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Nuevo Curso

HAY OTRA HISTORIA. QUIEN QUIERA OIR QUE OIGA.

Cuando no recordamos lo que nos pasa,
nos puede suceder la misma cosa.

Son esas mismas cosas que nos marginan,
nos matan la memoria, nos queman las ideas,
nos quitan las palabras

Si la historia la escriben los que ganan,
eso quiere decir que hay otra historia:
la verdadera historia,
quien quiera oír que oiga.

Nos queman las palabras, nos silencian,
y la voz de la gente se oirá siempre.
Inútil es matar,
la muerte prueba
que la vida existe..

Sigmund Freud,  dejó entender a quienes le seguían en su trabajo, que todo lo que el tratamiento psicoanalítico puede lograr es transformar «la miseria histérica en infelicidad común». La implicación de esta admisión era que ningún ser humano podía escapar a una cierta base mínima de infelicidad.

Puede decirse entonces, intentando seguir esa brecha abierta en el pensamiento que lo que se advierte dentro de la existencia alienada que socialmente le impone el orden social capitalista, al trabajador y a quien carece de empleo  cierto grado de sufrimiento emocional acompaña invariablemente esa existencia. Sin embargo, lo que no puede aceptarse es  que se le otorgue a esa forma de estar en mundo la condición humana.

Sin avanzar en razones estructurales, que no estamos en condiciones de profundizar, lo cierto es que de manera mayoritaria e incluso por las formas jurídicas pertinentes , se acepta como naturalizado que un mínimo de descontento emocional es inevitable, ya que la sola experiencia contingente deja en claro que   no  estamos en condiciones materiales y espirituales de poder  evitar ser víctima de actos crueles de la naturaleza, la traición de amigos y parientes y el deterioro gradual del cuerpo.

Centrado en la certeza de la muerte, Onetti supo decir a sus allegados lo siguiente:

«En el fondo, creo que soy una de las pocas personas que cree en la mortalidad. Eso influye mucho. Sé que todo va a acabar en fracaso. Yo mismo. Vos también. De todos los escritores del boom se ha dicho que son pesimistas, que en ellos los personajes siempre se frustran. Quizá. Pero en García Márquez o en Vargas Llosa, yo noto una gran alegría de vivir. Sinceramente, no creo que vean la muerte como un problema. Y no se trata de que ahora yo tenga 64 años y que pueda morirme esta noche. No. Es algo que he sentido desde la adolescencia. Así como se descubre que yo soy yo, así se descubre la muerte, se marcan sus linderos. Uno de los descubrimientos más terribles, el más terrible, que tuve de muchacho, fue que todas las personas que yo quería se iban a morir algún día. Eso me pareció absurdo, y de esa impresión no me he repuesto todavía. No me repondré nunca».

Sin embargo, esas apreciaciones , como todas las que puedan emerger desde las personas , dentro de una sociedad de clases como la es la conformada por el orden social capitalista, gozan de una generalidad y abstracción que no las desmerece, pero puestas en acto, visibilizadas desde lo real existente lucen parciales a poco que se pose la observación en la existencia específica de pueblos sometidos a prácticas genocidas, otros de aparente pacificación donde los  trabajadores  pierden la posibilidad de vender su fuerza de trabajo que es su única fuente genuina de reproducción,  o bien reciben salarios que no cubren sus necesidades primarias de comida, techo, salud y educación, o finalmente la de los jóvenes que no avizoran futuro y lejos de afrontar ese fenómeno, se determinan de modo consciente en negarlo, exaltando el presente vació como lo genuinamente existente con negación de toda utopía .

La mayoría de nuestros medios formadores de opinión, sean estos convencionales o los que se siguen del control social impuesto por vía de los aparatos que se han agregado a nuestros cuerpos y resultan única fuente de consulta previa a toda decisión que se adopte, sea una compra en un supermercado o la decisión de donde vivir y como hacerlo, han dejado de modo masivo la posibilidad de acercarse a un discurso dado por el presidente de Argentina, dado en un foro internacional, en el que  mal que le pese al progresismo decadente y responsable en gran medida de que ese sujeto haya conseguido habilitarse para dar ese discurso siguiendo a su manera la defensa de los intereses de un sector de la burguesía en el uso del poder formal , y se legitime como titular del ejecutivo de un Estado, para trazar los lineamientos concretos de la forma democrática republicana a futuro, dejándolos por el contenido de esa forma , fuera de toda posibilidad de acuerdo o consenso. Es el “amo” que impone la servidumbre y dice cómo, advirtiendo que de lo contrario pesará el escarmiento.

Es decir, el presidente argentino, habla en un foro internacional pero les habla en particular a los argentinos, advirtiendo el no va más de la progresía y sus paradigmas que como preservativo, ya fue usado y debe ser arrojado como un residuo más de la sociedad, con el agravante de ser ahora el chivo expiatorio para la construcción de un nuevo mito fundacional , basado en la naturalización de la desigualdad social, la miseria y el sálvese quien pueda.

Pronto se reúnen en los parques quienes dicen ser las víctimas de este nuevo intento del poder burgués en su proceso ascendente hacia las formas más crueles de existencia , y desde el género y la diversidad de determinación sexual, salen a bailar en torno de la fogata , y a pintarse las caras, sin comprender que son la emergencia de un fenómeno político de las sociedad de clases, y no las víctimas de un ataque a su condición. La pregunta es , cómo si el propio orden jurídico institucional del capital, a través del propio Estado, les otorgó posibilidades subjetivas, luego pretende ahora arrebatárselas, sin comprender que es precisamente por eso, porque se admitió desde el inicio que era una dación en pago nacida de la mano intencionalmente generosa de una presidenta que hoy pugna por no ir presa y en aquel entonces, ejecutaba la música dispersiva que en partituras armadas desde la intelectualidad contratada por los factores económicos se servía en recitales en las plazas. De manera entonces que, eso sirvió funcionalmente para no poner en crisis la reproducción del capital, pues mientras eso sucedía la acción del elenco gubernamental en el tiempo derivó en un endeudamiento gigantesco y un sometimientola  al capital financiero sin precedentes, pero ahora que la temperatura corporal denuncia fiebre elevada, que la miseria no puede ocultarse, que no hay medicamentos, no hay trabajo, no hay vivienda y el “no hay” se conforma como paradigma, ya no tiene sentido sostener presuntas satisfacciones a demandas democráticas diversas y de sectores parcializados que redundan gastos de los que ha cesado toda voluntad de atención.

Puede o no concretarse esta tendencia, es solo un movimiento de piezas en el tablero o el amago de golpear con una mano para realmente impactar de lleno en el rostro con la otra. Sin embargo, queda claro que la burguesía muestra sus nuevas cartas, dice como se juega  y se guarda para si la posibilidad de decir el final de juego. Es decir, exhibe su programa para la primer mitad del siglo XXI. La clase trabajadora seguirá esperando que los dirigentes de las organizaciones sindicales de masa hagan algo al respecto cuando por su sola condición exhiben el límite de estar atados a la relación capital trabajo, que ya no admite una mejor conformación sino que en sentido inverso solo exhibe la crudeza de la carencia . La clase trabajadora seguirá esperando que la progresía le siga diciendo que las acciones políticas se corporizan en el parlamento porque no hay otra opción, y de inmediato presente un proyecto de repudio a las declaraciones del presidente, cuando más allá de lo inocuo el problema no es repudiar sino superarlas en las condiciones materiales mismas que le dan sustento y no en la forma jurídica.

Es este el desafío concreto dentro de la lucha de clases, para los trabajadores. Es un desafío porque le impone a la clase trabajadora su condición objetiva de sujeto social emancipador . La burguesía lanza una declaración de guerra, no hay lugar para brujería o soluciones homeopáticas planteada desde problemas específicos . Hay lugar para organizarse, para gestar una política autónoma de clase, para dar cuerpo a un programa socialista antagónico con conducción del proletariado, con sus métodos y herramientas propias.

Nuevo Curso.