Según lo que ha quedado escrito en diccionarios, si se recurre a la abstracción de calificar algo como “anodino” no se hace otra cosa que asignarle una descripción de sus alcances y sus esencias en lo real. Por eso cuando decimos de algo que es anodino, estamos queriendo indicar que es insignificante, insustancial, banal, insípido, trivial, fútil.
En este caso, repasando en un día domingo cuanto nos tocó transitar existencialmente en esta semana, puede decirse que en el plano de las relaciones intersubjetivas que constituyen en lo cotidiano la sociedad civil, todo resulta anodino, y lo es por el avance significativo de la naturalización de la gestión de gobierno y las consecuencias de su política de administración de los interese materiales de la burguesía en conjunto que se traduce lisa y llanamente en escenarios de barbarie.
Es que han quedado atrás los jubilados en lucha, puestos por delante para que fuesen apaleados por el colectivo de ases de cartón que la ministra de seguridad concentra bajo sus furias represivas, demandando la vigencia de un ajuste legal que no implicaba la modificación sustantiva de su realidad, ni mejora alguna, máxime cuando esa norma deificada por la ideología exitista seguía conteniendo en sí un sistema de reparto absolutamente injusto por sus alteraciones transformado cada día más en un subsidio miserable a la vejez, dando por aceptado que la pérdida de valor de la fuerza de trabajo por el paso del tiempo tiene necesariamente que sumergir a quien se sitúa en ese lugar social , en la catástrofe previa a perecer.
También quedaron atrás los famosos estudiantes, arbitrariamente convocados como si Bello, Cabral y otros tantos luchadores adheridos al ascenso obrero que se enrolaron en la lista aberrante de 30000 detenidos desaparecidos volvieran del pasado como espectros dispuestos a poner en sitio al orden capitalista.
A esos estudiantes del hoy, aquello no les involucra pero los hacedores del exitismo permanente y de la agitación por la agitación misma, lo central no viene dado por una sociedad nueva y generadora de libertad nacida de la ausencia de explotadores y explotados, que les afecta el presupuesto real de la universidad pública, en tanto pone en riesgo su emprendimiento individual y que encima hacen eje en que esta debe permanecer para garantizar el ascenso social, como si la cuestión fuera subir de manera que la ley del gallinero sea más leve, dentro de una sociedad de clases con burgueses y proletarios, en definitiva no fueron otra cosa que extras protagonistas de PUAN II EL REGRES0.
Lo cierto es que las famosas tormentas centroamericanas, terminaron en nuestras pampas como una suave briza y llovizna propiciatoria de una nueva cosecha rentable para los eternos propietarios. Es claro entonces que ingresemos bajo la suba de temperaturas, festejando el triunfo inflado de Racing puesto como mercancía productora de negocios incalificables detrás de la venta de un producto específico: “la pasión”. Viajes, camisetas, derechos de televisación, mayor cotización de la fuerza de trabajo que regentea una “sociedad civil sin fin de lucro” como Racing, trataron de emerger de lo anodino del propio hecho social contenido en el futbol.
De esta forma, como si fuera una mano que pretende tapar el sol, mientras Colapinto se la pone contra un muro y baja cotización, el futbol tal como en la dictadura fue lanzado a la cancha para hacer lo suyo, de paso se mixturo con el boxeo en Mendoza y en la cancha de Huracán, dando vistas de los rayos de la violencia social que subyace en todas las relaciones sociales.
Sin embargo, todo el personal político del orden social, se agrupen en libertarios, peronistas, radicales o “la izquierda”, ya sacaron cuentas y disimuladamente retroceden desde la frustración de globos desinflados, inoperantes frente a un cierre de año anodino, y limpiando las armas de una nueva contienda electoral, que mejor entretendrá a los sectores medios esperanzados en la desesperanza y una infinita salida de un túnel que no es tal , sino un gran caño cloacal que lleva en su interior lo que le corresponde.
Queda por fuera de todo esto, el genuino hincha de Racing, que realmente sufre, siente, se apasiona corriendo detrás de una ilusión que lo posicione en una identidad aun cuando ella se vea en una camiseta a rayas. Queda sin ser comprendido en lo anodino el trabajador que no se encuentra con un espacio anodino, sino que existe en lo insignificante-significante de tener que salir todos los días a garantizar la diaria, no superando cualitativamente en su existir al cazador que sale en busca de llevar comida a su tribu.
Finalmente, el sol capitalista ideológicamente presentado como fin de la historia de las luchas de clases, se apaga, pero se va con más de lo mismo, con más de lo que lo hizo ser, guerras, miseria, catástrofes y riqueza, mucha riqueza en manos de unos pocos, cada vez más pocos propietarios, que juegan al turismo espacial, mientras destrozan la tierra y nos cosifican más y más con estudiada profusión.
Nuevo Curso.