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MASSA CONVOCA A LA BIBLIA EN SU APOYO. EL REFORMISMO SE REFUGIA EN LAS BIBLIOTECAS

Si la clase dominante perdió el consenso, es decir, no es más dirigente, sino únicamente dominante, detentadora de la pura fuerza coercitiva, eso significa precisamente que las grandes masas se desprendieron de las ideologías tradicionales, no creen más en lo que antes creían, etc. La crisis consiste precisamente en el hecho de que lo viejo muere y lo nuevo no puede nacer: En ese interregno se observan los más variados síntomas mórbidos (Antonio Gramsci, Cuadernos de la Cárcel)

Esta tesis  de Gramsci  avanzó de forma progresiva en los sitios de internet durante el largo tiempo transcurrido  con emergencia de apariencia en  realidad ,de todo el entramado fraudulento y farsesco que la burguesía , en tanto clase dominante impuso desde el Estado a la clase trabajadora obligándola a participar en internas partidarias cuando la mayoría de los trabajadores no pertenecen orgánicamente a partido alguno, para operar una selección de candidatos dirigida y limitadora, para luego atiborrar con propaganda mercantiliza dora del espacio político en ocasión de la primer vuelta ,cuyo resultado se altera al día siguiente del escrutinio por reformulación fáctica de las alianzas dirigidas a la verdadera situación concreta de definir un conflicto Inter burgués por el voto generalizado en un ballotage que dé al ganador legitimación por un aparente consenso de las masas en aras de hacer real un plan sistemático e integral de medidas de política económica que no tiene otro propósito que superar en favor de los intereses de quienes detentan el poder económico la crisis de reproducción social del capital en la que transitamos .

En muchos casos se la utilizó por fuera de quien la produjera con estructura de ideología, es decir, para presentar como cierto lo carente de ese valor, con lo que lejos de despejar la bruma de la acción cultural de la clase explotadora, contribuyó en hacerla aún más espesa.

Sin embargo, con el avance del proceso farsesco su presencia adquiere otro significado particularmente en cuanto tiene que ver con la presencia cierta y constatable de “los más variados síntomas mórbidos” …

Los simuladores y facilitadores de los oportunismos de toda laya , acudieron a la cita para referirse a uno de los candidatos centrando en su presunta monstruosidad y los presagios de cataclismos sociales apocalípticos de ser el vencedor en la pretendida puja,   a la vez que sudando pánico democratizante llamaron de una u otra manera a aferrarse al restante  oferente de sonrisa permanente y facha de serio vendedor de autos usados”, reconociéndolo como una suerte de “dibu Martínez “ frente al delantero francés  Kolo Muani, en un episodio más de la lógica dogmática propia de la cultura peronista del todo o nada. De salvadores de un pueblo siempre víctima, que luego pasaran sus abultados “honorarios” por los servicios prestados.

El tiempo transcurrido, sin embargo, también deja ver esa maniobra y su propósito de unificación burguesa a la que se convoca institucionalmente con empleo de la constitución a la clase trabajadora para que sea parte de esta necesaria refundación burguesa del Estado, sobre la base necesaria e imprescindible de la profundización de la explotación y la opresión.

 Es eso y no otra cosa lo que presenta la lucha de clases, donde los obreros, los trabajadores, los desocupados, nos presentan en estadio ajeno donde hace valer su localía con todas sus armas opresivas la burguesía.

No fue la clase trabajadora en sí, la que definió ese contexto del conflicto social, durante largos años, todos los factores de esa contienda en lo que se refiere al espacio subjetivo, esto es, partidos, grupos políticos, sindicatos, organizaciones sociales de quienes sobreviven en la economía informal instrumentaron sus esfuerzos orientados al espacio parlamentario, las políticas de derechos subjetivos reclamados al poder burgués y su herramienta electoral. Con ese resultado puesto “la AFA” no tuvo otra cosa que decir cómo se realizaba el “partido final” y dónde, para lo cual seleccionó el escenario más pomposo al que nutrió de fuegos artificiales por vía de presuntos debates.

Con ese déficit, con esa aceptación subyugante de abandonar las calles, las asambleas, enfundar las huelgas y las movilizaciones, la clase trabajadora es ahora convocada a un aporte cómplice disfrazado de derecho cívico y uso de una libertad democrática.

Nada de eso tiene acercamiento certero a la verdad, que luce tan oscura, que su luminosidad opaca aún parece bastar para pretender que los trabajadores no emerjan de la caverna en la que los han puesto sus dirigencias burocratizadas y sigan viendo sombras en una pared pensando que son seres reales.

Una de esas sombras lo es sin duda la tentativa de resucitar el sepultado discurso  Alfonsinista  en Sergio Massa ubicando a ambos como parte de un contrato social democrático al que de forma  uniforme y sin presencia de clases sociales todos habríamos suscripto para la eternidad,  presentando en  reverso a Milei como Herminio Iglesias , ocultando el paso del tiempo, las frustraciones de más de 40 años de decadencia social y el agotamiento del orden social capitalista donde se pretende replantar el “árbol de la vida” fetichistamente corporizado en la “constitucionalidad , el Estado republicano y la forma democrática representativa de gobierno”.

Si fuera necesario expresar lo, dicho de otra manera, deberíamos insistir en la presencia objetiva de una operación política con múltiples matices e instrumentos para dejar atónitos a los más honestos observadores de modo tal de ubicar su entendimiento en la sorpresa, el asombro o el desconcierto frete a algo poco habitual que emergió de la nada con signos de locura aparente que avanza sobre el todo social en forma tal que las mayorías no comprenden lo que pasa ni sabe cómo reaccionar.

Ese estado de perplejidad se soluciona, según el artefacto político en juego y como sucede en todas las fases de nuestra existencia en una sociedad estructurada para la reproducción generalizada de mercancías con otra mercancía hábilmente producida que se llama Sergio Massa y la unidad nacional, tantas veces manoseada. Ese fetiche predispuesto por fuera de la clase trabajadora, para y por designio del poder burgués viene hoy vestido de “democracia” prometiendo “otro mundo es posible” y para ello hay que matar al monstruo al que alguna desprevenida llamó Gatito Mimoso del poder.

Massa, Unión por la Patria, la consigna de llamar a la Unidad Nacional son el fetiche que pretende recuperar la república democrática como consenso para que desde ahí, pueda bajar un plan de estabilización como lo hizo Sourrouille con el plan austral en la gestión Alfonsín o Cavallo con la convertibilidad con Menem, ambos finalizados en catástrofes sociales con pérdidas de vidas humanas en las filas de los trabajadores o más cercano en el tiempo, el plan de estabilización de Duhalde, Jorge Luis Remes Lenicov, Lavagna y Kirchner, con el que se confiscaron los ahorros de todos los hoy llamados a la “unidad”

Si se despeja el humo, se verá con nitidez que la realidad da referencias de otros elementos que aunados conducen a la observación de una fuerte tendencia a la desintegración de todo presunto pacto preexistente entre las clases sociales que haya podido tener lugar en función de la salida concertada de la dictadura cívico militar a la democracia formal. Lo que sucede finalmente es que ese discurso tapa rabos que incluye además el relato de los dos demonios y la apología de la táctica de políticas de asignación de derechos subjetivos a los individuos como tales a partir de considerárselos declarativamente como sujetos jurídicos, abarcativo de lo que puede llamarse “ilusiones democráticas” sale a la luz, mostrando su condición cadavérica.” La tradición de todas las generaciones muertas oprime como una pesadilla el cerebro de los vivos. Y cuando éstos aparentan dedicarse precisamente a transformarse y a transformar las cosas, a crear algo nunca visto, en estas épocas de crisis revolucionaria es precisamente cuando conjuran temerosos en su auxilio los espíritus del pasado, toman prestados sus nombres, sus consignas de guerra, su ropaje, para, con este disfraz de vejez venerable y este lenguaje prestado, representar la nueva escena de la historia universal.” (El dieciocho brumario de Luis Bonaparte. Cap. I. Carlos Marx)

Ocurre que el intento por establecer una forma racional de sociedad, bajo los paradigmas del igualitarismo formal ante la ley, la libertad y la fraternidad, objetivos específicos de la revolución democrática que vinieron empaquetados en el discurso alfonsinista no tuvieron realidad por la prevalencia del atraso productivo y el retardo que nuestra sociedad tuvo para conformarse como Estado nacional acaudillado por la burguesía en el concierto capitalista mundial. El alfonsinismo en ningún caso implicó una revolución burguesa democrática emergente por vía de la caída del régimen genocida cívico-militar que lo precedió, sino que se limito a su reproducción por otras formas, con sustento jurídico en el constitucionalismo y el fetiche del Estado de Derecho.

Esa ficción convertida luego en ideología dominante por ampliación del objetivo a través de su discurrir mediático, apeló como no podía ser de otra manera a la noción jurídica del contrato social centrado en el rescate a rajatabla de la forma de gobierno contenida bajo el título democracia representativa, que sirve para educar, dar trabajo, permitir acceso a vivienda digna y prestaciones de salud.

Ni el alfonsinismo antes, ni el massismo patriotero hoy pueden consolidar una revolución democrática, porque un orden de vida libre y racional como el que supo hacer emerger al capitalismo desde la burguesía constituida constituida como clase dominante declarando principios, derechos y libertades resulta inviable a nuestra estructura social productiva de capitalismo tardío.

Teniendo en cuenta esta premisa que tiene demostración histórica y que se nos exhibe con esencia de realidad en nuestro caótico y miserable presente, es necesario decir que Massa ha sido posicionado por el poder que gesta su emprendimiento propagandístico, como una suerte abogado defensor de la sociedad para lo cual está sin distinción de clases debe unírsele para vencer al “León con alas de águila” apocalíptico representado por el restante candidato. En igual sentido, el ballotage puede significar el Armagedón de nuestra actualidad, en tanto lugar en el que se supone que se librará la batalla entre el bien y el mal en los últimos días del mundo.

Toda ficción desaparece ante la verdad y todas las extravagancias caen frente a la materialidad hecha razón. “A menos que el hombre posea conceptos y principios de pensamiento que denoten condiciones y normas universalmente válidas, su pensamiento no puede reclamar el gobierno de la realidad.” (Hegel. Fenomenología del Espíritu, pág. 19)

Hay un plano donde la ideologización de lo real en la que se embarca Massa y todo su aparato publicitario buscando vender la defensa de la revolución burguesa nunca realizada en nuestro país, es el uso oportunista de la posibilidad del regreso de prácticas genocidas que atribuye exclusivamente a la dictadura cívico-militar ocultando que las mismas operaban ya en el régimen “democrático” de Perón, Isabel Martines y López Rega, y diciendo que con la acción de su presunto rival en el ballotage existe el riesgo de la reanudación de esas prácticas.

En ese sentido habrá que tener presente para entender la magnitud de la maniobra massista que , sin dejar de fustigar la reinstalación de la cuestión relativa a las acciones de poder exterminador asumidas por las administraciones previas al régimen Alfonsinista, en los más de cuarenta años que lleva ese constitucionalismo , se han producido mas de 200 desapariciones, siendo víctima de tales prácticas de exterminio y reproducción de poder , en gran mayoría, sectores juveniles desplazados de la producción y en situación de vulnerabilidad social . Todos los presidentes desde 1983 hasta la fecha tienen responsabilidad por muertos por violencia estatal y desaparecidos, sin hablar de la cotidianeidad de la tortura, las vejaciones y apremios ilegales en las dependencias de las agencias represivas sobre las personas privadas de libertad.

Esa situación objetiva no puede ser leída a más de 40 años como un resabio indeseado de la dictadura cívico militar y sus prácticas genocidas. Es claro que lo dado en materia represiva y empleo de la violencia por las agencias represivas del Estado es la continuidad por otras formas del carácter de clase del Estado y el imperio de su violencia como forma de facilitar la reproducción capitalista y sobrellevar los signos de desigualdades sociales que de ella emergen bajo el rostro de la pobreza y la indigencia de los explotados y oprimidos.

Los amigos de última hora de Massa dicen haber aceptado esa relación como “mal menor” pero en realidad revelan que se encuentran afectados por el miedo que le corresponde a todo reformista democratizante cuando las clases en luchas se convocan en una nueva faceta crítica del capital.

Alguno de estos inesperados compañeros de ruta del Massismo se abroquelan como si se tratara de una barricada o una trinchera en las bibliotecas populares o en los clubes de barrio y desde allí, con asombrosa decadencia dicen que siempre han cumplido un rol de preservación de la cultura universal, de la memoria colectiva. Que en ese sentido No son sólo un archivo, una colección, sino espacios en los que proponen sentidos para la vida personal y comunitaria. Espacios de cuidado, creación y recreación de la memoria colectiva.

Sin dejar de ver el rol reproductor que una biblioteca “popular” cumple respecto de la cultura dominante, su gestión nunca puede ser un espacio de cuidado de la “memoria colectiva” porque justamente eso a lo que se alude no es único ni de manera alguna requiere su cristalización en forma de merecer un específico cuidado. Son muchas las memorias posibles, en todo caso de lo que se trata es de entender que los trabajadores se emancipan por ellos mismos, sin mediciones ni esquemas de representación nunca probados, y ellos se ocupan de construir, reproducir y gestar su propia memoria,

Es el empleo de las bibliotecas populares como medio de difusión de un mensaje en post de acompañar al autoproclamado defensor de una republica burguesa democrática que se consolida con la sola existencia de las apariencias y nunca en la concesión de sus paradigmas lo que da cuenta por otra vía de la decadencia del democratísimo reformista y sus casas de papel que vuelan ante la primera brisa en contra.

Estos sectores  ocultan deliberadamente bajo la defensa sin restricciones del régimen burgués republicano supuesta amenazado por un sector de la clase dominante gestante de esa orden social , es que , lo que se conoce eufemísticamente como “giro punitivo” que sería propiciado por el enemigo electoral construido , es un factor específico  en el que habría entrado nuestra sociedad,  por el propio desarrollo de sus contradicciones objetivas que está signado por el crecimiento  generalizado de políticas basadas en estrategias excluyentes y estigmatizantes  como lo es, la multiplicación de los estereotipos de alteridad mediáticamente producidos , la instalación del paradigma de guerra contra el delito, el incremento exponencial de la tasa de encarcelamientos y la vulneración de los resguardos que se siguen de la presunta garantía del debido proceso de enjuiciamiento.

Estos sectores compañeros de ruta, como furgón de cola del poder burgués, ideológicamente niegan que desde la igualdad formal se consagra la desigualdad real. Ocultan y por esa vía niegan, que en el campo específico de la acción de las agencias represivas del Estado y la jurisdicción penal no es la encarnación de una forma jurídica abstracta con atributos mágicos, sino un arma inmediata en la lucha de clases que despliegan explotadores sobre explotados, con mediación de violencia legal encarnada en la república burguesa.

En definitiva, niegan el carácter de clase que está ínsito en la noción de Estado, y con eso en ningún caso ponen en evidencia la trampa electoral, por lo que terminan siendo funcionales a una de las tácticas trazadas por la burguesía en el poder.

No se puede votar ni por Massa ni por Milei.

Los trabajadores recorremos el camino necesario de trascender nuestra condición de clase en sí, para constituirnos en clase para sí, lo que implica ineludiblemente independizarse de la burguesía en todos los terrenos. No caer en las trampas que presenta el sistema queriendo hacer creer que elegimos bien eligiendo a nuestro verdugo.

Las bibliotecas populares deben dotarse de herramientas organizativas y programáticas que le permita ser un eslabón de colaboración educativa en ese proceso dialéctico de tránsito de la clase en sí a clase para sí, en la medida en que el sujeto que así se perfile se suma a la lucha por nuestro propio régimen político, para terminar con la dictadura del capital que hoy tiene la forma de democracia burguesa.

Esta política nos permite estar con los puños en alto sabiendo que tenemos un enemigo de clase enfrente, al que debemos derrotar y al que nunca podemos tributarle nuestro propio esfuerzo militante.

Sabemos muy bien que las políticas que se atribuyen a Milei ya se aplican. Prácticamente no hay asambleas en la mayoría de los gremios, los delegados y activistas son perseguidos, no hay democracia sindical. Miles de activistas siguen procesados. Los patrones con auxilio de los gobiernos han encontrado las formas para precarizar el trabajo, de no pagar cargas sociales. Ha avanzado la saludy la educación privada a costa del sistema público que va siendo desfinanciado. Los movimientos de desocupados más combativos son amenazados todo el tiempo, les quitan derechos, no les envían comida a los comedores. Los poderes del Estado permiten toda clase de maniobras de los especuladores, las operaciones de los medios de comunicación, avanzan con la reivindicación de la dictadura y sus crímenes con toda impunidad.

Este avance de la “derecha” sobre nuestros derechos ocurre desde hace mucho tiempo ante la parálisis delas organizaciones sindicales cooptadas por el gobierno.

Estas políticas se derrotan en las calles, con los métodos propios de la clase obrera, nunca en las urnas. Esta es la base para la unidad de todos los trabajadores por encimade sus diferencias políticas.

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