Del  democratísimo formal y el parlamentarismo estéril al socialismo revolucionario. El rol del Estado en el centro de la lucha de clases.

Probablemente si te acercas a la lectura de este texto, fuiste uno de los que decidió ir a pisar las calles nuevamente. Uno que como nosotros volvió  con la garganta seca de gritar, bajo los efectos del sol intenso y haciendo lo posible por encontrar como retornar.  Todos también probablemente emprendimos esa vuelta con más preguntas que respuestas.

Escuchamos por parte de los dirigentes de los organismos sindicales un discurso que no plantea concretamente ninguna continuidad de lucha centrado en objeciones a dos expresiones del Estado, un DNU del ejecutivo y un proyecto de ley que tuvo tratamiento en comisiones y avanza a su tratamiento en el recito de la cámara de Diputados.

Frente a esto se abre la posibilidad del hecho consumado en breve término. Por ese motivo es necesario entender que la cuestión no se agota en las formas jurídicas y en la sanción o no de una ley tal como fue enviada en el proyecto o modificada cosméticamente. La cuestión es estructuralmente política centrada en la impugnación del régimen burgués, y su Estado , por lo que no puede detenerse en lo coyuntural. Lo contrario sería avalar solamente la negación de las acciones de Milei-Macri,  que reduciría la cuestión a un simple “no innovar”, con retorno a lo dado en la gestión Fernández y nunca avanzar hacia la superación del orden social capitalista, que implica explotación y opresión de la clase trabajadora.

A partir de 1840, y en los próximos años de  esa década , Marx pone en debate el carácter de la relación establecida entre el Estado y la sociedad civil. Es ese un aspecto central para la superación de la filosofía hegeliana , que  consideran al Estado como la institución superior a todas las demás, y cuya función consiste en mantener y defender el dominio y explotación de las clases, definición que aparece en el Manifiesto Comunista de 1848 donde se afirma que el poder ejecutivo del Estado moderno es “un comité para administrar los asuntos comunes de toda la burguesía

En la “ideología alemana”, ya  durante el año 1846, se sienta la premisa relativa a que  el desarrollo histórico de las fuerzas productivas, la división del trabajo y las formas de la propiedad, junto con la formación de diferentes clases sociales son las bases reales de la conformación de la sociedad civil, dentro de la cual opera la medicación de la institucionalidad estatal, no como estructura superior que ilumina esa sociedad, sino como el factor que le da una conformación específica , normativizada por leyes de la dominación en ella de una clase sobre otra.

 Estos ejes conceptuales permiten comprender la sociedad y su existencia como resultante histórico de esas relaciones productiva. Por eso, a partir de ellas  es que se gravita sobre, “los individuos reales, sus acciones y sus condiciones materiales de vida”.

De esa forma “La organización social y el Estado brotan constantemente del proceso de vida de las personas, pero, no como puedan presentarse ante la imaginación propia o ajena, sino tal y como realmente son; es decir, tal y como actúan y como producen materialmente en la vida relacional.

En relación con la división del trabajo y la propiedad privada, todas las luchas se libran dentro del Estado en tanto estructura legal de la sociedad civil . Todo ese aparato normativo conformado con un texto constitucional en su vértice  “no son sino las formas ilusorias bajo las que se ventilan las luchas reales entre las diversas clases” yacentes objetivamente en la estructura productiva. Es por esta situación  que toda clase que aspire a implantar su dominación “tiene que empezar conquistando el poder político, para poder presentar su interés como el interés general,

Los trabajadores tienen un programa objetivo que surge de su misma situación real en la producción , que es liberarse de esa condición por vía de la superación de la relación capital-fuerza de trabajo, eso impone abolir la propiedad privada de los medios de producción y la demolición del Estado donde se consolida la dominación de clase de la burguesía.

Analizando el desarrollo histórico de la propiedad, se establecen un claro vínculo de dependencia entre el Estado moderno y la propiedad privada ya que el prime‐ ro no es más que “la forma de organización a que necesariamente se someten los burgueses, tanto en lo interior como en lo exterior, para la mutua garantía de su propiedad y de sus intereses,  y la funcional dominación que impone sobre el proletariado”

La relación entre Estado y clase dominante es constitutiva del orden social capitalista. El Estado es la forma bajo la que los individuos de una clase dominante hacen valer sus intereses comunes y en la que se condensa toda la sociedad civil de una época, se sigue de aquí que todas las instituciones de la sociedad civil tienen como mediador al Estado y adquieren a través de él una forma política básicamente sostenida en la democracia indirecta representativa.

Si la historia de todas las sociedades ha sido la historia de la lucha de clases y la moderna sociedad burguesa no ha abolido las contradicciones de clase, es en relación a ese eje que aparece el Estado de la burguesía y esa estructura jurídica normativa la que debe necesariamente ser superada y el sujeto de esa tarea es la clase trabajadora.

Esa acción humana se consolida con una actividad que tiene una específica naturaleza, que indica que la solución de los fenómenos de explotación y dominación que padece la clase trabajadora en sí se plantea en el plano de la acción revolucionaria.

Cuando hay una crisis política de esa envergadura es cuando aparece la necesidad de formular un claro planteo de poder. Existe una relación dialéctica entre la crisis política y la intervención radicalizada de las masas.

El peronismo, el kirchnerismo, o cualquier variante que aparezca sólo puede ser superado por la puesta en pie de una dirección revolucionaria que lo derrote y permita a los trabajadores independizarse políticamente. No alcanza con expresiones de deseos. El kirchnerismo trata de preservarse ahora como si no fuera responsable del gobierno de Fernández. A su vez, la política agresiva del imperialismo contra Kirchner para marginarlos de la vida política y de cualquier presencia en el aparato del Estado, los mantiene vivos políticamente ante las masas.

 Los distintos planos de la lucha marcan la importancia del partido de trabajadores con programa socialista revolucionario. ¿qué tipo de revolución hay que hacer? ¿Cuál la alianza de clases? Estos problemas necesitan ser resueltos. No es posible ahorrarnos esta tarea histórica. La clase obrera debe ser dirección, es la única clase revolucionaria de la sociedad porque no tiene ninguna atadura con la gran propiedad y es la protagonista de uno de los polos de la relación capital-fuerza de trabajo.  La clase trabajadora tiene esta tarea que no puede ser asumida por ningún otro sector. Se deben recoger las más importantes contribuciones programáticas, las mejores experiencias de lucha y organización del pasado, recuperando todas las tradiciones y principios para moldear una nueva vanguardia.

Las formas ideológicas que se desprenden de los contenidos y efectos de la acción política emprendida hoy, por la clase trabajadora, buscan colocar la imagen, como discurso autónomo de lo real, por vía del empleo de la lógica binaria “ganamos o perdimos”. Si se compra esa versión ideológica. Si se entra en ese tipo de planteo de corte deportivo, y además se le centra en las cantidades de personas que se movilizaron se incurre en un error. Las transformaciones revolucionarias que requiere necesariamente nuestra estructura social, la agotada sociedad de clases, que impone por la violencia estatal la reproducción de la explotación y la opresión, no es tarea de un día , es una labor paciente que requiere de la organización política gestada desde la espontaneidad de los trabajadores en sí. Lo hecho en la fecha es un hito que puede significar la posibilidad de pasar a un nuevo estadio de la lucha de clases con confrontación directa por la construcción de poder obrero superador del poder burgués.

La cuestión subjetiva y el problema de la dirección de la lucha con su necesaria organización política de la vanguardia se coloca prioritaria y no admite recortes ni atajos de labor parlamentaria de corte reformista. La cuestión no se circunscribe a un paquete legal sino a la impugnación de conjunto del orden social burgués que exhibe signos e agonía como tal.

Los defensores del orden social burgués vigente, asentado en el atraso y la miseria de las grandes mayorías explotadas y oprimidas empujan el país a la quiebra, de la que se comporta como síndicos liquidadores, demuestran el agotamiento de la política burguesa en sus distintas expresiones ya sean neoliberales al estilo Milei  ,populistas progresistas, o reformistas parlamentaristas.

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