- la mitad de la población sobrevive debajo de los niveles de pobreza
- el sistema paritario de convenios está en crisis
- crece la desconfianza de los sectores dominantes en la capacidad de la tanda Milei-Caputo para evitar un desplome financiero
- pagar la deuda externa con nuevos títulos de deuda, que en las condiciones presentes implicaría aceptar una tasa de interés abusiva
- canjear deuda vencida por deuda nueva sin la obligación de disminuir el costo de la nueva deuda respecto a la actual
- los dólares del blanqueo de capitales no alcanzan para pagar la deuda ni tampoco se obtienen o los préstamos que se buscan en el exterior por fuera de los organismos internacionales de crédito, con la garantía del oro
- Se utilizan los dólares del Banco Central lanzándolos al mercado para acercar la cotización de los dólares paralelos al dólar oficial
- un derrumbe de las principales acciones de empresas argentinas y una caída de los títulos públicos en dólares
- la alternativa de una devaluación, como lo reclama el FMI trae consigo una nueva ola de aumento de precios y además impide la política específica del gobierno que apuesta a tener el peso sobrevalorado con referencia al dólar, El gobierno necesita un dólar artificialmente devaluado para usar al máximo la caja en efectivo del Banco Central. Todo esto marca una incertidumbre creciente en el plano financiero, con reflejo en la disputas parlamentarias y judiciales, y en una fenomenal disgregación de los partidos políticos
- y el riesgo de una corrida cambiaria.
- El anuncio en foros internacionales de un ”fin de ciclo”, la necesidad de acabar con la existencia de organizaciones supranacionales, como la ONU misma, y propuso una cruzada internacional para imponer la agenda de ‘la libertad’ contra el socialismo y el colectivismo. La oportunidad política del planteo es cuando se desarrolla una guerra mundial en Europa y Medio Oriente, que demuestra, precisamente, que la función mediadora de las Naciones Unidos se encuentra completamente agotada.
Este escenario, no admite propuestas de reformas , ni salidas por sectores al estilo del sálvese quien pueda en el movimiento obrero de cuyos mejores cultores se cuentan en el moyanismo, y los propios aceiteros , que hicieron un puente ciego sobre toda esta realidad encubriendo sus perfiles de significativa crisis , que se lleva puesto al propio sector patronal en cuyos “negocios se amparan”
Lo constatable es que cualquiera que fuese lo que se dice que se consigue en paritarias nace muerto porque la realidad cotidiana de la reproducción de la estructura capitalista tardía y dependiente de Argentina se lo fagocita sin contemplaciones. Esto significa también que los popes radicales y transeros de la Universidad pueden hacer votar leyes desde sus operadores, pero al tiempo de la aplicación concreta si se diera lo pautado resulta insuficiente y los déficit se siguen descargando sobre los docentes y no docentes.
En ese contexto, resulta significativo poner ante los ojos de la vanguardia trabajadora milintante la crisis de la propia clase trabajadora “en sí” que la sume en el desconcierto , la búsqueda de la salida individual despojada de todo acercamiento al otro , resaltando la importancia de reconstruir la conciencia de clase y la voluntad de lucha inmediata contra esa fragmentación y atomización individualista utilitarista, la precariedad laboral y la desconfianza.
Todo esto tiene relevancia por la magnitud del esfuerzo que impone la crisis de reproducción del capital y porque esa desorientación de conjunto de las masas trabajadoras refleja y recepta en un factor esencial que es la carencia de una dirección para el caso.
Si se nos admite la metáfora futbolera, podría decirse que los trabajadores componen hoy un equipo dotado de jugadores técnicamente calificados pero desorientados por la ausencia de una dirección técnica que pueda advertir de los movimiento tácticos del equipo rival . Los jugadores miran a la línea y solo se encuentran con gente que les invita a ir para adelante sin decirle como están parados los enemigos por delante , al punto que en el partido ya ni siquiera se diferencian los arcos de los que confrontan. Esta situación no se puede prolongar en el tiempo a riesgo de recibir una goleada que nos deposite en el descenso de la esencia y la dignidad humana.
Sin embargo, la cuestión no termina allí , si es que junto con la idea de crisis de dirección no advertimos también la necesidad de concentrar los esfuerzos militantes de la vanguardia en su superación positiva. Pero para eso además, esa misma vanguardia necesita un nuevo curso de actividad , que se asocie con el programa socialista y la construcción del poder obrero que hoy luce por su ausencia.
Lejos de lo que se piensa y reproduce en el cotidiano, por la sola presencia en nuestra sociedad de todos los elementos y factores que enunciamos al inicio la posibilidad del socialismo esta en el horizonte político inmediato y no en su simple enunciación declarativo como un futuro que no tiene significantes en el presente concreto.
El control del aparato burocrático de las conducciones en organizaciones sindicales de masas, no es el simple reflejo de la capacidad de un grupo predispuesto en esa orientación , sino también el reflejo de la inercia del trabajador en sí respecto de la actividad de ese sector, con el que en definitiva se siente concurrente en la tarea de evitar el despido y el mantenimiento de los ingresos, en tanto no advierte la presencia política de una tendencia real, objetiva de organizaciones establecidas para la destrucción del poder burgués y del Estado, construyendo organismos de poder obrero. En definitiva, lo cierto es que de manera permanente y cotidiana, los trabajadores en sí, son objeto de maniobras internas en el propio seno de sus organizaciones primarias de lucha económica al que se suma la ofensiva ideológica-cultural de la burguesía y la simple violencia política descargada por las agencias estatales represivas sobre los que intentan manifestar la protesta más elemental, ocupando las calles de las grandes ciudades.
En este complejo escenario, la confusión es sacar como conclusión que el proletariado ya no sigue a una dirección revolucionaria, sino que lo hace recostado pasivamente sobre una dirección burocrática, conservadora, y no anima a sacar los pies de ese plato. Lo cierto es lo inverso. Es decir, que no hay dirección a quien seguir porque ella no pudo de terminar de construirse por la acción genocida de la dictadura civico-militar de la década del setenta y los sucesivos gobiernos democratizantes que le siguieron.
Cuando se señala el dato objetivo y recurrente en todo conflicto de la crisis de dirección del proletariado no solo se esta aludiendo a una contradicción entre la voluntad de las masas de luchar por la revolución y su dirección traidora, burocrática o reformista que se niega a llevar las luchas que dirige hasta las últimas consecuencias, sino que con mucha mayor relevancia se alude a la ausencia en sí, de una organización de la vanguardia proletaria que ocupe ese rol, a partir básicamente de la ausencia de todo embrión significativo de construcción del partido revolucionario de los trabajadores.
La crisis de dirección implica básicamente que existe una carencia programática en la praxis y el entendimiento de los trabajadores que no facilita el paso consciente de estos desde su realidad opresiva a la comprensión de su tarea emancipadora como sujeto concreto de uno de los extremos de la relación capital- fuerza de trabajo ,d esde donde se perfila esa opresión y básicamente las asimetrías sociales derivadas de la explotación que es el signo identificador de ese vínculo del que nace la apropiación del valor creado por el esfuerzo y la capacidad humana .
Dicho de otra forma. En todos los países, el proletariado es sacudido por profundas angustias que lo difuminan en una masa poblacional amorfa y a la deriva, con reacciones que incluso pueden significar que se adopten decisiones contrarias a sus propios intereses, como lo es p or ejemplo dar el voto o la aquiescencia a las medidas de gobierno que decide un aparato de operadores políticos funcionales a la burguesía.
Sacar de todo esto que los trabajadores no se orientan hacia el cambio social , es concluir que el capitalismo se naturaliza como lo posible y que a su izquierda solo existe la pared, tal como lo supo decir la referente mayor del discurso K. No es eso lo real existente. Los datos objetivos del fenómeno en sí, son marcados por la ausencia de agitación y propaganda del programa revolucionario en la propia masa trabajadora, distrayendo a la vanguardia con la apología del luchismo centrada en divergencias específicas y nunca totalizadas en la estrategia revolucionaria de la superación del orden social capitalista en crisis.
La clase obrera se fragmenta, individualiza y atomiza. El desempleo y el desánimo se convierten en parte del paisaje normal de la sociedad. Ese es el reflejo estático de lo real, que lo convierte en una parcialidad de lo real sin tener en consideración la prevalencia del movimiento y las tendencias contrarias que se debaten en su interior. Lo cierto es que a pesar de todo ese escenario, los trabajadores no pueden prevalecer como sujetos y se objetivan en la profundización de una alienación que les amenaza como seres humanos y les resta crecientemente en su entidad como tales. Ese dato les impone la acción defensiva, pero ella resulta insuficiente si no se monta en la generación de una política de clase ligada al programa socialista que les de las herramientas intelectuales para su ofensiva superadora de lo existente. Ese monumental esfuerzo pone en el centro, el problema de la dirección organizada de ese movimiento de clase .
NUEVO CURSO