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Nuevo Curso

¿QUE SIGNIFICA LIBERTAD Y CAMBIO PARA LOS TRABAJADORES?

NUEVO CURSO

No debe andar el mundo con el amor descalzo
enarbolando un diario como un ala en la mano
trepándose a los trenes, canjeándonos la risa,
golpeándonos el pecho con un ala cansada
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ARMANDO TEJADA GOMEZ

El estado no deja de causar cada vez más graves irracionalidades …Cuando la crítica lucha contra el estado de cosas la crítica no es la pasión del cerebro, sino el cerebro de la pasión. No es un bisturí, es un arma. Su objetivo es su enemigo, al que desea, no refutar, sino aniquilar “” No basta con que el pensamiento empuje a la realización; la realización misma debe presionar hacia el pensamiento” (Carlos Marx. Crítica de la filosofía del derecho de Hegel

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Las circunstancias políticas en las que nos vemos envueltos, por fuera de las contingencias cotidianas y los accidentes puntuales que surgen de la difusión mediática de operaciones destinadas a conformar sentido en los haceres y reproducir EL dominio cultural de clase de la burguesía, dejan ver que todo lo hecho en ese contexto gira en derredor de dos conceptos:  Libertad y cambio.

Parece incluso, que la determinación de voluntad que traduce la participación impuesta a la población por vía electoral, tuviese aptitud para mostrar esas dos líneas directrices en los anhelos de los sufragantes. De hecho, quienes terminan haciéndose de los aparatos del poder formal, parecen haber acertado en esas directrices pues el eje de sus campañas se ubicó en torno de ambas ideas.  

Pero, debemos preguntarnos, como es propio de toda abstracción ¿De qué cambio estamos hablando, y a qué libertad aludimos?

Si se quiere y visto de esa manera, quienes se ubican en las antípodas ideológicas, también frecuentan esa estructura de pensamiento en cuanto se refiere a los resultados propuestos. Basta recordar en ese sentido que se afirma:

 «Los filósofos no han hecho sino interpretar al mundo de distintas maneras; de lo que se trata es de cambiarlo». (Marx, Karl, 11ª tesis sobre Feuerbach) “

Y también:

Que la emancipación de los trabajadores debe ser obra de ellos mismos, que sus esfuerzos por conquistar su emancipación no deben tender a constituir nuevos privilegios, sino a establecer para todos los mismos derechos y los mismos deberes.

Que el sometimiento del trabajador al capital es la fuente de toda servidumbre: moral, política material. Que, por esta razón, la emancipación económica de los trabajadores es el gran objetivo al que debe ser subordinado todo movimiento político.

Que todos los esfuerzos realizados hasta aquí han fracasado por falta de solidaridad entre los obreros de las diversas profesiones en cada país, y de una unión fraternal entre los trabajadores de diversas regiones”. (Manifiesto fundacional de la Primera Internacional, 1864).

Se advierte entonces, que dirimir estas cuestiones están en la base de cualquier actividad política y que su omisión por bien intencionada que fuese, nace con una falencia que deriva otras de igual tenor.

Tener en claro los contenidos específicos de las palabras cambio y libertad, es una suerte de cimiento ideológico para cualquier construcción concreta de lo nuevo y su puja por adquirir el ser desde la propia concepción materialista de la relación entre la teoría y la práctica, del pasaje de lo latente a lo manifiesto.

Por estas premisas, parece necesario asimilar una cuestión de método imprescindible. No se llega a un conocimiento certero del fenómeno social por la falsedad ínsita en la ideología proyectada por la clase dominante, sino tomar por punto de partida las prácticas sociales efectivas y tratar de ubicar el mecanismo de su producción y funcionamiento que no se hace consciente en los trabajadores por el sólo hecho de serlo

Determinar que contienen los discursos cuando se habla reiterada y recurrentemente de cambio y libertad, desde la perspectiva de los intereses históricos de los trabajadores es aceptar la lucha abierta contra las instituciones, contra las ideologías que las sostienen. Ir más allá del adversario, pero también superar a los propios combatientes y a su discurso devaluado en mera fraseología.

El modo  o la forma con la que se organizarse la producción social, tienen inmediato y contemporáneo relato en forma jurídica de ley en forma tal que su apartamiento por conducta humana que le cuestione de alguna manera reciba la sanción que la norma contempla , porque esta es la propia esencia de la ley , su imperio y el órgano predispuesto para ejercer ese imperio, emergente de la existencia previa del Estado, también nacido de una formulación jurídica superior que es la Constitución Nacional y el desenvolvimiento material de una población conformada en una nacionalidad cultural.

Es por esta circunstancia que el modo de producción social de bienes y servicios que se orientan a satisfacer necesidades básicas y culturales del hombre, parte de las relaciones de dependencia entre individuos aislados, que se vinculan al otro con ese objetivo consciente o inconsciente.

Es verificable entonces que conformamos una sociedad de individuos libres, donde el trabajo social se realiza de manera privada en el espacio de la sociedad civil, donde los vínculos son mediados por el Estado gestado desde esa misma sociedad, que en ningún caso se coloca por encima de esta sino que opera en esta sin finalidad autónoma sino perfilado por la clase social dominante en esa organización productiva, que en nuestro momento histórico es la que componen los propietarios de los medios de producción y como tal se apropia del valor gestado por los trabajadores en ese mismo desenvolvimiento productivo.

 Esto quiere decir que la conciencia libre que organiza cada unidad del trabajo de la sociedad se encuentra privado de controlar sus propias potencias sociales. Estas potencias se le presentan invertidas como el poder social que impone sobre ella su producto las mercancías y con ellas el capital, que corporiza la capacidad para poner en marcha automáticamente la organización general del trabajo social con el objeto inmediato de producir más de sí mismo.

Por lo tanto, la conciencia libre se encuentra determinada como la personificación necesaria de este poder social ajeno a ella, que le pertenece a su producto y la domina.

Así las cosas y siguiendo este derrotero de la idea, en necesario advertir como premisa que, en el modo de producción capitalista, la conciencia libre del individuo, a la que apela toda la construcción libertataria y el liberalismo en general no es en ningún caso un arbitrio sin determinación genética y reproducida como estos la visualizan y difunden, sino la forma de la conciencia enajenada en el capital que configura al sujeto trabajador en sí.

El hombre lo que busca y debe buscar necesariamente, es su verdadera realidad. No es en ningún caso un ser abstracto ubicado fuera del mundo como lo exhibe la ideología del orden social capitalista. En igual sentido, el Estado es un producto de la violencia histórica que ejercen los que poseen sobre quienes no tienen otro recurso para sobrevivir y hacer sobrevivir a los suyos, que vender cotidianamente su fuerza de trabajo.

Dicho, en otros términos. Quien no tiene otra fuente de satisfacción de necesidades que la venta de sus habilidades individuales logrando  ubicarla dentro de un proceso productivo como fuerza de trabajo en relación con otros objetos predispuestos para tal fin, se ve empujado constantemente a desarrollar la capacidad para controlar conscientemente su propia organización individual como sujeto , teniendo al mismo tiempo por objeto inmediato la multiplicación de la capacidad para organizar automáticamente la vida social a espaldas de sí mismo a través de la producción de plusvalía enmarcado por el proceso objetivo y ajeno de la acumulación del capital.

El límite absoluto al desarrollo capitalista de las fuerzas productivas de la sociedad reside en esta negación del dominio pleno sobre las propias potencias del trabajo social en el obrero consciente de sí.

 Por lo tanto, y por fuera de la interpretación simplista de la expresión fuerzas productivas y su desarrollo leído únicamente por su crecimiento o agotamiento reside en la mutilación que estas le terminan imponiendo por sí mismas a la conciencia libre del trabajador su determinación como forma de existencia en una conciencia enajenada por su alienación en el fetiche mercantil.

 La superación de esta barrera significa comprender que laconciencia y con ella el sujeto, solo es libre si ese resultado es un emergente superador de la previa conciencia enajenada en la que el trabajador existe dentro del orden social capitalista. No es un producto impuesto desde fuera por la forma jurídica que pretenda consagrarla sino una transformación emergente de la transformación consciente del orden social donde se genera y reproduce el capital.

De esta forma la emancipación de los trabajadores, la libertad tantas veces prometida y anhelada, implica necesariamente la aniquilación del trabajo privado como modo de organizarse el trabajo social, dando curso a la organización consciente general de este trabajo en otras formas que excluyan en sí, al proceso de alienación del sujeto en la mercancía dentro de la generación de valor y de reproducción del capital.

 En otras palabras, cambiar al mundo significa transformar la libertad humana, de manera tal en que deje de consistir en estar sometido al dominio personal de otros y del Estado, a través de las formas jurídicas por estar sometido al dominio de las potencias sociales del producto del propio trabajo

Cambiar el mundo es hacer consciente desde quienes trabajan y no tienen propiedad alguna, que no debemos estar sometidos al dominio de otro, sino que debemos dominar nuestra existencia con el otro eliminando la propiedad privada de los medios de producción y la mediación estatal dentro de nuestros vínculos concretos al interior de la sociedad civil.  Cambiar el mudo es comprender que la emancipación, la liberación de la subjetividad para ser hombre y no objeto opera solamente si se tiene el dominio objetivo pleno sobre el propio trabajo individual como órgano del trabajo social.

Hay en los elementos del fenómeno político en nuestro país, una contienda que ya no pasa por la trama de las publicaciones críticas, una definición nueva de las relaciones entre el pensamiento y la realidad histórica, entre las ideas y las actividades concretas orientadas por esas ideas.

El procedimiento fraudulento latente en el discurso de los empleados del poder económico concentrado, esconde que su república democrática, constitucionalmente impuesta a la clase trabajadora, depende de una conjunción histórica concreta y en sentido inverso se presenta como un rasgo eterno y universal de la condición humana. El interés de la burguesía se disfraza por este mecanismo ideológico de interés humano universal cuando la universalidad es precisamente su fundamental carencia que encubre la desigualdad social que nace de su matriz, la relación capital-trabajo.

La filosofía solo puede traducirse en lo real mediante la supresión del proletariado y el proletariado solo puede suprimirse cuando la filosofía se convierta en realidad. “Cuando el proletariado anuncia la disolución de todo el orden hasta ahora existente, expresa sólo el secreto de su ser, puesto que éste es la disolución práctica de aquel orden de cosas. Cuando el proletariado quiere la negación de la pro- piedad privada, sólo eleva como principio de la sociedad lo que ya la sociedad ha elevado como su principio, lo que en él sin su cooperación está ya personificado como resultado negativo de la sociedad. (Carlos Marx “Crítica de la filosofía del derecho de Hegel)