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Nuevo Curso

El ENFRENTAMIENTO ABIERTO DE CLASES

NUEVO CURS

La semana comenzó con un hecho de resistencia y lucha de los trabajadores en Jujuy , que generó el despliegue represivo desde el aparato político burgués de esa provincia, y cerro su derrotero con la presentación de fórmulas para las futuras elecciones internas opacando el primer suceso , encorsetándolo en sus límites territoriales y su lejanía con los centros de poder , proyectando paradójicamente al gobernador previo a que sus estructuras partidarias aplaudieran su acción represiva y el resto de los sectores medios en la sociedad no se pronunciara en sentido negativo , confirmando consenso para el discurso y la acción represiva  en ese espacio social.

Existe en la actualidad una sucesión de acontecimientos internacionales y nacionales, que vuelven a poner en el centro de la escena al fenómeno de la guerra y deja ver el desenvolvimiento de revueltas sociales en distintos puntos territoriales de la sociedad donde sobrevivimos.

Sin embargo, si bien ese factor objetivo de la lucha de clases asume realidad, lo cierto es que, no es sino el síntoma visible y desesperado de la barbarie capitalista, en la medida en que ese modo de producción que da origen y proyecta a la burguesía como clase dominante, cede en sus propios fundamentos a partir de la imposibilidad de creación de valor social, cultural y político.

Las contingencias del proceso electoral en curso constituyen una farsa montada desde las agencias políticas del poder burgués para dotar a esa instancia de construcción de falsa conciencia de la necesaria intervención del pueblo que por el momento le da la espalda. Ocurre que la burguesía necesita imperiosamente renovar su personal, dotarle de cierto consenso popular para que ese activo implemente los actos de poder que materialicen una avanzada de clase sobre los explotados y oprimidos.

La cuestión de las presentaciones de listas y fórmulas para las primarias obligatorias dejó al materializarse un solo mensaje de propaganda política del poder burgués: El curso social y político a seguir en el futuro inmediato en nuestra sociedad, se concentra en las recetas económicas que impone el capital y el orden represivo legitimado a través del ejercicio del monopolio de la fuerza pública por las agencias estatales es el reaseguro de la implementación de esas medidas , que significan potencialmente la amenaza cierta de la ampliación del campo social de la pobreza estructural a muchas más personas ,del ya desesperante cómputo actual. Se sigue esa conclusión, de modo necesario de la sola revista de las candidaturas, con la que se consolida la derrota política del llamado progresismo, y todas las variantes reformistas que supimos conocer en el curso de este siglo.

En ese contexto es donde debe ser analizado el fenómeno objetivo delimitado por las llamadas políticas sociales con base normativa en la Constitución Nacional del Estado donde se institucionaliza el poder burgués y se legitima que a través de él se ejercite el monopolio de la violencia.

    Por otro lado, también es advertible y debe ser señalado específicamente que esa táctica discursiva con sentido estratégico reformista, pretende tener   base, en la propia idea del plusvalor apropiado por la clase dominante. Se habla así en sentido amplio de riqueza y de su redistribución justa.

  Con ello, se pone el centro del análisis en la riqueza y nunca en la relación capital-trabajo, ni en la propiedad de la tierra, es decir se oculta deliberadamente, dónde se genera la riqueza y por qué se la apropia la burguesía.

   Este tipo de intervención política, toma cuerpo, mayoritariamente con formato de denuncia de las injusticias específicas derivadas de la condición social de pobreza generalizada y desemboca en peticiones de justicia distributiva al propio Estado jurídicamente configurado por la burguesía como clase, con lo cual se está indicando un recorrido en sí mismo contradictorio donde lo afirmado se niega, pero nunca se supera como negación de lo negado.

  El estatismo burgués a cuyo amparo se desarrolla la lucha por asignación de derechos busca hacer pie de la forma que fuere, pero muestra su impotencia para dar cuerpo a ese objetivo, frente al impedimento mayúsculo que significa la actual crisis del capital. Puede decirse que no logra dar salida al orden capitalista, en la medida en que este último como sistema no puede superar el estancamiento.

Las medidas que la burguesía dominante está obligada a tomar en lo económico chocan irremediablemente con las condiciones políticas para llevarlas a cabo. La burguesía monopolista da muestras de falencias operativas a la hora de convencer a las mayorías de que lo que viene es mejor de lo que hay en la medida en que los datos objetivos de la realidad indican exactamente lo contrario. Sus iniciativas políticas en ese sentido están muertas antes de nacer pues se deben enfrentar con la experiencia de la clase trabajadora argentina, que conoce casi como legado cultural de las consecuencias negativas de los procesos inflacionarios y las devaluaciones.

 En esa situación , e impulsada por las determinantes de la crisis de reproducción del capital , la clase dominante exhibe al conjunto de la población su advertencia represiva en espacios territoriales alejados de las grandes urbes, las “cualidades “ de su accionar represivo y frente a él y las acciones de resistencia desata su paquete ideológico cimentado en el discurso de orden y mano dura, que ya ha sido naturalizado en amplios sectores medios a través de la naturalización del discurso represivo y carcelario en las relaciones conflictivas que a diario se generan en la sociedad civil.

Pese a ello, es posible advertir en sentido inverso, que sus furibundos ataques contra las medidas y acciones que los trabajadores llevan a cabo en defensa de conquistas o por reclamos diversos, muestran una debilidad intrínseca. Lo que antes funcionaba para confundir, dividir y engañar pierde efectividad al compás del deterioro de las condiciones de vida que se están haciendo sentir y que se agravarán.

. La defección de las dirigencias políticas que encarna la representación de la población que ha sido desplazada del proceso productivo formal y regular , su cooptación por el aparato de poder burgués en variadas formas, y su cada vez más consolidada burocratización que desvirtúa toda necesaria organización , se suma a la ya inveterada burocracia sindical para moverse cada una a su manera se al compás de sus especulaciones e intereses acrecienta la necesidad de propagandizar el  repudio a esas prácticas que dejó a de lado las necesidades e intereses de la población laboriosa , contraponiéndole en  la clase trabajadora el uso de herramientas y prácticas que privilegien la lucha y el enfrentamiento contra el orden social de la burguesía dominante.

. Ante esta realidad, las preocupaciones por cómo prepararse para las elecciones significan conformarse con ser parte del engaño de la clase dominante, en el mejor de los casos. En el peor, representan una deserción absoluta de contribuir a la creación de las herramientas políticas que la clase obrera y el pueblo necesitan para llevar adelante la confrontación contra la clase dominante.

No obstante ello, el fenómeno electoral está desarrollándose y debe ser denunciado en los aspectos antes señalados, contraponiendo una política de clase concreta frente a él, que avanza por el camino de las más variadas formas que la clase trabajadora elija para su impugnación, por vía de campañas por el no voto, anulación del voto, o voto en blanco, llamando a construir frentes de acción política con ese objetivo concreto, dentro del contexto más general de las acciones de clase que los trabajadores desenvuelven a diario en su lucha abierta contra el orden burgués, en confrontación de clase contra clase.

Los trabajadores no necesitan una opción electoral nacida del menú de candidatos que ofrece esa herramienta de dominación que hoy implican las elecciones. Lo que les resulta imperioso es la construcción orgánica de la opción revolucionaria que nunca podrá surgir siguiendo los cronogramas electorales del sistema, sino del enfrentamiento abierto contra el enemigo de clase en las calles.

Las intenciones de hacer converger el movimiento de luchas y enfrentamiento actual en los procesos electorales reproducen y legitiman la quebrantada representatividad del sistema burgués, cuando lo que se necesita es ampliar y desarrollar las herramientas de la política obrera con su propio proyecto, con organización y, fundamentalmente, con protagonismo que amplíe la práctica de democracia directa que se vienen realizando por abajo en abierta confrontación de la democracia representativa.