y denostan amparados en la descripción de lo que debe considerarse ideología desde Marx a todo lo que se produce desde ese campo de pensamiento en el espacio político operan colocando a uno en oposición a otra, como si fueran espacios paralelos y nunca interinfluídos salvo por la negación metódica estática de uno sobre otro , reviviendo a su manera la oposición vivencial y de lógica formal que Aristóteles empleó frente a los que terminó agrupando como sofistas .

El marxismo fuera de las connotaciones negativas que hoy le asignan sus detractores acudiendo al expediente de no impugnar las categorías de análisis que se expresan en textos de Marx , sino su desarrollo político teóricamente malversado en los hechos de nuestro cotidiano existir , ya desde la enunciación de la Tesis XI sobre Feuerbach no es una ideología sino una filosofía de la praxis, es decir, una construcción intelectual que enfatiza la importancia de la práctica. En otros términos marxismo es la acción y la transformación social como fundamento de la teoría y el conocimiento. Unión de la teoría y la práctica, donde la teoría no es solo un conocimiento abstracto sino una guía para la acción, y la práctica no es solo una actividad ciega sino una fuente de conocimiento.

Cuando nos referimos a lucha de clases, debemos superar el sentido común que solo reduce al fenómeno al que alude en la idea de clases fijas y estáticas en sus componentes y características culturales que como contendientes que se enfrentan. Dicho de otra forma. Reducción de la ley social de lucha de clases como simple enfrentamiento.

Sin embargo esa reducción a la simple idea de enfrentamiento para dar cuenta del fenómeno es insuficiente, parcial y como tal, pasible de ser ubicada en el lugar del error.

Decimos eso recogiendo planteos de Flabian NIevas que se ocupan en destacar frente a ese reduccionismo que en primer lugar no hay que confundir método de exposición de cuanto se conoce del fenómeno , del método a emplear para intentar un acercamiento al conocimiento del fenómeno en sí. Por eso, si bien no es cuestionable que se hable de lucha de clases dando por sobreentendido los conceptos de lucha y de clase , lo cierto es que lo razonable es determinar que se ubica en prevalencia entre uno y otro, sobre todo en el plano de su génesis.

Las clases expresan situaciones contradictorias de vida asumidas desde la existencia real por un conjunto de personas ubicadas en un uno u otro posicionamiento e interés dentro de esas situaciones. Cuando las condiciones de vida son realizadas por colectivos humanos de manera objetivamente antagónicas de esa material confrontación real emergen las clases. Es desde esa observación que la historia se conforma según la ley social de la lucha de clases, porque las clases surgen de la lucha y no a la inversa.

Desde la inscripción en forma de manifiesto de esta premisa Marx advierte que , la lucha de clases es, antes que nada, la forma en que se expresa el antagonismo «del proceso de producción social, no en el sentido de antagonismo individual, sino en el de antagonismo que nace de las condiciones de existencia individual de los individuos», forma de la que las relaciones burguesas son su última expresión, en tanto se crean las condiciones materiales para superar el antagonismo en que se han fundado todas las sociedades de clase” (Nievas, 2016:17)

En el devenir del desarrollo de los antagonismos se constituyen las clases sociales. Estas no son algo estático, devenido de manera abstracta o natural. Son situaciones gestadas desde la reiteraciones de las condiciones existenciales en las que se encuentran las personas que las lleva a la confrontación con otras con carácter de antagonismo. En el desarrollo de los antagonismos se constituyen las clases. El efecto de las luchas son las clases.

Utilizar la categoría clase social, apelar a la presencia de trabajadores y burgueses al interior del orden social capitalista y no detenerse en su génesis para luego negar la prevalencia de la lucha en el fenómeno del conflicto social es un error metodológico que lejos de dotar de racionalidad científica a cuanto se afirma lo aproxima al plano de lo que se denosta , es decir, al de la ideología.
La lucha de clases es la forma en que se expresa el antagonismo de la producción social en el orden capitalista. Esa lucha constitutiva de las clases sociales, rige con el carácter de ley histórica . Negar la legalidad social de la premisa que hace centro en la prevalencia de la lucha de clases en la historia no es otra cosa que restarle cientificidad y depositarla en el cajón de un mero instrumento ideológico. Es negar que en lo social , en los vínculos relacionales de la producción capitalista, esas situaciones de antagonismo no discurre indeterminada e independientemente de las acciones humanas generadas desde esos grupos.

En sentido inverso en Marx ese concepto de ley histórico- social verificable respecto de la lucha de clases implica el señalamiento de una recurrencia , reiterabilidad y regularidad con capacidad de ordenamiento del fenómeno material contenido en el conflicto en el que nadie en particular queda exento de la misma. Cualquier análisis marxista debe estar referenciado por el período de luca de clases en que se produce el fenómeno y extraer de ello el contenido específico de las categorías analíticas con las que se trabaja a modo de herramientas .
Las categorías que se obtienen desde esa metodología son variables .La variación sin embargo , no es azarosa. Por el contrario esa variación esta determinada por la aplicación del estatuto que marca la ley de lucha de clases.

Finalmente hay que advertir que La preminencia de la idea estratégica en la acción política militante de la vanguardia de trabajadores contenida en la premisa organizativa según la cual el partido de clase es el programa es el objetivo de esta ofensiva ideológica que desconoce que «la historia de todas las sociedades hasta nuestros días es la historia de la lucha de clases», puesto que esa negación implica prescindir del programa y con ello la apertura a todo oportunismo y reformismo.

El programa hace a la condición de la organización partidaria, le constituye y forma haciendo que el hacer de ese dispositivo organizativo le insufle de la objetividad que emerge de los hechos políticos sociales en sí. La finalidad estratégica determina la estructura organizativa y a propia táctica que asume todo espacio subjetivo organizado. La elaboración y asimilación del programa por la vanguardia determina la medición efectiva y concreta del nivel de determinación voluntaria consciente de esos trabajadores hacia el objetivo de emancipación social por el camino necesario de la revolución , el poder obrero y el socialismo

En segundo lugar y retomando lo indicado en el inicio, hay que decir que la asimilación de lo que se llama marxismo, al espacio de la ideología, entendida en sentido epistemológicamente negativo como sinónimo de conciencia falsa que alguien tiene respecto de los fenómenos sociales deviene arbitraria si a la vez de manera sesgada se acude a las figura que toma Marx para explicar sus dichos, cuando remite a los espacios de estructura y superestructura.

Pero este tráfico de maniobras solo alcanza centralidad si de manera intencional se asimila a los defensores del marxismo y a este en sí mismo con las practicas luchistas y los discursos que en forma conexa propagandiza el reformismo en su formato de luchismo permanente añadido como furgón de cola de las tácticas y estrategias parlamentaristas dentro de la república democrática que con carácter histórico institucionalizó la burguesía para la conformación de su Estado y con ello la legitimación del uso en sus manos de la legitimación monopólica de la violencia.

Tratar de manera idéntica a lo que es diverso es un error conceptual que conduce a necesarios fallos en la acción militante. Ha de acudirse para desbaratar todo esto, a la simple y verificable afirmación que corresponde hacer respecto de los «ismos» en cualquiera de los fenómenos en donde estos ismos entren a tallar. Dicho de otra manera, no es lo mismo ni merece idéntico tratamiento los textos de Trotsky que los usos de ese capital teórico generado en defensa del Marxismo y la revolución socialista en vida del líder de Octubre y su contexto histórico que todo lo que ha partir de su muerte y hasta el presente aquellos que se dicen a sí mismos «trostkystas», aún reconociendo que el origen del término trostkysmo tiene connotaciones negativas para la existencia del propio Trotsky y toda la oposición de izquierda en la Unión Soviética, a partir de que fue generado por una maniobra preconcebida por transitoria alianza de Zinoviev-Kamenev con Stalin para derrotarlo políticamente.

En definitiva , en defensa del marxismo y de todo intento de su asimilación como ideología a las practicas del reformismo , y desde el propio Marx para los que lo reivindican sin perjuicio de sentenciar la caducidad de sus categorías y premisas, la lucha de clases es equivalente al motor de la historia, la transformación de la sociedad en base a la construcción de un conocimiento alternativo, es parte inherente e inseparable de la propuesta teórica programática de la vanguardia organizada de los trabajadores al amparo del concepto de praxis en tanto conocimiento y acción en relación dialéctica.

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