Nuevo Curso

DIOS Y EL DIABLO EN EL PAIS

Se prohíbe hablar del mundo en esas salas
Dios y el Diablo van remendando madrugadas
Y no entienden nada
Aburridos jugadores con el naipe siempre marcado en el siete…
Son dos desocupados más
Lo justo se hizo moda
Y el verso casi un verso de verdad
Y el trabajo, una zona que no está
(Adrián Abonizio)

La omisión en todos los discursos obsesionados , sea con episodios de corrupción o con la relación de un candidato con una persona conocida por su actividad en el trafico de estupefacientes , o episodios cruentos verificados en la economía criminal , de cualquier consideración sustantiva relativa a los fenómenos de lucha de clases y a las clases en lucha en sí mismas pone la pauta distintiva de los días previos a la consumación organizada por la burguesía dominante de un nuevo episodio de farza electoral para renovar el plantel que juega en la condición de operadores funcionales desde el parlamento a sus intereses.
Sin embargo , a poco que nos detengamos en este dato de la realidad, puede verse que esa ausencia deliberada o accidental no hace otra cosa que expresar y dejar en claro ,el estado que adopta o atraviesa la propia la lucha de clases. Entendiendo la misma no de sujeto a sujeto, sino en tanto actividad social que pone en acto y de una manera específica , los antagonismos que se presentan entre diversos grupos sociales con modalidad de enfrentamiento .
El hecho de que no se advierta o no se tenga presente esa confrontación de intereses antagónicos que toma cuerpo en la actividad social, puede remitir que la asimilación del concepto analítico ha sido insuficiente y siempre por empleo ideológico ha quedado atrapada en la imangen de trabajadores en huelga que, sin bien expresa ese antagonismo , de ninguna manera agota las manifestaciones posibles del mismo ,que no se restringe de forma exclusiva al ámbito laboral. Probablemente, esa identificación tan fuerte con las luchas gremiales de cuño tradicional es lo que ayuda a una visión restringida y episódica que hoy se tiene de la lucha de clases.
Es en ese sentido, que con acierto Flabián Nievas, despeja la cuestión , afirmando que :”… En un mundo —y en un país— en el cual el trabajo formal crecientemente va tornándose una situación de relativo privilegio entre los productores de plusvalor, se comprende que la conexión entre la dinámica laboral, con sus tensiones, y la teoría de la lucha de clases, pierda nitidez. Pero esto no minimiza la potencia de dicha teoría, sino que invita, por el contrario, a explorarla en todo su potencial.”
Con esa perspectiva , lo que se sigue de ella, es que la lucha de clases es invariante en su dinámica, discriminada por estadios, y a la vez varía constantemente en su manifestaciones, luego si se la omite en la consideración de los fenómenos sociales, cuanto ocurre cuanto menos es el inicio de una deriva sin fin que oscurece el contenido específico y concreto de la lucha revolucionaria y ese ese oscurecimiento el que cultivan con fervor las expresiones políticas de nuestro tiempo, incluidos también quienes se auto perciben en la difusamente abarcativa “izquierda” del régimen.
Durante el tiempo transcurrido que puede situarse en los momentos mismos de la transición burguesa del dominio político del partido militar a la república burguesa con representación indirecta hasta nuestros días previos al acto eleccionario, el conflicto social se expresó dando confrontación a la tendencia político-ideológica impuesta por la burguesía que apoyándose en los cambios tecnológicos y los diversos modelos de puesta en acto en el proceso de producción de la fuerza de trabajo , se conformó en derredor de la atomización de esa fuerza a caballo del estímulo de diversidades entre grupos sociales que no la implicaban con centralidad , elemento que diluyó en el entendimiento generalizado la significación medular que tiene la confrontación de clases en el orden social capitalista, y su constitución en sí , como una sociedad de clases, en tanto “Toda la historia de la sociedad humana, hasta el día, es una historia de luchas de clases.”
Esa operación ideológica de diseño arquitectónico desde el poder burgués de hacer prevalecer las diversidades por sobre las clases sociales enfrentadas en el orden social capitalista , contó con la organización constitucional del poder formal y dotó al parlamento con su función primaria de dictar leyes , abstractas, generalizadas que se presumen aplicables por igual a todas las personas, de la condición de ser el escenario simbólico del andar aparentemente caótico de la sociedad.
Verificando ese extremo , los luchadores políticos se reconvirtieron en luchadores sociales, y la concentración en el programa mínimo de pretensiones económicas para un mejor posicionamiento dentro del capital y la defensa de libertades democráticas para poder ejercer derecho declarados pero no verificados marco su espacio de intervención sin que las definiciones inherentes a las relaciones de los trabajadores con el Estado de la burguesía pudieran tener cabida ni siquiera en el plano del discurso.
“Hoy no asistimos a luchas políticas revolucionarias. Tenemos luchas económicas permanentes, pero es, sobre todo, una lucha interburguesa por la distribución del plusvalor y la renta, y, en segundo plano, una lucha de un sector de los asalariados en defensa del precio de venta de su fuerza de trabajo. Esta ofensiva de las clases dominantes se da en el marco de un enorme despliegue de recursos para activar dispositivos ideológicos que tornen ineficaces o irrelevantes los embates que puedan realizar algunos sectores sociales. No es, por supuesto, nada nuevo en cuanto a modalidad, pero sí lo es por su magnitud y profundidad. Estos dispositivos hacen que muchas luchas que se libran en un sentido pretendidamente progresivo, resultan regresivas; que las pretendidas emancipaciones no sean más que mayores sojuzgamientos y que, en nombre de la igualdad, se agudicen las diferencias.” (Nievas Flabián. Actualidad de la lucha de clases)
Alguno podrá pensar que ese viraje en el proceso de dominación para sostener la prevalencia de la explotación de burgueses sobre proletarios, tomó por sorpresa a los luchadores que no pudieron advertir en fenómeno ideológico en sí. Sin embargo, habrá que decir que ya en el segundo congreso de la III internacional comunista, el documento confeccionado por aquel entonces , tuvo la posibilidad de advertir que:
“..La actitud de la III internacional con respecto al parlamentarismo no está determinada por una nueva doctrina sino por la modificación del papel del propio parlamentarismo. En la época precedente, el parlamento, instrumento del capitalismo en vías de desarrollo, trabajó en un cierto sentido, por el progreso histórico. Bajo las condiciones actuales, caracterizadas por el desencadenamiento del imperialismo, el parlamento se ha convertido en un instrumento de la mentira, del fraude, de la violencia, de la destrucción, de los actos de bandolerismo.”
Con estas premisas, la joven vanguardia, hoy huérfana de una expresión política que le contenga y referencie sus actos en el programa socialista revolucionario no puede caer en la trampa que el reformismo le tiende por embellecimiento del parlamentarismo, ni tampoco asumir una posición abstracta abstencionista frente a un hecho objetivo que es la realización de elecciones. Lo que queda planteado es precisamente lo inverso a todo cuanto surge de lo dado en la presunta campaña electoral y sus accidentes distorsivos, es decir, lo que queda como propuesta de realización es utilizar las elecciones con los fines propios y específicos de los trabajadores en tarea emancipatoria , es decir , revolucionaria, que toman contenido concreto en la propaganda del programa socialista y la penetración de ese programa en los espacios más amplios de las masas trabajadoras que superan los marcos exclusivamente sindicales, desenmascarando el contenido de clase del proceso electoral.
Espert, la hermana del presidente, las acciones del narcotráfico seguirán su rumbo con su impronta de sangre y violencia, pero fundamentalmente lo que no pasara, sea que los primeros desaparezcan o no del panorama político, es la explotación y la opresión capitalista que seguramente presentará nuevos y algunos viejos rostros para seguir en su único objetivo que no es otro que la reproducción del capital y la vigencia a como sea de la ley del valor. Todo esto no se supera de la mano de una papeleta colocada en favor de un parlamentario y abogando por ese espacio del poder burgués. La superación tiene rostro de revolución, y poder obrero, con programa socialista y organismos de masas sin representación, ni mediación de nadie.
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