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Nuevo Curso

ESPONTANEIDAD Y ORGANIZACION.

El parloteo de todo tipo de que las condiciones históricas aún no están

“maduras” para el socialismo es sólo producto de la ignorancia o el engaño consciente.

Las condiciones objetivas de la revolución proletaria no sólo están maduras, sino que

incluso han comenzado a pudrirse. Sin la revolución socialista, y esto en el próximo

período histórico, toda la civilización humana está amenazada de ser arrastrada por una

catástrofe. Todo depende del proletariado, es decir, ante todo de su vanguardia

revolucionaria.

La crisis histórica de la humanidad se reduce a la crisis de la dirección

revolucionaria.

(Programa de Transición. La agonía del capitalismo y las tareas de la IV Internacional)

Las circunstancias que pone de manifiesto la lucha de clases en nuestro país , marcan una aguda presencia de un dato material dado por la crisis de dirección revolucionaria respecto de la clase trabajadora , que no alcanza a dar significación adecuada a ese elemento necesario y fundante de toda política autónoma de clases basada en sus intereses objetivos que colisionan objetivamente con el orden social capitalista y la burguesía que concentra en sus manos el poder de violencia física y simbólica legitimado por la institucionalidad y legalidad que le otorga el Estado constitucionalmente formalizado.

    La experiencia histórica del trabajador y su educación política en Argentina , visto como tal, es decir, en tanto integrante de una clase social por su posicionamiento objetivo en las relaciones sociales de producción capitalistas dominantes, lo coloca hoy ante la encrucijada que le marca su voluntad de resistir con lucha, a la ofensiva  que desata y descarga sobre sus espaldas la burguesía de conjunto con orientación estratégica dirigida a imponerle un nuevo ciclo de servilismo que luego adquiera consenso generalizado, tras una previa derrota fundacional y por otro lado la ausencia de una dirección política que organice ese esfuerzo de determinación consciente  mínima hacia el objetivo estratégico inverso que es la emancipación obrera y la construcción transicional del poder obrero , con sus específicos organismos y su programa de dictadura de clase.

El aceleramiento de los ritmos del enfrentamiento clase contra clase que abrió el triunfo electoral del sector burgués más ligado al capital financiero no es otra cosa que la versión local subjetiva de un fenómeno que opera bajo las condiciones de la crisis social de todo el sistema capitalista, con sus particulares manifestaciones locales que no divergen de las generales, sino que se añaden y perfeccionan a ellas.

Esto significa que en un mundo capitalista globalizado donde las acciones imperiales conducen a los Estados al enfrentamiento bélico superador de las ya instaladas guerras comerciales, el fenómeno en Argentina se presenta en términos reales con manifestaciones y operaciones de economía política que abruman a las masas con cada vez mayores privaciones y sufrimientos. El aumento estancamiento productivo y los síntomas significativos de una depresión llevan tendencialmente a la posibilidad de una profundización de la crisis financiera del estado y socava su ya inestable sistema monetario.

En paralelo, todos los partidos tradicionales del capital se encuentran en una situación de desorden que bordea, a veces, la parálisis de la voluntad de quienes se exhiben como sus operadores más notorios y llevan confusión a sus filas a pesar de exhibir un formato que más se compadece con la orquesta y el baile en la cubierta del Titanic, que con la concreta materialización de un régimen político estable. Basta para ello observar los constantes pases de factura que se realizan entre sí, más signados por el carrerismo y la necesidad de visibilización que por confrontaciones esenciales, en la advertencia por todos que no hay espacio para choques de ese tipo si se quiere mantener el formato de democracia representativa en la república Argentina.

La derrota militar que sufrió la única expresión histórica del comienzo de una organización política de trabajadores ajena al condicionamiento  y la presión que le impuso el policlasismo peronista con dirección burguesa que impuso el Peronismo en sus más variadas versiones , dejó huérfano de conducción y expresión militante a la vanguardia obrera que sometida a esas circunstancias y concentrada en la batalla contra el poder burgués genocida se instaló en la falsa dialéctica que a ese régimen le imponía la democracia representativa y el retorno a un orden constitucional republicano. En ese operativo se alistaron reformistas de toda laya que corrieron presurosos a “legalizar” partidocraticamente sus aparatos políticos preservados de la barbarie dictatorial y se avanzó en la construcción de un discurso ideologizado de consenso social con sustento en las ilusiones democráticas y más tarde en la táctica discursiva de la declaración de derechos subjetivos a los individuos en cuanto tales y de manera abstracta.

Ese complemento de la derrota militar sufrida por la clase obrera impuso una cultura de dominación cotidiana centrada en la naturalización del capitalismo como única forma de organización política y social dentro de la cual debe conseguirse reformas para mejorar la existencia de modo progresivo y siempre ascendente.

Cuando hoy vivimos y producimos dos paros generales en el término de cinco meses de gestión política, lo cierto es que la maniobra electoral desenvuelta el año pasado, ha tocado a su fin, no sin antes materializarse en la ofensiva de clase a la que aludimos y concretarse en términos formales en DNU, que por lo vivido , ha dejado al descubierto  la esterilidad de toda la significación posible que se quiera extraer del fetiche democratizante.

La secuencia combativa en clave de enfrentamiento defensivo por permanecer en condiciones de existencia que se habían vendido como derechos que se exhibían como “conquistas”, muestra su trocha angosta y su propia inviabilidad en tanto la burguesía ya no puede con lo dado a riesgo de su propia liquidación como clase política dominante de conjunto y de ser devorada con la lógica de una pecera dentro de la cual el pez grande se come al más chico.

La clase trabajadora aparece en este fenómeno como el sujeto combatiente con potencialidades  que superan a los sectores medios y pequeño burguesía en tanto en términos reales no aparece otra opción superadora  que avanzar  con acciones y programa transicional sobre la propiedad privada en donde anida el orden opresor y explotador.

La dinámica de los acontecimientos que combinan cuestiones objetivas y subjetivas se sintetiza y expresa en la ausencia de una fuerza revolucionaria organizada en torno al programa socialista donde se concentre la vanguardia trabajadora, que resulte capaz de hacerse del  comando de las batallas a librar en forma inmediata y proyecte el contenido específico de la agitación y propaganda socialista .

Esto último significa no otra cosa, que activar significativamente, en torno a la diferenciación del trabajador con respecto a la categoría abstracta “pueblo” en la que pese a lo vivido se sigue intentando mantenerlo diluido bajo dirección burguesa, esto es, destacar como elemento necesario de la propaganda, al trabajador como actor diferenciado de la burguesía republicana y la pequeña burguesía democratizante.

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