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Nuevo Curso

AUN ES UN DÍA LUMINOSO

Compañeros míos

yo cumplo mi papel

luchando

con lo mejor que tengo.

Qué lástima que tuviera

vida tan pequeña,

para tragedia tan grande

y para tanto trabajo

OTTO RENÉ CASTILLO

Por la calle voy hilando el collar de mi pasión
Por la calle voy contando las monedas de mi amor
Por la calle voy buscando la humedad de la razón
Por la calle voy tirando la envoltura del dolor

Amparo Ochoa “jugar a la vida”

En este enero 2024 argentino, nuestra condición de trabajadores es un factor decisivo de la existencia en clave de dominación opresiva y en un mismo tiempo el fundamento de la acción emancipadora necesaria a ese contradictorio emergente de una sociedad que produce en abundancia y legaliza la apropiación de poco colocando en pobreza y miseria a los restantes en forma tendencialmente creciente.

La condición de trabajador se proyecta desde la pregunta por el hombre, abandonando la pura especulación sobre el sujeto abstracto para realizarla en el hombre genérico concreto que sobrevive en un escenario objetivo de opresión y explotación de clase que los dominantes procuran que se consensue en forma pacífica por vía de los aparatos y dispositivos culturales más diversos que llevan incluso a que por extensión y en un determinado momento de vacío de ideas artificialmente estructurado , se tomen opciones y determinaciones voluntarias que son incluso contrarias enfáticamente a los más elementales intereses de esos trabajadores y aún más de quienes siéndolo por posicionamiento objetivo, carecen de empleo en forma concreta, sobreviviendo en los márgenes de la indigencia y el asistencialismo de signo caritativo .

En el Manifiesto comunista Marx plantea que el salario está a nivel de subsistencia, y que la situación de la clase obrera tiende al pauperismo. “El precio medio del trabajo asalariado es el mínimo del salario, es decir, la suma de los medios de subsistencia necesarios para conservar al obrero vivo como tal”. “… el trabajador moderno, en lugar de elevarse con el progreso de la industria, se sumerge cada vez más profundamente por debajo de las condiciones de su propia clase. El trabajador se convierte en pauper, y el pauperismo se desarrolla aún con mayor rapidez que la población y la riqueza

Más acá en el tiempo y parados en nuestro siglo también podemos citar a Marx para decir con esa fuente que, los cambios de la productividad del trabajo, que puedan exhibirse o pensarse hacen a la vez que si pueda acrecentarse simultáneamente la plusvalía y la masa de medios de consumo que van a los asalariados en la oferta de mercancía a la que se encuentran alienados. Es desde ahí que tenemos que ver que el valor de los medios de subsistencia fisiológicamente necesarios de los que habla en el Manifiesto solo determina el límite inferior del valor de la fuerza de trabajo haciendo que la pobreza hoy deba ser medida desde ese parámetro y que todos admitan ubicar a la indigencia por debajo de ese parámetro.

La base del discurso político dominante que nace de la gestión Milei apunta a exhibir un nuevo proceso de acumulación capitalista territorial donde se superan las trabas de reproducción del capital y las consecuencias negativas que puedan emerger para algunos sectores de la burguesía, por vía de la explotación intensiva de la fuerza de trabajo y la baja tendencial significativa del salario real. Con esa herramienta es que se ilumina la salida de la oscuridad para los burgueses y algunos colectivos humanos ubicados en los sectores medios de la sociedad que ideologizados se espejan en aquellos.

Está claro entonces que esa luz no ilumina el sendero de los trabajadores, quienes estamos obligados no por opción o determinación sino por imperativo de sobrevivencia como clase emancipadora, a dar batalla a la materialización de ese sendero al abismo que proporciona la política burguesa.

Los cambios históricos da cuenta de que las relaciones de producción capitalistas ya interfieren  en el avance de las fuerzas productivas, pues limitan la ampliación y apropiación colectiva de la riqueza producida e imponen por efecto de la apropiación individual del producto social por unos pocos , la escasez, las carencias , mediante el diseño de dispositivos tendientes a perpetuar la situación de pobreza de altos porcentajes de la clase social que no cuenta con otra herramienta que la venta de su fuerza de trabajo.

Con estos parámetros , frecuentemente olvidados , por quienes solamente visualizan lo real desde un discurso y un posicionamiento ético que pretende en última instancia avanzar hacia un capitalismo “bueno y distributivo” , horrorizados por los embates ideológicos de la actual gestión política del poder político contra la justicia social y la premisa según la cual donde hay una necesidad nace el derecho a reclamar su satisfacción por vía de mediación o acción directa del Estado, carece de sentido político transformador.

Dicho, en otros términos, desde los textos escritos por Marx, no tiene mucho sentido apelar a un concepto de justicia que tenga como base la “igualdad de derechos” o “el reparto equitativo”, por cuanto ambas son construcciones categoriales ideológicas, jurídicas y tópicos que suponen verdades que rebasan el plano de lo histórico.

 En La ideología alemana y el Manifiesto comunista se indica que conceptos como “justicia”, “ley” o “libertad” son “formas de conciencia”, que corresponden a los intereses de la clase dominante de una época, por lo que no poseen una existencia propia, sino que se encuentran sujetos a las relaciones de producción e intercambio imperantes. De esta manera estos  conceptos  por construcción de falsa conciencia dan  la impresión de ser inmanente y trascendentes a cualquier circunstancia histórica y a las relaciones de producción específicas y concretas de ese momento histórico, contrastando con la materialidad de la existencia humana que da cuenta en su desarrollo en el tiempo que el contenido de términos como lo justo o el derecho tienen  significados  que cambian a lo largo de los siglos— por el hecho de que son “formas comunes de conciencia” que han estado presentes en la historia, la cual ha sido una historia de luchas entre clases opresoras y oprimidas. Ambos, derecho y justicia, son el reflejo de la explotación y solo pueden desaparecer cuando se erradique el antagonismo de clases. La revolución socialista es en tal sentido, la ruptura más radical con las relaciones de propiedad tradicionales que rompe precisamente con los parámetros reformistas de base jurídica o ideologizada. con las ideas tradicionales.

En definitiva, lo que parece olvidarse o lo que se oculta tras el rostro de la lucha por derechos y justicia, es que una crítica radical al capitalismo, que invoque un concepto normativo de justicia distributiva, fracasa en su empeño, puesto que la distribución puede ser considerada como “justa” si responde plenamente al modo de producción imperante. Esta en esto, el trazado diferencial del límite entre la revolución y el populismo o el reformismo.

Es significativo fijar este criterio dentro de los objetivos militantes, porque es a partir de esta comprobación objetiva y este razonamiento en que toma cuerpo como necesidad y no como alternativa, la imposición social y política de la transformación, superación del orden social capitalista. Dice Marx al respecto en la Crítica al programa de Gotha que “¿Qué es ̔ reparto equitativo̕? ¿No afirman los burgueses que el reparto actual es ̔equitativo̕? ¿Y no es este, en efecto, el único reparto ̔equitativo̕ que cabe, sobre la base del modo actual de producción? ¿Acaso las relaciones económicas son reguladas por los conceptos jurídicos? ¿No surgen, por el contrario, las relaciones jurídicas de las relaciones económicas?

Del mismo modo y siguiendo ese trazo, en “Salario, precio y ganancia” Marx dice ante un grupo de trabajadores que:” Pedir una retribución igual, o simplemente una retribución equitativa, sobre la base del sistema del salariado, es lo mismo que pedir libertad sobre la base de un sistema esclavista. Lo que pudierais reputar justo o equitativo, no hace al caso. El problema está en saber qué es lo necesario e inevitable dentro de un sistema dado de producción.

En definitiva, la categorización de una demanda justa o basada en derechos que tendrían raíces en necesidades es una pretensión con efecto movilizante, pero carente de sustento material al tiempo de medirla con los objetivos transformadores de la sociedad. La justicia, si es que puede hablarse de ella a partir de lo visto hace referencia al equilibrio entre las relaciones de producción y las fuerzas productivas en un modo de producción. Cualquier justificación de esto a partir de criterios éticos y morales es pura ideología y como tal una matriz fundadora de falsa conciencia.

Desde lo dicho es posible sostener que, no es posible actuar en la lucha concreta, sin pensar en el proyecto político de transformación, ya que muchas veces las organizaciones y los individuos plantean cursos de acción sin la pregunta del para qué, sin la pregunta por el proyecto emancipador que se tiene, o lo que es lo mismo, por el nuevo proyecto de sociedad y de relaciones sociales. Sin tener en cuenta esto último no se puede avanzar

Es preciso entonces, mirando en particular hacia el próximo 24 de enero, el acento irreductible sobre la generación, más allá de los matices específicos de la convocatoria a dejar de trabajar y ocupar las calles,  de  una política de clase, autónoma y de lucha, expresada con los medios y organismos de los trabajadores desde donde pueda emerger la organización partidaria en la que la vanguardia de ese proceso despeje la hojarasca democratizante del parlamentarismo reformista y enseñe el camino real a la emancipación del hombre por vía de otro orden social, con fundamento en el valor justicia bajo el principio de contribución:” de cada cual según sus capacidades, a cada cual según sus necesidades

La herramienta propagandística para esta exigencia de justicia es la crítica radical e implacable del orden establecido. Dicha crítica tiene como pasión esencial la indignación y como trabajo central la denuncia Esa herramienta, consiste en “desenmascarar la enajenación de cada uno de nosotros como trabajadores, en sí mismo, en sus formas profanas, después de que haya sido desenmascarada la figura santificada de la enajenación del hombre por sí mismo” (Carlos Marx Introducción a la crítica de la filosofía del derecho de Hegel ).La creación de kuna sociedad nueva Esla única posibilidad de arrancar al hombre e su deshumanización existencial .Uno de los objetivos centrales es la abolición del trabajo alienado. “Quienquiera que para organizar el trabajo acuda a los conceptos de poder y de capital, miente; porque no hay más organización del trabajo que la supresión del capital y ese poder.” (Proudhom José Pedro. Sistema de contradicciones económicas. Pág. 310). La revolución es lo que aparece como verdadera supresión de la alienación, como el acto real de su supresión.

Aun es un día luminoso, pero pronto oscurecerá, mientras es de día, vayamos por lo nuestro, marchemos y dejemos muestra de nuestro posicionamiento prioritario en la sociedad, abandonando nuestras tareas y mostrando la huelga como nuestra mejor poesía emancipatoria.

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