Nuevo Curso

La Lucha es de clase contra clase y  necesariamente socialista. El imperativo es  la construcción del partido revolucionario de la clase obrera.

Muchas veces desde las páginas diarias de Nuevo Curso, o los programas radiales que oportunamente desarrollamos, hemos dejado sentada una premisa esencial para que se comprenda la labor de un grupo mínimo de personas como los que conformamos este sitio, que incluso explica la cuestión que nos ha sido tantas veces cuestionada de que los textos publicados no llevan otra firma que la de nuestro pequeño núcleo.

Esa premisa es la que se inscribe en la ausencia de todo propósito proselitista de nuestra parte y el solo objetivo de difusión de ideas que estimamos abandonadas de manera intencional por los que se autoreferencia como grupo político que busca un acercamiento a los trabajadores, desde los trabajadores mismos.

Este trabajo de difusión de ideas, por el tiempo prolongado que llevamos haciéndolo, requiere en estos tiempos de agudización de la lucha de clases, que puntualicemos, cual es el propósito estratégico que impone la estructura productiva de nuestra sociedad y da contenido específico a la militancia.

Un análisis de las fuerzas productivas, las relaciones de producción, las clases sociales que se han estructurado sobre esa base y la superestructura política , fundamentalmente la caracterización de clase del Estado” determina estratégicamente el imperativo de la construcción del poder obrero y un orden social superador en base a relaciones humanas sostenidas por el paradigma del principio de contribución como contenido concreto del valor justicia, todo lo que se coloque por fuera por mecanismos ideológicos que desconocen estos objetivos, nos lleva como trabajadores a una nueva frustración histórica y da vía a la sobrevivencia de un orden capitalista caduco que no puede realizarse sino en escenarios de barbarie.

El grado de las fuerzas productivas en territorio nacional hace que estas en sí mismas hayan “roto hace ya tiempo el esquema de país agro-exportador. La economía nacional es decidida por la gran gravitación del capital financiero   y tiene en la faz industrial una alta concentración con gran desarrollo de empresas monopolistas”. Del predominio de las relaciones asalariadas, se desprende que proletariado y burguesía son las dos clases sociales fundamentales.

Además, la estructura del campo argentino es predominantemente capitalista, lo que hace impertinente hablar de reforma agraria “medidas de ese alcance, no pueden si no llevar al desarrollo de toda una capa de pequeños burgueses campesinos, que se aferrarán a su mezquina parcela de tierra, significando un obstáculo para las tareas de socialización del campo.

Por otra parte, en el plano de la superestructura política, toda acción militante consciente exige rechazar la existencia de cualquier opresión política realizada por otro Estado sobre nuestra sociedad que exija concentra las tareas en el objetivo de liberarnos de ese yugo. Dicho, en otros términos, en ningún caso Argentina es una semicolonial, es decir una sociedad en la que su estructura expresa una dependencia comercial de una metrópoli cualquiera fuese esta.

La dependencia económica de Argentina tiene su origen en un desarrollo capitalista tardío, que ningún proyecto podría resolver dentro de los propios marcos del sistema.

El imperialismo en tanto fase o último estadio del capitalismo globalizado se manifiesta en nuestro país, imponiendo una dependencia de tipo financiera, que toma cuerpo en el alto endeudamiento externo de Argentina, pero a pesar de todo no se traduce ni derivaba en una sujeción política.

La producción industrial es la base fundamental de la economía argentina. El trabajador rural es una de las clases instaladas y relevantes en el campo. El mercado interno está altamente integrado y hay libre circulación en todo el territorio de la fuerza de trabajo y demás mercancías

Los trabajadores no sobrevivimos en una semicolonia, sino que padecemos la acción del imperialismo desde el punto de vista financiero (entendiendo por esto todas las formas de dominación económica del capital financiero internacional), fenómeno que es distinto al de una dominación establecida por otro Estado.

La Argentina es un Estado surgido desde la burguesía que efectivizó el derecho de autodeterminación nacional, lo cual significa fundamentalmente que hay un estado nacional, burgués, constituido, esto más aún cuando esa situación ha tomado forma jurídica estable desde la reforma emergente tras el llamado pacto de Olivos.

Esto es muy importante, porque la constitución de una nación independiente, la constitución de un estado burgués, es la principal tarea revolucionaria de la burguesía, y en nuestro país, ya está cumplida factor que trae como consecuencia indubitable que no existe en nuestro país ninguna clase o sector de clase que no haya sido producto del sistema capitalista. No existe ninguna revolución nacional que realizar La única revolución necesaria y posible es la revolución socialista, sin que los trabajadores en ejercicio del poder deban asumir tareas previas

Hay sectores de la burguesía que ven limitadas sus posibilidades de expansión económica por la competencia ruinosa de los grandes capitalistas nacionales y extranjeros, y tienen iniciativas políticas tendientes a romper este cerco. El   objetivo de facilitar la capitalización interna, o sea, de desarrollar el capitalismo nacional, que subyace en muchas de las demandas políticas de los partidos de la izquierda del régimen constituyen no otra cosa que el ensayo de medidas reformistas, dentro del sistema burgués ya implantado, y expresan a los sectores medianos y menores de la burguesía argentina, que tratan de instaurar un gobierno que, los proteja y favorezca frente a los sectores más poderosos de su misma clase.

Planteamos directamente el socialismo porque consideramos que en nuestro país ya están cumplidas todas las tareas revolucionarias de la burguesía, y, por lo tanto, que la única revolución posible (y necesaria) es el paso del capitalismo al socialismo.

En suma, a partir del análisis de los ejes planteados, la bandera de Liberación Nacional, es una bandera falsa para los trabajadores, esto es relevante porque las alianzas políticas de la clase obrera en cualquier despliegue de tácticas de frente único, no implican un objetivo estratégico fijado en una revolución democrático-burguesa, sino en la tarea de acaudillar al   conjunto de los oprimidos en el combate contra el capital. La centralidad atribuida a la necesidad de resolver la contradicción fundamental entre los intereses sociales de la burguesía y del proletariado es y debe ser el sentido de cualquier actividad militante que se ordene estratégicamente por el camino revolucionario.

El proceso político en el que se concreta el actual estadio de la lucha de clases, pone cada vez más a la orden del día la necesidad de construir una organización política de clase, que unifique a los trabajadores revolucionarios socialistas, para actuar con fuerza y coherencia en un proceso que exige cada vez más que nunca una línea política de clase para enfrentar la política burguesa. La revolución en nuestro país no deja márgenes para “alianzas estratégicas” con sectores burgueses. No hay posibilidad de acuerdos programáticos de fondo, a menos que los revolucionarios imaginemos una revolución socialista con colaboración de los burgueses.

La revolución necesaria que impone la crisis de reproducción del capitalismo y su intento de gestar una nueva acumulación originaria, debe ser encarada por la clase obrera mediante la toma del poder político y la instauración de un Gobierno Revolucionario Obrero y Popular que, de curso desde la propia militancia cotidiana, a la construcción de una nueva sociedad, socialista.

La venta ideológica de ilusiones fundadas en las eventuales potencialidades vitales de la democracia burguesa es incapaz de servir de vehículo para las transformaciones sociales necesarias y urgentes para los trabajadores. Esto significa que el orden burgués republicano que se expresa en su forma gobierno de democracia representativa a través de instancias parlamentarias, es cada vez más incompatible con la revolución y los intereses objetivos de la clase trabajadora en la medida en que la revolución es, cada vez más, necesariamente socialista.

                                                                         NUEVO CURSO

                                                                               6 de abril de 2024