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Nuevo Curso

LA CRISIS POLÍTICA Y LA NECESIDAD DE LA POLÍTICA OBRERA

NUEVO CURSO

Cuando el pan no alcanza

 y a todo el que lucha clamando por él no se lo escucha…

Cuando la justicia da vuelta la cara

el humilde sabe que nada lo ampara…

Cuando las razones son tan desoídas

y el sometimiento es un modo de vida…

Cuando el usurero trafica con sangre

y a un cristo de olvido hay procesiones de hambre…

Cuando poco vale paz y mansedumbre

y un hondo silencio se hace muchedumbre…

Cuando la mentira conduce al rebaño

y nos deja guachos con los desengaños…

Cuando nos desgarra con furor y saña el tigre cebado en nuestras entrañas…

Siempre agazapado detrás de la muerte y con su ojo helado mide nuestra suerte…

Cuando con los puños rotos de impotencia uno se ha cansado de tener paciencia y

sale a la calle un grito en la boca llevando en los dientes cuchillos de bronca…

 Con la sangre humillada

la carne vendida

que rebelada agita su clamor de vida .

Cuando no haya cadena para sujetarla será el estallido de la razón humana…»

𝑹𝒂𝒇𝒂𝒆𝒍 𝑨𝒎𝒐𝒓

Lo más exacto es decir que la situación es prerrevolucionaria. Para que esta situación madure, hace falta una movilización inmediata, fuerte e incansable de las masas en nombre del socialismo. Esta es la única condición para que la situación prerrevolucionaria se vuelva revolucionaria. En caso contrario, si se continua marcando el paso en el mismo lugar, la situación prerrevolucionaria se volverá contrarrevolucionaria y llevará a la victoria del fascismo…………………………El revolucionario proletario debe comprender, ante todo, que el marxismo, única teoría científica de la revolución proletaria, nada tiene en común con la espera fatalista de la “Ultima” crisis. El marxismo es, por su propia esencia, una guía para La acción revolucionaria. El marxismo no ignora la voluntad y el coraje, sino que los ayuda a encontrar el camino justo.

No hay ninguna crisis que pueda ser, por sí’ misma, “mortal” para el capitalismo. Las oscilaciones de la coyuntura crean solamente una situación en la cual será más fácil o más difícil al proletariado derrocar al capitalismo. El paso de la sociedad burgue­sa a la sociedad socialista presupone la actividad de personas vivas, que hacen su propia historia. No la hacen por azar ni según su gusto, sino bajo la influencia de causas objetivas determinadas. Entretanto, sus propias acciones —su iniciativa, su audacia, su devoción o, por el contrario, su estupidez y su cobardía— entran como eslabones necesarios en la cadena del desarrollo histórico. (León Trotsky  Una Vez Mas, ¿ADONDE VA FRANCIA?(fines de marzo de 1935)

El proceso político abierto desde el 10 de diciembre de 1983  hasta la fecha, no es ruptura con las lógicas impuestas por la dictadura sino su continuidad extendida por vía de otras formas que no implican sin embargo el agotamiento de las prácticas genocidas, a partir de la formación ideológico de un enemigo a vencer o imponerle situaciones de servilismo que les arrastra ha escenarios de barbarie y extinción .

 En ese sentido, el esmero vital de las clases dominantes y sus representaciones políticas se asienta en la sacralización del modelo de democracia por consenso pasivo por ser éste el que resulta funcional a la instalación de la república como forma del poder burgués estatal.

El objetivo estratégico para la reproducción de la burguesía como clase dominante y culturalmente hegemónica centra en la construcción de una institucionalidad al servicio de obstaculizar la posibilidad real de un nuevo poder asentado en el protagonismo histórico de la clase trabajadora acaudillando al resto de los sectores oprimidos.

Esa institucionalidad supone “Democracias” del orden, materializadas en relaciones sociales de vigilancia y el control disciplinador de las agencias represivas del Estado , la implantación del espionaje y contrainsurgencia, la criminalización contra los que resisten y la penalización generalizada basada en selectividad ideológica previa.

Es esta la vía y no otra, para  la consolidación de la servidumbre de los trabajadores por vía de la violencia o el empleo de la fuerza fundamentado por la ley que impone un nuevo proceso de acumulación primitiva para la reproducción del capitalismo atrasado y dependiente con el que se estructura nuestra sociedad.

Esta plataforma político-electoral hoy luce colmada de derechas arrogantes que expresan una nueva radicalidad de neto corte xenofóbico, misógino, “anticomunista”, manodurista.

La institucionalidad burguesa ha fraguado un “oponente” funcional y orgánico configurado en  los denominados gobiernos o coaliciones progresistas, que sin escrúpulos trafican los miedos y los chantajes extorsivos del mal menor al que la propia burguesía de conjunto le autoriza.

En Argentina la gobernabilidad capitalista se ha asentado en una lógica pendular entre conservadurismos y tibios reformismos que ha bloqueado la emergencia y proyección de la construcción política por el poder obrero y socialista, pero es precisamente esa falsa dialéctica la que toca a su fin o al menos da signos de agonía.

Esta alternancia donde el esquema de avance sobre las condiciones materiales de existencia de los trabajadores es opuesto a un régimen de asignación declaratoria de ciertos derechos subjetivos en plano de simple negación de lo anterior es presentada como la única disputa posible en la medida en que no pone en cuestión el orden capitalista en sí y solo aspira a dotar al poder burgués estatal de la facultad de intervención  mediadora en las relaciones sociales capitalista de modo tal que morigere sus efectos de miseria y barbarie.

Hay un deliberado programa burgués que busca la  invisibilidad/descalificación de los proyectos de radicalidad política revolucionaria. Están en esa ruta las más diversas variantes ideológicas que han sido incluidas en el régimen democrático y la república de la burguesía.

Una vital exigencia  se presenta para la clase trabajadora y es. la de ejercer una crítica implacable alrededor del modelo de “democracia” vigente, que es lo que incipientemente ha quedado planteado el 24 de enero de 2024, por vía de la impugnación total a las herramientas políticas gestadas por la administración Milei.

 Esto implica descartar hacia el futuro al territorio electoral como eje primordial y excluyente de una identidad revolucionaria en construcción, priorizando la militancia activa dentro de las organizaciones de masas que se han dado históricamente los trabajadores, sea por las labores que realizan en el caso de los sindicatos o en las organizaciones territoriales donde habitan.

El abandono de la centralidad y el apoyo a complementariedad de la labor de los diputados obreros en el poder legislativo de la república burguesa es relevante dentro de la táctica- estrategia de construcción de los organismos específicos del poder obrero y socialista.

En ese contexto el rol de la  participación popular en la lucha de clases y las instituciones debe partir de  señalar los límites del parlamentarismo y el abandono de toda práctica que implique  la apología de las reglas de juego democráticas estatuidas por la república burguesa instituída constitucionalmente por el entramado de normas jurídicas impuestas a la población en beneficio exclusivo del interés burgues.

No es aceptable ninguna labor táctica frentista con  organizaciones en las  que se trate de  dar cabida a  la propiedad privada sobre los medios de producción y la democracia parlamentaria como componentes inmodificables, sacralizando al derecho a la propiedad como el cimiento de toda relación social existente.

Hay por razones objetivas derivadas de la crisis de reproducción del capital un imperativo de presentar ante todos las personas componentes de la clase trabajadora en sí otro modelo de poder y representación que centra en la conducción de la clase trabajadora y las pautas del programa socialista.

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Es a partir de la resistencia a los actos de gobierno burgués que se orientan en el único sentido final de naturalizar la expansión del

modelo de República burguesa reproducido de manera constante por la democracia de los explotadores que se construye la superación de este orden de sociedad de vigilancia y castigo que prorroga con escenario de barbarie la reproducción capitalista.

Es la clase trabajadora en sí , buscando su pasaje en acto a clase trabajadora para sí por vía de la construcción de su propio poder y la abolición del orden estatal de la burguesía , la real alternativa anticapitalista y socialista .

Por eso,  no solo es factible otra concepción de  agrupamiento de la izquierda anticapitalista sino que es esa la tarea de agitación y propaganda que  impone el ingreso a una instancia prerevolucionaria la lucha de clases en nuestra sociedad.

 Estamos en un contexto de lucha por lo inmediato y concreto del existir , a la vez,  discutiendo, y oponiéndonos al programa político burgués de la crisis capitalista que solo alcanzamos a negar por sus efectos inmediatos . La superación de esa negación impone la organización partidaria y revolucionaria de la vanguardia obrera para que se constituya en dirigente real del cambio necesario.

 Es la exigencia más trascendente demostrar que existe  la posibilidad de otro orden social y por ende de otras relaciones sociales  productiva, que excluyan la apropiación privada de los medios de producción y la división antagónica de clases .

La clase trabajadora no puede limitarse la a vegetar dentro de la institucionalidad burguesa . En sentido inverso debe recrear una militancia  nueva  nacida desde su seno, que conquiste adhesión por su capacidad de fundar hábitos e instituciones antagónicos y superadoras  de las propias y funcionales al capitalismo

 Se impone reconstruir un enfoque de resistencia, descartando criterios lineales e inmediatistas y fomentando iniciativas de combate crítico-cultural, de densa sustancia pedagógica, que postule en medio de las luchas y esperanzas de nuestro clase  trabajadora, la perspectiva de que el postcapitalismo es socialista.

“Es imposible imaginarse que los señores· vayan a servirnos el socialismo en bandeja de plata, ya preparadito. Eso no ocurrirá. Ni un solo problema de la lucha de clases se ha resuelto aún en la historia de otro modo que no sea por la · violencia. iCuando la violencia procede de los trabajadores, de las masas explotadas contra los explotadores, entonces sí, entonces somos partidarios de esa violencia! Y .no nos turban lo más mínimo los chillidos de quienes, consciente o inconscientemente, están al lado de la burguesía · o se encuentran tan atemorizados por ella, tan oprimidos por su dominación, que al ver ahora esta lucha «de clases, , se ·desconciertan, lloran, olvidan todas sus premisas y exigen de nosotros lo imposible: exigen que nosotros, los socialistas, alcancemos la victoria completa sin luchar contra los explotadores, sin sofocar su resistencia.

Los señores explotadores comprendieron ya en el verano de 1917 que se trataba de «las batallas finales y decisivas», que el último baluarte de la burguesía, esta fuente principal y fundamental de opresión de las masas trabajadoras, les sería arrancado de las manos si los Soviets tomaban el poder.

De ahí que la Revolución de Octubre haya iniciado esta lucha sistemática y firme,  para que los explotadores cesen su resistencia y para que, por difícil que les resulte a los mejores de ellos, se avengan a la idea de que se ha terminado la dominación de las clases explotadoras ( Lenin. Tercer Congreso Panruso de los Soviets de Diputados Obreros, Soldados y Campesinos Celebrado del 10 al 18 de enero de 1918)